ABRIL 2003

 

 

 

Discurso de Alberto Rodríguez Arufe, Excmo. Embajador de Cuba en Beijing

Un cesto de llamas

Actualidad del pensamiento de José Martí
José Martí y la tradición antiimperialista en América Latina

 

 

 

 

 


José Martí y la tradición antiimperialista en América Latina

Por LIU CHENGJUN

Estamos a finales del segundo año del siglo XXI, pero una frase escrita en los años 30 del siglo pasado por el pensador mexicano José Vasconcelos me viene obstinadamente a la mente:

En la época actual, la gente no se da cuenta de lo irónico del hecho de que se deje al imperialismo temporalmente aventajado arreglar el asunto relacionado con el destino de la humanidad. 

Especialistas chinos en temas hispanoamericanos durante el acto conmemorativo

Es en este momento histórico cuando nos llega el 150 aniversario del natalicio de José Martí, y debemos recordar especialmente su posición y pensamiento antiimperialistas. En la tradición anticolonialista y antiimperialista de América Latina, Martí ha sido un gran personaje de enlace.

El imperialismo, este cáncer incontrolable como el deseo de las ganancias, ha pasado por un largo proceso de evolución desde su primera manifestación del colonialismo. No obstante, siempre coexisten como su antítesis la conciencia y la lucha de los pueblos, que lejos de lograr el triunfo, pero aún más lejos de ser extinguidas, llevan en su seno gérmenes más vitales a la larga.

Tomemos el ejemplo de la historia de América Latina.

En el siglo XV, durante la colonización española, tuvo lugar en Valladolid (España) una gran discusión sobre si tenía razón la guerra colonialista. Era la primera confrontación formal en torno a la teoría imperialista. Por una parte estaba el dominico Bartolomé de Las Casas; por la otra, Juan Ginés de Sepúlveda, cronista de la corte española. Estaba de lado de Las Casas también la Escuela de Salamanca. Hoy día, nadie se atreve a defender abiertamente la teoría de la esclavitud, mientras que las ideas de Las Casas y de la Escuela de Salamanca despiertan cada día mayor interés.

Durante la independencia, el Libertador Simón Bolívar fue el previsor que vio en los Estados Unidos el nuevo colonialismo y advirtió lo siguiente: “Parece que Estados Unidos han de sembrar la desgracia en América en nombre de la libertad”. Releyendo Carta de Jamaica hoy día, comprendemos mejor el lejano origen de la diferenciación entre las “dos Américas”; la “otra América” ya empezó a dilatar su concepto de ser exclusivamente ella la elegida de Dios.

A mediados del siglo XIX, dicho concepto se expresó en el “Destino Manifiesto” y la “Teoría de la Frontera”, acompañados de la expansión territorial de gran envergadura.

Martí vivía en esta época, y proclamó decisivamente: “Ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”. Para alertar al pueblo, Martí escribió mucho. En sus escritos, mencionó no pocas veces la importancia de estudiar y pensar, y dijo: “Pensar es servir”.

Estudiar parar descubrir la verdad sobre Estados Unidos. Martí investigó el origen de su ambición imperialista estudiando la historia desde la fundación de este país, y señaló que su libertad era “una libertad que bambolea, egoísta e injusta, sobre los hombros de una raza esclava”, “no fue nunca la de Norteamérica, ni aun en los descuidos generosos de la juventud, aquella libertad humana y comunicativa”, y que éste era “un pueblo rapaz de raíz”.

Un país imperialista no puede tener de ninguna manera una sociedad justa y equitativa en su interior. En sus numerosos ensayos, Martí analizó las contradicciones internas de Estados Unidos, e indicó que en este país, “en vez de resolver los problemas de la humanidad, se reproducen”.

En cuanto al análisis de la propia política imperialista exterior, el poeta y el filósofo Martí se demostró como un calificado economista y especialista en relaciones internacionales desnudando al imperialismo en las batallas económicas en varios de sus ensayos, entre ellos  El Congreso Internacional de Washingto ,  La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América  y  El Tratado de Comercio entre Estados Unidos y México .

No sólo ayudó al pueblo a descubrir “la otra América”, sino también a “nuestra América”, enseñando al pueblo el arma ideológica para resistir al imperialismo.

Otro legado que nos dejó José Martí es su generoso corazón como de un humanismo de los oprimidos. El antiimperialismo, además de ser una posición política, representa el humanismo más profundo. Martí no tenía prejuicio hacia el pueblo norteamericano, afirmando objetivamente su laboriosidad y su abnegación. Mientras advertía al pueblo del atropello de los países ricos hacia los pobres, educaba al pueblo de los últimos a superar su propio prejuicio racial. Dijo al pueblo que no debe existir el odio racial, porque no existen razas, “dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos”. Gracias a este generoso humanismo, Martí iba mucho más allá de ser un patriota, un nacionalista. En su carta de 1895 a un amigo, escribió las siguientes palabras: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo”.

Una generación más tarde, lucharon en el mismo sentido dos intelectuales latinoamericanos: José Enrique Rodó, de Uruguay, y José Vasconcelos, de México, quienes dejaron respectivamente  Ariel  y  Raza Cósmica  como obras clásicas para generaciones venideras. Ya era una época en que Estados Unidos no sólo actuaban como un imperio económico y militar, sino que amenazaban a toda América Latina como imperialismo cultural. La generación de Rodó y Vasconcelos luchó en el campo de batalla cultural contra el pragmatismo con que apoyaban al imperialismo alegando su “éxito”.

Un importante aporte de Vasconcelos es su planto de una filosofía de los “temporalmente fracasados”. Dijo en la circunstancia del ascenso del imperialismo:

“Quien pueda resistir el temporal éxito, podrá conseguir el progreso humano más grandioso”.

En  Raza Cósmica  Vasconcelos criticó el racismo de los blancos como la base teórica del imperialismo, y formuló la raza cósmica como el propio hijo y la antítesis del colonialismo.

En la época actual, el filósofo mexicano Leopoldo Zea viene analizando de manera profunda la continuidad y la raíz cultural de la política expansionista del grupo dominante de Estados Unidos, señalando que la ideología exclusivista del “destino manifiesto” basada en la cultura protestante de los blancos es la base teórica del imperialismo que representan Estados Unidos. Después del 11 de septiembre, Zea expuso sus constantes ideas bajo un nuevo contexto, y expresó con términos explícitos el exclusivismo de la equivalente naturaleza como base del sionismo israelí.

Así pasó la historia. La nuestra es una época en que el imperialismo anda desnudo a su antojo, sin necesidad de pretextos, sin necesidad de aliados. No es que no haya voces en contra. Ellas vienen o de un pequeño país en bloqueo, o de un poeta en el caos de la guerra, o de los gritos de las calles, o de una página web en el mar de informaciones; pero no tienen el poder, no tienen aquellos medios masivos monopolizados.

En estas circunstancias, la gente recordará a los grandes hombres fallecidos de los grandes países, y también a los grandes hombres nacidos en los pequeños, como en nuestro ejemplo de América Latina, a Franz Fanon de Martinica, autor de  Los Condenados de la Tierra , a José Martí, a quien estamos conmemorando.

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