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Celebración del cincuentenario de la liberación pacífica
del Tíbet
Durante
los más de 700 años transcurridos desde la dinastía
Yuan (1271-1368), el Gobierno Central de China ha ejercido su soberanía
sobre el Tíbet. A lo largo del siglo XIX, las fuerzas imperialistas
invadieron China, irrumpiendo no sólo en las áreas
de su interior, sino también en el Tíbet, donde ¿?
y sembraron las semillas de la discordia entre esta región
y la madre patria. En vísperas del establecimiento de la
República Popular China, las actividades separatistas acicateadas
por las fuerzas imperialistas adquirieron un sesgo aun más
amenazador, razón por la cual, poco después de que se fundara
la Nueva China, el Comité Central del Partido Comunista de China
y el Presidente Mao Zedong ordenaron la liberación pacífica
del Tíbet.
La
liberación pacífica del Tíbet comenzó
en Qamdo. La transformación de este pequeño municipio
del este del Tíbet en lo que hoy es una bulliciosa ciudad
sintetiza a la perfección el progreso del todo el Tíbet.
Tomando como testimonio los recuerdos de Li Guozhu, una mujer soldado
que participó en la batalla de Qamdo, constatamos que el
proceso de llevar al Tíbet de la oscuridad a la luz exigió
el sacrificio supremo de incontables tibetanos y han.
En
la historia de la humanidad cincuenta años no son sino un
instante, circunstancia que hace tanto más gratificantes
los cambios registrados en el Tíbet durante este período.
Lo que a continuación nos explica Radi, presidente del Comité
Permanente de la Asamblea Popular de la región autónoma
del Tíbet, nos ayudará a comprender mejor el nuevo
Tíbet.
Nota
de la redacción
Tíbet:
cada vez más cerca
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Entrevista con Radi, presidente del Comité Permanente de la Asamblea
Popular de la región autónoma del Tíbet
"El
medio siglo transcurrido desde la liberación pacífica
del Tíbet ha abarcado un proceso glorioso por el que las
diversas etnias del Tíbet han avanzado de la oscuridad a
la luz, del atraso al progreso, de la ignorancia a la cultura, de
la pobreza a la prosperidad y del aislamiento a la apertura",
dice el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular
de la región autónoma del Tíbet.
Se suele comparar el antiguo Tíbet con
la edad media europea, puesto que en ambos casos existía
una monopolización del poder político y tanto los
medios de producción como los siervos eran propiedad del
gobierno y la aristocracia. En este tipo de sociedad los siervos
no tenían derecho alguno. Aunque trabajaban duramente todo
el año, vivían en un estado de pobreza perpetua, ya
que los frutos de sus afanes pertenecían a los señores
feudales. En 1951, la liberación pacífica del Tíbet
significó el primer paso de esta tierra aislada hacia la
civilización y el progreso. Las reformas democráticas
llevadas a cabo en 1959 y la abolición del antiguo sistema
de explotación inhumana crearon las condiciones favorables
para el progreso del pueblo tibetano.
Alrededor
del viejo Palacio de Potala ha ido extendiéndose una moderna ciudad;
anchas calles han sustituido a las callejuelas estrechas y enlodadas,
mientras que los camiones que circulan por las carreteras de alta
montaña han reemplazado a las caravanas de yaks. Hoy en día
el Tíbet cuenta con aeropuertos, escuelas, universidades,
emisoras de televisión e industrias modernas, todo lo cual,
del mismo modo que el antiguo palacio, forma parte de esta región.
Entre los tibetanos se han producido grandes cambios,
no en vano el "techo del mundo" ya no está aislado
del resto del planeta. En efecto, los tibetanos de hoy leen periódicos,
utilizan modernos sistemas de telecomunicaciones, reciben educación,
trabajan en fábricas y comercios, y acceden a la información
más novedosa por medio de la Internet.
Ahora
los tibetanos pueden pregonar con orgullo que en 50 años
han construido un nuevo Tíbet.
Radi muestra especial interés en hablar acerca
del desarrollo económico, la construcción de infraestructuras
y las mejoras educativas del Tíbet actual.
En primer lugar se refiere a la construcción
de la línea férrea Qinghai-Tíbet, proyecto aprobado
recientemente. Esta línea férrea será la primera del
mundo en su género. Dentro de seis años, una vía de
1.100 kilómetros comunicará Lhasa, capital de la región
autónoma del Tíbet, con Golmud, ciudad de la provincia
de Qinghai.
"La proeza que representa el tendido de estos
1.100 kilómetros de vía no debe minimizarse, puesto
que exigirá tender un tramo de 550 kilómetros sobre
permafrost y otro de la misma longitud por entre montañas
de gran altura. En muchos tramos su altitud rebasará los
5.000 metros. En su construcción se batirá el récord
de longitud de vía tendida en una altiplanicie y el de longitud
de vía tendida sobre permafrost", dijo con orgullo Radi.
En la construcción de esta larga línea de ferrocarril
los trabajadores estarán bajo la amenaza de los desprendimientos
de tierra y los aludes de barro y rocas, a los que en algunas áreas
probablemente se añadirán los terremotos. Esta línea
ferroviaria cruzará dos reservas naturales, por lo que deberá
procurarse tanto evitar el deterioro del hábitat de la fauna
y la flora, como proteger la vegetación de las zonas donde
nacen los ríos Yangtze y Amarillo. También habrá que
tomar en consideración los efectos de la altitud en la salud
de los trabajadores, circunstancia que exige la formulación
de una normativa sobre la duración de los turnos de trabajo
y la utilización de equipos de emergencia para el suministro
de oxígeno en los casos de mal de montaña. Esta serie
de dificultades ya han impedido dos veces la construcción
de una línea férrea que llegara al Tíbet: la primera
en los años 50; y la segunda en 1979, año en que la
construcción hubo de suspenderse "a las puertas"
del Tíbet.
"Pero, sin género de dudas, el Tíbet
necesita esta línea de ferrocarril", afirmó Radi.
Durante los últimos seis años el
PNB del Tíbet ha aumentado a un ritmo superior al 10 por
ciento anual, llegando el incremento medio al 12,9 por ciento, el
más alto del país. No obstante, el Tíbet es
la única región de China que carece de ferrocarril.
Su capacidad de transporte aéreo es limitada y el transporte por
carretera es vulnerable a los caprichos del clima.
El
Tíbet es rico en productos agropecuarios, pero actualmente
no es posible transportarlos a otras provincias y su distribución
dentro del Tíbet resulta también dificultosa. El desarrollo
de las nuevas industrias de esta región, entre ellas la turística,
la farmacéutica, la minera y la de elaboración de productos
alimenticios ecológicos, exige la abertura de una vía
que posibilite tanto la entrada de materias primas y de turistas,
como la expedición de los productos acabados. En todos los
aspectos, Tíbet necesita una vía de transporte estable
y se beneficiaría mucho de ella.
“El ferrocarril no perjudicará al medio
ambiente de Tíbet”, dijo Raidi, disipando así la mayor
preocupación relacionada con la línea férrea Qinghai-Tíbet.
A pesar de que la construcción de esta
línea hubo de suspenderse, las pruebas y los trabajos de
exploración siguieron adelante. Desde entonces, el personal
científico y técnico ha ido diseñando un plan para
la construcción del ferrocarril que también tiene en cuenta
la defensa del medio ambiente.
De acuerdo con dicho plan, el impacto de la línea
férrea sobre el medio ambiente será muy reducido. Cuando
la construcción del ferrocarril llegue a las zonas donde
nacen los ríos Huanghe, Yangzi y Lancang, el césped se trasplantará
a otras áreas antes de comenzar a sacar tierra, para devolverlo
a su lugar originario una vez finalizadas las obras. En otros casos,
se plantará nueva vegetación por medios artificiales.
En lugar de atravesarla, la línea bordeará
la Reserva Natural de Koh Hil, de modo que su impacto sobre la flora
y la fauna de esta área será mínimo. Con todo,
el Ministerio de Ferrocarriles está estudiando la posibilidad
de abrir corredores en los puentes a fin de que los animales no
vean restringida su libertad de movimientos.
En el tendido de esta línea se invertirá
un total de 13.000 millones de yuanes, cifra equivalente al actual
PNB del Tíbet. En opinión de Radi, “la influencia
del ferrocarril Qinghai-Tíbet marcará un hito en la
historia de esta región, puesto que su entrada en servicio
no sólo impulsará extraordinariamente su crecimiento
económico y su progreso social, sino que propiciará
el desarrollo de importantes sectores industriales, como el turismo,
el comercio y la prospección de recursos”.
El ferrocarril acercará el Tíbet
tanto a las demás partes de China como al resto del mundo.
Pero no solamente acortará la distancia
en términos geográficos: los tibetanos también están
trabajando duramente para reducir la brecha existente en otros ámbitos,
como el económico, el educativo y el cultural.
Según
Radi, en el Tíbet la tasa de escolarización alcanza
actualmente el 85,8 por ciento, mientras que la cobertura de la
radio y la televisiónaes, respectivamente, del 77,8 y el
76,2 por ciento.
Lhasa, capital del Tíbet, planea elevar
durante la próxima década la calidad de la enseñanza
impartida en las escuelas urbanas hasta equipararla a la de las
escuelas de las áreas medianamente desarrolladas del interior
del país; asimismo, confía en poder establecer un
sistema educativo moderno en un plazo de 15 años. Dentro
de cinco años concluirá la formación de una
red de educación a distancia, servicio muy necesario si se
tienen en cuenta las principales características del Tíbet,
a saber, la vastedad de su territoria y su escasa densidad demográfica.
Los niños de las zonas de pastoreo situadas en los alrededores
de Lhasa recibirán su educación por televisión,
mientras que los que viven en las zonas urbanas seguirán
sus lecciones por la Internet.
Los tibetanos no quieren quedar rezagados en el
campo de la informática moderna. En el Tíbet la Internet
está popularizándose con gran rapidez; en las calles
de Lhasa y Xigaze han aparecido algunos cafés Internet frecuentados
mayoritariamente por jóvenes. Tanto las empresas como las
instituciones tibetanas se sirven también de este medio para contratar
a personal y son muchos los empleadores dispuestos a pagar las tarifas
requeridas para navegar por la Internet. Por su parte, los departamentos
gubernamentales confían en poder dar a conocer el Tíbet
por este mismo canal. El sitio web Centro Chino de Información
sobre el Tíbet, con versiones en chino e inglés, es el que
ofrece mayor información acerca de esta región, siendo
visitado por usuarios de todo el mundo.
Los ordenadores son utilizados incluso por la
administración del antiguo Palacio de Potala para gestionar
su colección de aproximadamente 10.000 reliquias culturales.
Para no quedar a la zaga del rápido desarrollo
económico, al Tíbet le urge introducir personal capacitado
procedente del interior especializado en todo tipo de ámbitos,
incluidos la gestión empresarial, la explotación de
los recursos turísticos, la ingeniería, los sistemas
informáticos, la planificación urbanística,
la medicina, la salud y la educación. El Gobierno subvenciona
la investigación científica.
Radi
dijo: "Hemos de reconocer que las bases para el desarrollo
del Tíbet no son las idóneas y que nuestra necesidad
de personal competente es apremiante".
En el 2001 China ha iniciado su X Plan Quinquenal
y el Tíbet comienza una nueva etapa de desarrollo. Radi confía
plenamente en las perspectivas económicas del Tíbet:
"Estamos esforzándonos al máximo por mantener
el crecimiento económico en el 12 por ciento anual; en el
2005, el PNB per cápita del Tíbet será el más
elevado de las regiones orientales".
Con este objetivo en mente, Tíbet ha elaborado
un nuevo plan centrado en las cuatro industrias en las que dispone
de más recursos: el turismo, la agricultura ecológica
de altiplanicie, la medicina tibetana y la minería. Además,
estas cuatro industrias pilares están abiertas a los inversores
foráneos.
Hoy Lhasa es una ciudad próspera en la
que se mezclan personas de negocios procedentes de otras partes
de China y del mundo. Una mujer de las zonas del interior dijo:
"En un día he visto en Lhasa a más extranjeros
que los que he visto en otros lugares a lo largo de toda mi vida".
El paisaje urbano y los templos de más
de mil años de antigüedad dibujan un panorama que, sintetizando
los últimos 50 años de la historia del Tíbet,
combina los viejos y los nuevos tiempos. De no haber sido por la
oportunidad que se presentó hace 50 años, ¿cómo
serían hoy Lhasa y el resto del Tíbet? ¿Y cuál
sería el relato de la historia del "techo del mundo"?
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