El
ingreso en la OMC introducirá a China en una nueva etapa de desarrollo
¿QUÉ
repercusiones tendrá en China su entrada en la OMC (Organización Mundial
del Comercio)? Esta pregunta suscitó una animado debate entre los
empresarios foráneos de Shanghai y de Beijing. ¿Aumentará la venta
de automóviles de la General Motors. A la hora de contratar un seguro
de vida, ¿preferirán los chinos las compañías aseguradoras estadounidenses?
¿Obtendrá AT&T la mayor cuota en el mercado de las telecomunicaciones,
hasta hace poco monopolio del Estado chino? Los empresarios e inversores
de Nueva York, Londres, París y Frankfurt también se están apresurando
a encontrar respuestas para estos interrogantes.
Sin
embargo, el cambio sustancial va a tener lugar dentro de este país
milenario. China va a abrir por completo las puertas de su economía,
cuyo cierre la había mantenido aislada del resto del mundo. En este
país, tanto las metrópolis más desarrolladas de la costa este, como
las aldeas más cerradas y pobres de las provincias del oeste, situadas
a miles kilómetros de aquéllas, se formularán las siguientes preguntas:
¿Qué oportunidades de desarrollo tendrán las empresas de alta tecnología
de reciente creación que acaban de adoptar las normas internacionales?
¿Podrán los jóvenes emprendedores y cualificados conseguir un empleo
mejor? ¿Se logrará revitalizar las empresas estatales lastradas por
los equipos obsoletos y la acumulación de pérdidas? La cercana entrada
de China en la OMC ha vuelto a poner todas estas preguntas sobre
el tapete.
¿Qué significa la OMC?
En
China, para el común de las gentes la OMC no tiene nada que ver con
exactas demostraciones teóricas ni con negociaciones interminables
e incontables acuerdos, sino con los cambios que se producirán en
los sectores de la alimentación, el vestido, la vivienda y el transporte,
necesidades básicas de la vida diaria.
Para el señor Luo, de Shanghai, la OMC significa
unos zapatos. "Hace poco estuve en el extranjero y compré unas
zapatillas de deporte CLAKS que me costaron solamente 40 libras,
más o menos 500 yuanes. En la calle comercial Nanjinglu, esas mismas
zapatillas llegan a valer hasta 2.000 yuanes. Cuando al entrar en
la OMC se produzca una bajada de los aranceles, los productos de
las marcas extranjeras famosas no serán tan caros como ahora",
dijo el señor Luo suspirando de emoción tras regresar de su viaje
por el extranjero.
Al
oír hablar de la OMC, el señor Xu, de Beijing, piensa inmediatamente
en los automóviles: "Si la diferencia de precio no es muy grande,
escogeré un auto importado, puesto que su calidad está mejor garantizada.
Cuando los precios de los autos extranjeros bajen, me compraré un
BMW".
Ma Lin, que lleva un año cursando la maestría
de derecho en Estados Unidos, piensa más en la relación entre la
pertenencia a la OMC y las telecomunicaciones chinas: "Vivo
en el estado de Missouri. Sólo pago 27 dólares al mes de teléfono;
las llamadas dentro del estado son gratis, mientras que las internacionales
sólo cuestan 10 centavos de dólar por minuto. Ellos se debe a que
entre las empresas de telecomunicaciones la competencia es muy intensa.
Creo que en China sucederá lo mismo".
La
OMC animará al señor Zhou, que ejerce una profesión liberal, a suscribir
una póliza de seguros. "Todavía no he contratado ningún seguro
porque las compañías aseguradoras nacionales padecen problemas de
funcionamiento y de administración muy graves; a pesar de que exigen
mucho a sus clientes, no pueden garantizarles la prestación de los
servicios contratados". Pero tras el ingreso de China en la
OMC, el señor Zhou tendrá más opciones: "Las aseguradoras extranjeras
son más maduras y sus mecanismos funcionan mejor. Sea como fuere,
contar con un seguro es una buena cosa".
"Las tarifas de los teléfonos celulares y
de la conexión a la Internet bajarán."
"Podremos comprar productos de mejor calidad
y disfrutar de mejores servicios a un precio más ventajoso."
......
zOtras muchas opiniones reflejan un optimismo
similar. Parece, pues, que la mayoría de los chinos asocian la incorporación
a la OMC con la posibilidad de comprar "artículos de buena
calidad por un precio moderado". Sin embargo, es posible que
el significado del ingreso de China en la OMC se extienda más allá
hasta incluir no pocas consecuencias menos deseables.
"No cabe duda de que a largo plazo los efectos
serán beneficiosos; pero es muy probable que, al principio, la competencia
presentada por la economía exterior suma a algunas empresas nacionales
en un mar de problemas, pudiendo incluso llevarlas a declararse
en quiebra. Este inevitable efecto a corto plazo es el precio de
nuestra incorporación a la OMC", dijo la economista Zhang.
Durante este proceso, el pueblo no desempeñará
solamente el papel de consumidor. Al principio, los precios tanto
de los pequeños productos, entre ellos los artículos de uso diario,
como de los grandes, por ejemplo, automóviles y viviendas, tenderán
a bajar. Pero por otro lado, empujadas por la OMC, las empresas
estatales deberán seguir profundizando la reforma, lo que las obligará
a despedir a un número creciente de empleados superfluos que pasarán
a engrosar las filas de parados. Al mismo tiempo, la considerable
reducción de los aranceles aduaneros sobre los productos agrícolas
provocará un aumento del excedente de mano de obra en el agro chino.
Todo ello va a moderar la alegría de los ciudadanos ante la entrada
en la OMC.
No cabe duda de que el mayor reto es el planteado
por el desempleo. En estas circunstancias, quienes tengan un buen
expediente académico y sólidos conocimientos técnicos serán los
candidatos con más posibilidades de conseguir un empleo.
Muchos jóvenes empiezan a apresurarse a estudiar
inglés, pues están convencidos de que, debido a la mayor apertura
económica, una buena formación lingüística les proporcionará más
y mejores oportunidades. Los estudiantes chinos residentes en el
extranjero regresarán a su patria junto con las empresas extranjeras
para hacer realidad sus sueños en su propia tierra.
Ninguna de las iniciativas aperturistas emprendidas
a lo largo de la historia podrá compararse con los efectos que tendrá
el ingreso en la OMC, ya que en esta ocasión a las empresas foráneas
se les abrirán casi todos los ámbitos de la economía china. Pero
a fin de cuentas ¿qué repercusiones tendrá en China su ingreso
en la OMC? Esta pregunta no obtendrá respuesta hasta dentro de una
o incluso varias décadas.
Sin embargo, en algunos sectores económicos los
efectos se dejarán sentir de inmediato.
Las autopistas informáticas pasarán por delante
de nosotros
Un día después de que EE.UU. y China firmaran
su acuerdo histórico sobre la OMC, Chinatelecom anunció una reducción
del 50 % en las tarifas de conexión a la Internet, que de 0,18 yuanes
por minuto pasaron a 0,09. La trascendencia de tal reajuste radica
no sólo en su magnitud, sino en el hecho de que evidencia la importancia
concedida a los servicios que ofrece este avanzado medio de comunicación
y de que ha beneficiado a sus usuarios en gran medida. A pesar de
todo, las quejas del pueblo chino siguen siendo incontables. Si
se instala un teléfono, hay que seguir pagando por el uso del aparato;
las tarifas de los teléfonos móviles no dan muestras de que vayan
a bajar; los procedimientos de cobro no son razonables; y las reclamaciones
al respecto no reciben la atención que merecen.
La monopolización, problema fundamental de la
industria china de la informática y las telecomunicaciones, es la
culpable de las elevadas tarifas, el mayor obstáculo para la popularización
de la Internet en China. Esta monopolización afectará sin duda alguna
a la competitividad de nuestro país en el mercado mundial. La industria
de la informática y las telecomunicaciones fue uno de los puntos
sometidos a discusión en la mesa de negociaciones de la OMC. Conforme
al acuerdo base, tras su ingreso en la OMC China deberá abrir este
sector a los inversores foráneos y permitirles tener una cuota de
este colosal mercado; por otra parte, en los años subsiguientes
y de forma gradual, deberá concederles el derecho de controlar acciones.
Al entrar en la década de los 90, el valor de la producción de la
industria china de las telecomunicaciones empezó a aumentar a razón
de un 45% anual; en 1998 el número de nuevos usuarios de teléfonos
convencionales y de teléfonos celulares fue, respectivamente, de
1,8 millones y 1,1 millones. Ningún empresario experimentado está
dispuesto a pasar por alto este jugoso mercado.
China se comprometió asimismo a suprimir antes
del 2005 las restricciones arancelarias impuestas a la importación
de aparatos de radio, equipos informáticos y de telecomunicaciones,
y otros productos de alta tecnología.
Las condiciones de la economía mundial han obligado
a la industria china de las telecomunicaciones a iniciar su reconversión.
Bajo la guía del gobierno, las empresas CHINATELECOM, UNICOM y JITONG
se han repartido el mercado chino. La subsiguiente competencia traerá
consigo un ajuste paulatino de las tarifas chinas a los estándares
internacionales, ajuste que beneficiará a los usuarios.
Tener un automóvil: un sueño que está haciéndose
realidad
Cuando las negociaciones con la OMC llegaron a
su última etapa, la industria automovilística China se encontró
sin quererlo ante la encrucijada de decidir si bajaba los precios.
Un mismo modelo de la marca estadounidense Buick
cuesta en EE.UU. entre 20.800 y 22.800 dólares (de 170.000 a 180.000
yuanes), mientras que en Shanghai vale entre 319.000 y 369.000 yuanes,
es decir, el doble. No hay que olvidar que la media de los ingresos
del ciudadano chino equivale solamente a la décima parte de la media
de los ingresos del ciudadano estadounidense.
Ninguna de las miles de fábricas de automóviles
del país es competitiva en el mercado internacional, siendo su producción
conjunta inferior al pico de la producción de GM.
Dado que se trata de una industria en mantillas,
por medio de la negociación se logró que se le concediera un plazo
de protección de entre cinco y seis años. Según lo acordado, en
julio del 2005 China abolirá las medidas proteccionistas no arancelarias
y en el mismo mes del año siguiente reducirá los derechos arancelarios
al 25%. Por lo tanto, la industria automovilística china dispondrá
de una período de transición de cinco años y de una última oportunidad.
Dentro de cinco años, el poder adquisitivo de
muchos chinos les permitirá comprar automóviles importados a un
precio razonable. La competencia de los automóviles importados forzará
el abaratamiento de los nacionales, de modo que numerosas familias
modestas podrán hacer realidad su sueño de tener un automóvil.
El sector de los seguros ofrecerá mayores garantías
En China, el de los seguros es también un sector
incipiente, puesto que su desarrollo se inició hace tan solo veinte
años, razón por la cual se enfrenta con infinidad de problemas.
Sus principales clientes son entidades y colectivos, mientras que
los particulares constituyen un porcentaje muy bajo.
Muchos de sus clientes se quejan de un fenómeno
que se da en casi todas las compañías aseguradoras chinas. En sus
campañas de promoción, éstas ofrecen amablemente condiciones y servicios
excelentes, pero cuando el asegurado recurre a ellas muestran una
actitud muy distinta. Por lo tanto, si el problema no es muy grave,
más vale solucionarlo por cuenta propia. El pueblo se muestra remiso
a contratar seguros, no sólo porque se trata de una actividad comercial
con escasa tradición en China, sino también porque tiene poca confianza
en las aseguradoras. En efecto, los ciudadanos chinos albergan muchas
dudas acerca de los sistemas de operación y administración de estas
empresas.
Hasta finales del año pasado, se había autorizado
a nueve aseguradoras de capital foráneo a que establecieran en China
sucursales y compañías de capital mixto y, recientemente, el Comité
de Supervisión de la Administración de Seguros de China ha concedido
la misma autorización a otras cuatro. China planea abrir poco a
poco este mercado de modo que dentro de cinco años quede totalmente
abierto.
La apertura de este mercado constituye un gran
desafío para las aseguradoras chinas, cuyas modalidades de seguro,
condiciones de garantía y ofertas de servicios todavía distan mucho
de lo exigido por la normalización internacional. En cambio, en
el exterior este sector cuenta con una experiencia de varios siglos,
circunstancia que explica lo avanzado de sus técnicas de operación
y la madurez de sus mecanismos administrativos, cualidades con las
que a buen seguro conquistará el mercado chino y atraerá a personal
altamente cualificado.
Sin embargo, desde el principio la apertura se
ha revelado como una espada de doble filo: aunque la competencia
resultará inevitable, la llegada de las compañías extranjeras supondrá
la introducción simultánea de nuevas tecnologías y de mejores técnicas
administrativas, lo que favorecerá la ampliación del mercado, ampliación
que a su vez beneficiará a las compañías aseguradoras tanto chinas
como foráneas.
Los mercados de valores en camino hacia la
normalización
Las políticas del gobierno y los rumores que circulan
entre bastidores afectan en gran medida a los mercados bursátiles
chinos, donde las repercusiones del ingreso de nuestro país en la
OMC serán también obvias. El 15 de noviembre de 1999, día en el
que los representantes de EE.UU. y China llegaron finalmente a un
acuerdo, en las bolsas de Shanghai y de Shenzhen, las más importantes
de China, las acciones de las empresas textiles y de comercio marítimo
subieron en bloque, mientras que las de las empresas del sector
automovilístico y las de las empresas vinculadas a la ciencia y
la tecnología bajaron en picado.
Probablemente, quienes más se preocupan por las
consecuencias de la entrada de China en la OMC son los millones
de accionistas chinos: la esperanza o la aprensión con la que aguardan
este acontecimiento histórico dependen del sector al que pertenecen
las empresas de las que son accionistas, puesto que, en definitiva,
dicha entrada marcará de manera fundamental del mercado de valores.
Dado que el ingreso en la OMC no beneficiará a corto plazo ni a
las industrias automovilística, informática y electrónica, ni a
las industrias de maquinaria y de telecomunicaciones, entre las
más de mil empresas que actualmente cotizan en bolsa el número de
las perjudicadas con dicho ingreso superará al de las favorecidas.
No obstante, las consecuencias de mayor calado
se dejarán sentir en el funcionamiento mismo de los mercados bursátiles
chinos. Como casi todo el mundo sabe, todavía no se ha procedido
a la normalización de dichos mercados y en ellos se llevan a cabo
numerosas operaciones poco transparentes. De las más de 200 empresas
que actualmente no obtienen buenos resultados en la bolsa, 49 de
ellas no sólo son deficitarias sino que han sufrido pérdidas durante
varios años consecutivos. Sin embargo, siguen cotizando en los mercados
de valores con la esperanza de que algún día, gracias a la especulación,
el precio de sus acciones experimente una fuerte alza.
El ingreso en la OMC obligará a los mercados bursátiles
chinos a efectuar un reajuste para ceñirse a las estipulaciones
internacionales, así como a abandonar las operaciones irregulares
y dudosas que se están llevando a cabo bajo el pretexto de las "características
chinas".
Los estudios realizados revelan que la mayoría
del pueblo chino ve el ingreso de China en la OMC con optimismo
y espera anhelante que este se produzca cuanto antes. Pero detrás
de ese optimismo y de ese anhelo se vislumbran grandes desafíos
para todos los sectores económicos.
Todo cambio, por pequeño que al pueblo chino pueda
parecerle, entraña el establecimiento de un nuevo sistema. El milenario
"país del centro" se apresta a integrarse en el sistema
económico mundial. Las empresas chinas deben acostumbrarse a la
competencia. La entrada en la OMC supone para ellas un reto y, al
mismo tiempo, nuevas oportunidades.
Desde que empezó a ponerse en práctica la política
de reforma y apertura, China no ha cejado en su empeño de ingresar
en la OMC, persistencia que ha ido acompañada de una paulatina apertura
de su mentalidad y de la aceleración de su progreso.
Por YI REN escritor independiente
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