Una retrospectiva de la Expo
( 2010-12-13 )

 

El último día de octubre fue el último día de la Expo de Shanghai. Durante los 184 días que duró el evento, China Hoy presentó alrededor de 100 informes, enviando a sus reporteros y fotógrafos a la misma sede, a ciudades vecinas, y a los propios pabellones de la Expo. Algunos de ellos están mirando esta experiencia de manera retrospectiva y comparten con nosotros lo que más les ha llamado la atención.

 

Dong Ning (fotógrafo): Innovación, nuestro futuro

Aviones, teléfonos, palomitas de maíz... cada uno de estos nuevos conceptos fueron introducidos en una exposición mundial en el pasado y se alojó en la memoria de los visitantes. En Shanghai, el concepto de innovación era omnipresente: más de 200 pabellones adoptaron enfoques creativos para mostrar que las personas, las ciudades y la Tierra evolucionan en un proceso orgánico. El Parque de la Expo puso a la ciudad del futuro a la vista. Fue un diálogo ecológico entre la ciudad y la gente, un diálogo basado en la premisa de la igualdad y la armonía.

Cada pabellón nacional tuvo un carácter único. El revestimiento del pabellón de España estaba hecho de mimbre de rattán en formas diferentes. El pabellón del Reino Unido tomó la forma de una esfera formada por innumerables varillas de vidrio, la punta de cada cual encerraba una semilla de una planta en peligro de extinción. El pabellón de China era particularmente imponente debido a su arquitectura única y al audaz uso del tradicional color rojo de nuestro país.

La esfera metálica del Pabellón de Alemania fue una personificación de la innovación tecnológica. La esfera de metal giratoria de tres metros de diámetro y cubierta con LED, fue activada por el ruido y el movimiento de los espectadores y el cambio de colores dependía del nivel de decibelios.

Yu Xiangjun (fotógrafo):una vida con bajos niveles de emisión de carbono

Lo que más me llamó la atención de los 12 días que pasé en la Expo es el concepto sobre el bajo nivel de carbono que se ve reflejado en muchos detalles. Había construcciones ecológicas, las paredes de los baños estaban hechas de madera reciclada, una antigua fábrica de acero convertida en un centro de arte, bancos hechos de cartones de leche... La Expo de Shanghai ha sido una gran plataforma para el concepto de nulo o bajo nivel de emisiones de carbono, que jugó un papel decisivo en la gran reducción del consumo energético y de las emisiones de dióxido de carbono en el Parque de la Expo.

La primera comunidad del mundo sin emisiones de carbono fue Beddington, Londres, y fue exhibida en el Área de las Mejores Prácticas Urbanas (UBPA, siglas en inglés). Los paneles solares fotovoltaicos y de calefacción instalados en el techo proporcionaban la energía del pabellón. Sus paredes externas estaban hechas de un nuevo material de aislamiento térmico que hace que las habitaciones se mantengan cálidas durante el invierno y frescas durante el verano, reduciendo la pérdida de aire caliente y fresco y absorbiendo el calor excesivo del interior.

Estoy particularmente animado porque los materiales de construcción usados en Londres fueron producidos en China. ¿Qué significa esto? En primer lugar, que la construcción con bajos niveles de emisiones de carbono no es inalcanzable; en segundo lugar, que los materiales nacionales hacen posible la difusión de este tipo de construcción en nuestro propio país.

El UBPA también resaltó los antecedentes del caso chino. La Eco-casa de Shanghai estaba basada en el prototipo del primer edificio ecológico de China -un complejo de oficinas ubicado en el Distrito de Minhang, Shanghai. Se redujo la demanda de energía por medio de una gran instalación solar fotovoltaica en el techo. Por otro lado, el Parque de los Humedales en Chengdu purificó el agua contaminada filtrándola a través de diferentes tipos de plantas acuáticas naturales.

Li Wuzhou (reportero): China es un “estudiante listo”

Las largas filas de visitantes eran algo frecuente afuera de los pabellones populares. Muchos medios de comunicación se preguntaban por qué millones de chinos estaban dispuestos a llegar a tales extremos. La gente quería ser parte de un evento mundial organizado en su propio país, y también, creo, porque lo vieron como una oportunidad para aprender del mundo.

Ahora China es vista como la segunda mayor economía del mundo, pero en muchos aspectos todavía está en “la escuela primaria”. De hecho, China ha estado aprendiendo del extranjero desde el período de la diversificación cultural del siglo XIX, cuando muchos chinos fueron enviados al extranjero para estudiar. La Expo de Shanghai fue la oportunidad de ver en persona muchas joyas culturales: obras de Jean Millet, Miguel Ángel, Frida Kahlo y Rodin, así como también la estatua de La Sirenita de Dinamarca. Era un carnaval de culturas diversas.

Durante mis entrevistas, conocí a muchos visitantes comprometidos con la planificación urbana y el diseño de edificios. Muchos países mostraron sus experiencias en la urbanización, algo muy valioso para el proceso de modernización de China. Por ejemplo, el UBPA mostró muchas construcciones de uso mixto que combinaban oficinas, viviendas e infraestructura diseñada especialmente para pasar el tiempo libre, ahorrando así el tiempo de traslado y reduciendo la demanda de energía. Debe ser una inspiración para las ciudades que tienen demasiado tráfico, tales como Beijing y Shanghai.

Este era un diálogo que incluía a 70 millones de personas, un diálogo que seguramente va a enriquecer a la civilización china, hará que el país se abra más al mundo, y promoverá el intercambio, la comprensión y la cooperación entre las naciones.

Yan Weijuan (reportera): una fuente de orgullo
Siempre les preguntaba a mis entrevistados cuál era su más profunda impresión. Pero ¿y si yo me hacía la misma pregunta?

Mi respuesta sería “orgullo” – orgullo porque el pueblo chino realizó este evento. En particular, tres personas han llamado mi atención. La trabajadora migrante Huang Qiaoyun renunció a su trabajo en una fábrica de prendas de vestir para trabajar en la Expo en el área de limpieza, ya que quería presenciar el evento pero no podía cubrir los gastos de entrada. Li Xiaoping renunció a pasar tiempo con sus padres en Beijing, quedándose en Shanghai para trabajar como voluntaria. Wu Junfeng, gerente de sección de una empresa de prendas de vestir, renunció a su trabajo con el fin de moler el café en el pabellón de Jamaica. “Al igual que en los Juegos Olímpicos, hemos estado esperando la Expo Universal por tantos años”, dijo. “Cuando sea viejo, voy a contarles a mis nietos que yo trabajé en la Expo de Shanghai. ¡Me siento tan orgulloso!”

La magnitud y la organización de la Expo impresionaron a todos mis entrevistados extranjeros; ésta fue, sin duda, la Expo más grande de la historia. Pasear por la Expo fue un verdadero reto para cualquier persona. Sin embargo, muchos expositores extranjeros tuvieron grandes elogios para la organización. Un metro gratuito comunicaba la Expo con el centro de la ciudad, los autobuses de transporte gratuito recorrían la Expo, los mapas y el agua potable fueron suministrados de forma gratuita... El Comisario General del pabellón italiano, Ernesto Miraglia, pensaba que la Expo de Shanghai proporcionaría una buena experiencia para Milán, ciudad sede de la Expo 2015. “Después de ver a 70 millones de visitantes aquí, el manejo de los 20 millones de visitantes que anticipamos en Milán será mucho más fácil”.

 

Zhang Hong (reportera): Mis pabellones más apreciados

El pabellón de EEUU. En una pantalla los transeúntes de una calle estadounidense les daban la bienvenida a los visitantes del pabellón con sus “Ni Hao”. Su pronunciación no era tan exacta, pero las sonrisas eran sinceras y cálidas.

El pabellón de Italia. La Ciudad Sensible era una interesante instalación que retrataba los recuerdos de una ciudad antigua. Los visitantes podían tocar e interactuar con los transeúntes en estas pantallas, deteniéndolos y siendo guiados hasta donde sus historias tenían lugar – alguien te pediría escuchar el tañido de las campanas de cientos de iglesias. Cada visitante podía detenerse y escuchar con atención las voces del otro lado del mundo.

El pabellón de Venecia. Me encontré con un hombre italiano que me dijo con un suspiro que en Venecia “ya no se pueden demoler los edificios, y tampoco se puede construir nada nuevo”. No ocultó su decepción debido a que la ciudad de agua, cuya construcción se inició hace 1.500 años, ha estado perdiendo sus funciones urbanas para convertirse en un mega-museo, con visitantes que van y vienen, quedándose sólo por uno o dos días. Supongo que la belleza de una ciudad depende de la vitalidad de su gente y la forma de vida heredada de los antepasados.

El pabellón de China. La imagen animada de la Escena a Orillas del Río en el Festival Qingming parecía traer visitantes a una ciudad próspera de hace unos 1.000 años. Observándola durante media hora, sentí que había entrado en la misma imagen y que formaba parte de esa escena.

 Wang Song (reportero): Una incursión audaz hacia el futuro

La Expo de Shanghai era mucho más que un festín para los sentidos: era una incursión audaz hacia la vida del futuro. Creo que cuando miremos hacia atrás desde un futuro no muy lejano, descubriremos que muchas de las cosas nuevas aquí expuestas se habrán convertido en parte de la vida normal.

Llevé a cabo entrevistas en los foros temáticos de Wuxi y Hangzhou, dos de los seis organizados durante la Expo. En Wuxi, la gente discutió sobre la promoción mutua entre la ciudad y la tecnología, en busca de respuestas tecnológicas para las interrogantes sobre el desarrollo sostenible en las ciudades del futuro. La gente podía experimentar el estado de las tecnologías de última generación, tales como la energía generada por el sol y el viento y por las diferencias térmicas.

El foro de Hangzhou se centró en la relación entre la sociedad armoniosa y la ciudad habitable. Ma Yun, presidente de Alibaba, empresa líder de China en Internet, dijo que en el futuro la competitividad de las empresas y las ciudades dependería del talento de los recursos humanos en lugar de los rascacielos o del PIB; que las políticas preferenciales o de estado no podrían atraer gente de gran calibre, sino la calidad del aire, la calidad del agua y la seguridad alimentaria.