Al Tíbet en tren

Por ZHANG XIWEN

EN tiempos pasados, al Tíbet se iba en costosos viajes aéreos, o viviendo las peripecias de un desplazamiento por carretera. Ahora hay una nueva opción: el ferrocarril. Este es un viaje más cómodo, que cuesta 1.500 yuanes menos que el avión. En tren, uno se olvida de las quemaduras del sol, pues el vidrio de doble capa de las ventanillas es a prueba de rayos ultravioleta; ni por el mareo que causa la meseta, pues hay suministro automático de oxígeno en la estación Golmud de Qinghai. Así las cosas, sólo queda acomodarse en un mullido asiento y ver la vida pasar sobre rieles.

De vez en cuando se perciben, recortadas contra el cielo azul, nubes de diferentes formas, altas montañas nevadas, lagos cristalizados sobre la pradera verde y, con un poco de buena suerte, el tímido antílope tibetano, el apacible yak y el asno salvaje. Este último, según dicen, corre a una velocidad de 60 km por hora.

En la actualidad hay tres salidas de tren con destino al Tíbet, que parten de Beijing, Chengdu y Xining. Pronto se abrirán salidas de Shanghai y Guangzhou. Las locomotoras son de último modelo y alta tecnología y los vagones son de fabricación canadiense, equipados con pararrayos. En el interior hay un sistema de filtro de aire y dos juegos de dispositivos para respirar oxígeno. Los equipos especializados de ventilación introducen el oxígeno al vagón. El lavabo es más espacioso y claro que el del tren tradicional y está equipado también para el uso de los minusválidos. Los pasajeros pueden enterarse de las últimas noticias del mundo a través del servicio de comunicación. El comedor es un lugar de encanto étnico, adornado con dibujos tibetanos y fotos del Tíbet. Por las limitaciones lógicas de este tipo de viaje sólo se sirve comida de pícnic en el almuerzo y la cena, a 20 yuanes por paquete. La comida es aceptable, pero el arroz es a veces un poco duro, pues el escaso oxígeno de la meseta no permite cocerlo más. El desayuno, a 10 yuanes, incluye sopa, panecillo y verdura. Los viajeros tibetanos suelen comer sólo zanba (harina de cebada tostada) y carne seca de res preparada con anticipación.

Al llegar a los puntos paisajísticos, el guía explica los pormenores en chino, tibetano e inglés. En el tren casi no se siente el movimiento. Para mantener suficiente energía y oxígeno, la parte delantera está constituida por tres locomotoras, diseñadas por la cía. General Motors de Estados Unidos.

El punto más alto que alcanza el tren es la garganta Tanggula, a unos 5.000 m sobre el nivel del mar, donde algunos pasajeros sentirán síntomas de mareo, dolor de cabeza y falta de oxígeno, a pesar de las perfectas instalaciones del tren, pero cuando el tren pasa de la garganta y disminuye la altura, éstos problemas desaparecerán gradualmente.

La línea ferroviaria conecta los poblados entre Xining (ciudad central de la provincia Qinghai) y Lhasa (ciudad central de la región autónoma del Tibet) y a la vez que permite a los pasajeros disfrutar del maravilloso paisaje del oeste de China, también trae demasiados turistas al Tíbet.

Ciudad de Xining (2.275 m de altura)

Xining, capital provincial de Qinghai, denominada "entrada de la meseta Qinghai-Tíbet", es el punto de partida de la línea ferroviaria Qinghai-Tíbet. Situada en la parte este de Qinghai y a una altura de 2.261 m, Xining ocupa una superficie de 3.456 km² y cuenta con 1,1 millones de habitantes, una cuarta parte de los cuales pertenece a minorías étnicas, sobre todo, las etnias hui y tibetana. Xining, una ciudad de más de dos mil años de antigüedad, se sitúa en el sur de la famosa "Ruta de la Seda". Como centro logístico del Tíbet, Xining ha devenido ciudad próspera para el turismo. En la ciudad hay muchos restaurantes y tiendas de medicina tradicional, cuyos dueños son generalmente de la etnia hui. Los que han viajado por Xining alaban la sinceridad y amabilidad de los lugareños.

Datos de turismo:

Monasterio Tar:
Situado a 25 km al suroeste de la ciudad, fue construido en 1560. La sede del monasterio fue donde nació Tsong Khapa, fundador de la secta Gelug del budismo tibetano (llamada también Secta Amarilla), hoy convertida en el centro de las actividades budistas en el noroeste del país. En su época de auge contaba con unos 800 pabellones y salas, ocupando un área de 450 mil m². Fue uno de los seis principales monasterios de la secta Gelug, junto con los de Sera, Zhaibung, Tashilungpo y Gandain, en el Tíbet, y el de Labrang de la provincia de Gansu. También goza de fama en todo el país y el sudeste de Asia. Dentro del monasterio hay construcciones como la pagoda de los ocho tesoros, el templo Xiaojinwa, la sala de sutras, el templo Dajinwa, el pabellón de Maitreya y el patio de doctrina esotérica. El Tar es una reliquia de historia, arte y cultura, donde se destacan tres obras (el mural, el tapiz tibetano y las figuras hechas de mantequilla tibetana). En enero, abril, junio y septiembre del calendario lunar tibetano tienen lugar las solemnes Asambleas de Exhortación Búdica en el Tar. El evento de "exposición al sol de Buda" atrae a decenas de miles de creyentes cuando se expone la figura de buda de cien m de largo en la ladera de la montaña.

Lago Qinghai
El tren de Xining-Lhasa llega a la orilla del lago en la noche y el tren de Lhasa-Beijing pasa por el lugar a las siete de la mañana. El lago Qinghai es el mayor lago de agua salada en el interior del país. La palabra "qinghai" quiere decir mar azul, tanto en tibetano como en mongol. En el centro hay cinco islotes de diferentes formas. El islote de aves ocupa un área de 0,11 km², donde reposan miles de aves como gaviotas, cisnes y grullas. Entre abril y julio es la mejor temporada para contemplar el paisaje.S

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