Por ZHANG XIWEN
Las madres primerizas de edad avanzada son
aquellas que tienen su primer hijo a los 35
ó más años, e incluso,
después de los 40. En los últimos
años, el porcentaje de mujeres chinas
que deciden hacer la maternidad en esta etapa
de la vida ha venido incrementándose.
En los años 90 del siglo XX, esa
cifra representaba apenas el 2% de los embarazos
del país, pero en 2006 se duplicó
y llegó al 7% en algunas grandes ciudades
como Beijing, Shanghai y Shenzhen, reveló
Wang Liang, jefa del Departamento de Ginecología
y Obstetricia del Hospital del Pueblo de la
Provincia de Zhejiang.
A los médicos les preocupa mucho esta
tendencia, pues pese a que científicos
ingleses comprobaron recientemente que los 35
es la mejor edad de la mujer para tener un hijo,
el círculo médico chino respalda
los conceptos tradicionales. Considerando la
complexión y constitución física
de las féminas chinas, de los 27 a los
30 es la etapa ideal para la procreación
y muchos casos clínicos muestran también
que las embarazadas que rebasan los 35 y sus
bebés corren mayores riesgos de contraer
enfermedades.
Sin embargo, una encuesta del año pasado
de NetEase (www.163.com), uno de los sitios
Web más visitados del país, indica
que las mujeres chinas no temen parir a una
edad avanzada. Ante la pregunta, ¿Sigues
considerando tener hijo cuando cumplas los 35
años de edad?, el 39,7 por ciento
de las entrevistadas respondió afirmativamente,
el 28,3 por ciento dijo creer que la edad no
es un problema, y sólo el 32 por ciento
se opuso a la idea. Eso significa que tres quintas
partes de las encuestadas pueden aceptar totalmente
la maternidad sobre los 35, o planean hacerlo.
En realidad, el hecho de que algunas estrellas
de cine o personalidades tuvieran sus hijos
con éxito cerca de los 40 aumentó
la fe. La esposa del príncipe heredero
de Japón dio a luz a su primogénita
a los 38; Lin Qingxia, conocida actriz de Taiwán,
tuvo su primer retoño a los 42; Wu Xiaoli,
famosa presentadora de la televisión
de Hong Kong, quedó encinta a los 35,
y la famosa cantante de China continental, Mao
Amin, se convirtió en mamá a los
41.
La gente de hoy en día presta
mayor atención a mantener la salud y
vivir la vida respetando la ciencia, por lo
que tienen mejor calidad física. Creo
que no será un problema parir a los 40
años de edad con buenas condiciones económicas,
mejor modo de vida y un hospital calificado,
expresó con plena confianza Cheng Ruhong,
una china de 33 años, que está
obligada a demorar sus planes de tener hijos,
debido a que es responsable de un proyecto de
capital mixto de la compañía.
Por el momento todavía no puedo
ofrecer a mi hijo una vida acomodada y estable.
No lo pienso hacer sino hasta tres años
después de terminar el proyecto.
Las mujeres de tres altos: alto
título académico, altos ingresos
y alto puesto profesional, conforman la mayor
parte del grupo de parturientas de edad avanzada.
En el distrito de Haidian, en Beijing, donde
viven concentradamente los jóvenes intelectuales,
esa proporción sobrepasa el promedio
de la ciudad. Entre las diez embarazadas
de nuestro hospital, dos o tres son de edad
avanzada, más de una quinta parte,
comentó Zhao Tianwei, médico en
jefe del Hospital de Ginecología y Obstetricia
de Haidian.
Zeng Yi, demógrafo y catedrático
de la Universidad de Beijing, considera que
el aplazamiento de la procreación se
debe a la industrialización. Gracias
a la desintegración de la economía
familiar tradicional y al cambio del modo productivo,
el ciclo de educación se prolonga y los
recién graduados tampoco pueden dominar
suficientes técnicas para ganarse la
vida y asumir los costos de la maternidad, sino
trabajar desde los estratos más bajos
de la cadena productiva. Además, el costo
de la procreación se eleva cada día
y el valor económico de tener hijo desciende.
Tong Xin, catedrático de la Facultad
de Sociología de la Universidad de Beijing,
cree que esa cuestión también
guarda relación con la elevación
del puesto social de las mujeres. A medida
que aumenta la educación que recibe la
mujer, deja de ser una pura herramienta de procreación
y deja de obtener y consolidar su puesto en
la familia por tener hijos, de ahí que
vengan reduciéndose las trabas de la
vieja ética de propagar la especie. El
modo de vida, cada día más independiente
y flexible, les ofrece a las mujeres pleno derecho
de selección.
Es una tendencia, que cada quien vive
para sí mismo e independiente,
apuntó Lu Di, empleada de una empresa
de capital extranjero, que se hizo mamá
a los 26 años, pero ahora se arrepiente.
Envidia a las madres de edad avanzada que pudieran
concentrarse en el trabajo y disfrutar a plenitud
de la vida cuando eran jóvenes.
Pero, Wang Liang, director del Departamento
de Ginecología y Obstetricia del Hospital
del Pueblo de Zhejiang, descubrió que,
una vez se frustra la concepción,
las embarazadas de edad avanzada tienen mucho
menos deseos de hacer más tentativas.
La influencia del incremento de las parturientas
de edad avanzada en la estructura demográfica
ha atraído la atención de los
demógrafos. La demora de la primera
procreación familiar conduce a la reducción
de la tasa de procreación, problema que
se pasó por alto en tiempos de gran incremento
demográfico, pero que resulta obvio hoy
en día, explicó Zeng Yi.
De acuerdo con su investigación sobre
el tema, de 1996 a 1999 este indicador cayó
en un 0,23 por ciento.
Cambios en el campo
No sólo en las ciudades ha cambiado
la idea sobre la procreación, también
lo ha hecho, y mucho, en el campo. Según
Zheng Zhenzhen, demógrafa de la Academia
de Ciencias Sociales de China, existe la posibilidad
de una reducción de la procreación
en el campo, debido al gran aumento del número
de jóvenes del entorno rural que emigran
a las ciudades en busca de trabajo.
Un censo muestra que, se diferencian mucho
la idea y la conducta sobre el matrimonio y
la procreación entre las mujeres que
tienen experiencias de trabajo en las ciudades
y las que nunca han salido del campo. En comparación
con las segundas, las primeras se casan y conciben
sus hijos en edades avanzadas, desean menos
hijos y entre el primer y segundo parto dejan
correr más tiempo.
Por lo general, salir a trabajar en la
ciudad demora la edad de contraer matrimonio,
lo que significa el aplazamiento de la gestación.
Las que buscan empleo antes de dar a luz por
primera vez, se convierten en madres con mayor
edad, las que lo hacen después de haber
parido una vez, también aplazan mucho
la concepción de su segundo descendiente
en comparación con otras mujeres, mientras
que las que dejan el campo entre el casamiento
y el primer embarazo, así como las que
emigran entre el nacimiento de dos hijos, cumplen
un intervalo más largo, dijo Zheng
Zhenzhen.
Según el censo, las mujeres del campo
que han salido a la ciudad por trabajo tienen
más deseo de concebir un solo hijo. En
condiciones similares, como la edad, los antecedentes
académicos y el nivel económico
familiar, dejar el campo ejerce una gran influencia
en la idea de las mujeres sobre el número
ideal de hijos.
Durante tres décadas de desarrollo,
abandonar el campo para irse a trabajar a las
ciudades ha dejado de ser un asunto exclusivo
de los hombres, y más y más mujeres
toman cada día esa decisión. Las
estadísticas del quinto censo demográfico
nacional, del año 2000, indican que de
los 42,42 millones de trabajadores que integran
la mano de obra flotante interprovincial, 15,065
millones entran en Guangdong y 7,703 millones
de ellos son mujeres, ocupando el 51,13 por
ciento. La proporción femenina
de la población flotante ha aumentado
sin cesar en los últimos años,
subrayó un funcionario del gobierno provincial
de Guangdong.
La salida de las mujeres del campo trae por
lo menos dos consecuencias directas: primero,
ingreso importante para la familia que deja
atrás; segundo, cambio de la tradicional
división sexual, pues en cierto sentido
ellas se liberan del control de la familia patriarcal
y empiezan a participar en actividades públicas,
en lugar de permanecer atadas a la casa.
El demógrafo Chen Lei, quien se ha dedicado
por años al estudio de la población
del campo, cree que las contribuciones económicas
que hacen las mujeres a la familia afecta su
posición familiar. Desde mediados de
los años 80 del siglo pasado, empezó
investigar en una pequeña aldea de Sichuan,
provincia con un alto número de emigrantes
por trabajo, y descubrió que, muchas
nueras e hijas de la aldea salieron a trabajar
a las ciudades e hicieron importantes contribuciones
económicas a sus familias. Muchas
de ellas envían a sus padres todo el
salario, menos el costo fundamental de la vida.
El ingreso al contado de estas mujeres es muy
importante para la familia, porque la producción
agrícola casi no trae ningún ingreso
al contado. Es como dijeron los encuestados,
las hijas son como árbol legendario
del que caen monedas al sacudirlo, pero los
hijos, en vez de dar dinero a sus padres, necesitan
que éstos les preparen la casa y un fondo
para contraer matrimonio. Cuando se reconoce
y comprueba el valor económico de las
hijas, se diferencia su puesto y su derecho
a la determinación en la familia,
añadió Chen Lei.
Al mismo tiempo, las muchachas que salen a
trabajar, suelen vivir juntas en un dormitorio
y sólo necesitan preocuparse por sí
mismas. Tienen más tiempo de participar
en actividades sociales, ampliando sus relaciones
interpersonales y trato social, y eso contribuye
a cultivar su independencia y autoconfianza.
De tal manera va cambiando gradualmente su actitud
hacia la familia y la vida.
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