Por ETHEL LU
Para el grupo Sanlu, fabricante de los primeros
productos lácteos del país en
los que se detectó la presencia de melamina,
el incidente supuso un ataque mortal, mientras
que para el mercado lácteo chino es una
oportunidad de barajar de nuevo los naipes entre
las empresas productoras de leche.
Repartir nuevamente el mercado nacional
La marca Sanyuan es sin duda una de las beneficiadas
directas de este caso, debido a la detección
de pequeñas cantidades de la sustancia
tóxica en productos de grandes productoras
lácteas, como Mengniu y Yili, no así
en los suyos, que pasaron satisfactoriamente
todos los exámenes que se les practicaron
y muy pronto se convirtieron en los favoritos
de los consumidores. En corto tiempo la demanda
del mercado superó en 8 veces la capacidad
productiva de la empresa y mientras las acciones
de sus competidores cayeron hasta el límite
de suspensión, las de Sanyuan subieron
seis límites de suspensión desde
el 18 de septiembre y la cotización se
incrementó de 3,4 a 5,59 yuanes por acción,
un alza del 64,4%.
Al principio, Sanyuan era una empresa beijinesa,
cuyas ventas sólo cubrían la capital
y su zona periférica, con una influencia
mínima ante las marcas famosas nacionales
como Sanlu, Mengniu, Yili y Guangming. Sin embargo,
el caso de la melamina dio a la compañía
local la oportunidad de extender su influencia
a nivel nacional. Una situación similar
vivió otra productora láctea del
sur de China, con una capacidad de producción
de apenas 80 toneladas al día, que se
vio obligada a poner a trabajar a plena capacidad
sus cuatro líneas y consiguió
exitosamente el pedido de la cadena de café
Starbucks.
La comparación notable es que grandes
empresas como Mengniu y Yili perdieron más
del 80% de su pedido habitual en los 10 días
posteriores al 11 de septiembre, cuando la contaminación
de los lácteos fue de conocimiento público.
En los análisis siguientes, aún
cuando los resultados revelaron que los productos
de Mengniu y otros conglomerados no contenían
melamina, la crisis de confianza ya se había
expandido y muchos consumidores excluyeron esas
marcas de su lista de compras.
El consumo lácteo de China data de hace
poco tiempo. Apenas 10 años atrás
se limitaba a la leche en polvo, que comprendía
un 10% de leche para las personas mayores y
el resto para los bebés y niños.
A partir de 1999, durante cinco años
consecutivos, las ventas de la leche UHT aumentaron
a una velocidad del 89%. Hasta el momento, la
estructura del consumo lácteo en las
zonas urbanas ha experimentado una transición
de la leche en polvo a la líquida. Según
el dato de 2006, entre los 22,54 Kg. anuales
de lácteos que consumen los habitantes
urbanos, la leche líquida (18,32 Kg.
de leche fresca y 3,72 Kg. de yogur) totalizan
22,04 Kg., mientras la leche en polvo representa
sólo 0,5 Kg.
Aun así, China sigue constituyendo el
mayor mercado de leche en polvo, con un consumo
anual superior al millón de toneladas.
Antes de este incidente, el grupo Sanlu, fundado
en 1956, dominó a lo largo de 15 años
el mercado de la leche en polvo, la que en 2007
sobrepasó el 18%. También en ese
año este gigante lácteo, que empezó
con 32 vacas lecheras y 170 corderos lecheros,
contaba ya con decenas de fábricas a
nivel nacional y obtuvo el respaldo financiero
del Grupo Fonterra Cooperative, de Nueva Zelanda,
para una producción conjunta.
Sin embargo, afectado gravemente por el caso
de la contaminación, Sanlu se convirtió
en un objetivo del que trataron de disponer
varios exponentes fuertes del gremio. Uno de
los que participó en la pugna por la
adquisición de la empresa fue Sanyuan,
que intentaba hacerse con sus 7 fábricas.
Esta última totalizó en 2007 ventas
en el entorno de los 10.000 millones de yuanes,
mientras la firma beijinesa registró
1.100 millones. Por eso, el sector describe
esta acción comercial como la serpiente
devoró al elefante.
¿Será Sanyuan, dedicada principalmente
a la producción de leche líquida,
capaz de adaptarse al grupo Sanlu, importante
fabricante de leche en polvo? Sus directivos
no están preocupados por ello, porque
por un lado tienen el apoyo del Gobierno, deseoso
de sacar a Sanlu del apuro, y por el otro cuentan
con el respaldo financiero del Grupo CITIC,
de ahí que se sientan muy seguros del
éxito de la compra.
Oportunidad para las marcas extranjeras
Cuando empresas lácteas como Mengniu
y Yili se empeñan en recuperar sus productos
y la confianza de los consumidores, Asahibeer,
una embotelladora japonesa de cerveza, lanzó
oportunamente al mercado sus primeros lácteos.
Desde su salida, a partir del 21 de septiembre
de 2008, esta leche, que destaca por su calidad
"segura", no tardó mucho en
vender todo el inventario.
Aunque Asahibeer reiteró varias veces
que no intentaba aprovecharse de la actual coyuntura,
sin duda seleccionó la mejor oportunidad
para la salida de su nueva oferta. En abril
pasado apenas estableció la fábrica
láctea y cuatro meses después
consiguió el permiso de producción.
Hasta ahora, su marca Weipin también
es la leche fresca más cara en el mercado
chino. Su precio de 2,1 a 2,5 yuanes por 100
ml salió 1,5 o 2 veces más caro
que los productos normales, suponiendo también
un nivel que no había abordado ninguna
otra leche antes, ni siquiera de conglomerados
como Mengniu y Yili.
Sin embargo, la actual capacidad productiva
de Asahibeer se limita a 3 toneladas diarias,
que provee principalmente a los centros comerciales,
hoteles y supermercados de grandes ciudades
como Beijing, Shanghai o Qingdao.
En 2007 las ventas de leche líquida
y otros productos lácteos superaron los
130.000 millones de yuanes. Solo Mengniu, Yili
y Guangming acapararon más del 80% del
mercado de leche líquida, estructura
que seguramente cambiará muy pronto,
dada la ambición de Sanyuan de incursionar
en la comercialización de este segmento.
En el consumo de la leche en polvo, antes del
incidente de la melamina, el grupo Sanlu mantenía
una hegemonía incomparable, con ventas
de 10.000 millones en 2007. No obstante, su
dominio se concentraba sólo el mercado
de media y baja categoría, las altas
categorías siempre fueron territorio
de las marcas extranjeras, entre las cuales,
Meadjohnson, de EE.UU, ocupa el primer lugar
con una porción del 25%, y le siguen
su coterránea Wyeth, con el 20%, y Dumex,
del grupo francés Danone, con el 12%.
Frente al vacío de mercado que dejaron
los productos nacionales, debido a la crisis
de confianza, todas las marcas extranjeras se
volcaron en garantizar el suministro de la demanda.
Wyeth plantea invertir 2.000 millones de yuanes
en su nueva fábrica de leche en polvo
en Suzhou, la mayor del mundo, que se dedicará
a producir para el mercado chino de alta categoría.
Según Xi Qing, director de Relaciones
Públicas de la empresa, los pedidos recibidos
por las grandes cadenas de supermercados del
país, después del caso de la melamina,
se han triplicado.
Danone, segundo fabricante lácteo del
mundo, compró en febrero de 2008 una
empresa privada china y mantiene al mismo tiempo
contacto con otras fábricas locales para
negociar la transferencia.
La demanda de leche en polvo de alta calidad
importada también registró un
notable incremento. Según estadísticas
de la aduana, en el primer semestre de 2008
China importó 31.000 toneladas del leche
en polvo, valoradas en 140 millones de dólares,
suponiendo un aumento de 5,5% y 95,9% respectivamente
en comparación con el mismo tiempo del
año anterior.
Enorme potencial del mercado
"Actualmente el consumo per cápita
de productos lácteos es de 27 Kg. por
año en las zonas urbanas del país,
mientras la suma media a nivel mundial es de
alrededor de 80 Kg. y en las naciones desarrolladas
llega a los 200 Kg. En Estados Unidos, en especial,
la cifra se eleva hasta los 260 Kg., casi diez
veces más que en China", indicó
Huang Yang, investigador del mercado de la Compañía
Consultora y de Estudios de Beijing. El sector
lácteo chino muestra un cuantioso potencial
de crecimiento, toda vez que de los 1.300 millones
de habitantes que tiene el gigante asiático,
apenas 300 millones consumen leche.
Para la mejor nutrición de la población,
el Ministerio de la Agricultura chino adoptó
un conjunto de medidas que promueven el consumo
de productos lácteos. El "Proyecto
de leche para los alumnos" arrancó
a partir de 2006 bajo el lema "La leche
refuerza a la población". El anuncio
de la marca Mengniu de "Medio kilo del
leche al día hace a los chinos más
fuertes" también ha impresionado
profundamente a los consumidores, tanto como
la promoción que regala leche a 500 escuelas
primarias rurales.
Desde 2008 China se ha encontrado con una nueva
oleada de nacimientos, por lo que el mercado
de la leche en polvo para los bebés mantiene
una tendencia optimista de auge. Sin embargo,
la seguridad láctea constituye siempre
la mayor preocupación de los consumidores.
Meng Fanjin, mamá de una bebita de tres
meses, insiste en alimentar a su hija con la
leche en polvo que le traen sus amigos del exterior,
aún antes de que estallase el escándalo
por la melamina. "Tengo miedo a los ingredientes
o sustancias químicas en los productos
de las marcas nacionales", explicó
la joven madre.
El provecho que ha sacado Sanyuan en este incidente
se debe a su modelo de establecer pastizales
propios, con lo que es capaz de asegurar la
calidad de la leche fresca desde el principio.
Actualmente la empresa cuenta con un total de
27 ranchos de gran magnitud y 35.000 vacas lecheras,
lo que garantiza un suministro de 160 millones
de Kg. de leche de alta calidad.
Pese a su alto costo, después de la
crisis de la melamina, más empresas lácteas
empezaron a aceptar e imitar ese modelo. Mengniu
agrupó los centros pequeños de
recolección de leche y empezó
a incluir la administración de las estaciones
de leche bajo su control. Mientras, el grupo
Guangming abandonó la compra de leche
de fuera, que representaba el 5% de su producción,
y respaldó la participación de
los criadores particulares de vacas lecheras
en sus propios ranchos estándares.
Conforme a Kong Xiangzhi, profesor del Instituto
de Desarrollo de las Zonas Rurales y la Agricultura
de la Universidad del Pueblo China, quizá
la industria láctea china necesite de
2 a 3 años para recuperarse de los daños
ocasionados por este incidente. Para los grandes
productores, como Mengniu y Yili, lo más
apremiante es disponer de nuevo de la confianza
de los consumidores, a quienes no les importa
si las marcas son nacionales o extranjeras.
Sólo las seguras conquistarán
suficiente mercado.
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