JUNIO 2003


La Ruta de la Seda y la prosperidad Tang

Por nuestro reportero HUO JIANYING


Tocando la pipa de espalda, típica postura de danza reproducida en un fresco de las frutas de Dunhuang

El ballet A lo largo de la Ruta de la Seda volvió a los escenarios de Beijing con ocasión de las celebraciones del Año Nuevo chino, siendo acogido con igual entusiasmo que cuando se estrenó hace ahora 24 años. Ambientada en el apogeo de la dinastía Tang (618-907), esta obra ensalza el arte de las grutas de Dunhuang y las primorosas galas de dicha dinastía. Con la antigua Ruta de la Seda como telón de fondo, sus relatos exaltan el amor, la benevolencia y la amistad de esa época esencialmente abierta. 

Los dramaturgos no están solos en su celebración contemporánea de la edad de oro Tang. Tras cinco años de laborioso engaste por parte de 100 maestros artesanos, finalmente se completó en Taizhou, ciudad de la provincia de Zhejiang, un descomunal camafeo de la Ruta de la Seda incrustado con gemas. Esta obra de arte de dos metros de alto y 60 metros de largo conmemora el corredor euroasiático de 7.000 kilómetros de la dinastía Tang, vía que tanto contribuyó a su prosperidad y a través de la cual se produjeron los primeros intercambios entre China y el mundo exterior. Su entalladura reproduce 12 escenarios de la Ruta, entre ellos Chang'an, capital del imperio Tang, las regiones situadas al oeste del Paso de Yumen, varios lugares del Mediterráneo y Roma. Los materiales utilizados fueron escogidos cuidadosamente de entre unas 30 toneladas de jade.

Ruta de tribulaciones


Emperador de la dinastía Tang, recibiendo en el Palacio Imperial de Daming (Chang´an) a enviados extranjeros llegados por la Ruta de la Seda

A lo largo de los siglos, la Ruta de la Seda, sobre cuyo recorrido exacto siguen existiendo dudas, ha conservado un aura de misterio. Más que una vía de comunicación planificada, era un camino abierto por caravanas de intrépidos comerciantes asiáticos y europeos.

En 1877 el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen la bautizó como Ruta de la Seda, aunque los viajes a través de ella distaban mucho de la comodidad y fluidez que tal nombre implicaba.

En el 399, un monje de la dinastía Jin del Este (317-420), de 65 años, llamado Faxian peregrinó a la India en busca de las escrituras budistas. El y sus acompañantes caminaron fatigosamente por montañas inexploradas y a través de áridos desiertos, no sin extraviarse en repetidas ocasiones. Algunos de ellos murieron de enfermedad y otros desistieron a mitad de camino. Cuando Faxian llegó por fin a Sri Lanka, estaba solo. Fue un milagro que un septuagenario sobreviviera 35 días y finalmente escapara del implacable desierto de Taklamakán. En su viaje de vuelta a China, Faxian volvió a tener una buena suerte increíble, pues sobrevivió a 70 días de tiempo muy desapacible. Cuando a la postre pisó de nuevo territorio chino en Shandong, acababa de cumplir 80 años.

Posteriormente Faxian escribió un libro titulado Registros de países budistas, pero en él no mencionó ninguna de las experiencias vividas en su viaje. Los estudiosos conjeturan que no deseaba revivir aquel viaje de pesadilla. Sin embargo, pasadas algunas generaciones, sus aventuras dieron lugar a innumerables fantasías sobre la Ruta de la Seda. Antes de llegar al “paraíso occidental”, los cuatro protagonistas de Peregrinación al oeste, una de las novelas clásicas chinas, al tiempo que se sienten hechizados por los paisajes desconocidos, deben vencer el agreste terreno y escapar de las garras de los demonios.

Ruta de la prosperidad

Ya en tiempos de la dinastía Han (206 a.n.e.- 220 d.n.e.), se hizo evidente que la Ruta de la Seda iba a impulsar la pujanza nacional de China y a traer prosperidad a su población.

Poco después de ascender al trono, en un momento en el que el recién nacido imperio estaba todavía recuperándose de un prolongado período de guerras, Li Shimin, emperador de la dinastía Tang, vació las arcas del estado y asignó grandes cantidades de mano de obra a la renovación de la Ruta de la Seda. Tras dos décadas de esfuerzos, ya estaba en condiciones de usarse y se convirtió en un canal aún más amplio para los intercambios económicos y culturales entre China y el resto del mundo. Gracias a su floreciente economía, la dinastía Tang pudo desarrollar la cultura y perfeccionar la gobernación, deviniendo así la más poderosa de la historia de China. Incluso hoy en día, los chinos siguen siendo conocidos como el pueblo Tang; y las colonias chinas de San Francisco, Nueva York y Londres aún llaman “Tangrenjie” (calle del pueblo Tang) a los barrios chinos de estas ciudades.

Durante la dinastía Tang, a lo largo del corredor de Hexi, camino estratégico de la Ruta de la Seda, florecieron varias ciudades, como Wuwei, Shandan, Zhangye y Jiuquan. Sus días de gloriosa prosperidad pasaron hace ya mucho tiempo, pero en su momento fueron hervideros de mercaderes chinos y extranjeros. Wuwei, por ejemplo, era un centro del comercio internacional y una metrópoli con una población de cientos de miles de habitantes; en sus innumerables tabernas, la música y el baile no cesaban ni de día ni de noche. Deslumbrado por la opulencia de estas ciudades, un escritor árabe confundió Shandan con Chang'an, capital de la dinastía Tang.

No obstante, la capital era inconfundiblemente extensa y majestuosa. Su vía axial, la avenida Zhuque, medía 155 metros de ancho, y de entre su millón de habitantes, los extranjeros sumaban por lo menos 100.000, de los cuales 100 ocupaban altos cargos gubernamentales. La superficie de la actual Xi'an, situada en el antiguo emplazamiento de Chang'an, equivale solamente a una octava parte de la que ocupaba la capital Tang. 

La prosperidad de la dinastía Tang, así como su receptividad y tolerancia con respecto a las civilizaciones foráneas son excelentes razones para que los chinos idealicen esa época hasta el punto de considerarla su edad de oro.

El encanto perenne de la dinastía Tang


Viajeros de la dinastía Tang avanzan hacia el oeste siguiendo la Ruta de la Seda

En una tienda de viejo, un niño entrega al dueño varias kaiyuan tongbao, monedas de cobre de la dinastía Tang aún en circulación. Tras echarles una ojeada, éste las deja en una bandeja en la que hay otras monedas antiguas y da al niño unos cuantos yuanes. Transcurridos más de mil años, las monedas de la dinastía Tang siguen circulando y mantienen un valor nominal estable.

Las maniquíes desfilan por la pasarela luciendo preciosos modelos inspirados en la dinastía Tang. Sus vestidos, de tejido vaporoso, escotados y de hombros descubiertos, se ajustan de manera sorprendente a las tendencias de la moda contemporánea. La época Tang fue sin duda el período de la China feudal menos represivo con las mujeres y su comportamiento físico.  

Pero el legado de dicha dinastía va mucho más allá de las monedas de cobre y los vestidos refinados. En efecto, su riqueza espiritual y material constituye la esencia misma de la civilización china.

Los reinados Zhenguan y Kaiyuan (mediados del siglo VII-mediados del siglo VIII) representan el apogeo de la paz y la prosperidad Tang que los gobernantes y eruditos de las siguientes dinastías trataron de emular.

El espejo Tang, compilado por Fan Zuyu, un historiador de la dinastía Song, y publicado en el 1086, registra las palabras y los hechos de todos los emperadores de la dinastía Tang, así como los comentarios y análisis que se hicieron en un esfuerzo por explicar las causas de su prosperidad y su decadencia. Desde la dinastía Song (960-1279), los emperadores utilizaron esta encarecida obra, considerada un clásico de la gobernación monárquica, como manual. Se afirma que Zhu Yuanzhang (1328-1398), fundador de la dinastía Ming (1368-1644), dijo: “Si tuviera que escoger entre una bella concubina y el El espejo Tang, escogería lo segundo”.

Ciertos sistemas instituidos durante la dinastía Tang se estudiaron, se evaluaron y, tras ser corregidos y complementados, volvieron a aplicarse. Por ejemplo, los sistemas de tributación de las dinastías Song y Ming, así como los sistemas judiciales de las Ming y Qing, que se desarrollaron a partir de los vigentes en la época Tang.

Mientras los monarcas ahondaban en El espejo Tang, la gente común se convertía en entusiasta conocedora de las poesías de dicho período.

Tanto por su extensión como por su calidad literaria, cabe afirmar que la poesía Tang señala el cenit de la poesía china. Las antologías manuscritas, impresas y digitales compiladas a lo largo de los siglos recogen unas 50.000 poesías de esta época. El que los niños chinos reciten poesías Tang cuando aprenden a hablar es una tradición; y estas poesías son un componente obligatorio de los libros de texto de primaria y secundaria.

Durante los 2.000 años que duró el feudalismo chino, la dinastía Tang fue la que ejerció mayor influencia en el desarrollo de la historia nacional. Además, marcó la época en la que China fue una superpotencia mundial. La gloria Tang sigue siendo una fuente de inspiración para el pueblo chino en su búsqueda del renacimiento nacional.   

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