AGOSTO 2003


La recesión y los reajustes de
la economía latinoamericana

Por SONG XIAOPING

 

El 2002 fue un año de continua recesión en Latinoamérica. Después de la breve recuperación del 2000, al año siguiente la economía latinoamericana cayó en una recesión y la tasa de crecimiento se redujo del 3,8% al 0,3%, descendiendo en el 2002 hasta un –0,5%. Es claro que la situación no fue la misma en los diversos países latinoamericanos. Después de bajar un 4,4% en el 2001, al año siguiente la economía argentina fue abatida por una fuerte crisis y cayó un 11%. En la mayoría de los demás países el crecimiento económico se mantuvo, pero la reducción de dicha tasa fue un hecho generalizado en toda la región.

Esto se refiere al producto interno bruto (PIB). Si tomamos en consideración el PIB per cápita, la recesión económica se muestra aún más prolongada y pronunciada. Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el 2001 el PIB per cápita de América Latina se redujo un 1,2%; y en el 2002, un 1,9%. Desde 1998, la tasa de crecimiento anual del PIB per cápita viene siendo de -0,3%. En comparación con 1997, en el 2002 el PIB per cápita cayó un 2%. Por lo tanto, en su informe de agosto de 2002, la CEPAL consideraba que en dicho año se completó “media década perdida” para Latinoamérica. Lo único alentador es que la recesión de la economía regional tocó fondo en el primer trimestre del 2002 y en el segundo aparecieron indicios de recuperación. Y en el último trimestre de dicho año, incluso la economía argentina empezó a registrar un crecimiento.

Manifestantes venezolanos reuvindicando sus derechos

I. Análisis de la situación económica
La situación económica de Latinoamérica en el 2002 se caracterizó por lo siguiente:

1. El comercio exterior siguió reduciéndose y la importación sufrió una fuerte caída. En el 2001, tanto la exportación como importación bajaron, y en el 2002, la exportación cesó de bajar, pero la importación se redujo un 7%.

2. El flujo de capital se redujo bruscamente y la fuga de capitales fue enorme. En el 2002, el superávit en la cuenta de capital disminuyó hasta 13.700 millones de dólares, muy inferior al promedio anual de 58.000 millones de dólares registrado entre 1991 y 1999, e inferior a los 50.100 millones de dólares del 2001. Además, se produjo una reducción continuada de la inversión directa extranjera, que si en 1999 fue de 79.700 millones de dólares, en 1999 llegó solamente a los 39.000 millones.

3. El valor de las monedas locales se redujo en forma generalizada y el sistema de tipo de cambio fijo perdió terreno. La mayoría de los países de la región devaluaron sus monedas respecto al dólar. Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela empezaron a adoptar el sistema de tipo de cambio flotante.

4. La tasa anual de inflación ascendió del 6% del año 2001 al 12% del 2002, nivel considerado todavía relativamente bajo.

5. La tasa del desempleo subió del 8,4% del año 2001 al 9,1% del 2002, empeorando las condiciones sociales de manera concomitante.

Las principales causas de la recesión económica latinoamericana fueron:

1. El deterioro de los mercados financieros internacionales, factor determinante de los resultados de la economía latinoamericana. Preocupados por los riesgos crecientes del mercado financiero latinoamericano, los inversores extranjeros redujeron sus inversiones en la región. El costo del financiamiento para los países latinoamericanos se elevó significativamente, superando con mucho el costo internacional.

2. El crecimiento de la economía mundial se ralentizó y el dinamismo de la economía estadounidense se debilitó. La tendencia de fuerte crecimiento mostrada por la economía estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre se vio frenada, la incertidumbre económica aumentó y la inversión en el mercado financiero se redujo.

3. Los precios de los productos primarios se mantuvieron bajos. Desde 1998, los términos del intercambio de los países latinoamericanos se deterioraron.

4. La brusca crisis económica argentina repercutió en las economías de toda la región. La exportación de Argentina a los demás países del Cono Sur cayó en picado. La devaluación de la moneda argentina sacudió el mercado financiero latinoamericano, lo que acrecentó el riesgo de las inversiones y empeoró las expectativas sobre la economía regional.

5. La inestabilidad política y social de no pocos países tuvo efectos negativos en los resultados de la economía regional. En este apartado se incluyen, entre otros, los siguientes sucesos: la crisis política y social de Argentina; la incertidumbre en las elecciones presidenciales del Brasil; la crisis política de Venezuela; y la guerra civil colombiana.

Los factores mencionados tuvieron importantes efectos en la economía regional, aunque éstos variaron en función de las particularidades de los diversos países. México y los países centroamericanos, que dependen más del mercado estadounidense, se vieron más afectados por el decaimiento económico de los EE.UU.; Chile, país exportador de materias primas y más abierto al comercio exterior, se vio más perjudicado por el deterioro de las condiciones de los intercambios en el mercado internacional; los países miembros del Mercosur, que son los que tienen deudas externas más altas, fueron los más acosados por los fuertes cambios de los mercados financieros internacionales y, sobre todo, por la especulación financiera y la fuga de capitales.

Largas colas frente al banco por temor al corralito

II. REAJUSTES ECONÓMICOS
Los países latinoamericanos entraron en un proceso de nuevos reajustes económicos. A fines de la década de 1980, a medida que aumentaba el flujo de capitales a los mercados emergentes y se aplicaba el Acuerdo de Washington, los países latinoamericanos salieron de la crisis de la deuda, iniciaron el plan de estabilidad y reforma y apertura económicas y recibieron cuantiosos capitales foráneos, todo lo cual se tradujo en una aceleración del crecimiento económico en la primera mitad de la década de 1990. A fines de esa misma década, se produjeron frecuentes crisis financieras internacionales, la economía mundial entró en una fase de inercia y el flujo de capitales cambió de rumbo, de modo que los problemas existentes en la economía y las políticas económicas de los países latinoamericanos se agravaron. El problema más grave fue, y sigue siendo, la fragilidad creciente de los sectores externos. El desequilibrio estructural de la balanza fiscal, la deuda externa, el ahorro externo e interno, el financiamiento, la importación y la exportación se han acentuado y su consecuencia directa ha sido el inicio de un círculo vicioso formado por la reducción del financiamiento externo y el desequilibrio de los sectores externos. En esta coyuntura de continua recesión económica, los reajustes económicos de los países latinoamericanos tienen un marcado carácter contractivo y recesivo.

La meta del reajuste fiscal consiste en contrarrestar el desequilibrio fiscal y la presión creciente de la deuda externa. En la década de 1990, una gran parte del financiamiento externo se destinó a cubrir el déficit fiscal, de modo que el aumento de éste provocaba el incremento de la deuda externa y viceversa. El déficit fiscal no pudo sostenerse por medio de nuevas deudas externas y, al mismo tiempo, debido a la recesión económica, los ingresos públicos se redujeron, aumentando con ello la presión del déficit fiscal. Por lo tanto, la mayoría de los países latinoamericanos se ven obligados a hacer reajustes fiscales a través de la reducción del gasto fiscal y del pago de la deuda pública para mantener la balanza fiscal, reajustes que tienen un carácter claramente recesivo.

El reajuste del tipo de cambio es muy acusado. En la reforma económica de la década de 1990, la política del tipo de cambio fue utilizada por muchos países como “anclaje” de la economía o como

incentivo financiero, permitiendo la sobrevaloración de las monedas locales, medios con que se atraían recursos financieros externos para ampliar la oferta externa, sin tomar en debida consideración los efectos negativos sobre la economía.

En el 2002, las monedas de la mayoría de los países latinoamericanos se devaluaron en distintas proporciones, siendo no pocos los países que abandonaron el tipo de cambio fijo. El hecho de que la devaluación estuviera relacionada con la especulación financiera internacional no constituyó la única causa de dicha depreciación. La causa principal fue que las monedas de muchos países estaban muy sobrevaloradas, de modo que se producía una distorsión de los precios relativos y una grave erosión de la competitividad de las economías locales. En otros países, el deterioro de los términos del intercambio obligaba a reajustar el tipo de cambio. La devaluación de las monedas locales era esencialmente una necesidad objetiva, que tuvo como consecuencia el reajuste estructural de los precios, de la producción (aumento de la competitividad económica y resurgimiento de la sustitución de importaciones) y del balance comercial.

El control de la inflación fue el punto clave de la política monetaria de los países latinoamericanos. Al reajustar el tipo de cambio efectivo, la mayoría de ellos se vieron obligados a aplicar una política monetaria restrictiva para proteger sus monedas y evitar que la devaluación les impidiera controlar la inflación. A pesar de que la tasa de inflación se elevó, ello no ocasionó una indexación automática de los precios. La devaluación nominal reajustó el tipo de cambio efectivo y los precios relativos sin agravar la inflación. No obstante, la política monetaria contra la inflación tuvo efectos restrictivos sobre la demanda adicional, lo que acentuó la recesión económica.

La recesión económica obligó a los países latinoamericanos a llevar a cabo reajustes económicos dolorosos y, a la vez, restringió la capacidad y el margen para la reforma estructural. Debido a que la situación económica internacional es desfavorable y los problemas económicos internos son muchos y complicados, el proceso de reajustes económicos de los países latinoamericanos será largo y complejo.

* Song Xiaoping es subdirector del Instituto de América Latina

de la Academia China de Ciencias Sociales


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