La
recesión y los reajustes de
la economía latinoamericana
Por
SONG XIAOPING
El 2002 fue un año de continua recesión en
Latinoamérica. Después de la breve recuperación
del 2000, al año siguiente la economía latinoamericana
cayó en una recesión y la tasa de crecimiento
se redujo del 3,8% al 0,3%, descendiendo en el 2002 hasta
un 0,5%. Es claro que la situación no fue la
misma en los diversos países latinoamericanos. Después
de bajar un 4,4% en el 2001, al año siguiente la
economía argentina fue abatida por una fuerte crisis
y cayó un 11%. En la mayoría de los demás
países el crecimiento económico se mantuvo,
pero la reducción de dicha tasa fue un hecho generalizado
en toda la región.
Esto se refiere al producto interno bruto (PIB). Si tomamos
en consideración el PIB per cápita, la recesión
económica se muestra aún más prolongada
y pronunciada. Según la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL), en el 2001 el PIB per
cápita de América Latina se redujo un 1,2%;
y en el 2002, un 1,9%. Desde 1998, la tasa de crecimiento
anual del PIB per cápita viene siendo de -0,3%. En
comparación con 1997, en el 2002 el PIB per cápita
cayó un 2%. Por lo tanto, en su informe de agosto
de 2002, la CEPAL consideraba que en dicho año se
completó media década perdida
para Latinoamérica. Lo único alentador es
que la recesión de la economía regional tocó
fondo en el primer trimestre del 2002 y en el segundo aparecieron
indicios de recuperación. Y en el último trimestre
de dicho año, incluso la economía argentina
empezó a registrar un crecimiento.
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Manifestantes venezolanos reuvindicando
sus derechos |
I. Análisis de la situación económica
La situación económica de Latinoamérica
en el 2002 se caracterizó por lo siguiente:
1. El comercio exterior siguió reduciéndose
y la importación sufrió una fuerte caída.
En el 2001, tanto la exportación como importación
bajaron, y en el 2002, la exportación cesó
de bajar, pero la importación se redujo un 7%.
2. El flujo de capital se redujo bruscamente y la fuga
de capitales fue enorme. En el 2002, el superávit
en la cuenta de capital disminuyó hasta 13.700 millones
de dólares, muy inferior al promedio anual de 58.000
millones de dólares registrado entre 1991 y 1999,
e inferior a los 50.100 millones de dólares del 2001.
Además, se produjo una reducción continuada
de la inversión directa extranjera, que si en 1999
fue de 79.700 millones de dólares, en 1999 llegó
solamente a los 39.000 millones.
3. El valor de las monedas locales se redujo en forma generalizada
y el sistema de tipo de cambio fijo perdió terreno.
La mayoría de los países de la región
devaluaron sus monedas respecto al dólar. Argentina,
Uruguay, Paraguay y Venezuela empezaron a adoptar el sistema
de tipo de cambio flotante.
4. La tasa anual de inflación ascendió del
6% del año 2001 al 12% del 2002, nivel considerado
todavía relativamente bajo.
5. La tasa del desempleo subió del 8,4% del año
2001 al 9,1% del 2002, empeorando las condiciones sociales
de manera concomitante.
Las principales causas de la recesión económica
latinoamericana fueron:
1. El deterioro de los mercados financieros internacionales,
factor determinante de los resultados de la economía
latinoamericana. Preocupados por los riesgos crecientes
del mercado financiero latinoamericano, los inversores extranjeros
redujeron sus inversiones en la región. El costo
del financiamiento para los países latinoamericanos
se elevó significativamente, superando con mucho
el costo internacional.
2. El crecimiento de la economía mundial se ralentizó
y el dinamismo de la economía estadounidense se debilitó.
La tendencia de fuerte crecimiento mostrada por la economía
estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre se
vio frenada, la incertidumbre económica aumentó
y la inversión en el mercado financiero se redujo.
3. Los precios de los productos primarios se mantuvieron
bajos. Desde 1998, los términos del intercambio de
los países latinoamericanos se deterioraron.
4. La brusca crisis económica argentina repercutió
en las economías de toda la región. La exportación
de Argentina a los demás países del Cono Sur
cayó en picado. La devaluación de la moneda
argentina sacudió el mercado financiero latinoamericano,
lo que acrecentó el riesgo de las inversiones y empeoró
las expectativas sobre la economía regional.
5. La inestabilidad política y social de no pocos
países tuvo efectos negativos en los resultados de
la economía regional. En este apartado se incluyen,
entre otros, los siguientes sucesos: la crisis política
y social de Argentina; la incertidumbre en las elecciones
presidenciales del Brasil; la crisis política de
Venezuela; y la guerra civil colombiana.
Los factores mencionados tuvieron importantes efectos en
la economía regional, aunque éstos variaron
en función de las particularidades de los diversos
países. México y los países centroamericanos,
que dependen más del mercado estadounidense, se vieron
más afectados por el decaimiento económico
de los EE.UU.; Chile, país exportador de materias
primas y más abierto al comercio exterior, se vio
más perjudicado por el deterioro de las condiciones
de los intercambios en el mercado internacional; los países
miembros del Mercosur, que son los que tienen deudas externas
más altas, fueron los más acosados por los
fuertes cambios de los mercados financieros internacionales
y, sobre todo, por la especulación financiera y la
fuga de capitales.
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Largas colas frente al banco por
temor al corralito |
II. REAJUSTES ECONÓMICOS
Los países latinoamericanos entraron en un proceso
de nuevos reajustes económicos. A fines de la década
de 1980, a medida que aumentaba el flujo de capitales a
los mercados emergentes y se aplicaba el Acuerdo de Washington,
los países latinoamericanos salieron de la crisis
de la deuda, iniciaron el plan de estabilidad y reforma
y apertura económicas y recibieron cuantiosos capitales
foráneos, todo lo cual se tradujo en una aceleración
del crecimiento económico en la primera mitad de
la década de 1990. A fines de esa misma década,
se produjeron frecuentes crisis financieras internacionales,
la economía mundial entró en una fase de inercia
y el flujo de capitales cambió de rumbo, de modo
que los problemas existentes en la economía y las
políticas económicas de los países
latinoamericanos se agravaron. El problema más grave
fue, y sigue siendo, la fragilidad creciente de los sectores
externos. El desequilibrio estructural de la balanza fiscal,
la deuda externa, el ahorro externo e interno, el financiamiento,
la importación y la exportación se han acentuado
y su consecuencia directa ha sido el inicio de un círculo
vicioso formado por la reducción del financiamiento
externo y el desequilibrio de los sectores externos. En
esta coyuntura de continua recesión económica,
los reajustes económicos de los países latinoamericanos
tienen un marcado carácter contractivo y recesivo.
La meta del reajuste fiscal consiste en contrarrestar el
desequilibrio fiscal y la presión creciente de la
deuda externa. En la década de 1990, una gran parte
del financiamiento externo se destinó a cubrir el
déficit fiscal, de modo que el aumento de éste
provocaba el incremento de la deuda externa y viceversa.
El déficit fiscal no pudo sostenerse por medio de
nuevas deudas externas y, al mismo tiempo, debido a la recesión
económica, los ingresos públicos se redujeron,
aumentando con ello la presión del déficit
fiscal. Por lo tanto, la mayoría de los países
latinoamericanos se ven obligados a hacer reajustes fiscales
a través de la reducción del gasto fiscal
y del pago de la deuda pública para mantener la balanza
fiscal, reajustes que tienen un carácter claramente
recesivo.
El reajuste del tipo de cambio es muy acusado. En la reforma
económica de la década de 1990, la política
del tipo de cambio fue utilizada por muchos países
como anclaje de la economía o como
incentivo financiero, permitiendo la sobrevaloración
de las monedas locales, medios con que se atraían
recursos financieros externos para ampliar la oferta externa,
sin tomar en debida consideración los efectos negativos
sobre la economía.
En el 2002, las monedas de la mayoría de los países
latinoamericanos se devaluaron en distintas proporciones,
siendo no pocos los países que abandonaron el tipo
de cambio fijo. El hecho de que la devaluación estuviera
relacionada con la especulación financiera internacional
no constituyó la única causa de dicha depreciación.
La causa principal fue que las monedas de muchos países
estaban muy sobrevaloradas, de modo que se producía
una distorsión de los precios relativos y una grave
erosión de la competitividad de las economías
locales. En otros países, el deterioro de los términos
del intercambio obligaba a reajustar el tipo de cambio.
La devaluación de las monedas locales era esencialmente
una necesidad objetiva, que tuvo como consecuencia el reajuste
estructural de los precios, de la producción (aumento
de la competitividad económica y resurgimiento de
la sustitución de importaciones) y del balance comercial.
El control de la inflación fue el punto clave de
la política monetaria de los países latinoamericanos.
Al reajustar el tipo de cambio efectivo, la mayoría
de ellos se vieron obligados a aplicar una política
monetaria restrictiva para proteger sus monedas y evitar
que la devaluación les impidiera controlar la inflación.
A pesar de que la tasa de inflación se elevó,
ello no ocasionó una indexación automática
de los precios. La devaluación nominal reajustó
el tipo de cambio efectivo y los precios relativos sin agravar
la inflación. No obstante, la política monetaria
contra la inflación tuvo efectos restrictivos sobre
la demanda adicional, lo que acentuó la recesión
económica.
La recesión económica obligó a los
países latinoamericanos a llevar a cabo reajustes
económicos dolorosos y, a la vez, restringió
la capacidad y el margen para la reforma estructural. Debido
a que la situación económica internacional
es desfavorable y los problemas económicos internos
son muchos y complicados, el proceso de reajustes económicos
de los países latinoamericanos será largo
y complejo.
* Song Xiaoping es subdirector del Instituto de América
Latina
de la Academia China de Ciencias Sociales
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