AGOSTO 2003


Nueva conquista del “tercer polo de la Tierra”

 

 

Con sus 8.848,13 metros, el monte Qomolangma (Everest) es la cima más alta del mundo

En el Himalaya, cordillera que sirve de frontera entre China y Nepal, sobresalen más de 40 picos cuya altura supera los 7.000 m s.n.m. En el centro de este sistema montañoso se yergue el Qomolangma (conocido también como Everest), que con sus 8.848 m de altitud es la cima más elevada del planeta y cuyas nieves perpetuas le han valido el sobrenombre de “tercer polo del mundo”.

Según los geólogos, en tiempos remotos la actual región del Himalaya era un inmenso océano. Durante la era cenozoica, su lecho, empujado por los movimientos de la corteza terrestre, comenzó a elevarse a una velocidad asombrosa hasta convertirse en el techo del mundo. Esa elevación no ha cesado y prosigue a razón de entre 3,2 y 12,7 mm anuales.

Ha sido precisamente la altitud sin par del Qomolangma lo que siempre ha dado alas a los alpinistas para intentar conquistarlo. Uno de ellos dijo: “Hay bonitos sueños que acompañan a uno a lo largo de su vida; para mí, la conquista del Qomolangma ha sido uno de esos sueños. Esta montaña es la cúspide del mundo, por lo que es natural que tanto niños como adultos se fijen la meta de escalarla”.

Para conmemorar el cincuentenario de la conquista del Qomolangma, el 21 de mayo del 2003 el equipo nacional de alpinismo coronó exitosamente su cima
El 5 de mayo de 1988, una expedición integrada por 12 alpinistas chinos, japoneses y nepalíes alcanzaron la cumbre desde ambas caras
El 29 de mayo de 1953, el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tezing Norgay culminaron la escalada de la cara sur del Qomolangma y se convirtieron en los primeros en coronar su cima

Pero coronar el Qomolangma no es nada fácil. A 8.848 m s.n.m., las condiciones son extremadamente duras: avalanchas, grietas en el hielo, fuertes vientos, súbitas tempestades, temperaturas inferiores a -40º C y una tercera parte del oxígeno disponible a nivel del mar. Todo ello convierte este lugar en una zona vedada a la vida. Entre las mayores amenazas a las que deben enfrentarse los alpinistas se encuentran varias enfermedades agravadas por la altura, como la perniosis, el edema pulmonar y la hidrocefalia. Nadie sabe si al final del camino le espera la conquista de la cima o la muerte.

Gracias al progreso científico y tecnológico, en los últimos años los equipos de montañismo se han perfeccionado mucho, por lo que los alpinistas ya no emprenden la escalada de este coloso con tanto temor. Al pie del Qomolangma hay ahora una oficina de correos, un cibercafé y varias agencias de turismo que incluyen esta montaña en sus itinerarios.

Para proteger el entorno, con la ayuda del Gobierno Central y de la Región Autónoma del Tíbet en 1988 se estableció el Parque Natural del Qomolangma, en cuyos 30.000 kilómetros cuadrados pueden verse a asnos salvajes corriendo junto a vehículos motorizados.

El Qomolangma, montaña sagrada de los tibetanos, sigue atrayendo a un número creciente de visitantes y alpinistas.


n