La
Ruta de la Seda y la prosperidad Tang
Por
nuestro reportero HUO JIANYING

Tocando la pipa de espalda, típica
postura de danza reproducida en un fresco de las frutas
de Dunhuang |
El ballet A lo largo de la Ruta de
la Seda volvió a los escenarios de Beijing con ocasión
de las celebraciones del Año Nuevo chino, siendo acogido
con igual entusiasmo que cuando se estrenó hace ahora 24
años. Ambientada en el apogeo de la dinastía Tang (618-907),
esta obra ensalza el arte de las grutas de Dunhuang y las
primorosas galas de dicha dinastía. Con la antigua Ruta
de la Seda como telón de fondo, sus relatos exaltan el amor,
la benevolencia y la amistad de esa época esencialmente
abierta.
Los dramaturgos no están solos en su celebración
contemporánea de la edad de oro Tang. Tras cinco años de
laborioso engaste por parte de 100 maestros artesanos, finalmente
se completó en Taizhou, ciudad de la provincia de Zhejiang,
un descomunal camafeo de la Ruta de la Seda incrustado con
gemas. Esta obra de arte de dos metros de alto y 60 metros
de largo conmemora el corredor euroasiático de 7.000 kilómetros
de la dinastía Tang, vía que tanto contribuyó a su prosperidad
y a través de la cual se produjeron los primeros intercambios
entre China y el mundo exterior. Su entalladura reproduce
12 escenarios de la Ruta, entre ellos Chang'an, capital
del imperio Tang, las regiones situadas al oeste del Paso
de Yumen, varios lugares del Mediterráneo y Roma. Los materiales
utilizados fueron escogidos cuidadosamente de entre unas
30 toneladas de jade.
Ruta de tribulaciones

Emperador de la dinastía
Tang, recibiendo en el Palacio Imperial de Daming (Chang´an)
a enviados extranjeros llegados por la Ruta de la Seda |
A lo largo de los siglos, la Ruta de la
Seda, sobre cuyo recorrido exacto siguen existiendo dudas,
ha conservado un aura de misterio. Más que una vía de comunicación
planificada, era un camino abierto por caravanas de intrépidos
comerciantes asiáticos y europeos.
En 1877 el geógrafo alemán Ferdinand von
Richthofen la bautizó como Ruta de la Seda, aunque los viajes
a través de ella distaban mucho de la comodidad y fluidez
que tal nombre implicaba.
En el 399, un monje de la dinastía Jin
del Este (317-420), de 65 años, llamado Faxian peregrinó
a la India en busca de las escrituras budistas. El y sus
acompañantes caminaron fatigosamente por montañas inexploradas
y a través de áridos desiertos, no sin extraviarse en repetidas
ocasiones. Algunos de ellos murieron de enfermedad y otros
desistieron a mitad de camino. Cuando Faxian llegó por fin
a Sri Lanka, estaba solo. Fue un milagro que un septuagenario
sobreviviera 35 días y finalmente escapara del implacable
desierto de Taklamakán. En su viaje de vuelta a China, Faxian
volvió a tener una buena suerte increíble, pues sobrevivió
a 70 días de tiempo muy desapacible. Cuando a la postre
pisó de nuevo territorio chino en Shandong, acababa de cumplir
80 años.
Posteriormente Faxian escribió un libro
titulado Registros de países budistas, pero en él
no mencionó ninguna de las experiencias vividas en su viaje.
Los estudiosos conjeturan que no deseaba revivir aquel viaje
de pesadilla. Sin embargo, pasadas algunas generaciones,
sus aventuras dieron lugar a innumerables fantasías sobre
la Ruta de la Seda. Antes de llegar al “paraíso occidental”,
los cuatro protagonistas de Peregrinación al oeste,
una de las novelas clásicas chinas, al tiempo que se sienten
hechizados por los paisajes desconocidos, deben vencer el
agreste terreno y escapar de las garras de los demonios.
Ruta de la prosperidad
Ya en tiempos de la dinastía Han (206
a.n.e.- 220 d.n.e.), se hizo evidente que la Ruta de la
Seda iba a impulsar la pujanza nacional de China y a traer
prosperidad a su población.
Poco después de ascender al trono, en
un momento en el que el recién nacido imperio estaba todavía
recuperándose de un prolongado período de guerras, Li Shimin,
emperador de la dinastía Tang, vació las arcas del estado
y asignó grandes cantidades de mano de obra a la renovación
de la Ruta de la Seda. Tras dos décadas de esfuerzos, ya
estaba en condiciones de usarse y se convirtió en un canal
aún más amplio para los intercambios económicos y culturales
entre China y el resto del mundo. Gracias a su floreciente
economía, la dinastía Tang pudo desarrollar la cultura y
perfeccionar la gobernación, deviniendo así la más poderosa
de la historia de China. Incluso hoy en día, los chinos
siguen siendo conocidos como el pueblo Tang; y las colonias
chinas de San Francisco, Nueva York y Londres aún llaman
“Tangrenjie” (calle del pueblo Tang) a los barrios chinos
de estas ciudades.
Durante la dinastía Tang, a lo largo del
corredor de Hexi, camino estratégico de la Ruta de la Seda,
florecieron varias ciudades, como Wuwei, Shandan, Zhangye
y Jiuquan. Sus días de gloriosa prosperidad pasaron hace
ya mucho tiempo, pero en su momento fueron hervideros de
mercaderes chinos y extranjeros. Wuwei, por ejemplo, era
un centro del comercio internacional y una metrópoli con
una población de cientos de miles de habitantes; en sus
innumerables tabernas, la música y el baile no cesaban ni
de día ni de noche. Deslumbrado por la opulencia de estas
ciudades, un escritor árabe confundió Shandan con Chang'an,
capital de la dinastía Tang.
No obstante, la capital era inconfundiblemente
extensa y majestuosa. Su vía axial, la avenida Zhuque, medía
155 metros de ancho, y de entre su millón de habitantes,
los extranjeros sumaban por lo menos 100.000, de los cuales
100 ocupaban altos cargos gubernamentales. La superficie
de la actual Xi'an, situada en el antiguo emplazamiento
de Chang'an, equivale solamente a una octava parte de la
que ocupaba la capital Tang.
La prosperidad de la dinastía Tang, así
como su receptividad y tolerancia con respecto a las civilizaciones
foráneas son excelentes razones para que los chinos idealicen
esa época hasta el punto de considerarla su edad de oro.
El encanto perenne de la dinastía Tang

Viajeros de la dinastía Tang avanzan
hacia el oeste siguiendo la Ruta de la Seda
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En una tienda de viejo, un niño entrega
al dueño varias kaiyuan tongbao, monedas de cobre
de la dinastía Tang aún en circulación. Tras echarles una
ojeada, éste las deja en una bandeja en la que hay otras
monedas antiguas y da al niño unos cuantos yuanes. Transcurridos
más de mil años, las monedas de la dinastía Tang siguen
circulando y mantienen un valor nominal estable.
Las maniquíes desfilan por la pasarela
luciendo preciosos modelos inspirados en la dinastía Tang.
Sus vestidos, de tejido vaporoso, escotados y de hombros
descubiertos, se ajustan de manera sorprendente a las tendencias
de la moda contemporánea. La época Tang fue sin duda el
período de la China feudal menos represivo con las mujeres
y su comportamiento físico.
Pero el legado de dicha dinastía va mucho
más allá de las monedas de cobre y los vestidos refinados.
En efecto, su riqueza espiritual y material constituye la
esencia misma de la civilización china.
Los reinados Zhenguan y Kaiyuan (mediados
del siglo VII-mediados del siglo VIII) representan el apogeo
de la paz y la prosperidad Tang que los gobernantes y eruditos
de las siguientes dinastías trataron de emular.
El espejo Tang, compilado por Fan
Zuyu, un historiador de la dinastía Song, y publicado en
el 1086, registra las palabras y los hechos de todos los
emperadores de la dinastía Tang, así como los comentarios
y análisis que se hicieron en un esfuerzo por explicar las
causas de su prosperidad y su decadencia. Desde la dinastía
Song (960-1279), los emperadores utilizaron esta encarecida
obra, considerada un clásico de la gobernación monárquica,
como manual. Se afirma que Zhu Yuanzhang (1328-1398), fundador
de la dinastía Ming (1368-1644), dijo: “Si tuviera que escoger
entre una bella concubina y el El espejo Tang, escogería
lo segundo”.
Ciertos sistemas instituidos durante la
dinastía Tang se estudiaron, se evaluaron y, tras ser corregidos
y complementados, volvieron a aplicarse. Por ejemplo, los
sistemas de tributación de las dinastías Song y Ming, así
como los sistemas judiciales de las Ming y Qing, que se
desarrollaron a partir de los vigentes en la época Tang.
Mientras los monarcas ahondaban en El
espejo Tang, la gente común se convertía en entusiasta
conocedora de las poesías de dicho período.
Tanto por su extensión como por su calidad
literaria, cabe afirmar que la poesía Tang señala el cenit
de la poesía china. Las antologías manuscritas, impresas
y digitales compiladas a lo largo de los siglos recogen
unas 50.000 poesías de esta época. El que los niños chinos
reciten poesías Tang cuando aprenden a hablar es una tradición;
y estas poesías son un componente obligatorio de los libros
de texto de primaria y secundaria.
Durante los 2.000 años que duró el feudalismo
chino, la dinastía Tang fue la que ejerció mayor influencia
en el desarrollo de la historia nacional. Además, marcó
la época en la que China fue una superpotencia mundial.
La gloria Tang sigue siendo una fuente de inspiración para
el pueblo chino en su búsqueda del renacimiento nacional.
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