Sueños
de una cosplayer
En
la actualidad, en Hangzhou está popularizándose el cosplay.
Los representantes de esta última manifestación de la creatividad
humana son conocidos con un reluciente nombre: cosplayers.
El
cosplay se originó en Japón. Los aficionados al cosplay
eligen a algún personaje original de dibujos animados para
imitar su forma de vestir y sus complementos. Compran telas
de diversos géneros para confeccionar llamativos vestidos
y salen a la calle con mucho maquillaje. Se sienten contentos
y satisfechos cuando al pasear por lugares públicos muy
concurridos logran despertar la curiosidad. Esta afición
a imitar la forma de vestir de personajes de cómics, de
dibujos animados y de otros medios audivisuales es lo que
se llama cosplay.
Wang
Shan es una joven graciosa de facciones bastante marcadas
que tiene poco más de 20 años. Wang vive fascinada por el
cosplay y el super rock visual. Le gusta leer revistas
de cantantes de rock visual, ponerse extraños atuendos de
piel y vestidos lujosos confeccionados por ella misma. Así
vestida, con mucho maquillaje y el cabello teñido de varios
colores, no es de extrañar que llame la atención de los
demás viandantes. Wang estudia diseño de confección, por
lo que le resulta más fácil copiar los estilos que más le
gustan. Tan aficionada es a la cosplay que pidió
ayuda para abrir un sitio web llamado “Conjuro superficial”,
desde donde ofrece sus servicios a quienes comparten su
afición y a quienes llevan una vida distinta. Wang ya tiene
clientes en Shanghai, Suzhou, Beijing, Liaoning, Xi’an y
otras ciudades. Unos le piden la lista de precios, otros
le hacen encargos, otros simplemente quieren trabar amistad;
incluso hay quienes le piden fotos. Todo ello le da una
sensación de éxito. Sus padres la apoyan, ya que lleva bastante
tiempo sin pedirles dinero y de vez en cuando compra algo
nuevo para la casa. Sin embargo, su padre le ha escondido
la guitarra, que compró de segunda mano, ya que en su opinión
se trata un objeto de lujo sólo para muchachos. Hace poco,
Wang pasó unos días un poco triste porque su sitio web
había desaparecido por falta de la oportuna actualización.
Pero no se tardó en recuperar sus ánimos con un nuevo proyecto:
abrir una tienda de cosplay donde pueda diseñar y
vender lo que se ponen las estrellas de los medios audiovisuales
y donde todos aquellos que compartan esta nueva afición
puedan sentirse como en su casa.
Wang
explicó que una empresa de confección japonesa mostró interés
por sus diseños y la invitó a trabajar para ella. Aunque
la joven sabe que aún le queda mucho por aprender, decidió
probar suerte. Como suele sucederles a las jóvenes de su
edad, de vez en cuando Wang siente nostalgia del hogar.
Wang aprovecha
la ausencia de sus padres para tocar un poco la guitarra
siguiendo la música que sale de la pantalla
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Wang Shan en un concurso
de cosplay
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Como la habitación
es pequeña, hay que dibujar los patrones en el suelo
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Comprando telas en
el mercado
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Cosiendo con
una vieja máquina
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