MAYO 2003

 


La alegría y el sufrimiento de las personas de mediana edad

Por CHEN XINXIN


Para conseguir un nuevo empleo es necesario reciclarse profesionalmente

Cuando el dramaturgo Liang Zuo, de 43 años, murió a consecuencia de un repentino ataque de corazón, las personas de mediana edad recordaron otra vez las amenazas que conlleva la crisis de la madurez. En el 2001, el promedio de vida de los beijineses era de 75,85 años, pero el de los intelectuales, sobre todo el de los de mediana edad, era inferior. Según un estudio de la Academia China de las Ciencias, entre 1991 y 1996, ambos inclusive, la media de edad de los científicos en activo fallecidos por enfermedad no sobrepasó los 53 años.

En opinión de muchos chinos, la madurez de la vida, que va de los 40 a los 55 años, es un período de inflexión que marca el inicio de un declive. Esta opinión pesimista tiene su origen en la experiencia vital de muchos ciudadanos nacidos en los años 50 y 60 del siglo pasado, época en la que China vivió las dolorosas experiencias del Gran Salto Adelante y la “revolución cultural”, que paralizaron no sólo la economía nacional, sino la construcción cultural y educativa. Para erigirse en herederos de la causa del proletariado, los alumnos de primaria y secundaria tomaron el trabajo físico como su tarea principal; además, las universidades frenaron la admisión de estudiantes por las vías normales, limitándose a aceptar únicamente a miembros de familias campesinas u obreras, es decir, a representantes del proletariado, que contasen con la debida recomendación. Se explica así el bajo nivel cultural de toda esta generación. Sin embargo, a principios de la década de 1980, China empezó a aplicar la política de reforma y apertura, y la sociedad comenzó a experimentar grandes cambios. Así las cosas, al llegar a la madurez, los miembros de esta generación víctima de errores históricos se enfrentan con mayores dificultades laborales, matrimoniales y sentimentales.

La presión del empleo


Chang Meng trabajando en un Asilo de Ancianos

Si bien es cierto que actualmente son muchas las personas de mediana edad que desempeñan cargos de primera línea en las diferentes industrias de China, también es verdad que este grupo poblacional ya no es el que domina el mercado del empleo. Casi todas las demandas de empleo van dirigidas a personas menores de 35 años. El cambio de trabajo y la recolocación son más difíciles. Para mantener su actual trabajo u obtener uno mejor, las personas de mediana edad suelen hacer cuánto está a su alcance sin escatimar esfuerzos, actitud que en mayor o menor perjudica su salud física y su vida familiar.

Por razones históricas, los miembros de esta generación que han llegado a la madurez se sitúan en uno de dos extremos opuestos. En uno de ellos, el más numeroso, se encuentran los jubilados anticipadamente, trabajadores con habilidades técnicas y conocimientos insuficientes, debido a que cuando estaban en edad escolar fueron al campo en respuesta al llamamiento hecho por el Gobierno para participar en el trabajo físico y cuando finalmente regresaron a la ciudad ya se les había pasado la edad de estudiar. En el otro extremo se hallan quienes a finales de la década de los años 70 pudieron ingresar en la universidad después de la recuperación de la admisión a este tipo de centros. Dados su impresionante expediente académico así como a su rica experiencia, estas personas constituyen fuerzas principales e imprescindibles del trabajo, lo que en muchos casos las lleva al borde del agotamiento.

No obstante, los reveses y las adversidades de la vida han forjado en estas personas una voluntad indomable y un espíritu tenaz. Además, en tiempos difíciles se beneficiaron de la ayuda ajena, de ahí su tendencia a mostrarse caritativas y generosas.


Aunque ella se queda fuera, su corazón está en las aulas donde sus hijos están examinándose

Chang Meng, de 47 años de edad, es una mujer muy conocida en Beijing. En 1988 empezó a dedicar su tiempo libre a ayudar a las mujeres que se sienten deprimidas o desesperadas a causa del divorcio. Más tarde, abrió un centro para recoger y ayudar a huérfanos, niños paralíticos y niños con discapacidades mentales. Chang dijo que con su trabajo quería corresponder al amor y la ayuda recibidos cuando el dolor por el fracaso de su matrimonio le había quitado las ganas de vivir.

Cao Yan contrajo una parálisis infantil a los seis meses y nunca aprendió a andar. Su madre murió cuando ella tenía seis años. Cao se sentía inferior, puesto que a menudo era objeto de burlas. Desesperada, intentó suicidarse dos veces tomando hipnóticos.

Después de ser salvada y tras profunda reflexión, se dio cuenta de que toda persona es valiosa y no debe despreciarse a sí misma, sino poner en pleno juego sus cualidades. Pidió un carné de lectora en una biblioteca y empezó a ir allí todos los días con sus muletas para leer y estudiar. En 1994, le prestaron dinero y registró su propia escuela: la Escuela Especializada Aixing de Beijing. Ahora, esta persona paralítica es directora de una escuela para niños sin ningún tipo de minusvalía. Después de tres años de duro trabajo, ya había devuelto todo el préstamo. La escuela, donde en un principio se impartían cuatro cursos a unas decenas de alumnos, ofrece hoy 87 cursos y cuenta con cerca de 2.000 alumnos. Gracias a los esfuerzos de Cao y de sus colegas, tanto los alumnos como sus padres están satisfechos con la escuela. Y lo que es aun más importante, Cao fue elegida miembro del comité del Consejo Consultivo Político del Partido Comunista del distrito de Xicheng.

Cambios matrimoniales


Miles y miles de personas de mediana edad se disputan unos mil puestos de trabajo

La edad madura es el período de la vida en el que las relaciones extraconyugales son más frecuentes. Al analizar las causas, los especialistas indican que algunos hombres desean agarrarse a lo que les queda de juventud para demostrar que aún son fuertes y atractivos; otros desean probar otro tipo de relación sentimental porque su vida sexual no les satisface; y otros cometen deslices por no saber resistirse a las tentaciones e incitaciones de compañeros y amigos.

Según una investigación llevada a cabo en la ciudad de Shenzhen, la tasa de afectados por enfermedades mentales ha llegado al 1,619%, de los que el 87% no ha recibido ni tratamiento médico regular ni servicios de recuperación efectivos. Los hombres de edad madura son las personas más proclives a sufrir desórdenes psicológicos; aunque su número es inferior al de mujeres, la gravedad de sus afecciones suele ser mayor debido a que en general esconden sus sentimientos. El director de la Academia de Epidemiología de Shenzhen afirmó que una tercera parte de los hombres de edad madura padecen problemas psicológicos en mayor o menor medida. A menudo se sienten desalentados, ansiosos y desconcertados. Como en diferentes ocasiones deben desempeñar diferentes papeles sociales poco o nada relacionados entre sí, al cumplir sus funciones sociales no se sienten alegres, sino presionados y preocupados.

El señor Wang, de 54 años, es investigador de una academia: “Mi mujer trabajaba de tipiadora en una fábrica. Es guapa, pero siempre está de mal humor y suele insultarme. Yo quería divorciarme, pero al final no lo hice por el niño. Cuando quiero tener contacto sexual con ella, no me hace caso y me rechaza. Sé que muchos hombres buscan una amante para satisfacer sus necesidades. Pero si la que encuentro vive cerca, me descubrirán enseguida y mi reputación y mi futuro se verán afectados; no quiero ir con prostitutas porque tengo miedo de contraer alguna enfermedad venérea; tampoco puedo relacionarme con mujeres decentes, ya que ¿quién quiere tener relaciones sexuales con una persona desconocida?; además, ni que decir tiene que no puedo prometerle que me voy a casar.  Por todo ello, a un intelectual como yo le resulta muy difícil tener un amor extraconyugal. El mío no es un caso aislado, pues muchos de mis colegas tienen problemas similares. Mi familia se sostiene forzadamente en beneficio de mi hijo. No tengo amante; si la tuviera, seguramente la situación terminaría en divorcio. A mí me parece que sin una mujer no puede existir una familia y que para un hombre vivir solo resulta muy duro. Todas estas consideraciones me han hecho mantener mi matrimonio hasta ahora”.

Los cambios sociales producen notables cambios en las escalas de valores. Las mujeres son más exigentes a la hora de escoger a su cónyuge. Como también suelen trabajar y ser económicamente independientes, se atreven a abandonar un matrimonio que no anda bien y dejar de hacer concesiones unilaterales.

Considerado antes una vergüenza para la mujer, el divorcio es tomado ahora como una experiencia más en la vida de una persona; e incluso se piensa que una mujer de mediana edad divorciada tiene un atractivo especial. Al llegar a la mediana edad, su personalidad y sus emociones son ya bastante maduras y estables. Como la mayoría de ellas han pasado por la experiencia de dar a luz y criar hijos, no tienen los caprichos de las más jóvenes y comprenden mejor las dificultades con la suegra, lo que facilita el mantenimiento de buenas relaciones entre todos los miembros de la familia. A diferencia de las jóvenes, las mujeres maduras, habiendo experimentado los golpes de la vida, prestan más atención a sus emociones que al dinero y la posición social.

Problemas de reproducción


Cao Yan, una mujer paralítica que ayuda a los niños sanos a cultivar sus cualidades

Después de realizar una investigación sobre la vida sexual de los chinos, Pan Ruiming, catedrático de la Universidad del Pueblo de China, formuló la siguiente pregunta: “¿Por qué no hay contacto sexual en el matrimonio?”. Al frente de 36 especialistas, Pan dedicó un año entero (1999-2000) a hacer una encuesta sobre la vida sexual de los chinos, tomando como población de muestra a 3.824 hombres y mujeres de entre 20 y 64 años de más de 60 localidades urbanas y rurales. Entre los casados y quienes conviven en pareja, el 28,7% dijo haber pasado un mes sin mantener ninguna relación sexual con su pareja y el 6,2% aseguró llevar un año. 

El estudio sobre la calidad del matrimonio en China, realizado por la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai, se elaboró a partir de una encuesta efectuada entre 6.033 hombres y mujeres procedentes de zonas rurales y urbanas. Preguntados sobre el orgasmo, punto culminante del placer sexual, cerca de la mitad de los encuestados respondieron que desconocían esta palabra; el 44,9% de quienes dijeron conocerla no supieron su significado antes de los 25 años; y el 33% opinaron que no es un elemento importante de la vida sexual.

Al contestar a la pregunta “¿cuánto tiempo se prolongan las caricias previas al acto sexual?”, sólo el 4 y el 4,2% de los encuestados de ciudad y de campo, respectivamente, contestaron que duran 20 minutos; el  60% respondió que no se acarician. El 95,7% de las parejas nunca se intercambian sus sentimientos; el 74,4% nunca o casi nunca adoptan una actitud acaramelada en circunstancias ordinarias; y el 18,6% nunca ha experimentado placer en sus relaciones sexuales.

Yun, de 34 años de edad, es una mujer tierna y virtuosa que últimamente se siente a menudo inquieta y malhumorada sin razón, y rechaza casi constantemente los tanteos cariñosos de su marido. Ni él ni Yun saben qué ocurre, pero lo cierto es que su menstruación es irregular. Yun fue a ver al médico, quien le diagnosticó un síndrome de climaterio.

No pocas mujeres intelectuales llegan al climaterio con anticipación. Según Qiao Yuhuan, doctor catedrático del Hospital de la Universidad de Zhengzhou, las principales causas de la anticipación del climaterio son la gran presión laboral y el rápido ritmo de vida. Pero este fenómeno no es exclusivo de las mujeres. En Shanghai, se encontró a un hombre que presentaba síntomas climatéricos a los 39 años, es decir, diez años antes de la edad considerada habitual. “El climaterio masculino puede definirse más concretamente como la falta de andrógenos”, explica Wang Yixin, director de la Academia de Ciencias Masculinas, quien añade: “El climaterio masculino prematuro se debe a los hábitos perjudiciales, a una dieta desequilibrada y a un bajo estado de ánimo, variable ésta que es considerada una de las claves del envejecimiento”.

Un programa de debate de Radio Shanxi titulado “¿Qué hacer en un matrimonio sin vida sexual?” incitó el interés de muchos oyentes. Una mujer de 34 años exteriorizó sus sentimientos más íntimos. Se sentía perpleja porque su marido no mostraba apetito sexual alguno. Cuando le suelta indirectas, su marido suele fingir no entenderla; y cuando se lo pide claramente, se excusa diciendo que está muy cansado, que no tiene energía o que no tiene interés. Esta situación se ha prolongado más de medio año. Esta mujer desea que su marido vaya a ver al médico, pero él le contesta que ahora todas las familias son así, que no hace falta buscar ayuda y que si ya se tiene un hijo la vida sexual no es importante. Ella se siente muy triste, porque goza de excelente salud y le gustaría llevar una vida sexual normal. Pero tampoco quiere destruir la familia sólo por eso, porque aparte de este problema, su marido es muy bueno y ambos conviven armoniosoamente.

La dificultad de casarse en segundas nupcias


En clase junto con los hijos

Xiao Mi, de 50 años de edad, es una especialista en los problemas de las personas de mediana edad. En su opinión, el índice de divorcios entre las parejas casadas en segundas nupcias es en general bastante alto. Aparte de los problemas relacionados con los hijos, la casa, el dinero, etcétera, hay que tener en cuenta que las personas de mediana edad tienen costumbres y formas de pensar tan arraigadas que no resulta fácil cambiarlas para satisfacer al nuevo cónyuge. Por lo tanto, muchas personas de mediana edad no se apresuran a volver a casarse, sino que prefieren convivir juntos primero para ver si pueden adaptarse el uno al otro.

Tengo una amiga que lleva dos años divorciada. Aunque ya tiene 50 años de edad, sigue resultando atractiva. Sin embargo, ha dicho firmemente que no quiere casarse otra vez:  “Tengo mis propios ingresos y un lugar donde vivir. No necesito casarme con un hombre al que no quiero mucho simplemente para hacerle las tareas domésticas y para 'hacer ejercicios' con él en la cama. Seguramente no me sentiría tan feliz como me siento ahora: puedo ir adonde quiera, jugar con quien me dé la gana y nadie me puede mantener sujeta. ¡Es un tipo de vida muy libre!”.

Según dicho estudio, quienes más se divorcian y más se casan en segundas nupcias son los ciudadanos de entre 25 y 44 años. Sólo el 0,5% de las mujeres divorciadas a esta edad no han vuelto a casarse. En 1995, 1996 y 1998 había respectivamente 833.000,  862.000 y 977.000 parejas casadas en segundas nupcias. Al mismo tiempo que aumenta la tasa de divorcios, el número de familias reorganizadas se incrementa. En 1997, la proporción de casamientos en segundas nupcias con respecto a los de primeras nupcias fue del 13,67% en Beijing y del 5,1% en el conjunto del país.

Dado que el deseo sexual disminuye con la edad, las personas ya maduras conceden mayor importancia a la sinceridad de los sentimientos y al disfrute de una convivencia tranquila. Aunque todavía sienten deseos de tener una familia completa, no quieren casarse precipitadamente. Si una persona es virtuosa, ama la vida, tiene aficiones y no carece de espíritu emprendedor, de su interior brotará una fuente de alegría que la hará naturalmente atractiva. Las actividades colectivas, como charlar, jugar a las cartas, hacer excursiones, bailar, cantar y hacer deporte, enriquecen la vida de las personas y les permiten hacer fácilmente nuevas amistades.

Cuando tienen necesidades sexuales, algunas personas de mediana edad que viven solas buscan a una pareja entre sus conocidos, de modo que el acto sexual se realiza con el consentimiento de ambas partes; otras recurren a la masturbación. Muchos creen que esta práctica es beneficiosa para la salud y previene el envejecimiento prematuro. También hay quienes se aferran a la mentalidad tradicional y niegan la posibilidad de mantener relaciones extramatrimoniales. Pero nadie niega tener amistades con personas del sexo opuesto.

¿Cómo será la vejez sin un compañero? En realidad, lo más práctico es depender de los seguros sociales, porque en muchos casos, aunque el cónyuge aún esté vivo, también es viejo y necesita cuidados. Tampoco puede contarse con los hijos: éstos ya tienen su propia vida y están muy ocupados, por lo que les resulta imposible cuidar a sus padres. Según estadísticas realizadas en algunas escuelas superiores de Guangzhou, cerca de la mitad de las familias intelectuales tienen hijos en el exterior o en otras ciudades chinas estudiando o trabajando. Según los medios de comunicación, “el fenómeno del 'nido vacío' está extendiéndose a las familias integradas por personas de mediana edad”. Como los jóvenes de hoy día se muestran cada vez menos dispuestos a asumir la responsabilidad de mantener a sus padres, las personas de mediana edad tienen que reajustar su mentalidad y acumular dinero ahora para contar con recursos económicos al llegar a la vejez.

Siguiendo los destinos de la nación, los miembros de esta generación de personas de mediana edad han vivido tres años de catástrofes naturales, 10 años de “revolución cultural” y muchos años de dificultades económicas. Y en esta época, caracterizada por la veloz renovación tecnológica y la importancia otorgada a los títulos académicos, se ven obligados a competir con los jóvenes, puesto que tanto ante su familia como ante la sociedad tienen responsabilidades irrenunciables.


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