Cuentos históricos de China
Wang Zhaojun
En
la región autónoma china de Mongolia Interior hay dos grandes
tumbas de Wang Zhaojun, una célebre mujer de la dinastía Han
que hace dos mil años fue a esta zona por su propia voluntad,
para casarse con el rey Chanyu de Xiongnu, un pueblo nómada
del norte de China. Tales tumbas se hallan en Hohhot, capital
de Mongolia Interor, y Baotou, otra ciudad de la misma región
autónoma. Cuenta la tradición que esas tumbas tenían la virtud
de obrar milagros, pues los mongoles pobres que las visitaban
recibían todo lo que solicitaban: alimento, ovejas, etcétera.
La
historia, que no nos ofrece más detalles sobre esta mujer, sí
nos dice que también era conocida como Wang Qiang y que nació
en el actual distrito de Zigui, provincia de Hubei. Pero otras
fuentes de información, así como novelas, obras de teatro y
poemas clásicos, nos brindan abundantes datos sobre ella. En
una de sus obras, Ge Hong (284-364), de la dinastía Jin, nos
cuenta que como Wang no tenía dinero para sobornar al pintor
palaciego Mao Yanshou, éste la retrató deliberadamente de manera
poco favorecedora, razón por la cual no llegó a impresionar
al emperador Yuandi (73-33 a.n.e.) de la dinastía Han. Marginada
dentro de la corte, llevó una vida solitaria hasta que se casó
con el rey de Xiongnu. Según la descripción de Cai Yong (132-192),
poeta de la dinastía Han del Este, fue una hija muy piadosa
y una persona muy franca en el hablar y muy audaz en el actuar.
Con el fin de proteger de las persecuciones a su ya anciano
padre, decidió entrar en el palacio imperial como doncella.
Siendo una mujer de temple y muy segura de sí misma, no se resignó
a permanecer toda la vida encerrada en ese palacio y abrigó
siempre la esperanza de poder salir algún día de allí.
Finalmente,
ese día tan esperado llegó. El año 33 a.n.e., a fin de restablecer
los vínculos matrimoniales con la dinastía Han, el rey Chanyu
llegó a Chang´an, capital de la dinastía Han, para pedir la
mano de una de las doncellas de la corte. El emperador Yuandi
accedió a su petición e hizo saber que trataría como a una hija
a la doncella que aceptase ser esposa del rey Shanyu. Entonces,
las beldades del palacio se preguntaron: ¿Qué destino les esperaba
en este palacio? Seguramente morirían en ese encierro. Por lo
tanto, consideraban justo aspirar a salir de él y a llevar una
vida normal de familia. Sin embargo, cuando pensaban en que
tendrían que ir a la lejana y vasta pradera del Norte, empezaban
a titubear.
Wang
Zhaojun no compartía estas vacilaciones, sino que pensó que
había llegado el día esperado y que por fin podría salir del
palacio donde estaba malográndose. Además, consideraba que su
salida en tales circunstancias significaba una contribución
a la patria y, por lo tanto, decidió casarse con el rey Chanyu.
Cuando
Wang Zhaojun y el rey Chanyu fueron a despedirse del emperador,
éste descubrió que Wang era muy hermosa y se arrepintió de haberla
dado en matrimonio. No obstante, puesto que no podía faltar
a su palabra, lo único que hizo fue aconsejar a Wang que prestara
especial atención al significado de las relaciones amistosas
y luego le ofreció un espléndido banquete de despedida.
Ni
bien Chanyu y Wang Zhaojun hubieron salido de Chang´an para
retornar a su país, el emperador, lleno de indignación, recriminó
al pintor palaciego por no haberle ofrecido un retrato fiel
de Wang Zhaojun y ordenó ejecutarlo por haber cometido un delito
de concusión.
Entretanto,
desafiando el frío, Wang Zhaojun partió a caballo acompañada
de funcionarios de la dinastía Han y Xiongnu. Esta es la imagen
de Wang que vemos reproducida con frecuencia en algunos carteles
del Año Nuevo, así como en pinturas antiguas. Es natural que
una mujer tan joven y sensible como la protagonista de nuestro
relato sintiese melancolía al abandonar su tierra natal para
ir a vivir a una pradera tan extensa como lejana. Nuestros antiguos
literatos, buenos conocedores de este episodio, describieron
extensamente la tristeza de Wang en poemas y obras de teatro;
e incluso algunos de ellos expresaron su propia pesadumbre ante
aquella conmovedora escena. La Wang Zhaojun que a lo largo de
miles de años aparece una y otra vez en las obras de numerosos
escritores es un personaje trágico que soporta las humillaciones
y sabe sobrellevar los momentos difíciles.
Pero
lo cierto es que tales idealizaciones artísticas no guardan
relación alguna con los hechos históricos. Según las investigaciones
y los estudios realizados desde la década de 1960, Wang Zhaojun
no sólo fue muy bien acogida y muy respetada por los Xiongnu,
sino que además desempeñó un importante papel en el mejoramiento
de las relaciones entre la dinastía Han y los Xiongnu.
Después
de la Liberación, en Mongolia Interior se descubrieron muchas
tumbas de la dinastía Han. En ellas se han encontrado innumerables
ladrillos y tejas con la siguiente inscripción: “¡El matrimonio
del rey Chanyu y Wang Zhaojun resplandecerá durante milenios!”.
Ello demuestra que los pueblos Han y Xiongnu consideraron el
matrimonio de Changyu y Wang Zhaojun un acontecimiento positivo
y jubiloso. El ilustre dramaturgo chino Cao Yu se inspiró precisamente
en este descubrimiento para escribir su obra Wang
Zhaojun .
En
Xiongnu, Wang Zhaojun procuró incansablemente mejorar las relaciones
entre los Han y los Xiongnu, e inculcó a sus hijos la misión
de persistir en el estrechamiento de las relaciones entre ambas
naciones. Su primogénita visitó Chang´an en dos ocasiones y
su segunda hija, su hijo y uno de sus nietos visitaron también
la capital de la dinastía Han. Durante el medio siglo que va
desde la llegada de Wang Zhaojun a Xiongnu hasta las postrimerías
de la dinastía Han del Este (206 a.n.e.-8), ambas naciones convivieron
en perfecta armonía.