El
Pavo Real despliega su plumaje
Por
LU ZHU
El
pavo real, bella ave del sur de China, y símbolo de la buena
suerte, la riqueza y el honor en la cultura tradicional
del país, ha servido de título a uno de los más recientes
éxitos del cine chino, que se alzó con el Oso de Plata en
el Festival de Cine de Berlín de 2005.
De “película conmovedora”, la calificó
la revista alemana Mirror, según la cual su director,
Gu Changwei, “se anotó un tanto a su favor al llamar la
atención sobre la vida de la gente común”. El Presidente
del festival declaró a los periodistas chinos que “Con Pavo
Real, el público disfruta al percatarse del nivel de
sofisticación del cine chino”.
¿Por qué Pavo Real?
La
película cuenta la vida de una familia de cinco personas
que vive en una pequeña ciudad del norte chino, a finales
de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo.
Los padres son obreros y los tres hijos experimentan los
sentimientos típicos de la juventud de esa época. A pesar
de su nombre, en la película no aparece pavo real alguno,
ni siquiera un personaje que haga recortarlo. A propósito,
Gu Changwei explica: “En aquel entonces, cuando la familia
hacía una fiesta, se iba a los jardines zoológicos para
hacerse fotos; primero iban a ver los monos, luego a los
tigres, y finalmente a los pavos reales. La gente decía:
“Pavo real, abre la cola para ve si tienes las flores de
mi ropa...” ya que el pavo real encarna la buena suerte.
La película no es más que una evocación de los bellos recuerdos.
De la emoción que vibra oculta en cada detalle de la vida
ordinaria”.
Por
su parte, el guionista Li Qiang expresa: “Las personas se
contemplan mutuamente; las buenas noticias y los sucesos
trascendentales, los problemas y las dichas de cada cual
quedan expuestos a la vista de todos. Como animales del
zoológico vivimos bajo el escrutinio público. Todos somos
un poco como el pavo real, tenemos muchas historias y experimentamos
amor y odio como parte de nuestra existencia. La vida semeja
una jaula donde vivimos encerrados, bajo el ojo vigilante
del prójimo, pero desde la cual también contemplamos a los
demás”.
La
película tiene una fuerte atmósfera retro, y la acuciosa
reconstrucción de época facilita al espectador situarse
en los diversos detalles de la vida de hace más de 20 años.
En aquel entonces había una gran escasez material y una
aguda presión sicológica. La vida social y política del
país experimentaban bruscos cambios. A pesar de ello, la
película evita enfocar los acontecimientos históricos, tales
como el fin de la “Revolución Cultural” y el comienzo de
la reforma y apertura, prefiriendo concentrarse en la vida
de la gente común.
Pavo
Real y la memoria de los setenta
El
productor del filme calculó que el mismo contaría con amplio
público, ya que la trama hurga en las vivencias experimentadas
por la mayoría de los chinos de edad mediana y avanzada;
también con los problemas enfrentados por los tres jóvenes
protagonistas en el proceso de crecimiento, así como la
distancia que separa las aspiraciones y la realidad, y el
matrimonio, el amor, el sexo... que son iguales en cualquier
época. Pero lo cierto es que los cines se han visto colmados
de espectadores jóvenes, lo cual se explica por el hecho
de que en la China de hoy los mayores de 40 años rara vez
entran al cine; son los jóvenes los que dominan el mercado.
La evocación del pasado parece ser el
mayor generador de polémica en Pavo Real.
Puestos de frente a las penurias de entonces, los más nuevos
espectadores suelen quedar estupefactos. Los mayores, sin
embargo, parecen impasibles ante lo que fue parte integral
de sus años mozos. En lo que sí parecen coincidir ambos
grupos es en la atracción que les ha producido la película,
cuya visión se ha convertido en moda, y que ha ocupado espacios
en Internet bajo el rótulo de “tema candente”.
El asombro y la empatía simultáneos que
produce la cinta podrían estar emparentados con el protagonismo
que han adquirido los nacidos en los años 70. En el presente,
éstos constituyen el sector predominante y más dinámico
en las ciudades chinas, y dos de ellos se han situado entre
los primeros diez ciudadanos más ricos de China, según recientes
publicaciones.
Pavo
Real y el mercado de cine chino
Tomando
en cuenta el talante comercial que rige hoy en tanta actividad
de la vida nacional, incluida la cultura, cabría preguntar
qué depara el futuro al arte, y al cine en específico. Pavo
Real es una respuesta a esta interrogante. La proyección
de la misma se programó para el Año Nuevo chino, y realmente
resultó rentable, si bien su éxito taquillero no se compara
con el de otras dos películas popularísimas del patio: Kung
Fu y Un Mundo Sin Ladrones. Recién estrenada,
Pavo Real atrajo sobre todo al público intelectual,
en particular personas vinculadas al séptimo arte y universitarios.
Pero bastó que el 9 de febrero le adjudicaran el premio
en el Festival de Cine de Berlin, para que sus recaudaciones
aumentaran 10 veces en Shanghai.
Es sabido por todos que con la apertura
y reforma y el desarrollo de la economía desde 1978 ha habido
cambios profundos en el concepto de producción cinematográfica
en el país. En consecuencia, uno de los conceptos que primero
cayó en desuso fue el de utilizar el cine como mero instrumento
político y medio de propaganda. Y hubo más. Se reconoció
que el mismo, además de una expresión artística, es asimismo
una mercancía y una forma de consumo cultural. Por lo tanto,
ha habido renovaciones en la forma y sistema de producción
y distribución. A partir de 1994, el Grupo-Comp. de Cine
de China empezó a importar de forma planificada películas
denominadas de “primer nivel” mundial, principalmente procedentes
de Hollywood, estimulando profundamente el mercado de cine
chino y resucitando el entusiasmo del público local por
el cine, a la vez que afectaba de modo negativo y en gran
medida los ingresos de las producciones fílmicas nacionales.
Desde entonces, las películas nacionales vivieron una etapa
desventajosa, tanto en los métodos de creación artística,
las tecnologías como la promoción. El público disminuyó
y las ganancias fueron al piso.
En los últimos años, empero, el círculo
cinematográfico chino ha estado reajustando positivamente
su estrategia de elaboración, así como los medios de publicidad,
con el fin de revitalizar el cine nacional. El año pasado,
las películas Un Mundo Sin Ladrones, Kung Fu, y otras
similares obtuvieron ganancias en taquilla de entre 70
a 100 millones de yuanes. Aunque alejados de estas cifras
astronómicas, los 30 millones de yuanes generados por la
película artística Pavo Real no pueden menos
que alegrar a los inversionistas y al productor.
El director Gu Changwei no es de los
que piensan que basta que haya una sola persona en la sala
oscura viendo su filme para que el mismo sea excelente.
Pragmático y franco, admite que Pavo Real es una
“película artística comercializada”. Por consiguiente, no
pasa día en que no procure alguna forma de hacerle publicidad
a su obra. Lo que no se anuncia, parece ser su lema, no
se vende.
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