El matrimonio en la
China actual
Por
CHEN XINXIN
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Jóvenes
de ciudad en una boda colectiva |
Dado que en China existen importantes diferencias
entre las zonas urbanas y las rurales, entre las regiones y
en el grado de emancipación de la mujer, los matrimonios chinos
presentan lógicamente características diferentes. En las ciudades,
el progreso económico y cultural tiende a aproximarse al de
los países desarrollados; en las zonas rurales se da un fenómeno
novedoso, consistente en el desarrollo conjunto de la agricultura
y la industria, en lugar del desarrollo exclusivo de la primera
propio de otras épocas. Esta diversidad de realidades se refleja
en las diferentes tendencias mostradas por la evolución del
matrimonio y la familia en las ciudades y en las zonas rurales.
De acuerdo con los datos y las opiniones de los especialistas,
en las ciudades se observan en general las siguientes tendencias.
El número de familias pequeñas asciende sin cesar.
Su proporción, actualmente del 60 por ciento, seguirá aumentando.
Por familia pequeña se entiende la formada por tres o cuatro
miembros. Por otra parte, la elevación del nivel de vida está
cambiando las expectativas de los cónyuges. Éstos, por ejemplo,
ya no prestan tanta atención a los ingresos, a la dedicación
a los quehaceres domésticos, a la capacidad de procrear ni a
la frecuencia de las relaciones sexuales, sino que se preocupan
más por el mantenimiento de la intimidad conyugal, el cumplimiento
del compromiso matrimonial, la comprensión mutua y la comodidad
del hogar.
El número de solteros, de quienes posponen el matrimonio
y la procreación, y de quienes no desean tener hijos está aumentando.
Algunos jóvenes de ciudad tienden a adoptar el estilo de vida
occidental, caracterizado por el aumento de los solteros perpetuos.
Sin embargo, muchos de ellos no viven solos, sino que conviven
con otra persona del sexo opuesto.
La educación sexológica está cada vez más extendida,
de modo que la frecuencia de las relaciones sexuales entre jóvenes
suscitadas por simple curiosidad disminuye, reduciéndose así
también los riesgos psicológicos y morales que dichas relaciones
pueden acarrear a este sector de la población. Sin embargo,
ello no significa que el índice de la actividad sexual vaya
a bajar. Es muy posible que en las ciudades el cambio de mentalidad
de las mujeres, así como la elevación de su posición social,
propicien un aumento de los “matrimonios de prueba”, que pueden
resultar más convenientes para quienes adoptan una actitud prudente
ante el matrimonio.
La felicidad matrimonial es el objetivo de un número
creciente de cónyuges. A diferencia de lo que sucedía antes,
ahora éstos se preocupan por enriquecer su vida familiar, para
lo cual algunos siguen cursos especiales. Gracias a la mayor
igualdad entre ambos sexos dentro del matrimonio, los casos
de violencia doméstica están disminuyendo; el hombre está aprendiendo
a tratar mejor a su esposa y se ocupa de los quehaceres domésticos
en mayor medida. Antes, se contraía matrimonio para crear una
unidad económica y tener hijos; ahora, se buscan buenos sentimientos
y la satisfacción psicológica y sexual. Cada vez más, las parejas
deciden casarse impulsadas por la armonía, la intimidad y la
alegría que surgen en ellas.
Algunos hombres casados insatisfechos con su matrimonio
deciden divorciarse y lo hacen con relativa facilidad. Ello
resulta más difícil si hay hijos, por lo que también se observa
una tendencia a buscar la satisfacción amorosa fuera del matrimonio.
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Pareja
de ancianos casados en segundas nupcias |
La tarea de mantener a los ancianos está convirtiéndose
en un problema debido al estrés generado por el trabajo. En
Occidente, dicha responsabilidad suele ser asumida por los seguros
sociales; en Asia, corresponde a la familia; y en China, se
da una combinación de ambas formas. Los jubilados y ancianos
solos aceptarán la vida en las residencias.
Mantener y educar a los hijos únicos se convertirá
en un problema tanto familiar como social. En el presente siglo,
decenas de miles de hijos únicos deberán enfrentarse al problema
de buscar cónyuge, casarse y mantener a los ancianos.
En la actualidad, los cónyuges tienen cada uno su
cuenta bancaria, cuyo estado se certifica al contraer matrimonio.
Ello supone un cambio radical, puesto que antes, debido a lo
exiguo de los ingresos, cada familia tenía solamente una cuenta.
Ahora, la economía familiar es responsabilidad tanto del hombre
como de la mujer. El hombre ya no está obligado a entregar el
sueldo a su mujer y ésta no tiene por qué examinar la cuenta
de su esposo. Gracias a la popularización de los electrodomésticos
y del servicio doméstico, las tareas del hogar están dejando
de representar una carga para la pareja.
El divorcio acordado va a ser algo común. Los cónyuges
se separan de manera amistosa y la tasa de divorcios va a ascender.
Las personas de alto nivel cultural y mayores recursos económicos
suelen exigir más al amor, por lo que son más proclives a la
insatisfacción matrimonial y, por lo tanto, al divorcio.
En general, la gente valora la estabilidad matrimonial
e intenta aprender a llevar una vida conyugal satisfactoria,
sin tener que recorrer a la protección de la ley o a los niños
para mantener el matrimonio. No obstante, todavía hay quienes,
enamorados de sus cónyuges y menos independientes, depositan
sus esperanzas de estabilizar su matrimonio en el poder de la
ley.
La sociedad sigue tolerando las relaciones extramatrimoniales.
Al asumir la responsabilidad por el matrimonio, lo que más cuenta
no es la presión social, sino la propia voluntad, el control
de sí mismo y la corrección espontánea de los errores. La suavización
gradual de las restricciones y limitaciones que China está experimentando
en todos los aspectos favorece el incremento de las relaciones
extramatrimoniales. Los chinos son ahora más exigentes con la
calidad y la intimidad matrimoniales, y reivindican el derecho
a disfrutar del sexo. Ya no consideran conveniente y moralmente
más aceptable mantener el matrimonio sin amor, y se muestran
comprensivos con las relaciones
extramatrimoniales. Pero a pesar de las críticas de la sociedad,
la virginidad y la pureza seguirán siendo valoradas por un sector
de la población durante un tiempo relativamente largo.
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Las
familias de tres miembros son las más habituales
en China |
El grado de libertad dentro del matrimonio es cada
vez mayor. La decisión de casarse será cada vez más un asunto
individual. Las opciones son ahora más diversas, puesto que
se puede permanecer soltero, convivir sin casarse, mantener
relaciones prematrimoniales y tener hijos antes de contraer
matrimonio. Está dándose una importancia creciente a la felicidad
personal y al carácter privado del matrimonio, al que se desliga
de la estabilidad social, y la obligación de seguir casado a
pesar de la inexistencia de amor está perdiendo fuerza.
La ampliación de la reforma y la apertura está provocando
un aumento de los matrimonios entre chinos y extranjeros. Estos
se contraen por amor, no por la posibilidad de salir del país,
como solía suceder antes.
Los chinos se mostrarán más tolerantes con las distintas
opciones sexuales y las relaciones homosexuales encontraran
una mayor aceptación social.
El número de organizaciones dedicadas a la ayuda mutua entre
las mujeres y el de las instituciones que ofrecen asesoramiento
matrimonial aumentarán.
En las zonas rurales, las cosas son bastantes diferentes.
El mejoramiento de las condiciones económicas permite una mayor
libertad en el matrimonio y ofrece a las mujeres un margen de
elección más amplio. Habiendo alcanzado la independencia económica,
las trabajadoras de origen rural insisten en ser ellas las que
decidan con quien van a casarse. Con todo, habrá que esperar
bastante tiempo para que entre sus reivindicaciones y la mentalidad
tradicional no se produzcan conflictos. A este tipo de mujeres
no les resulta fácil encontrar a la pareja adecuada, puesto
que, conocedoras de la vida urbana, no quieren casarse con campesinos,
mientras que los hombres de ciudad no las aceptan debido a su
origen rural.
El mejoramiento de las condiciones económicas, la
elevación de la posición social de la mujer, la aplicación del
sistema de pensiones para la vejez y la divulgación de los conocimientos
sobre la salud contribuirán a resolver los problemas planteados
por los matrimonios prematuros y el exceso de hijos. La aplicación
del sistema de pensiones para la vejez en las zonas rurales
repercutirá muy positivamente en la erradicación de la concepción
feudal de la natalidad y las añejas costumbres matrimoniales.
Debido a la falta de recursos económicos y a la mayor
proporción de hombres, algunos de éstos no pueden casarse. Para
los campesinos, el matrimonio reviste tal importancia que algunos
de ellos no vacilan en hacerse con una esposa por una vía más
sencilla y económica, es decir, comprándola. Es previsible que
el fenómeno de la venta de mujeres siga produciéndose.
En las zonas rurales divorciarse no es fácil, ya
que ello implica la pérdida no sólo de los hijos menores de
edad, sino también de las tierras y los medios de producción
de la mujer. Por lo tanto, la tasa de divorcios no subirá con
tanta rapidez. Pero las cosas serán diferentes para las mujeres
que trabajan en las empresas cantonales, ya que muchas de ellas
mantienen a toda la familia. En este caso, los hombres tenderán
en general a tratar bien a la esposa y a las hijas, y a evitar
el divorcio.
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Sencilla
boda en el campo |
Las relaciones extramatrimoniales resultarán muy
arriesgadas para las mujeres del campo, quienes podrán convertirse
en víctimas de la vida inestable inherente a este tipo de relaciones.
En resumen, en la China actual los tipos de matrimonio
y de familia están diversificándose, pero comparten una tendencia
a la racionalización, al progreso, al humanitarismo y a una
mayor igualdad entre ambos sexos.
(El autor es investigador del Instituto de
la Federación Nacional de la Mujer)