Xiao
Yan y su floristería
Por
WU KAI
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La
mayoría de sus cientes son mujeres |
Xiao Yan es una chica bajita y delgada que fue compañera
mía durante tres años. Debido a su deficiente funcionamiento
y a sus dificultades económicas, la compañía donde trabajábamos
empezó a despedir a empleados. Afortunadamente, me ofrecieron
un puesto en una editorial. Pero Xiao Yan tuvo que quedarse
varios meses en casa porque no encontraba un trabajo conveniente.
Finalmente, decidió abrir una floristería, noticia que me alegró
mucho, y lleva ya dos años trabajando allí. Como es una chica
muy cuidadosa, cuando éramos compañeras en aquella compañía
comenzó a dedicar su tiempo libre a aprender jardinería. Seguramente
jamás imaginó que con el tiempo sería dueña de una floristería.
Hace unos días la llamé por teléfono para preguntarle si podía
pasar por su floristería y me contestó que le encantaría que
la visitase.
Recuerdo que fui a visitarla un día muy soleado.
Como es natural, lo primero que hice al entrar en la pequeña
floristería de mi antigua compañera de trabajo fue echar un
rápido vistazo. En seguida me di cuenta de que está divida en
tres partes: en la de la derecha hay plantas ornamentales de
hoja verde; en la de la izquierda hay flores artificiales, sacos
de tierras y fertilizantes; y la del centro está reservada a
las flores frescas.
Sentadas en el fresco ambiente de la floristería
comenzamos a charlar. Pronto me di cuenta de que Xiao Yan está
más delgada y de que en su rostro se aprecian síntomas de cansancio.
No es difícil adivinar que ha tenido que trabajar muy duro para
sacar adelante su modesto negocio. Pero cuando empezamos a hablar
de la floristería, su fatiga pareció desaparecer como por arte
de magia. Todos los días, Xiao Yan y su novio tienen que levantarse
a las 5 de la madrugada para ir al mayor mercado de flores de
Beijing a comprar plantas y las flores frescas. No es de extrañar
que, como me contó, muchas veces se quede dormida en el autobús
en el camino de regreso. Al llegar a la floristería, sin tener
tiempo ni para desayunar, Xiao Yan y su novio se enzarzan en
una peculiar “guerra” consistente en recortar ramas, poner plantas
en tiestos y rociar las flores y las hojas para mantener su
frescor; después hay que limpiar y ordenar la floristería; cuando
terminan de hacer todo esto, ya pueden abrirla. Xiao Yan atiende
a sus clientes desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche.
Su novio, además de ayudarla a atender a los clientes, se encarga
de preparar la comida
Xiao Yan tiene tres tipos de clientes. Los del primero
son los que a lo largo del día pasan por su floristería. Para
que los clientes sepan bien qué compran y queden plenamente
satisfechos, la minuciosa Xiao Yan preparó y colgó en la pared
un panel titulado “El lenguaje de las flores”, que despertó
mi curiosidad. Según este panel, tres ramos de rosas rojas significan
“te quiero”; los tulipanes simbolizan felicidad y triunfo; y
los nomeolvides, como su nombre indica, representan recuerdos
inolvidables. El segundo tipo de clientes es el de los “coches
de flores”, es decir, el de aquellos que alquilan un coche para
celebrar una boda y piden que se lo adornen con flores. Hoy
día, en China está de moda alquilar un automóvil de lujo para
celebrar un casamiento y decorarlo con flores frescas. En estos
casos, normalmente Xiao Yan y su novio tienen que ir al mercado
mayorista a seleccionar flores de distintos colores con un día
de antelación. A propósito, la combinación de los colores es
de suma importancia. Cuando tienen uno de estos encargos, han
de levantarse a las 4 de la madrugada. Es un trabajo duro, pero
rentable. El tercer grupo de clientes es el formado por empresas,
a las que ofrecen un servicio llamado “estética de plantas”.
Este servicio consiste en ir periódicamente a las empresas que
lo contratan para cuidar sus plantas, cambiarles la tierra,
añadir fertilizante, etcétera.
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La
floristería de Xiao Yan |
Xiao Yan me mostró sus manos y me dijo: “Siempre
me pincho los dedos con las espinas. Para saber si alguien trabaja
en una floristería basta con mirarle las manos. Las nuestras
no son suaves ni tersas. Este un trabajo muy duro que absorbe
todo tu tiempo y toda tu energía”.
El lema de trabajo de Xiao Yan es la sinceridad.
Según un dicho chino, “la concordia llama a la fortuna”. Mi
antigua compañera no puede disimular su alegría al ver la satisfacción
con la que sus clientes salen de la floristería. Confío en que
a Xiao Yan y a su floristería les aguarde un próspero futuro.
Los clientes entraban y salían interrumpiendo de
vez en cuando nuestra conversación. Aproveché que estaba allí
para tomar algunas fotos. Como no quería molestarla más, me
marché por la tarde. En el camino a mi casa iba pensando en
Xiao Yan y su pequeño negocio. Deseo de todo corazón que su
floristería sea cada vez más próspera y que un día mi antigua
compañera de trabajo se convierta en propietaria y gerente de
una gran empresa de este sector.