Comida
china
Por
Guillermo Dañino
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Turistas
chinos degustando una mariscada selecta en una ciudad costera |
Por supuesto, entre las experiencias más
interesantes que pueden tenerse en China están las relacionadas
con la comida.
En Ningxia, por dar un ejemplo, la mesera
se nos acercó con una serpiente viva enroscada en su cintura,
mientras ella sostenía en una mano la cabeza y con la otra le
sujetaba la cola. “¿Quieren comérsela en la sopa?”, nos preguntó.
En Sichuan pude saborear, aunque no sé si
esta es la palabra correcta, la llamada huoguo , esto es, olla de fuego. Una mesa redonda para diez comensales,
en el centro un hueco circular en el que se coloca un recipiente
de metal -una bandeja redonda de unos doce centímetros de profundidad-
con una hornilla debajo que hierve el agua de su interior. En
esta agua hirviente están flotando cantidad de ajmes de todos
los colores, abiertos y con sus pepitas afuera. Rodeando esta
bandeja, los platillos con la comida cruda: carnes, verduras,
tallarines, etcétera, y las salsas. El rito consiste en meter
con los palillos en el agua hirviente lo que uno quiere comer,
esperar unos minutos y después de sacar este bocado sancochado,
dejarlo enfria un poco y condimentarlo con las salsas y...comer.
La primera vez que probé la olla de fuego,
huoguo ,
mi experiencia fue fatal. Descubrí con toda mi boca por qué
se llama “de fuego” a esta comida. Picantísima es poco decir.
Me sentí como un dragón sediento que necesita hielo, helados,
agua, cualquier cosa que me quitara la sensación de ardor, de
quemadura, de incendio, que me hacía estornudar, llorar, lamentarme.
Las consecuencias, que no quiero describir, me duraron tres
días. Amigos, si algún sichuanés los invita a comer huoguo ,
piénsenlo tres veces antes de aceptar. Este es un consejo de
oro.
En el mostrador principal de varios restaurantes
he visto unos frascos de vidrio que me llamaron la atención.
Fiel a la divisa de que “la curiosidad es madre de la ciencia”,
pregunté y aprendí varias cosas interesantes. Los frascos están
llenos de un aguardiente de sorgo, destilado por segunda vez,
de unos 60º. Dentro se conservan varios animales macerados en
este alcohol transparente. Conforme a la leyenda, hay serpientes
que se comen a sí mismas y desaparecen por completo; hay leones
que se muerden entre sí y al final sólo quedan las colas dando
brincos. Los cinco animales más poderosos de la naturaleza son,
varían las versiones, el alacrán, el ciempiés, el lagarto, la
serpiente y la tortuga o el sapo. Luchan entre sí utilizando
recursos distintos y, según una versión, mueren todos. Según
otra, gana la tortuga y por esto es longeva. Para beneficiarse
de la energía de estos bichos, se los macera en alcohol de sorgo
y se bebe en dosis pequeñas. He probado varias veces esta misteriosa
bebida y cada vez me he sentido más alegre que antes, tal vez
sea por efecto del alcohol. De los efectos de los bichos esos,
no sé nada.
He comido alacranes, holoturias, carne de
burro, malagua, cigarras fritas. Pero no tuve coraje para paladear
larvas de gusano de seda o huevos empollados, ni sapos, ni grillos
u hormigas. Aunque no me consta que sea cierto, la expresión
china es que “se come todo lo que tiene patas menos las mesas
y todo lo que vuela menos las cometas”. Y, según me comentaron
los buenos comensales chinos, piensan que nosotros hemos perdido
la satisfacción de absorber haciendo ruido, de chupar los huesos,
de morder con toda la boca abierta.
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A
los extranjeros también les gusta la comida china |
No se asombre nadie al ver fumar a los chinos
mientras comen. Cinco o seis cigarrillos en una sola comida.
Sostienen los palillos en una mano y el cigarrillo con la otra.
Dicen, tal vez para justificarse, que los alcoholes excitan
y el tabaco tranquiliza. Un proverbio, que creo ha de ser moderno,
dice “fumar después de comer es un placer del que no disfrutan
los dioses”. Pero del fumar durante la comida no dicen nada
y creo que no es rito de ningún dios que yo sepa. Allá ellos.
Según la zona, o el gusto del desayunante,
los desayunos típicos pueden ser arroz fermentado, azucarado,
dulce y con algo de alcohol, nutritivo y digestivo; zumo o leche
de soya; huevo salado de pata, maní hervido, verduras saladas,
picantes, “baozi” (empanadas al vapor rellenas de carne o verdura),
buquelos salados o dulces, churros, huevos de mil años, sopa
de tallarines, incluso picante; encurtidos en vinagre y sal,
con licor, agua hervida y ajo; y wantan
en sopa.
El comedor puede estar presidido, protegido
o favorecido por la imagen del dios de la abundancia, con frutas,
botellas, cajas y otras ofrendas de los devotos. La frase zhao cai jin bao (atrae la riqueza,
recibimos tesoros) señala claramente las intenciones de tanto
homenaje. El mantel sobre el que se asienta la imagen debe estar
sucio y rotoso como signo de que ha recibido mucho culto.
El consejo saludable, que en chino sale
con rima, dice: En el desayuno chi
bao , come suficiente; en el almuerzo, chi hao , come bien; y en la cena, chi shao , come poco.
Finalmente, una gran noticia: no hay propina.