MARZO 2003

 

 

 

 

 

 

 

 


Diferencias entre la APN y los parlamentos occidentales

Por LIN TAI y LIN BOHAI

La Asamblea Popular Nacional del Pueblo Chino (en adelante, APN), máxima institución representativa de China, presenta semejanzas y diferencias sustanciales con respecto a los parlamentos de los países occidentales.

En primer lugar, la APN es el órgano supremo del poder estatal, mientras que los parlamentos occidentales tienen en la elaboración de leyes una de sus principales funciones. La Constitución china estipula claramente que todos los poderes pertenecen al pueblo y que los órganos ejecutivos son la APN y las asambleas populares de los diversos niveles. Los miembros de éstas, elegidos de manera democrática, son responsables ante el pueblo y son supervisadas por él. El pueblo encarga a las asambleas populares el establecimiento de órganos ejecutivos y de organismos judiciales estatales, los cuales asumen responsabilidades ante el pueblo y son supervisadas por el mismo. El sistema político de los países occidentales se caracteriza por la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; las relaciones entre estos tres poderes no son como las existentes entre dirigentes y dirigidos, sino que son de delimitación de funciones y de supervisión mutua. En Estados Unidos, por ejemplo, si el Presidente y el Congreso sostienen opiniones opuestas, cada una de las partes, de acuerdo con las estipulaciones pertinentes, tiene derecho a vetar la decisión de la otra; en China, por el contrario, cuando la APN decide aplicar una política, los órganos ejecutivos y judiciales deben implementarla sin exigir el cumplimiento de condiciones previas.

En segundo lugar, desde su fundación, el PCCh (Partido Comunista de China) ha dirigido al pueblo en la consecución y el ejercicio del poder, y los miembros de la APN son elegidos por el pueblo. Por razones históricas, en nuestro país existen otros ocho partidos democráticos, todos los cuales aceptan voluntariamente la dirección del PCCh, con el que mantienen una relación de “coexistencia duradera y supervisión mutua”. En los países occidentales, los parlamentos surgieron mucho antes de que se fundaran los partidos, los cuales se desarrollaron en el seno de aquéllos. El sistema del que forman parte estos partidos se basa en la “competencia y la alternancia en el poder”, y sus funciones se despliegan en el parlamento mediante las actuaciones de sus representantes en el mismo.

En tercer lugar, la APN se subdivide en asambleas populares, por una parte, y comités permanentes de las asambleas de nivel distrital y superior, por otra. Ello se debe a que el elevado número de miembros de la APN dificulta la celebración de reuniones plenarias, por lo que el poder ejecutivo y la realización de los trabajos cotidianos se delegan en el Comité Permanente. Éste es responsable ante la APN, que a su vez lo supervisa. Según lo estipulado, los miembros del Comité Permanente no pueden desempeñar simultáneamente funciones ejecutivas y judiciales. Los parlamentos de los países occidentales no tienen nada comparable al Comité Permanente, ya que sus miembros son políticos profesionales elegidos por los ciudadanos. Sin embargo, estos parlamentos suelen ser bicamerales, es decir, están formados por dos cámaras que se dividen el poder. La Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino es comparable a un parlamento unicameral, puesto que no es un organismo ejecutivo, sino un organismo establecido para ser escuchado y consultado por los partidos y las personalidades políticas representativas de todos los sectores del país.

Durante la guerra contra Japón y en vísperas de la fundación de la nueva China, hubo quienes apoyaron la doctrina de la “división tripartita del poder” y la de su “división en dos y medio”, doctrinas ambas que finalmente fueron abandonadas. Después de discutir esta cuestión, se decidió que el organismo representativo de la voluntad del pueblo gozase de plenas facultades para nombrar y destituir a los cargos y los jefes de los comités ejecutivos de todos los niveles.

El Gran Palacio del Pueblo

Desde el punto de vista jurídico, la APN refleja democráticamente la autoridad, gobierna de acuerdo con la ley y cumple el principio de eficiencia exigible a las instituciones estatales, por todo lo cual constituye la forma del poder político más adecuada al sistema del Estado chino. Precisamente por ello, Deng Xiaoping afirmó que la democracia occidental se caracteriza, entre otras cosas, por la separación de poderes y el multipartidismo. El hecho de que en China no existan ni el multipartidismo, ni la separación de poderes, ni un parlamento bicameral no significa que nuestro país se oponga a que en los países occidentales sí existan. Sencillamente, creemos que el sistema unicameral de la APN se ajusta más a la realidad china. Si tanto las políticas como las directrices son justas, este beneficioso sistema contribuirá a la prosperidad y al desarrollo del Estado y la sociedad, y evitará numerosas complicaciones. Cuando se decidió llevar a cabo una reforma de nuestro sistema económico, ésta se puso inmediatamente en práctica en todo el país; y cuando se decidió instituir zonas económicas especiales, éstas no tardaron en fundarse, puesto que no se produjeron las dilaciones derivadas de discusiones estériles y de decisiones tomadas sin la convicción necesaria para llevarlas a la práctica. En este ámbito, es decir, en el ámbito general, nuestra eficiencia es muy elevada.

Sentada la premisa de la primacía de la APN, damos por supuesto que debemos tomar como referencia las experiencias foráneas, incluido el mecanismo de limitación mutua de los poderes. En nuestra opinión, si China no procede a la separación tripartita de poderes, ello se debe a que aboga por considerar el poder del pueblo como un todo indivisible. No hay nadie capaz de representar el poder total. No obstante, los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son relativamente independientes, siempre que el poder supremo del Estado se acepte con premisa fundamental. Es necesario intensificar la supervisión y el control del poder ejecutivo para que las decisiones políticas sean más democráticas, más objetivas y más racionales, y para que las posibilidades de cometer errores se reduzcan. Durante un tiempo por venir, la organización y el establecimiento del papel supervisor que debe desempeñar la APN sobre el funcionamiento de los organismos ejecutivos y judiciales será sin duda una de las principales tareas que nuestro país deberá emprender seriamente como parte de su reforma política. 

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