Viaje
al lago Hanas
Por CHEN XI
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A
la orilla del tranquilo lago Hanas |
La región autónoma de Xinjiang ocupa una extensión
de 620.000 kilómetros cuadrados (la sexta parte del territorio
nacional), tiene una población de 1,48 millones de habitantes
pertenecientes a diversas nacionalidades y es la parte de China
más alejada del centro del país. A esta región también se la
ha llamado “el centro del continente”, puesto que es la parte
del mundo más distante del mar. En la antigüedad, numerosos
viajeros y comerciantes recorrieron Xinjiang a través de la
famosa Ruta de la Seda; hoy en día, son muchos los turistas
que vienen a esta región atraídos por sus lindas praderas y la inefable belleza del
lago Hanas.
Desde Burqin (distrito situado en el extremo noroeste
de China), tras recorrer 200 kilómetros del río del mismo nombre
(que desemboca en el Océano Ártico) en dirección oeste, se llega
al lago Hanas, donde el suelo está tapizado de verdes pastos,
el agua es abundante y el aire rezuma frescor y pureza.
Es un mundo ciertamente fantástico: montañas cubiertas
por la seda de hierba suave y ordenada; flores silvestres que
salpican la pradera y halagan la vista; blancas ovejas que van
lentamente de un lado a otro de la ladera; y una suave brisa
que impregna el aire con la fragancia natural de las flores.
El lago de Hanas es un paraje tan hermoso que
no hace falta buscar buenas escenas; lo único que hay que hacer
es llevar unas cuantas cámaras colgadas a la cintura e ir sacando
fotos. La verdad es que es un lugar de una belleza arrobadora.
Por si todo eso fuera poco, están los maravillosos
picos de nieves perpetuas de los Montes Altay. El agua es el
alma del lago Hanas. En efecto, aquí la belleza que dibuja el
agua va más allá de lo extraordinario. Bajando desde el lago
Hanas hasta el río Burqin, se pasa por el Recodo de la Luna
y el Recodo del Dragón Agachado, tramos de aguas mansas que
semejan inmensos jades blancos. El agua de nieve parece tener
una tibieza difícil de imaginar. Al mirarla, uno llega a dudar
de que sea un “líquido transparente”; pero al tomarla entre
las manos, se comprueba que es realmente diáfana y fluida. En
los lugares donde el agua se desplaza velozmente, su color varía
según el ángulo de incidencia de la luz, pudiéndose ver, al
mismo tiempo y claramente delimitados, tonos índigo, blanco
lechoso, verduzco y verde esmeralda. Quien esto escribe ha estado
en muchos lugares y ha visto muchas aguas, pero las de este
lago le han dejado un recuerdo indeleble.
Mientras visitaba el lago Hanas, un encargado
de la UNESCO dijo: “Este es el único lugar del planeta que todavía
no ha sido explotado; su explotación debería consistir en mostrar
la belleza inconmensurable de esta cuna de la Humanidad”.
Hace unos años, se estableció en esta zona una
reserva natural de categoría nacional de 2.200 kilómetros cuadrados.
El lago de Hanas, cuya profundidad máxima es de 188 metros,
tiene una superficie de 45 kilómetros cuadrados.
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Vista
panorámica desde el quiosco de Miralpez |
Este lago de altiplano se
conoce también con el solemne nombre de “Lago sagrado de los
cien cambios”, denominación que alude a la variación constante
del paisaje circundante. De vez en cuando, las nubes bajan de
la montaña y avanzan indolentes hasta rozar la superficie del
lago. Para mayor admiración, a menudo las nubes y las brumas
se persiguen convirtiéndose en compañeras inseparables. Como
el día anterior había llovido, quien esto escribe y sus compañeros
tuvieron ocasión de presenciar este peculiar fenómeno. Cuando
subimos al barco, el cielo era de un color plomizo, pero al
poco rato se tornó en azul puro. Las nubes deambulaban por las
laderas de las montañas que se erguían a ambas orillas del lago:
unas eran algodonosas, mientras que otras formaban líneas blancas
que ceñían las montañas, sin que sus cambios obedeciesen a regla
alguna. Transcurrida media hora, cuando el sol estaba ya en
lo alto, las nubes se desvanecieron sin dejar huella. Parecía
como si una mano invisible hubiera recogido la belleza envidiable
del lago y la montaña, arrancando con ello un suspiro a los
visitantes.
La mejor manera de contemplar el paisaje del lago
Hanas consiste en ascender hasta el Quiosco de Miralpez, situado
en una cumbre de 800 metros de altitud. Su nombre se debe a
que, según los lugareños, precisamente desde este lugar puede
contemplarse la gran carpa roja del lago. Al romper el alba
nos pusimos en camino y al cabo de dos horas llegamos al Quiosco
de Miralpez, desde donde mirando a los lejos, el lago Hanas
parecía una cinta de jade que ribeteaba el valle, el bosque
y las montañas nevadas.
Por la mañana temprano, el lago Hanas es de lo
más apacible: una tenue bruma vaga sobre el agua y por entre
los bosques cercanos, y, dando una pincelada mágica, convierte
el paraje en un lienzo en movimiento. Debido a que las laderas,
el agua y los bosques se distribuyen en diferentes niveles,
cuando sale el sol, sus rayos no iluminan todo el lugar de inmediato,
sino que van asomándose lentamente a través de la bruma. De
pronto, un haz luminoso rasga el cielo índigo, la bruma comienza
a desvanecerse y la luz se hace más y más brillante hasta cubrir
con un manto áureo los árboles, las pendientes y la superficie
del agua. De súbito, el sol aparece en todo su esplendor sobre
el horizonte y en ese mismo instante las azuladas brumas se
dispersan sin dejar rastro. Entonces, como si éstas nunca hubieran
existido, contra el firmamento azul y remoto se recortan blancas
nubes flotantes, grupos de pinos de altas copas y casitas de
madera de techos rojos situadas al pie de las montañas, escena
que parece transportar a quienes la contemplan al mundo de los
cuentos de hadas.
Los cambios constantes del agua, las nubes y las
brumas de la zona de Hanas resultan fácilmente embriagadores.
En mongol “Hanas” significa “lago misterioso y bello”; tanto
su misterio como su belleza residen en el atractivo que ofrecen
sus cambios, del que el visitante se despide muy a su pesar.
Quizá la gran belleza suele ser así y permanecer escondida entre
las montañas, lo que explica los esfuerzos de los seres humanos
por encontrarla.
Guía
turística
Transporte
De Beijing a Urumqi (capital de Xinjiang) hay
cuatro horas de avión; de Urumqi al distrito de Burqin hay ocho
horas en automóvil. El lago Hanas está a 200 kilómetros de Burqin.
Alojamiento
En la zona del lago de Hanas el alojamiento cuesta
30 yuanes al día.