China
en el contexto latinoamericano
Por
ANDRÉS HUMBERTO CHONG GENG
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Nuevo
aspecto de la ciudad de Xiamen, Jujian |
En las últimas dos décadas, China avanzó con paso
firme, adaptándose al mundo y el mundo a China en la medida
en que todo va cambiando. Mientras que en América Latina se
experimentó la llamada “década perdida” de los 80, en esos años
China crecía en silencio como un gigante. En ese mismo lapso,
la mayoría de los países de la región dejaron de crecer y se
empobrecieron. El afán de superación del pueblo chino es admirable;
su deseo por consumir es parecido al latinoamericano; pero su
esfuerzo por producir es superior y sin los problemas de los
salarios y los costos característicos de América Latina.
El trabajador chino es disciplinado, pacífico, honesto,
sin los vicios típicos de los países latinoamericanos. Se ha
educado e informado más, consume más y está orgulloso de ver
como su nación es considerada el “Gran Dragón del Siglo XXI”.
La abundancia del trabajo y ese deseo de superación
han sido las llaves que han abierto las puertas de la modernización
del gigante que ahora crece incontenible. El nuevo orden interno
que vislumbró el líder Deng Xiao Ping en 1978 se inició con
la actual modernización y la apertura económica, que llegó a
los sectores urbanos; y la liberación de los mercados trasladó
el enriquecimiento del campo a las ciudades.
Otro factor que permitió a China ingresar en la fase
de desarrollo fue la creación de las cinco zonas económicas
especiales y las 14 ciudades costeras, configurando una franja
litoral abierta al exterior. Todo ello generó trabajo, creó
un clima favorable para la inversión foránea y facilitó la introducción
de tecnología extranjera punta.
Y la otra llave, China está realizando esfuerzos
para intensificar la reforma de las empresas estableciendo un
sistema por acciones y estimulando a las grandes empresas a
reunir fondos en los mercados bursatiles tanto nacionales como
internacionales. Para lo cual se ha planteado la formación de
entre 50 y 100 conglomerados empresariales, cuyo objetivo será
desarrollar nuevas industrias, especialmente de tecnología punta,
que les permitan ser competitivos en los mercados internacionales
y convertirse en los pilares de la economía nacional.
El comercio exterior ha crecido hasta niveles considerables
totalizando en el año 2001 un valor de 502.000 millones de dólares,
cifra que coloca a China entre los 10 primeros países exportadores
del mundo. Alrededor de una quinta parte del comercio exterior
chino se origina en las citadas 5 zonas especiales.
Los dirigentes chinos saben que cuentan con el mayor
mercado potencial de consumo del mundo, que para poder mantener
el crecimiento económico son necesarios importantes montos de
inversión extranjera y que a medida que se vaya liberalizando
la economía el flujo de capitales extranjeros será cada vez
mayor. A este respecto, es de destacar el esfuerzo que realiza
el gobierno chino para mejorar el ambiente de inversiones poniendo
mayor énfasis en el desarrollo de las infraestructuras, tanto
en su magnitud como en el número de proyectos que requieren
inversiones foráneas.
En tal sentido, en el gran mercado de China están
representadas las principales transnacionales, que se dedican
a la exploración, la inversión y el comercio. La ejecución de
proyectos de infraestructuras va a exigir la importación de
grandes cantidades de productos, tanto de consumo como de materias
primas. Por sus vastas dimensiones geográficas y los ricos recursos
naturales, el conjunto de países latinoamericanos constituye
una de las regiones que atesoran mayor potencialidad y mejores
perspectivas a nivel mundial.
En línea con el proceso de apertura política y reforma
económica, desde la década de los 80 las relaciones con América
Latina ingresaron en una nueva dinámica caracterizada por el
intercambio fluido de visitas de alto nivel, la efectiva presencia
china en la política regional latinoamericana y el aumento de
las inversiones en el subcontinente.
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La
construcción de autopistas y cruces a desnivel avanza con
rapidez |
Está situación se ha debido principalmente a un mayor
conocimiento entre ambas partes y a un reconocimiento mutuo
de las coincidencias y las posibilidades económicas y comerciales.
América Latina ha experimentado desde aquella época un retorno
progresivo a la institucionalidad democrática y ha alcanzado
tasas de crecimiento en distintas esferas económicas. Por tal
razón, ofrece la estabilidad política y la seguridad jurídica
necesarias para la explotación de los recursos naturales, además
de un creciente mercado de consumo y financiación.
En estas circunstancias, a partir de la década de
los 80 América Latina se presenta como un espacio privilegiado
para las inversiones extranjeras, un espacio que viene siendo
examinado y ocupado por países con economías industrializadas,
proceso en el cual China no desea permanecer al margen.
Con anterioridad al proceso de reforma y apertura,
las relaciones de China, basadas en los principios de solidaridad
y no alineación de su política exterior, estaban orientadas
preferentemente hacia el continente africano y los países árabes.
La modernización de su estructura hizo variar está visión y
observar pragmáticamente en América Latina y ver en ella un
conjunto socioeconómico abierto a la inversión extranjera, con
importantes recursos naturales y que además le ofrecía las garantías
necesarias para la colocación de sus capitales.
En un esfuerzo por intensificar su vinculación con
América Latina, China viene haciendo uso de vías políticas y
económicas. Como se recordará, en noviembre de 1993, luego de
la Primera Cumbre Informal de la Región Asia-Pacífico, el Presidente
Jiang Zemin efectuó una primera gira por el continente en cuyo
transcurso visitó Cuba y Brasil, países que, cada uno en su
esfera, pueden ser considerados los principales socios políticos
y económicos de América Latina. Es a partir de ese momento cuando
se profundizan las relaciones y se incrementan las visitas de
alto nivel a dicha región.
Los objetivos de China con respecto a nuestra región
han sido muy precisos desde el inicio de sus relaciones y, aunque
inscritos en la relación horizontal que China desea mantener
con los países del tercer mundo, en el curso de los 15 años
se han perfilado con características distintivas.
China ha centrado su atención en cuatro aspectos
considerados puntos claves:
1.- Ampliar activamente los lazos comerciales. El
nivel actual entre ambas partes dista de ser elevado. La variedad
de las mercancías latinoamericanas es limitada y la proporción
de éstas dentro del comercio exterior chino es muy baja.
2.- Fomentar la cooperación interempresarial. Los
sectores empresariales chinos y latinoamericanos muestran interés
común por desarrollar la cooperación económico-comercial en
múltiples formas y han acumulado una amplia experiencia al respecto.
3.- Promover la modalidad de sociedades en partición
como forma de explotación y aprovechamiento de los abundantes
recursos naturales de la región. Se han dado ya los primeros
pasos en la explotación del hierro y del petróleo .
4.- Reforzar los intercambios científicos y técnicos,
dado que éstos tiene cada día un mayor peso en la cooperación
económica. El estrechamiento de la cooperación sino-latinoamericana
en este ámbito coadyuva a fortalecer el poderío económico, en
la búsqueda del desarrollo compartido en medio de una competencia
internacional cada vez más reñida.
En los últimos años, se observa que los esfuerzos
chinos hacia América Latina se dirigen a determinados países
de acuerdo con su peso económico, tales como Chile, Argentina,
México y Perú y, en un segundo plano, Cuba, Ecuador y Uruguay.
Sin embargo, la relación con Brasil, dada su condición de potencia
regional, se ha convertido en estos últimos años en una “asociación
estratégica”.
Cabe señalar que la emergencia del Perú como socio
comercial importante data de pocos años. La necesidad de invertir
en el extranjero explica la compra realizada por el Grupo Shougang,
que representó la inversión china en el exterior más cuantiosa.
A raíz de ello, la prioridad de Perú se hizo evidente en ese
entonces en el contexto latinoamericano, pero esa prioridad
ha ido desvaneciéndose a causa del poco interés mostrado por
el sector empresarial peruano, debido a su desconocimiento de
la pujanza de China como potencia económica mundial.
En estos últimos años nos ha tocado presenciar el
ímpetu alentador de progreso que presentan las inversiones y
las sociedades en partición o de capital íntegramente chino
que han ido extendiéndose por los países y territorios de la
región. Además, el Gobierno chino ha prestado asistencia económica
libre de todo condicionante político a la mayoría de los Estados
de esta zona.
El interés chino por incrementar el comercio descansa
en las siguientes características de los países de América Latina
:
- Son países en vías de desarrollo
- Tienen necesidades de consumo y de capitales
- Por su riqueza de materias primas, constituyen
fuentes de suministro para los planes de modernización
- Es un mercado de grandes potencialidades para
la colocación de sus productos
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La
aparición de numerosos mercados de productos comerciales
y agrícolas impulsa la economía nacional |
Los altibajos del comercio sino-latinoamericano han
seguido la tendencia de los problemas de la región, como el
pago de la deuda externa, que impidió aumentar las importaciones,
y los bajos precios de las materias primas. De la parte china
sus productos de exportación no son esencialmente productos
básicos: aparte del petróleo, el carbón y el arroz, el grueso
de las ventas al exterior son equipos, maquinarias, productos
textiles, medicinales, eléctricos, electrónicos, artesanales
y de la industria ligera.
Un grave problema que afronta China en la consolidación
de sus exportaciones dentro del mercado mundial es la fuerte
competencia de los países y regiones de Asia, como Japón, Corea
del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur, sobre todo en lo que
se refiere al servicio posventa.
Con el propósito de hacer frente a está situación,
China está desplegando grandes esfuerzos para impulsar sus relaciones
económicas y comerciales con los países latinoamericanos, con
los cuales coincide en el deseo de promover la cooperación económica
y comercial.
* Andrés Humberto Chong Geng, economista peruano
y consultor económico y comercial de una empresa en China