Historias
de shenzheneses
Por
nuestra reportera LI YE
Anzi,
una linda trabajadora foránea
 |
Anzi
contando su historia |
Anzi, ¿con qué soñabas cuando a los 17 años
saliste de tu pueblo natal para ir a Shenzhen?
Iluminada por las luces del escenario del club, conmovida
por la pregunta de nuestra reportera y con las lágrimas asomándosele
a los ojos, Anzi comenzó a contar su historia.
Cuando llegó a Shenzhen, Anzi era una chica de 17
años recién graduada de la escuela secundaria. Su trabajo en
la cadena de producción de una fábrica parecida a la de la película
Tiempos modernos de Charles Chaplin
le hacía sufrir mucho. Cuando medio año después regresó a su
pueblo natal sin un centavo, la joven solamente quería plegar
sus alas y quedarse en casa acompañando a sus padres. Sin embargo,
la visión de sus padres trabajando duramente en el restaurante
familiar para ganar un poco de dinero le destrozaba el corazón
y la impulsó a salir de nuevo. Al despedirse, su padre le dio
dinero y le dijo: No te preocupes, hija. Este dinero es
para pagar tus estudios. Sin decir nada, Anzi volvió la
cabeza y lloró.
Al constatar las diferencias entre los altos y animados
edificios de la ciudad y su rústico hogar, Anzi comprendió que
los conocimientos podían ayudarla a lograr su objetivo. Fue
entonces cuando decidió cambiar su destino mediante la formación.
Empezando con los libros de la escuela secundaria,
Anzi se esforzó tanto por aprender que aprobó los exámenes para
los estudiantes que se presentaban por libre y obtuvo el diploma
universitario de enseñanza superior abreviada. Anzi dijo al
respecto: De lo que he invertido en mí misma durante estos
siete años de trabajadora foránea he obtenido mayores dividendos
que de cualquier tipo de acción bursátil.
En 1991, un periódico local publicó por entregas
Posada de mi juventud - fiel retrato de una
trabajadora foránea , obra de Anzi inspirada en sus
diarios. El éxito fue tan inmediato como imprevisto y empezaron
a lloverle las cartas de los lectores. La televisión y la radio
de Shenzhen la invitaron a presentar el programa El cielo
estrellado de Anzi, y varios periódicos y revistas abrieron
el Buzón de Anzi. En la década de 1990, Anzi brillaba
tanto como su cielo estrellado.
Las
vidas unidas son más creativas
 |
La
Aldea Cultural de las Minorías Nacionales, punto de encuentro
de las distintas etnias |
Este lema, escrito sobre una pancarta colgada en
el salón de conferencias del
Centro Anzi para la Formación y el Éxito,
es difícil de pronunciar. No obstante, su sentido es fácil de
comprender: varias decenas de jóvenes cogidos de manos y hombros
se animan unos a otros al son de una música de ritmo trepidante.
Hoy día Anzi tiene casa propia, conduce su propio
coche, dirige su propia compañía y está felizmente casada. Su
hija suele decirle por teléfono: Mamá, estoy cansada de
hacer deberes; pero debo insistir, como haces tú.
La mayoría de los dos millones de trabajadores foráneos
de Shenzhen llegan a esta ciudad persiguiendo sus propios objetivos.
A pesar de ser personas muy dinámicas y emprendedoras, en ocasiones
la vida también se les hace insufrible y necesitan el consuelo
de la sociedad. Con su amor y diligencia, Anzi, antes una débil
trabajadora foránea, está ayudando a estos trabajadores.
Yan Zheng,
un joven de la montaña de Awa
Si preguntásemos a la gente que está esperando el
autobús cuál es su lugar de procedencia, probablemente oiríamos
los nombres de numerosos lugares del país. Sin embargo, nadie
adivinaría que el joven Yan Zheng vino de la montaña de Awa,
que se alza junto al río Canglang (provincia de Yunnan).
Ataviado con el traje nacional, este fornido muchacho
sube por una escalera tocando un tambor de madera con sus fuertes
palmas. Sobre su cabeza hay una higuera de densa copa y pequeños
frutos; frente a la habitación de bambú, hay un largo tambor
de madera fabricado con trozos de árbol. En el otro extremo
del banco está sentada una chica de piel, cabello y ojos negros
y brillantes, ataviada también con el traje nacional.
Me llamo Yan Zheng; bienvenido a nuestra casa
de la nacionalidad wa .
Su marcado acento popular, que parece salido de una película,
hace reír al público.
La gente recuerda a la nacionalidad wa sobre todo porque en la
década de 1970 se popularizaron la animada canción Los
waneses entonan nuevos cantos, su bravo baile de caza
y la danza de menear la cabellera.
La nacionalidad wa es una de las minorías nacionales chinas. La mayor
parte de sus 350.000 miembros viven en el suroeste de la provincia
de Yunnan, región donde en lugar de invierno y verano hay una
estación seca y una estación lluviosa. Yan Zheng y sus compañeros
son waneses típicos, con cuencas hundidas y bocas salientes.
La robusta constitución tanto de los hombres como de las mujeres
es reflejo de una primitiva belleza y un rico sabor de la vida.
Yan Zheng, muy hablador, dijo: A 80 kilómetros
del distrito, en la montaña, tenemos una casa fortificada. Ir
hasta allí en automóvil es toda una aventura, ya que el camino
discurre por entre grandes precipicios. Seguimos la antigua
costumbre de anteponer la palabra 'yan' al nombre del primer
hijo de la familia. Yan Zheng añadió: Mis dos hermanos
menores, que también abandonaron el pueblo natal, actúan en
'Ventanas del Mundo' de la etnia wa de la Aldea Cultural de las Minorías Nacionales".
Preguntado sobre qué es lo que más le gusta de Shenzhen,
Yan Zheng respondió con un gesto melancólico: Aquí todo
es increíblemente moderno. Tanto el metro como la ciudad de
los chinos de ultramar son cosas que no podíamos imaginar ni
siquiera en sueños. Al llegar a Shenzhen, Yan Zheng y
sus compañeros, acostumbrados a caminar sin zapatos, andaban
descalzos por las calles. Con el paso de tiempo, han ido cambiando
sus costumbres. El año pasado, Yan Zheng encabezó una delegación
de canciones y danzas de la nacionalidad wa
que visitó Japón y Singapur, países en los que sus funciones
fueron muy bien acogidas. Yan Zheng toma una baqueta de madera
y comienza a tocar el tambor y a entonar una canción que refleja
la pureza de su amor por su pueblo natal.
Al tocar el tambor, Yan Zheng sigue el ritmo con
su cuerpo. Tan absorto está en su música
que nos recuerda a los afroamericanos que tocan jazz
por la calle. Yan Zheng, apasionado de la música africana, sueña
con ir algún día a África para conocer nuevos ritmos.
Al hablar del futuro, Yan Zheng, uno de los diez
jóvenes destacados de Shenzhen, dijo: Cuando hace
cuatro años dejé mi casa, el pueblo salió a despedirme. Aunque
sigo siendo un trabajador foráneo con ingresos modestos, quiero
ayudar a mi pueblo a prosperar.
Al llegar la noche, la Aldea Cultural de las Minorías
Nacionales está muy tranquila. Pero en el campo de entrenamiento
al aire libre, los jóvenes siguen con sus representaciones.
De día son actores y por la noche son espectadores que observan
atentamente la actuación de sus compañeros.
Los extranjeros
de Shenzhen se desviven por el carnet verde
Un joven indio llamado Anjie, experto en preparar
las típicas tortas indias, llegó a China hace ocho años junto
con sus amigos. Anjie prepara tortas indias en un restaurante
situado en la última planta de unos grandes almacenes de
Shenzhen. Son muchos los shenzheneses que acuden a diario
a este restaurante para degustar su especialidad: las tortas
indias. Aunque está siempre muy ocupado, Anjie siente que su
vida se ha enriquecido. Durante su permanencia en Shenzhen,
Anjie ha aprendido el dialecto de Guangdong y algunas canciones
chinas. En su opinión, en los últimos diez años Shenzhen ha
experimentado grandes cambios. Anjie dijo que la gente de esta
ciudad es muy amigable y que desea establecerse aquí de manera
permanente.
Anjie es sólo uno de los muchos extranjeros que viven
y trabajan en Shenzhen. Ello se debe en gran medida al hecho
de que Shenzhen fue una de las primeras ciudades chinas donde
comenzó a aplicarse la política de reforma y apertura. El desarrollo
de estos últimos diez años ha impulsado a un número creciente
de extranjeros a invertir en Shenzhen y a intentar prosperar
en esta ciudad. En consecuencia, Shenzhen lleva camino de convertirse
en una metrópoli internacional.
Kama, un sudanés de 47 años, dijo: Shenzhen
es mi segundo pueblo natal, no en vano he pasado la mayor parte
de mi vida aquí y aquí han nacido mis dos hijos.
Cuando vino a China, hace ahora 20 años, Kama era
todavía un estudiante; actualmente es director de una compañía
transnacional. Su mayor deseo es obtener el carnet verde, es
decir, la residencia permanente.
La casa de Bob Koch, un destacado creador de dibujos
animados, se encuentra en California (EE.UU.). Bob, de 35 años,
ha viajado por todo el mundo, pero cuando llegó a Shenzhen se
despertó en él un profundo interés por esta ciudad. La cocina
china le encanta, sobre todo el cangrejo picante. Bob vuela
a Hong Kong regularmente porque en Shenzhen no ha encontrado
ningún peluquero que sepa inglés y añade bromeando que no tiene
ni idea del tipo de peinado que le harían. Bob sólo sabe tres
palabras chinas (hola, la cuenta y gracias), pero Shenzhen le
fascina.