Algunos
aspectos económicos de China
Por Andrés
Humberto Chong Geng
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Nuevo aspecto de
un distrito de Beijing |
Hasta finales del siglo XX la economía China logró
un “suave aterrizaje”, hecho que ejerció una influencia positiva
en la contención de su sobrecalentamiento. Este éxito se debió
a las medidas adoptadas por el Gobierno chino desde principios
de 1990.
El resultado de las políticas adoptadas para contrarrestar
el recalentamiento de la economía se puede apreciar en el movimiento
del ciclo económico en la década de 1990, periodo en el que
la diferencia entre la cumbre y el fondo fue de 4,5 puntos porcentuales,
lo que supone una mínima fluctuación, si se compara con el periodo
transcurrido desde que en 1949 se fundó la República Popular
China.
Los estudios realizados por economistas de la Academia
China de Ciencias Sociales indican que el país registró un rápido
desarrollo en el programa de reforma, apertura y modernización
entre 1991 y principios de 1993, situación que fue seguida por
el sobre calentamiento de la economía y el desorden del sistema
financiero.
A fin de corregir esta situación, China aplicó la
teoría de Deng Xiaoping, que propugnaba la construcción de un
socialismo con características chinas, así como una serie de
medidas para intensificar el control macroeconómico y una adecuación
progresiva de las operaciones económicas del país.
China puso en práctica estas medidas con cautela
y después de años de esfuerzos se pudieron apreciar los éxitos.
El país aprendió luego las amargas lecciones consecuencia del
“aterrizaje duro”, con una drástica caída de la economía propiciada
por el rápido crecimiento económico de las postrimerías de los
años 50. En 1958, se registró la mayor tasa de crecimiento económico,
un 22 por ciento, tasa que se mantuvo muy poco tiempo, dado
que entre 1959 y 1961 se produjo un crecimiento negativo del
29 por ciento.
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Exposición internacional
de instrumental médicos (Beijing) |
Entre 1958 y 1962 las pérdidas económicas de China
superaron los 21.000 millones de dólares; y aun cuando en 1964
el país logro una recuperación económica, el desarrollo económico
nacional se retrasó en alrededor de siete años.
Posteriormente, en 1986, China tuvo un fallido “aterrizaje
blando”. En efecto, a pesar de que entre 1982 y 1985 se tomaron
medidas para controlar el sobrecalentamiento de la economía,
entre 1989 y 1991 la inflación experimentó
un rápido ascenso, lo que obligó al país a poner en práctica
programas de austeridad.
Gracias a las medidas de macrocontrol aplicadas desde
principios de los años 90, se ha producido resultados alentadores
en la situación macroeconómica del país. China lidera el grupo
de las grandes economías en términos de crecimiento, con tasas
del 7,8, el 7,1, el 8,2 y el 7,3 por ciento en 1998, 1999, el
2000 y el 2001, respectivamente; y se espera que, pese a la
recesión mundial, dicha tasa alcance este año el 7 por ciento.
Según pronostica el FMI (Fondo Monetario Internacional), en
el 2010, la economía China triplicará a la de Japón y representará
la quinta parte del PIB (Producto Interior Bruto) mundial, mientras
que a las economías de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón,
les corresponderán, respectivamente, un 17, un 18 y un 7 por
ciento.
En el aspecto interno, el continuo aumento de los
ingresos y el sano comportamiento de la economía nacional han
permitido que la suma del ahorro de la población rural y la
urbana haya alcanzado los 446.000 millones de dólares, pese
a que el Banco Central recortó en varias ocasiones los tipos
de interés y suspendió el subsidio a la tasa de interés de los
depósitos. El descenso de la inflación ha contribuido al aumento
de las ganancias reales de los depósitos bancarios, hecho que
se ha convertido en un importante factor en el incremento de
los ahorros individuales.
El nivel de vida de los chinos ha mejorado debido
al incremento continuo de sus ingresos. En las familias de las
áreas urbanas, el gasto medio de vida per cápita se sitúa en
alrededor de 550 dólares, lo que representa un aumento de aproximadamente
un 4 por ciento. Al mismo tiempo, en las familias de las áreas
rurales, la media de ingresos netos per cápita es de alrededor
de 250 dólares, cifra que supone un incremento aproximado del
8 por ciento y que es consecuencia del aumento de los precios
de acopio de cereales fijados por el Estado, así como del incremento
substancial de su volumen de producción.
En 1997 se asignó con carácter anual una partida
presupuestaria adicional de unos 180 millones de dólares a la
promoción del crecimiento económico de las áreas azotadas por
la pobreza. Cuando se pusieron en marcha las reformas económicas,
había en nuestro país unos 250 millones de pobres, es decir,
de ciudadanos cuyos ingresos eran de cinco dólares mensuales;
a lo largo de los años siguientes, ese número decreció con gran
rapidez, principalmente debido a la devolución de tierras a
los campesinos; sin embargo, en los últimos años ese decrecimiento
ha sido lento. Según datos proporcionados por el Gobierno, a
finales del siglo XX la pobreza había sido erradicada de las
áreas rurales, lo que significaba que 65 millones de campesinos
habían salido de esta situación.
Entre los principales causas del lento crecimiento
económico de las áreas pobres destacan la baja calidad de la
población, la insuficiencia de fondo para la educación y la
administración deficiente. Llamo la atención a estas zonas para
erradicar la pobreza mediante la ciencia, la tecnología y la
educación, así como practicar la planificación familiar y elevar
la calidad de la población.
En el 2001, el volumen del comercio exterior totalizo
509.800 millones de dólares y la balanza comercial se mantuvo
básicamente equilibrada. Las reservas de divisas de China se
ampliaron hasta alcanzar en julio de 2001 un total de 180.800
millones, las mayores después de las de Japón. Esta cifra no
puede considerarse elevada si tomamos en cuenta en diciembre
del 2000 la deuda externa de China era de 145.730 millones de
dólares.
El incremento de las divisas extranjeras se ha debido
sobre todo a la cada vez mayor competitividad de los productos
chinos en el mercado internacional y a los ajustes macroeconómicos
que viene aplicando el Gobierno. Este substancial incremento
de las divisas le permitirá a China ocupar una posición mas
favorable en los intercambios económicos, así como conciliar
las políticas de reforma y apertura del país.
Desarrollo
y tendencia del mercado chino
China, país de ancestral historia, ha padecido durante
mucho tiempo (entre mediados de los siglos XIX y XX), las agresiones
y la explotación colonialistas. En 1949, con una economía deprimida
y un pueblo debatiéndose en la miseria, se fundó la República
Popular China. Este hecho encaminó a este antiguo país por la
senda de un desarrollo independiente y autodeterminado. A partir
de las postrimerías de la década de 1970, con puesta en práctica
de la teoría de Deng Xiaoping sobre la construcción de un socialismo
con peculiaridades chinas, el país irrumpió en una nueva fase:
la de la reforma y la apertura.
A lo largo de los más de 20 años transcurridos desde
entonces, la economía china ha mantenido su ímpetu de desarrollo
acelerado, ha logrado una mejora sensible de las condiciones
de vida de la población y un franco aumento del potencial económico
nacional. Asimismo han venido expandiéndose la cooperación y
los intercambios entre China y el resto del mundo, lo que se
manifiesta en el ritmo de crecimiento de sus exportaciones,
cuya tasa anual media es de alrededor del 15 por ciento.
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Central eléctrica
eólica en la pradera de Mongolia Interior |
El inmenso potencial económico, los promisorios horizontes
de mercado y el auspicioso ambiente de inversión ha animado
a numerosas personas de negocios del exterior a realizar inversiones
directas, que ya superan los 400.000 millones de dólares y desempeñan
un papel muy positivo en la modernización de China.
A mediados de los años noventa, el Estado chino trazó
las metas de desarrollo para el último lustro del siglo XX y
los tres quinquenios subsiguientes. Con ello logró que en ese
último lustro el PNB (producto nacional bruto) creciese un 8
por ciento anual, de modo que en el año 2000 éste, en términos
per capita, triplicó al de 1980; al mismo tiempo, se consiguió
establecer la estructura preliminar de la economía de mercado
socialista. En el primer decenio del presente siglo la economía
nacional seguirá creciendo a un ritmo rápido, lo que sentará
una sólida base para la materialización de la modernización.
En un estudio sobre Asia realizado por The Economist , se considera que China,
incluida la región administrativa especial de Hong Kong, constituye
una sola Zona Económica con sus propias áreas de influencia;
según dicho estudio, dentro de unos años esta zona igualará
o superará en riqueza a la zona de los Estados Unidos y los
ciudadanos chinos repartidos por diversos países de la misma
tendrá acceso directo o serán dueños de grandes multinacionales.
Se estima que los negocios de propiedad china en el exterior
serán semejantes o superiores a la de los japoneses en términos
de inversiones e industrias.
Las reformas económicas de estilo occidental, bautizadas
como “economía de mercado socialista con características chinas”,
ha creado una masa de 60 millones de chinos con altos ingresos,
que ha sido capaz de comprar más de 100.000 autos de lujo al
año, demanda que en el futuro rebasará las 550.000 unidades
anuales.
La demanda de todo tipo de bienes vendrá desde China
y de los países de la región Asia-Pacífico y China crecerá unida
a esta región, puesto que Europa está lejos y América Latina
y África aun no se han reorganizado para aumentar su comercio
con China. Las excepciones podrían ser Brasil y Chile, cuyos
firmes vínculos con nuestro país podría ir multiplicándose.
Para América Latina, esta zona podría catalogarse de estratégica,
por lo que el comercio exterior debería orientarse hacia la
Cuenca del Pacífico.
En este sentido, China y los países latinoamericanos
poseen la doble ventaja de estar enlazados por los intercambios
amistosos y de compartir el lenguaje de los países en vías de
desarrollo.
(Andrés
Humberto Chong Geng, economista peruano y consultor económico
y comercial de una empresa en China.)