El
sol sale por Shenzhen
Por
nuestra reportera HOU RUILI
 |
Retrato de Deng Xiaoping en la calle
Shenzhen |
Shenzhen, una ciudad subtropical de la costa sur
de China llena de esperanza en el futuro.
La ciudad de Shenzhen sólo tiene 23 años de vida.
En efecto, antes de 1979 era un lugar casi desierto cuyos habitantes
no sabían lo que era la industria ni la ciudad. La construcción
de la zona especial de Shenzhen comenzó a fines de 1979 con
la llegada de un grupo de obreros especializados en un tren
militar.
Al poco tiempo, en lo que hasta entonces había sido
una sencilla aldea de pescadores empezaron a alzarse grandes
edificios, a entrecruzarse carreteras y a extenderse las zonas
verdes. En la etapa inicial, el Estado aportó obreros e instalaciones,
pero finalizada aquélla, éste no invirtió más en la construcción
de la flamante zona especial y se limitó a promover la aplicación
de la política de apertura.
Para un país como China, cerrado al resto del mundo
durante siglos, el concepto de apertura no iba a ser fácil de
asimilar. Pero los menos de 2.000 kilómetros cuadrados de Shenzhen
estaban llamados a convertirse en una ventana de la apertura
de nuestro país al resto del mundo. A través de ella, entrarían
de forma masiva capitales, mercancías y personas procedentes
del exterior, y los chinos mirarían más allá de su país y darían
los primeros pasos en su camino hacia la consecución de los
niveles internacionales más avanzados.
Shenzhen se ha caracterizado siempre por la práctica
de la economía de mercado. Para los chinos, acostumbrados a
la economía planificada y sin apenas experiencia en el funcionamiento
del mercado, la introducción de este nuevo sistema económico
representaba tanto oportunidades como desafíos. Jóvenes muy
bien preparados llegaron a Shenzhen procedentes de diferentes
lugares para trabajar. Se calcula que el 98 por ciento de los
habitantes de esta ciudad son oriundos de otras zonas del país.
Su media de edad es de 29 años, de ahí el sobrenombre de “la
ciudad más joven del mundo”. Lo cierto es que la dedicación
de estos jóvenes al trabajo ha inyectado un gran vigor al desarrollo
de esta ciudad.
Una ciudad
pionera
En
agosto de 1980, la Asamblea Popular Nacional ratificó los Reglamentos
de la zona económica especial de la provincia de Guangdong .
A partir de esa fecha, Shenzhen se convirtió en una de las primeras
zonas económicas especiales del país, es decir, las zonas donde
comenzó a aplicarse la política de apertura con el objetivo
de absorber el capital foráneo necesario para desarrollar la
economía. Desde entonces también, China empezó a intensificar
su comercio exterior y a explorar la vía de desarrollo más acorde
con sus características.
Según los especialistas, la revolución democrática
se prolongó más de 30 años, desde 1911, año en que Sun Yat-Sen
dirigió la insurrección, hasta 1949, año de la fundación de
la República Popular China; la experiencia de la construcción
del socialismo duró también 30 años, desde 1949 hasta 1979;
y la transición de la economía planificada a la de mercado requerirá
entre 30 y 50 años.
El establecimiento de la zona económica especial
(en adelante, simplemente zona especial) de Shenzhen marcó el
comienzo de la economía de mercado. Dicho de otro modo, esta
zona desempeñó el papel de precursora y guía del desarrollo
de China.
Hace tan solo 23 años, Shenzhen era una aldea de
pescadores con una población de menos de 30.000 habitantes y
un nivel de vida muy bajo; ahora, en cambio, es una metrópoli
internacional.
Las siguientes cifras hablan por sí mismas.
|
Año 2001 |
Incremento anual |
Puesto nacional |
Valor producción total |
195.400 millones RMB |
29.5% |
4 |
Valor producción industrial |
309.700 millones RMB |
46.4% |
2 |
Ingresos financieros |
26.200 millones RMB |
39.6% |
3 |
Producción per cápita |
523.700 dólares |
14.9% |
1 |
Ingresos per cápita |
23.544 RMB |
|
1 |
Valor comercio exterior |
68.600 millones RMB |
39.1% |
1 |
Valor exportaciones |
37.500 millones RMB |
|
1 |
Pionera
de la apertura
 |
Embarcaciones
de la flota pesquera |
¿Qué ha imprimido tal velocidad al desarrollo de
Shenzhen? La política de apertura. En efecto, si esta ciudad
no hubiese experimentado en la práctica la viabilidad de dicha
política, no cabe duda de que jamás se habría configurado una
apertura de múltiples niveles y dimensiones.
Ya en 1979, el Gobierno decidió aplicar políticas
más flexibles en las provincias de Guangdong y Fujian, y conceder
a éstas mayores competencias en el ámbito del comercio exterior,
para que de este modo pudiesen aprovechar al máximo las ventajas
que les ofrecía su cercanía a Hong Kong, Macao y Taiwan.
El nutrido grupo de obreros especializados que llegó
a Shenzhen en mayo de 1980 elaboró un plan general para la construcción
de la zona especial y adoptó medidas concretas al respecto.
Su llegada señaló el inicio de la construcción de las infraestructuras
de las zonas especiales de Zhuhai y Shenzhen. Esta última invirtió
un préstamo estatal de 30 millones de yuanes, así como parte
de sus ingresos financieros, en su construcción urbanística
y el mejoramiento de su ambiente inversor. Al mismo tiempo,
tomó la medida de reinvertir sus beneficios, medida con la que
resolvió el problema de la insuficiencia de capital.
El valor de los cerca de 600 contratos de utilización
de capital foráneo con los que ya contaba la zona especial de
Shenzhen a fines de 1981, es decir, un año después de su fundación,
ascendía a 200 millones de dólares.
Este primer éxito animó a los shenzheneses a seguir
firmemente el camino marcado por la política de apertura. Sin
embargo, ese período inicial no estuvo exento de polémicas centradas
en cuestiones como las siguientes: “¿Necesitamos realmente una
zona especial?”; “el establecimiento de una zona especial, ¿constituye
un triunfo o un fracaso?”; y “¿cómo se impulsa el desarrollo
de una economía orientada al exterior?”.
Hoy día, Shenzhen mantiene relaciones comerciales
con más de 120 países y regiones, y sus exportaciones representan
la séptima parte del total nacional. Hasta fines del 2001, esta
zona especial atrajo 27.000 proyectos de inversión foránea provenientes
de más de 70 países y regiones, lo que supuso el aprovechamiento
de 26.600 millones de dólares. Por otra parte, en Shenzhen ya
han invertido cerca de 90 empresas situadas entre las 500 más
poderosas del mundo. Además, están produciéndose cambios positivos:
antes, los empresarios extranjeros acudían a esta ciudad simplemente
para instalar sus fábricas, mientras que ahora establecen también
centros de investigación y de desarrollo; antes, dichos empresarios
contrataban a obreros provenientes de tierras lejanas, mientras
que ahora se aprecia un aumento de la mano de obra extranjera,
de la que forman parte administradores, técnicos e incluso voluntarios.
En realidad, la economía actual de Shenzhen es bastante
distinta de la anterior: la industria ha dejado de ser exclusivamente
de procesamiento para dar cabida al diseño y la fabricación;
el comercio exterior ya no es únicamente indirecto, sino también
directo; y las pequeñas y medianas empresas se han convertido
en grupos internacionales.
Los expertos han encontrado la clave de la velocidad
del desarrollo de Shenzhen que tanto admira al resto del mundo:
es una ciudad que, al estar orientada al exterior, constituye
un gigantesco centro exportador, lo que le proporciona las condiciones
necesarias para utilizar diversos recursos procedentes de todo
el mundo y le ha permitido superar la etapa de predominio de
la industria ligera para entrar en la etapa de preponderancia
de la industria de tecnología punta.
En Shenzhen han realizado cuantiosas inversiones
marcas internacionales tan conocidas como Compaq, IBM, Philips,
Wal-Mart, Samsung, Castrol, Seagate y Sanyo. La industria de
tecnología punta, donde se fabrican
computadoras IBM, los sensores estadounidenses de temperatura
fija BTR y los chips electrónicos Fuyifa, ocupa más del 90 por
ciento de los 1,65 kilómetros cuadrados de la zona franca de
Futian.
La apertura ha traído beneficios y desarrollo. Cinco
años después de su comienzo, una oleada de apertura barrió todo
el país. Ahora, en las zonas económicas especiales, el litoral
y determinados puntos del interior, la apertura es multidireccional.
En China hay actualmente 359 ciudades y distritos que aplican la política
de apertura, lo que representa una población de 300 millones
de habitantes. Los frentes de ampliación de la apertura componen
el motor más potente del desarrollo de la economía china.
Una China abierta hace mayores contribuciones al
desarrollo mundial. Se calcula que entre 1995 y el 2004 nuestro
país habrá captado 744.000 millones de dólares en inversiones
destinadas a la construcción de infraestructuras. Este gran
mercado atraerá a los inversionistas extranjeros y, tal como
en 1997 predijeron los funcionarios de la OMC tras visitar Beijing
y Shanghai, “China será un importante factor del crecimiento
económico mundial”.
Pionera
del mercado
Un comerciante debe conocer bien el mercado, de lo
contrario fracasa. Los shenzheneses han aprendido a conocer
el mercado por medio de la experiencia. Chen Zhiming, miembro
de la primera generación de trabajadores llegados a Shenzhen,
al principio simultaneó su actividad laboral con los estudios.
Como las buenas oportunidades suelen acompañar a las personas
inteligentes, después de unos años dedicado al sector de los
bienes inmuebles, Chen, cuando tenía sólo 30 años, se hizo millonario.
Pero al cabo de dos años, a consecuencia de una mala inversión,
se vio envuelto en un litigio por deudas. Habiendo aprendido
la lección, Chen se volvió más sensato y empezó de nuevo. Así
son los shenzheneses: los fracasos no hacen sino aumentar su
tenacidad.
El triunfo de la reforma del mercado de Shenzhen
sentó una buena base para la definición de los objetivos de
la reforma del sistema económico en el resto del país.
Entre 1980 y 1984, período inicial de la zona especial,
Shenzhen se dedicó a explorar el mercado. Fue en dicho período
cuando se introdujo el mecanismo de competencia en la gestión
de la construcción, convocándose licitaciones abiertas para
poder elegir las mejores ofertas. Posteriormente, se llevó a
cabo la reforma de los sistemas de precios, de circulación de
mercancías, de trabajo y salarios, y de distribución de viviendas,
con lo que gradualmente fue formándose un nuevo mecanismo de
administración regido por el mercado.
Entre 1985 y 1991, Shenzhen llevó a cabo una reforma
global de sus mecanismos de gestión del mercado, reforma que
afectó a los sistemas relacionados con el suelo, la responsabilidad
de las empresas, las acciones, las finanzas y la administración
de los bienes estatales. La culminación de tales reformas supuso
la desaparición de la economía planificada.
A partir de 1992, Shenzhen, resuelta a convertirse
en la primera ciudad china regida por la economía de mercado
socialista, concentró sus esfuerzos en la reforma de las empresas
estatales, para lo cual se establecieron el sistema de gestión
de los bienes estatales y el de seguridad social, modificándose
al mismo tiempo las funciones gubernamentales. Todo ello permitió
establecer un marco para el desarrollo de la economía de mercado
socialista, sistema que, tras ser aprobado por el Comité de
la Reforma de Estado en mayo de 1995, proporcionó experiencias
válidas para la aplicación de la reforma en el resto del país.
A lo largo de estos 23 años de exploración, en Shenzhen
ha ido formándose un buen mercado financiero, laboral, inmobiliario,
tecnológico, de productos, etcétera.
Pionera
de la modernización
 |
El
Valle de la Alegría, parque de atracciones equipado con
tecnología punta |
La meta de Shenzhen consistente en alcanzar la modernización
en el 2005, convirtiéndose así en la primera ciudad china en
lograrlo, ha llamado la atención de todo el país. Frente a Shanghai,
ciudad que en la década de 1990 experimentó un espectacular
crecimiento, Guangzhou, ciudad de amplia apertura, y Beijing,
centro político y económico del país, la meta que se ha fijado
Shenzhen supone un gran desafío.
Yu Youjun, su alcalde, tras larga reflexión, sintetizó
el contenido de la modernización en los diez puntos siguientes:
industrialización, urbanización, perfeccionamiento del mercado,
construcción de la red de información, economía desarrollada,
democracia política, justicia social, divulgación de la educación,
buen nivel de vida del pueblo y desarrollo sostenible de la
sociedad. Partiendo de dichos puntos, se han elaborado 42 índices
relacionados con el desarrollo urbanístico, la protección del
medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida. El objetivo
último de Shenzhen es llegar al nivel de los países relativamente
desarrollados. En cuanto a los ingresos per cápita, la meta
de Shenzhen (7.600 dólares) es más ambiciosa que la de Beijing.
Según muestran estos 42 índices, Shenzhen debe desarrollar su economía, elevar el nivel de vida de
su población y fomentar el desarrollo sostenible de la sociedad.
¿Cómo alcanzar este objetivo en sólo dos años? El alcalde Yu
Youjun confía plenamente en la gran ventaja de Shenzhen: las
políticas preferenciales.
Gracias a los 23 años que lleva gozando de las políticas
preferenciales del Estado, esta zona especial ha logrado un
desarrollo completo de la sociedad y se ha mantenido a la cabeza
del país, sobre todo por lo que hace a la economía orientada
al exterior. El Gobierno central ha autorizado a Shenzhen a
efectuar ensayos y a introducir novedades en la reforma y la
apertura para potenciar su papel de pionera del desarrollo nacional.
Tras la incorporación de China en la OMC, la apertura
de nuestro país se concentra en los aspectos comerciales. La
mayor flexibilidad de Shenzhen facilita la entrada de capitales
foráneos en los sectores bancario, financiero, comercial, turístico,
de seguros, de servicios de información y de consultoría. Según
reveló Yu Youjun, el nivel actual de aprovechamiento de capitales
foráneos es el más elevado de la historia de Shenzhen, adonde
en el 2003 llegará una nueva oleada de dichos capitales formada
por las inversiones de grandes empresas transnacionales y de
diez de las 500 empresas más poderosas del mundo.
No cabe duda de que Shenzhen es una ciudad pionera.
Entre los años 2001 y 2005 invertirá en la construcción de infraestructuras
y aprovechará activamente capitales extranjeros por un valor
equivalente al de los captados en los 20 años precedentes. Con
la duplicación del valor global de su industria, Shenzhen se
situará en la vanguardia de la modernización, mientras que el
resto de China entrará de lleno en una etapa caracterizada por
la consecución de un nivel de vida modestamente acomodado.
Camino
de la metrópoli internacional
De Shenzhen
y Hong Kong nace un centro económico internacional
Dado
que la exportación constituye un potente motor del crecimiento
de la economía china, la construcción de un centro económico
internacional que contribuya a ampliar los contactos de nuestro
país con el mercado internacional reviste una singular importancia.
Hong Kong es un puerto franco que opera conforme a las leyes
internacionales. Si Shenzhen y Hong Kong se unen en un todo
orgánico e integrado, China no tardará en contar con un centro
económico de primera categoría mundial.
 |
La
vía ferroviaria Guangzhou-Shenzhen |
En la estación ferroviaria de Shenzhen un llamativo
letrero indica el andén de donde parten los trenes con destino
a Hong Kong, como queriendo recordar a los viajeros que esta
región administrativa especial china se halla a un tiro de piedra.
A vista de pájaro, Hong Kong y Shenzhen parecen hermanas
gemelas. Su superficie es respectivamente de 1.097 y 1.958 kilómetros
cuadrados, extensiones que sumadas representan una tercera parte
de la superficie de Tianjin, menos de la mitad de la de Shanghai
y menos de una quinta parte de la de Beijing. Además, tanto
la población de Hong Kong como la de Shenzhen es de alrededor
de siete millones de habitantes, lo que sitúa su densidad demográfica
conjunta muy por encima de la de Beijing. Desde junio de 1997,
momento del retorno de Hong Kong a la patria, los habitantes
de ambas ciudades pueden ir de una a otra con total libertad.
En pocos lugares del mundo hay dos grandes ciudades tan cercanas
y unidas por vínculos económicos tan estrechos.
De hecho, Shenzhen y Hong Kong, sea por la construcción
de infraestructuras, sea por el estilo de vida de sus habitantes,
están convirtiéndose poco a poco en una sola ciudad, como demuestran
los siguientes ejemplos. La central nuclear de Dayawan, en Shenzhen,
suministra energía eléctrica a más de la mitad de la población
de Hong Kong; el agua potable de esta región proviene exclusivamente
de Shenzhen, que le suministra anualmente 1.100 millones de
metros cúbicos de agua provenientes del río Dongjiang; la mayor
parte de la carne, el pescado, las verduras, los huevos y la
leche que hay en los mercados de Hong Kong proceden también
de Shenzhen.
Desde hace unos años, existe una línea regular de
autobuses que cubre el trayecto entre las ciudades de Shenzhen
y Hong Kong. Muchos habitantes de ésta suelen desplazarse a
aquélla una vez a la semana para comprar artículos de uso diario.
Según diversos estudios, en Hong Kong el precio del suelo es
siete u ocho veces más caro que en Shenzhen, razón por la cual
cada vez son más los hongkoneses que deciden comprar una casa
o un apartamento en la ciudad vecina.
Todas las mañanas, grupos de niños con sus uniformes
colegiales entran corriendo en las dependencias de la aduana
de Luohu y cumplen los trámites requeridos para pasar a Hong
Kong, que es donde está su escuela; a las cuatro de la tarde,
esos mismos niños pasan de nuevo por dicha aduana en el camino
de vuelta a sus hogares. Hace unos años, eran nada más unas
decenas, pero hoy día son ya 2.000. A pesar de ser residentes
permanentes de Hong Kong, estos niños viven en Shenzhen porque
sus padres tienen aquí su vivienda o su negocio. Por lo general,
los hongkoneses prefieren las viviendas de Luohu, el distrito
limítrofe con Hong Kong.
Para facilitar las comunicaciones, los gobiernos
de uno y otro lado promueven activamente los proyectos de construcción
de infraestructuras, entre las que destacan la segunda fase
de las obras de encauzamiento del río Shenzhen, concluida en
junio del 2000, así como la primera fase de la ampliación del
túnel de Luomazhou, paso que cruza la frontera. Por otra parte,
están haciéndose los preparativos de otros proyectos, como el
de la vía fluvial de Tonggu, el del paso del Oeste y el de la
zona peatonal de Luomazhou. Además, el gobierno de la región
administrativa especial de Hong Kong planea construir una segunda
línea férrea prolongando las de Shangshui y Luomazhou.
Dado que la mano de obra de Hong Kong es tres veces
más cara que la de Shenzhen, y debido a las limitaciones gubernamentales
relativas a los intercambios de personal, materiales y fondos,
durante cierto tiempo la dirección del flujo era de Hong Kong
a Shenzhen. Esa tendencia se agudizó cuando la prensa hongkonesa
publicó los precios de las viviendas situadas cerca de la aduana
de Luohu, ya que numerosos habitantes de dicha región decidieron
entonces invertir y avecindarse en Shenzhen. En el 2001, las
inversiones de Hong Kong en Shenzhen fueron de 1.940 millones
de dólares, cifra que supuso el 53,84 por ciento de las inversiones
foráneas en esta ciudad. Desde 1979, año en que se fundó la
zona económica especial de Shenzhen, hasta el 2001, las personas
de negocios hongkonesas han establecido aquí más de 9.300 empresas
de capital exclusivo y han invertido 16.720 millones de dólares,
cifra que representa el 62,8 por ciento de las inversiones extranjeras.
Pero en estos últimos años, ese flujo unidireccional
ha ido convirtiéndose gradualmente en bidireccional. Según datos
de las agencias de viajes más importantes, el número de shenzheneses
que se desplazan a Hong Kong durante el fin de semana para viajar
o hacer compras va en alza. Los shenzheneses están transformándose
para Hong Kong en un importante grupo de consumidores, puesto
que gastan una media de cinco mil yuanes per cápita.
 |
La playa artificial del Valle de la Alegría |
Según un guía turístico de una agencia que organiza
viajes diarios a Hong Kong, sus clientes compran prendas de
vestir de marcas prestigiosas, relojes de pulsera de calidad,
productos digitales, etcétera. Estos “turistas” no gastan menos
de mil yuanes y algunos gastan más de cien mil. Muchos van a
Hong Kong para asistir a conciertos, presenciar espectáculos
y ver películas. Los martes y miércoles son los días que más
atraen a los cinéfilos, ya que por sólo 25 yuanes pueden ver
los últimos estrenos.
Estos contactos no sólo hacen de Shenzhen la ciudad
portuaria más activa de la parte continental de China, sino
que también animan a esta zona y a su vecina Hong Kong a fundirse
en una conurbación, paso que China está obligada a dar para
alcanzar y mantener el trepidante ritmo de desarrollo de la
economía internacional. En opinión de Le Zheng, decano de la
Academia de Ciencias Sociales de Shenzhen, si Shenzhen y Hong
Kong se aliasen y aprovechasen plenamente sus ventajas, la conurbación
resultante sería una metrópoli internacional de primera categoría.
Debido a lo limitado de sus recursos, a Hong Kong le resultaría
muy difícil alcanzar esa meta por sí misma; como mucho, podría
llegar a ser una ciudad internacional de segunda categoría y
un centro comercial de importancia regional.
Cuando Yu Youjun, alcalde de Shenzhen, se entrevistó
en Hong Kong con Tung Chee Hwa, gobernador de dicha región administrativa
especial, ambos acordaron que sus respectivas jurisdicciones
debían andar cogidas de la mano y desarrollarse conjuntamente
para beneficio mutuo. Ello exige que a la hora de elaborar las
políticas se tome en consideración la necesidad de ajustar recíprocamente
los recursos de ambas partes y de complementar sus ventajas,
con el fin de configurar un conjunto económico más fuerte y,
por lo tanto, más competitivo en el mercado internacional. Yu
declaró al respecto: “De materializarse este proyecto, Shenzhen,
Hong Kong y el delta del río Zhujiang formarían la región más
competitiva y vigorosa no ya de la región Asia-Pacífico, sino
del mundo entero”.
La región administrativa especial de Hong Kong, centro
financiero internacional y centro mundial de circulación de
mercancías, está muy bien comunicada por vía tanto marítima
como aérea. Pero debido al elevado coste de la mano de obra,
la industria manufacturera no puede sobrevivir en ella y debe
trasladarse a otro lugar. Teniendo en cuenta su situación geográfica
y los singulares lazos que la unen con dicha región, Shenzhen
es el lugar ideal. Son muchas las grandes empresas que han trasladado
su sede principal de Hong Kong a Shenzhen. Una de ellas ha sido
Wal-Mart, empresa que figura entre las 500 más poderosas del
mundo, la cual si bien tenía previsto establecer sendos centros
comerciales en Singapur y Hong Kong, finalmente decidió fusionarlos
en uno solo y establecerlo en Shenzhen, donde ha construido
el rascacielos que lleva su nombre.
Aparte del bajo coste de la mano de obra, Shenzhen
cuenta con recursos muy valiosos, como son la investigación
y la explotación científica y tecnológica. Algunas de sus industrias
ya han demostrado su competitividad en el mercado mundial, como
el Grupo Huawei, fabricante de fibra óptica y productos de telecomunicaciones.
 |
Empleado
shenzhenés andando con prisa |
A este respecto, el alcalde de Shenzhen comentó lo
siguiente: “Antes sólo considerábamos la cooperación en infraestructuras,
pero ahora tanto Tung Chee Hwa como el gobierno municipal al
que represento deseamos extender nuestra colaboración a la tecnología
punta y los servicios comerciales. Estamos muy satisfechos de
coincidir en un punto tan importante como éste. Actualmente,
por ejemplo, los cheques pueden utilizarse indistinta y libremente
en ambas zonas. Los bancos hongkoneses están interesados en
venir a Shenzhen para expandir sus negocios, mientras que los
bancos shenzheneses desean ampliar sus operaciones con RMB en
Hong Kong. Nuestra ciudad acoge con los brazos abiertos a los
abogados, los contables y los expertos en finanzas procedentes
de Hong Kong, quienes, como es sabido, son excelentes conocedores
de las prácticas internacionales. Por otra parte, estamos esforzándonos
por potenciar la cooperación en el ámbito de los puertos y los
aeropuertos”. Todo ello significa que, en lugar de enzarzarse
en una competitividad estéril, ambas zonas buscan espacios nuevos
y más amplios para llevar a cabo una cooperación fructífera
que impulse el desarrollo conjunto.
¿Cuándo
será una metrópoli internacional?
La globalización económica, el agrupamiento regional,
la revolución tecnológica e informática, así como la economía
del conocimiento plantean nuevas exigencias a las ciudades decididas
a permanecer en la vanguardia mundial de la modernización.
Una metrópoli internacional debe, en primer lugar,
ejercer una poderosa influencia social y ser capaz de fomentar
el desarrollo y la internacionalización de las ciudades vecinas.
Shenzhen, Hong Kong y otras ciudades del delta del río Zhujiang
están vinculadas no sólo por la construcción de infraestructuras
sino también por la existencia de estrechas relaciones económicas.
Propulsada por Shenzhen y Hong Kong, la economía del delta del
río Zhujiang se halla en pleno desarrollo.
En segundo lugar, una ciudad que aspire a convertirse
en metrópoli internacional debe ser capaz de desempeñar las
funciones más modernas; dicho de otro modo, sus recursos humanos,
financieros, tecnológicos, informáticos y comerciales deben
disponer de un acceso fluido a los mercados internacionales.
Con respecto a la modernidad de las funciones de
una ciudad, las avanzadas infraestructuras de transporte y comunicaciones
con las que cuenta Shenzhen, entre las que cabe destacar sus
15 puertos (12 de primera categoría y cinco de segunda),
garantizan la ágil circulación de un amplio volumen de
pasajeros y de mercancías. Por la aduana de Shenzhen pasan más
de la mitad de las personas que entran en China y las tres cuartas
partes de los vagones de mercancías que llegan a nuestro país.
Al disponer de un sistema de transporte y comunicaciones tridimensional
totalmente abierto formado por vías terrestres, fluviales, marítimas
y aéreas, desde aquí las personas y las mercancías pueden trasladarse
rápidamente a cualquier lugar del mundo.
En la actualidad Shenzhen es el centro de comercio
exterior más importante de China, como lo demuestra el hecho
de que durante ocho años consecutivos el volumen global de sus
importaciones y exportaciones haya sido el mayor de las grandes
ciudades del país, alcanzando en el 2001 un valor de 37.500
millones de dólares, cifra equivalente a la suma del valor del
comercio exterior de Beijing y de Shanghai, y que representó
el 15 por ciento del total nacional.
Las modernas redes de telecomunicaciones de Shenzhen
permiten asimismo reunir, procesar y transmitir la información
de forma rápida y precisa.
La planificación y la construcción urbanísticas de
esta ciudad avanzan a un ritmo acelerado. Además, su nivel de
gestión urbanística ha logrado el reconocimiento de la comunidad
internacional. En el 2000, Shenzhen fue designada “Ciudad Internacional
Ajardinada” y fue incluida por la ONU en la lista de los “500
Lugares con Mejor Protección del Medio Ambiente”, de los cuales
sólo ocho son ciudades. Shenzhen, la primera ciudad china en
alcanzar tal distinción, fue elegida por unanimidad.
En Shenzhen es fácil percibir la creciente eficacia
y el perfeccionamiento gradual tanto de su gobierno como de
su sistema legal.
En tercer lugar, una metrópoli internacional no debe
limitar su economía a un solo sector, sino diversificarla. Por
lo tanto, es necesario que la industria manufacturera ceda su
predominancia al sector terciario. La industria manufacturera
de Shenzhen, pilar de su estructura económica, está siendo reemplazada
paulatinamente por la industria de servicios.
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El portaaviones Minsk abierto a las visitas
turísticas |
En cuarto lugar, una metrópoli internacional no debe
consistir únicamente en un centro de actividades económicas,
sino que debe ser también un emporio de la ciencia, la tecnología,
la educación y la cultura. La combinación de la ciencia y la
tecnología con la economía constituye uno de los rasgos más
prominentes de las metrópolis internacionales. En la década
de 1990, el valor de la producción de la industria de tecnología
punta de Shenzhen representó tan solo el 8 por ciento del valor
total de su producción industrial; ahora, en cambio, dicha proporción
es del 47 por ciento.
Shenzhen es la ciudad china con mayor número de internautas
y mayor consumo de productos informáticos, y la única ciudad
en la que no se habla dialecto. Esta joven y pujante zona económica
especial alberga un número creciente de actividades internacionales
de gran envergadura y cada día acoge a más turistas extranjeros.
En resumen, son muchos los indicios que revelan que Shenzhen
está transformándose en una metrópoli internacional.