DICIEMBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


El atractivo de la antigua sabiduría china

Por TANG MINGXIN

El Primer Ministro Zhou Enlai durante la entrevista que mantuvo en 1965 con una delegación de diputados chilenos

La inmensa amplitud y la enorme profundidad de la antigua sabiduría china han despertado un interés universal y han fascinado a todo el mundo. Durante la larga trayectoria de mi vida diplomática, en numerosas ocasiones he sido testigo de ese interés y esa fascinación, experiencias inolvidables que guardo celosamente en lo más hondo de mi corazón como un ramo de flores fragantes.

La diferencia entre “desde el caballo y apeado del caballo”

Todo comenzó en la década de 1960, cuando yo era un joven intérprete. Recuerdo que en 1962 el presidente Mao Zedong recibió a una delegación de jóvenes latinoamericanos. Los delegados llegaron al salón de recepción y, mientras se les invitaba a sentarse, dieron un fuerte apretón de manos al Presidente Mao. Acto seguido empezó un interesante diálogo:

¿Han tenido buen viaje ? - preguntó el presidente Mao.

Sí, pero después de treinta y tantas horas de vuelo nos sentimos agotados - respondió el jefe de la delegación.

¿Pero están impresionados? - prosiguió el Presidente Mao.

¡Claro¡ Y eso que llegamos ayer.

¿Qué lugares van a visitar?

Para hoy tenemos un programa lleno de sorpresas.

Así será, porque la nueva China está experimentando muchos cambios.

Vamos a aprovechar al máximo todo el tiempo disponible y sacrificaremos incluso la sagrada siesta.

¿Cuánto tiempo piensan permanecer en China ?

Lamentablemente, tenemos que marcharnos mañana.

Caramba, ¿tan pronto? En China a eso lo llamamos “contemplar las flores desde un caballo al trote”. Espero que la próxima vez se queden más tiempo para “contemplar las flores apeados del caballo”, ya que entre “desde un caballo al trote” y “apeado del caballo” hay mucha diferencia.

Tan pronto como el presidente Mao terminó de pronunciar estas palabras, el salón estalló en atronadores aplausos. El jefe de la delegación latinoamericana manifestó entonces que estaba totalmente de acuerdo con ese dicho chino y que la próxima vez se tomarían más tiempo, es decir, “se apearían del caballo” para poder conocer mejor China. Con su característico sentido del humor, el presidente Mao les explicó uno de los criterios de los chinos: “Por sus huellas de ayer, conocemos sus acciones de hoy; y por su comportamiento de hoy, sabremos qué harán mañana. Esto coincide con su caso, puesto que ustedes llegaron ayer, hoy se quedarán aquí y mañana se irán”. El jefe de la delegación confirmó de inmediato las palabras del presidente Mao y le aseguró que después de esta visita de tres días, como quien “contempla las flores desde un caballo al trote”, ya podía escribir un reportaje cuyo título sería: “China: ayer, hoy y mañana”. Al oírlo, todos esbozaron una sonrisa comprensiva.

Esta anécdota  fue para mí muy ilustradora, puesto que, por un lado, me hizo comprender el impacto lógico, racional y sensorial de la antigua sabiduría china; y, por otro, me dio a conocer un espacio privilegiado de la comunicación interpersonal: el de los dichos, proverbios, máximas y refranes, vívidos reflejos de la flor y nata de nuestra milenaria civilización.

El mérito del “cavador del pozo”

El vicepresidente de Bolivia, Víctor Hugo Cárdenas (segundo a la izquierda ) durante la inauguración de la Exposición Fotográfica de China en La Paz (1995)

Esta convicción se vio reforzada dos años después, cuando en 1964 el Primer Ministro Zhou Enlai concedió una entrevista a un grupo de amigos latinoamericanos. En dicha ocasión, al referirse al estrechamiento de la amistad entre China y América Latina, y a los avances de la cooperación sino-latinoamericana en diferentes campos, el Primer Ministro les expresó su agradecimiento en nombre del Gobierno y el pueblo chinos, afirmando que de no ser por sus valiosos esfuerzos, resultaría imposible fortalecer día tras día los lazos de amistad entre China y América Latina, dados el gran alejamiento geográfico entre ambas y los obstáculos erigidos por las fuerzas hostiles a la Nueva China. El Primer Ministro Zhou agregó que al ver estos logros, le venía a la memoria un dicho chino: “Cuando bebamos el agua fresca, acordémonos de quien cavó el pozo”. El jefe de la delegación latinoamericana respondió emocionado: “Suscribimos de todo corazón este dicho, fruto de la milenaria sabiduría china y reflejo de las nobles virtudes del pueblo chino. Como fieles amigos de éste, seremos incansables 'cavadores de pozos', con la esperanza de que un buen día broten de ellos agua fresca y abundante”. Ese deseo se hizo realidad, porque con el paso de los años, los constantes esfuerzos de nuestros  amigos “cavadores del pozo” dieron como fruto el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Desde entonces, empecé a prestar más atención a las expresiones de la antigua sabiduría china y a recogerlas con cariño. Ahora las incluyo a menudo en mis artículos y discursos. Sin embargo, las cosas no se detuvieron aquí, ya que mis posteriores experiencias en el otro extremo del mundo me depararon numerosas y gratas sorpresas.

Dar un pez y enseñar a pescar

En 1973 tuve la oportunidad de visitar Colombia junto con una delegación de la Asociación para la Amistad entre el Pueblo Chino y el Extranjero. En la ciudad de Cartagena fuimos invitados a visitar un combinado pesquero llamado Vikingo; cuál no fue mi sorpresa al ver que en su entrada había colgado un gran cartel en el que con llamativas letras se había escrito lo siguiente:

            Recordemos siempre esta enseñanza de la máxima china:

            Si me das un pez, comeré un día;

            Si me enseñas a pescar, comeré todos los días.

Al leerlo, me sumergí en una profunda meditación. Cuando se lo comenté al Gerente General, me explicó sonriendo que lo que Colombia necesitaba no eran peces, sino tecnología pesquera, ya que sólo mediante ésta podría su país vivir con sus propios recursos. He aquí una aplicación concreta de la filosofía contenida en esta célebre máxima china, cuyo sabio consejo se aprovecha para guiar el trabajo de toda la plantilla del Combinado Vikingo. Ante su elocuente explicación no supe qué responder y me limité a expresarle mi deseo de que esa filosofía se extendiese cada vez más.

En 1980 tuve la suerte de volver a la tierra de “El Dorado”, donde me sucedió un caso similar durante mi visita a un Centro de Capacitación de Popayán, una tranquila ciudad del Departamento de Cauca, al sudoeste de Colombia. Este centro se dedica a la formación de oficiales de carpintería, sastrería, artesanía tradicional y curtiembre. El director del centro salió a recibirnos y antes de comenzar la visita nos señaló una placa de bronce colocada en el edificio principal del centro, donde estaban grabadas estas líneas:

     "Si me cuentas cómo hacerlo, lo olvidaré fácilmente;

     Si me muestras cómo hacerlo, quizá lo recuerde;

     Pero si me enseñas cómo hacerlo, lo aprenderé a la perfección".

                       --- Proverbio chino

Al ver la sonrisa que se dibujó en nuestros semblantes, el director se adelantó a explicarnos que la práctica es la base y el origen de todo conocimiento, y que como este proverbio sintetiza a la perfección una verdad universal estrechamente relacionada con su centro, había decidido colocarlo en un lugar bien visible para recordar en todo momento el fundamento de su programa de enseñanza. Le confesé al director que este tipo de frases también tienen para nosotros un valor educativo perenne y coincidí con él en que los conocimientos librescos sólo resultan valiosos si se ven confirmados por la práctica. Así, en medio de un ambiente cordial, recorrimos las aulas, los talleres y una sala de exposiciones donde pudimos apreciar los fructíferos resultados de la combinación de la teoría y la praxis.

El efecto del gato blanco y negro

El Presidente del Uruguay, Dr. Julio Maríia Sanguinetti, en la Gran Muralla (1997)

Entre 1993 a 1996, período durante el cual desempeñé el cargo de Embajador de China en La Paz, tuve varias oportunidades de conversar con el Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien asumió la presidencia de Bolivia en agosto de 1993. El Presidente Sánchez de Lozada, estadista profundamente preocupado por su país y por el bienestar del pueblo, recibió el cariñoso y popular apelativo de “Goñi”. Poco antes de abandonar mi cargo, y con ocasión de la obligada visita diplomática de despedida , el Presidente “Goñi” me dedicó casi una hora, durante la cual abordamos diversos temas relacionados con el desarrollo de Bolivia, tomando en consideración sus factores tanto favorables como desfavorables. En aquella oportunidad, el Presidente de Bolivia me planteó las posibilidades de cooperación económica y técnica entre China y este país americano. Su mandato se caracterizó por el serio trabajo encaminado a erradicar la pobreza, actitud que despertó en mí una gran admiración. En mayo de 1995 se efectuó en La Paz un acto de entrega y recepción de camiones chinos a Bolivia, acto en el que mantuve una cordial conversación con el Presidente, quien se mostró muy interesado en el vertiginoso progreso de China en los últimos años. Le expliqué con cierto detalle la reforma de China y su apertura al exterior, y subrayé el papel histórico desempeñado por Deng Xiaoping como arquitecto general de la reforma china. Más concretamente, le expliqué que Deng Xiaoping era el principal abanderado de la búsqueda de la verdad en los hechos y del abandono de toda clase de dogmas obsoletos. Como prueba de ello le cité esta conocida frase de Deng: “Lo que importa no es que el gato sea blanco o negro; lo que importa es que cace ratones”. Esta cita despertó un gran interés en el Presidente, quien me pidió que se la repitiese para poder memorizarla. Poco me imaginaba yo que más adelante la repetiría en distintas ocasiones como ilustración de los principios filosóficos orientales que abogan por el pragmatismo y el cultivo de un espíritu resuelto a obtener resultados eficaces. Me dijo que era una cita digna de memorizar, porque lo que precisamente necesitaba Bolivia era eficacia. Fue así como la cita sobre el gato blanco y el gato negro se difundió rápidamente por Bolivia. Desde entonces, cuando me vuelven a ver, muchos de mis amigos bolivianos me saludan diciéndome, medio en broma, medio en serio: “Hola, embajador del gato blanco y el gato negro”.

El viaje de mil kilómetros

Víctor Hugo Cárdenas es un político boliviano aymará de ideas radicales que lleva años luchando infatigablemente en defensa de los legítimos derechos de este pueblo indígena. No es de extrañar, pues, que en la campaña electoral de 1993 recibiera un fuerte apoyo del pueblo aymará, que representa el 60 por ciento de la población nacional. Cuando en agosto de ese mismo año asumió el cargo de vicepresidente de la República, pronunció un emocionante discurso que dejó en mí una profunda impresión. Con voz sonora y gesto firme, dijo así: “Los seres humanos aclaman al sol porque depositan sus esperanzas en el mañana; y aclaman a la luz porque esperan disipar la oscuridad al día siguiente. Sin embargo, los pueblos indígenas no podemos esperar hasta el día siguiente. Lo que nosotros aclamamos es al sol de hoy y a la luz de hoy”. Estas palabras arrancaron de inmediato una salva de aplausos de entre el auditorio.

Poco después de asumir la vicepresidencia, tuvo la gentileza de invitarme a participar en un foro regional de América Latina sobre de la cultura indígena. En su discurso inaugural, pude percibir una vez más sus nobles aspiraciones y su amplia visión del tema indígena. Cárdenas señaló que las raíces de la cultura indígena están enlazadas con la antigua cultura oriental, en particular con la cultura china; y a continuación agregó que se sentía muy honrado por la presencia de un digno representante de dichas culturas, el Excmo. Sr. Tang Mingxin, Embajador de la República Popular China en La Paz. Al terminar su discurso, el vicepresidente Cárdenas dijo que un antiguo proverbio chino nos enseñaba que “un viaje de mil kilómetros comienza con un primer paso. La civilización china es el mejor testimonio de la verdad que encierra este dicho. Con toda seguridad, los pueblos indígenas, dando nuestro primer paso en nuestro camino, lograremos erradicar la pobreza y el atraso”. Todos los participantes en el foro manifestaron su conformidad con tales palabras poniéndose en pie y aplaudiendo con fuerza. Posteriormente, el vicepresidente Cárdenas me invitó a subir a la tribuna presidencial para pronunciar unas palabras. Comencé por agradecerle su gentil invitación, así como sus palabras llenas de afecto y amistad hacia China, y seguidamente le felicité por su brillante discurso. A continuación recalqué que la cultura humana se caracteriza por la diversidad de sus manifestaciones. La civilización y la cultura indígenas han escrito esplendorosos capítulos en la historia de la Humanidad. Por ejemplo, los cuatro principios del pueblo aymara- ama sua  (no robes ),  ama llulla  (no mientas),  ama kella  (no seas flojo), ama llunku (no seas adulador )- constituyen para todos nosotros una excelente guía ética y un valioso legado moral. Por lo tanto, la confluencia de las diversas civilizaciones nos conducirá a la ribera del progreso común. La segunda párrafo de dicho chino sobre el viaje de mil kilómetros reza así: “Un edificio de diez mil pies comienza a construirse echando los primeros cimientos”. Sobre los nuevos cimientos echados por este foro ha ido levantándose la noble causa de la defensa de los intereses legítimos de los pueblos indígenas.

“Caminar con los ojos”

En abril de 1997 tuve el honor de acompañar a la Gran Muralla al Presidente del Uruguay, Dr. Julio María Sanguinetti, quien a la sazón se hallaba en China efectuando una visita oficial. Al ver ese gigantesco dragón ondulante desde el mirador del Paso de Badaling, el Presidente Sanguinetti exclamó: “¡Que increíble obra!”. Entonces le expliqué las dificultades que había entrañado su ejecución, razón por la cual la Gran Muralla es considerada un símbolo de la sabiduría y el ímpetu de la nación china. Después le expliqué que el Presidente Mao Zedong había descrito vívidamente el intrépido espíritu del pueblo chino en versos como los que siguen: “Podemos asir la Luna en el Noveno Cielo; podemos atrapar la tortuga en lo profundo de los Cinco Mares”. El Presidente Sanguinetti asintió con su amable sonrisa. Al terminar el recorrido de un tramo, ya bastante fatigados, le dije que nos habíamos ganado la medalla que se concede a los héroes. El Presidente no acabó de entenderme y me pidió que le explicara que había querido decir. Entonces le señalé una lápida que se levanta al pie de la Gran Muralla donde están grabados estos célebres versos del Presidente Mao: “Para llegar a ser un hombre de verdad hay que haber subido a la Gran Muralla”. Al poco rato, pasamos al tema de la caminata y dije que es frecuente creer que quienes tienen los pies grandes llegan más lejos; pero el gran pensador Confucio dijo una vez a sus discípulos que para llegar lejos no basta andar con los pies, sino que es necesario "caminar con los ojos". El Presidente Sanguinetti asintió y agregó que vivimos en un mundo tridimensional, razón por la cual para llegar lejos los pies no bastan, sino que también son necesarios los ojos y el cerebro. Casi justo en ese instante regresamos a la Residencia de Huéspedes y el Presidente Sanguinetti, con su habitual humor, me dijo: “Ya ve, como hemos andado con los ojos y el cerebro hemos hecho una larga caminata”.

Dirección : 24, calle Baiwanzhuang, Beijing, 100037, China
Fax : 86-10-68328338
Sitio Web : http://www.chinatoday.com.cn
E-mail: chinahoy@chinatoday.com.cn
Todos los derechos reservados: China hoy