El
atractivo de la antigua sabiduría china
Por
TANG MINGXIN
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El
Primer Ministro Zhou Enlai durante la entrevista que mantuvo
en 1965 con una delegación de diputados chilenos |
La inmensa amplitud y la enorme profundidad de la
antigua sabiduría china han despertado un interés universal
y han fascinado a todo el mundo. Durante la larga trayectoria
de mi vida diplomática, en numerosas ocasiones he sido testigo
de ese interés y esa fascinación, experiencias inolvidables
que guardo celosamente en lo más hondo de mi corazón como un
ramo de flores fragantes.
La diferencia entre “desde el caballo y apeado
del caballo”
Todo comenzó en la década de 1960, cuando yo era
un joven intérprete. Recuerdo que en 1962 el presidente Mao
Zedong recibió a una delegación de jóvenes latinoamericanos.
Los delegados llegaron al salón de recepción y, mientras se
les invitaba a sentarse, dieron un fuerte apretón de manos al
Presidente Mao. Acto seguido empezó un interesante diálogo:
¿Han tenido buen viaje ? - preguntó el presidente
Mao.
Sí, pero después de treinta y tantas horas de vuelo
nos sentimos agotados - respondió el jefe de la delegación.
¿Pero están impresionados? - prosiguió el Presidente
Mao.
¡Claro¡ Y eso que llegamos ayer.
¿Qué lugares van a visitar?
Para hoy tenemos un programa lleno de sorpresas.
Así será, porque la nueva China está experimentando
muchos cambios.
Vamos a aprovechar al máximo todo el tiempo disponible
y sacrificaremos incluso la sagrada siesta.
¿Cuánto tiempo piensan permanecer en China ?
Lamentablemente, tenemos que marcharnos mañana.
Caramba, ¿tan pronto? En China a eso lo llamamos
“contemplar las flores desde un caballo al trote”. Espero que
la próxima vez se queden más tiempo para “contemplar las flores
apeados del caballo”, ya que entre “desde un caballo al trote”
y “apeado del caballo” hay mucha diferencia.
Tan pronto como el presidente Mao terminó de pronunciar
estas palabras, el salón estalló en atronadores aplausos. El
jefe de la delegación latinoamericana manifestó entonces que
estaba totalmente de acuerdo con ese dicho chino y que la próxima
vez se tomarían más tiempo, es decir, “se apearían del caballo”
para poder conocer mejor China. Con su característico sentido
del humor, el presidente Mao les explicó uno de los criterios
de los chinos: “Por sus huellas de ayer, conocemos sus acciones
de hoy; y por su comportamiento de hoy, sabremos qué harán mañana.
Esto coincide con su caso, puesto que ustedes llegaron ayer,
hoy se quedarán aquí y mañana se irán”. El jefe de la delegación
confirmó de inmediato las palabras del presidente Mao y le aseguró
que después de esta visita de tres días, como quien “contempla
las flores desde un caballo al trote”, ya podía escribir un
reportaje cuyo título sería: “China: ayer, hoy y mañana”. Al
oírlo, todos esbozaron una sonrisa comprensiva.
Esta anécdota fue
para mí muy ilustradora, puesto que, por un lado, me hizo comprender
el impacto lógico, racional y sensorial de la antigua sabiduría
china; y, por otro, me dio a conocer un espacio privilegiado
de la comunicación interpersonal: el de los dichos, proverbios,
máximas y refranes, vívidos reflejos de la flor y nata de nuestra
milenaria civilización.
El mérito del “cavador del pozo”
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El
vicepresidente de Bolivia, Víctor Hugo Cárdenas (segundo
a la izquierda ) durante la inauguración de la Exposición
Fotográfica de China en La Paz (1995) |
Esta convicción se vio reforzada dos años después,
cuando en 1964 el Primer Ministro Zhou Enlai concedió una entrevista
a un grupo de amigos latinoamericanos. En dicha ocasión, al
referirse al estrechamiento de la amistad entre China y América
Latina, y a los avances de la cooperación sino-latinoamericana
en diferentes campos, el Primer Ministro les expresó su agradecimiento
en nombre del Gobierno y el pueblo chinos, afirmando que de
no ser por sus valiosos esfuerzos, resultaría imposible fortalecer
día tras día los lazos de amistad entre China y América Latina,
dados el gran alejamiento geográfico entre ambas y los obstáculos
erigidos por las fuerzas hostiles a la Nueva China. El Primer
Ministro Zhou agregó que al ver estos logros, le venía a la
memoria un dicho chino: “Cuando bebamos el agua fresca, acordémonos
de quien cavó el pozo”. El jefe de la delegación latinoamericana
respondió emocionado: “Suscribimos de todo corazón este dicho,
fruto de la milenaria sabiduría china y reflejo de las nobles
virtudes del pueblo chino. Como fieles amigos de éste, seremos
incansables 'cavadores de pozos', con la esperanza de que un
buen día broten de ellos agua fresca y abundante”. Ese deseo
se hizo realidad, porque con el paso de los años, los constantes
esfuerzos de nuestros amigos “cavadores del pozo” dieron como fruto el establecimiento
de relaciones diplomáticas.
Desde entonces, empecé a prestar más atención a las
expresiones de la antigua sabiduría china y a recogerlas con
cariño. Ahora las incluyo a menudo en mis artículos y discursos.
Sin embargo, las cosas no se detuvieron aquí, ya que mis posteriores
experiencias en el otro extremo del mundo me depararon numerosas
y gratas sorpresas.
Dar un pez y enseñar a pescar
En 1973 tuve la oportunidad de visitar Colombia junto
con una delegación de la Asociación para la Amistad entre el
Pueblo Chino y el Extranjero. En la ciudad de Cartagena fuimos
invitados a visitar un combinado pesquero llamado Vikingo; cuál
no fue mi sorpresa al ver que en su entrada había colgado un
gran cartel en el que con llamativas letras se había escrito
lo siguiente:
Recordemos siempre esta enseñanza de
la máxima china:
Si me das un pez, comeré un día;
Si me enseñas a pescar, comeré todos los
días.
Al leerlo, me sumergí en una profunda meditación.
Cuando se lo comenté al Gerente General, me explicó sonriendo
que lo que Colombia necesitaba no eran peces, sino tecnología
pesquera, ya que sólo mediante ésta podría su país vivir con
sus propios recursos. He aquí una aplicación concreta de la
filosofía contenida en esta célebre máxima china, cuyo sabio
consejo se aprovecha para guiar el trabajo de toda la plantilla
del Combinado Vikingo. Ante su elocuente explicación no supe
qué responder y me limité a expresarle mi deseo de que esa filosofía
se extendiese cada vez más.
En 1980 tuve la suerte de volver a la tierra de “El
Dorado”, donde me sucedió un caso similar durante mi visita
a un Centro de Capacitación de Popayán, una tranquila ciudad
del Departamento de Cauca, al sudoeste de Colombia. Este centro
se dedica a la formación de oficiales de carpintería, sastrería,
artesanía tradicional y curtiembre. El director del centro salió
a recibirnos y antes de comenzar la visita nos señaló una placa
de bronce colocada en el edificio principal del centro, donde
estaban grabadas estas líneas:
"Si
me cuentas cómo hacerlo, lo olvidaré fácilmente;
Si me
muestras cómo hacerlo, quizá lo recuerde;
Pero
si me enseñas cómo hacerlo, lo aprenderé a la perfección".
--- Proverbio chino
Al ver la sonrisa que se dibujó en nuestros semblantes,
el director se adelantó a explicarnos que la práctica es la
base y el origen de todo conocimiento, y que como este proverbio
sintetiza a la perfección una verdad universal estrechamente
relacionada con su centro, había decidido colocarlo en un lugar
bien visible para recordar en todo momento el fundamento de
su programa de enseñanza. Le confesé al director que este tipo
de frases también tienen para nosotros un valor educativo perenne
y coincidí con él en que los conocimientos librescos sólo resultan
valiosos si se ven confirmados por la práctica. Así, en medio
de un ambiente cordial, recorrimos las aulas, los talleres y
una sala de exposiciones donde pudimos apreciar los fructíferos
resultados de la combinación de la teoría y la praxis.
El efecto del gato blanco y negro
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El
Presidente del Uruguay, Dr. Julio Maríia Sanguinetti,
en la Gran Muralla (1997) |
Entre 1993 a 1996, período durante el cual desempeñé
el cargo de Embajador de China en La Paz, tuve varias oportunidades
de conversar con el Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien
asumió la presidencia de Bolivia en agosto de 1993. El Presidente
Sánchez de Lozada, estadista profundamente preocupado por su
país y por el bienestar del pueblo, recibió el cariñoso y popular
apelativo de “Goñi”. Poco antes de abandonar mi cargo, y con
ocasión de la obligada visita diplomática de despedida , el
Presidente “Goñi” me dedicó casi una hora, durante la cual abordamos
diversos temas relacionados con el desarrollo de Bolivia, tomando
en consideración sus factores tanto favorables como desfavorables.
En aquella oportunidad, el Presidente de Bolivia me planteó
las posibilidades de cooperación económica y técnica entre China
y este país americano. Su mandato se caracterizó por el serio
trabajo encaminado a erradicar la pobreza, actitud que despertó
en mí una gran admiración. En mayo de 1995 se efectuó en La
Paz un acto de entrega y recepción de camiones chinos a Bolivia,
acto en el que mantuve una cordial conversación con el Presidente,
quien se mostró muy interesado en el vertiginoso progreso de
China en los últimos años. Le expliqué con cierto detalle la
reforma de China y su apertura al exterior, y subrayé el papel
histórico desempeñado por Deng Xiaoping como arquitecto general
de la reforma china. Más concretamente, le expliqué que Deng
Xiaoping era el principal abanderado de la búsqueda de la verdad
en los hechos y del abandono de toda clase de dogmas obsoletos.
Como prueba de ello le cité esta conocida frase de Deng: “Lo
que importa no es que el gato sea blanco o negro; lo que importa
es que cace ratones”. Esta cita despertó un gran interés en
el Presidente, quien me pidió que se la repitiese para poder
memorizarla. Poco me imaginaba yo que más adelante la repetiría
en distintas ocasiones como ilustración de los principios filosóficos
orientales que abogan por el pragmatismo y el cultivo de un
espíritu resuelto a obtener resultados eficaces. Me dijo que
era una cita digna de memorizar, porque lo que precisamente
necesitaba Bolivia era eficacia. Fue así como la cita sobre
el gato blanco y el gato negro se difundió rápidamente por Bolivia.
Desde entonces, cuando me vuelven a ver, muchos de mis amigos
bolivianos me saludan diciéndome, medio en broma, medio en serio:
“Hola, embajador del gato blanco y el gato negro”.
El viaje de mil kilómetros
Víctor Hugo Cárdenas es un político boliviano aymará
de ideas radicales que lleva años luchando infatigablemente
en defensa de los legítimos derechos de este pueblo indígena.
No es de extrañar, pues, que en la campaña electoral de 1993
recibiera un fuerte apoyo del pueblo aymará, que representa
el 60 por ciento de la población nacional. Cuando en agosto
de ese mismo año asumió el cargo de vicepresidente de la República,
pronunció un emocionante discurso que dejó en mí una profunda
impresión. Con voz sonora y gesto firme, dijo así: “Los seres
humanos aclaman al sol porque depositan sus esperanzas en el
mañana; y aclaman a la luz porque esperan disipar la oscuridad
al día siguiente. Sin embargo, los pueblos indígenas no podemos
esperar hasta el día siguiente. Lo que nosotros aclamamos es
al sol de hoy y a la luz de hoy”. Estas palabras arrancaron
de inmediato una salva de aplausos de entre el auditorio.
Poco después de asumir la vicepresidencia, tuvo la
gentileza de invitarme a participar en un foro regional de América
Latina sobre de la cultura indígena. En su discurso inaugural,
pude percibir una vez más sus nobles aspiraciones y su amplia
visión del tema indígena. Cárdenas señaló que las raíces de
la cultura indígena están enlazadas con la antigua cultura oriental,
en particular con la cultura china; y a continuación agregó
que se sentía muy honrado por la presencia de un digno representante
de dichas culturas, el Excmo. Sr. Tang Mingxin, Embajador de
la República Popular China en La Paz. Al terminar su discurso,
el vicepresidente Cárdenas dijo que un antiguo proverbio chino
nos enseñaba que “un viaje de mil kilómetros comienza con un
primer paso. La civilización china es el mejor testimonio de
la verdad que encierra este dicho. Con toda seguridad, los pueblos
indígenas, dando nuestro primer paso en nuestro camino, lograremos
erradicar la pobreza y el atraso”. Todos los participantes en
el foro manifestaron su conformidad con tales palabras poniéndose
en pie y aplaudiendo con fuerza. Posteriormente, el vicepresidente
Cárdenas me invitó a subir a la tribuna presidencial para pronunciar
unas palabras. Comencé por agradecerle su gentil invitación,
así como sus palabras llenas de afecto y amistad hacia China,
y seguidamente le felicité por su brillante discurso. A continuación
recalqué que la cultura humana se caracteriza por la diversidad
de sus manifestaciones. La civilización y la cultura indígenas
han escrito esplendorosos capítulos en la historia de la Humanidad.
Por ejemplo, los cuatro principios del pueblo aymara- ama sua (no robes ), ama llulla (no mientas), ama kella (no seas flojo), ama llunku
(no seas adulador )- constituyen para todos nosotros una excelente
guía ética y un valioso legado moral. Por lo tanto, la confluencia
de las diversas civilizaciones nos conducirá a la ribera del
progreso común. La segunda párrafo de dicho chino sobre el viaje
de mil kilómetros reza así: “Un edificio de diez mil pies comienza
a construirse echando los primeros cimientos”. Sobre los nuevos
cimientos echados por este foro ha ido levantándose la noble
causa de la defensa de los intereses legítimos de los pueblos
indígenas.
“Caminar con los ojos”
En abril de 1997 tuve el honor de acompañar a la
Gran Muralla al Presidente del Uruguay, Dr. Julio María Sanguinetti,
quien a la sazón se hallaba en China efectuando una visita oficial.
Al ver ese gigantesco dragón ondulante desde el mirador del
Paso de Badaling, el Presidente Sanguinetti exclamó: “¡Que increíble
obra!”. Entonces le expliqué las dificultades que había entrañado
su ejecución, razón por la cual la Gran Muralla es considerada
un símbolo de la sabiduría y el ímpetu de la nación china. Después
le expliqué que el Presidente Mao Zedong había descrito vívidamente
el intrépido espíritu del pueblo chino en versos como los que
siguen: “Podemos asir la Luna en el Noveno Cielo; podemos atrapar
la tortuga en lo profundo de los Cinco Mares”. El Presidente
Sanguinetti asintió con su amable sonrisa. Al terminar el recorrido
de un tramo, ya bastante fatigados, le dije que nos habíamos
ganado la medalla que se concede a los héroes. El Presidente
no acabó de entenderme y me pidió que le explicara que había
querido decir. Entonces le señalé una lápida que se levanta
al pie de la Gran Muralla donde están grabados estos célebres
versos del Presidente Mao: “Para llegar a ser un hombre de verdad
hay que haber subido a la Gran Muralla”. Al poco rato, pasamos
al tema de la caminata y dije que es frecuente creer que quienes
tienen los pies grandes llegan más lejos; pero el gran pensador
Confucio dijo una vez a sus discípulos que para llegar lejos
no basta andar con los pies, sino que es necesario "caminar
con los ojos". El Presidente Sanguinetti asintió y agregó
que vivimos en un mundo tridimensional, razón por la cual para
llegar lejos los pies no bastan, sino que también son necesarios
los ojos y el cerebro. Casi justo en ese instante regresamos
a la Residencia de Huéspedes y el Presidente Sanguinetti, con
su habitual humor, me dijo: “Ya ve, como hemos andado con los
ojos y el cerebro hemos hecho una larga caminata”.