La
muerte de Qin Shi Huang
En julio del año 210 a.n.e.,
por el camino que conducía a Xianyang, capital de la dinastía
Qin, iba un carruaje adornado elegantemente. En la comitiva
figuraban, además de una nutrida guardia, muchos funcionarios
de alto rango y aristócratas. A pesar de lo majestuoso del cortejo,
podía palparse algo misterioso, porque la persona que se ocultaba
tras la cortina del carruaje nunca había aparecido en público.
Cuando meses más tarde falleció, se supo que era Qin Shi Huang
(250-210 a.n.e.).
Durante
los 37 años de su dominación, Qin Shi Huang no sólo unificó
el país, la escritura, la moneda y el sistema de pesos y medidas,
sino que hizo construir la Gran Muralla, hechos todos ellos
de suma importancia en nuestra historia. Sin embargo, se le
recuerda sobre todo por haber sido un tirano. En el año 211
a.n.e., en Dongjun (en el actual Puyang, distrito de la provincia
de Henan), alguien grabó en un aerolito siete caracteres chinos
que significaban “Después de muerto Qin Shi Huang, el país se
dividirá”, lo que expresaba el rencor que le guardaba el pueblo
por su cruel dominación. Encolerizado por esta inscripción,
Qin Shi Huang masacró a los habitantes de Dongjun. Como en los
últimos años de su vida vivía temeroso de ser asesinado, ordenó
construir 270 palacios interconectados mediante túneles. Quien
divulgase su ubicación, sería condenado a muerte. En cierta
ocasión se mostró disconforme con que en la comitiva del primer
ministro Li Si hubiese tantos guardias. Alguien se lo contó
a Li Si, quien inmediatamente redujo su escolta. Luego, cuando
Qin Shi Huang vio que la comitiva de Li Si había disminuido,
comprendió que uno de sus acompañantes se lo había notificado
a Li Si. Acto seguido, mató a todos sus acompañantes.
La crueldad de Qin Shi Huang provocó una fuerte oposición
por parte del pueblo. Zhang Liang, quien con Xiao He y Han Xin
había sido uno de los tres héroes de principios de la dinastía
Han, contrató a un gigantón para que asesinara con un mazo de
60 kilos a Qin Shi Huang en Bolangsha (en lo que hoy son las
cercanías de Kaifeng, provincia de Henan). Pero el gigantón
no pudo cumplir lo que se le había encomendado. En el
otoño del año 211 a.n.e., durante una gira de inspección Qin
Shi Huang pasó por el distrito de Huayin. Un anciano detuvo
a la comitiva y le dijo a un guardia: “Dígale a Su Majestad
que este año morirá Zulong”. “Zulong” quiere decir “el primer
dragón”, es decir, el emperador, que en este caso era Qin Shi
Huang.
Mientras tanto, también se agudizaron las contradicciones
dentro la clase dominante. El príncipe Fu Su (?-210 a.n.e.),
hijo mayor de Qin Shi Huang, fue desterrado a la zona fronteriza
del Norte por haber expresado ideas diferentes y haber criticado
la crueldad con que su padre trataba al pueblo. De este modo,
Qin Shi Huang fue quedándose aislado. Las únicas personas en
las que confiaba eran su segundo hijo, Hu Hai, el eunuco Zhao
Gao y el primer ministro Li Si. Durante su última gira de inspección,
Qin Shi Huang cayó gravemente enfermo. Pero temerosos del emperador,
ninguno de los funcionarios se atrevió a decirle que estaba
en peligro de muerte, de modo que aquél murió por falta del
oportuno tratamiento. Entonces, el príncipe Hu Hai, apoyado
por Zhao Gao y de común acuerdo con él, mantuvo en secreto la
muerte de Qin Shi Huang y conservó el cadáver en un carruaje
especial. Al mismo tiempo, falseando el testamento del emperador,
ordenó suicidarse al príncipe Fu Su, su hermano mayor, y al
famoso general Meng Tian. Desbrozado el camino que conducía
al trono, Hu Hai decidió llevar el cadáver de su padre a Xianyang.
Como hacía mucho calor, el cadáver comenzó a apestar. Para engañar
a la gente, pusieron en él gran cantidad de pescado podrido.
En Xianyang se hizo pública la muerte de Qin Shi Huang, cuyo
cadáver fue sepultado dos meses más tarde en la montaña de Lishan.
En vida, Qin Shi Huang reclutó a la fuerza a 710.000
personas para que le construyeran un mausoleo en dicha montaña.
Según los registros históricos, éste tenía grandes salones repletos
de toda clase de tesoros. En uno de ellos se establecieron puestos
para los funcionarios colocados de acuerdo con su rango en la
corte imperial. El piso era una maqueta de China con ríos y
mares de mercurio sobre los que flotaban aves de oro y de plata.
El techo, incrustado de perlas de todos los tamaños, representaba
el Universo. Todos los salones estaban iluminados por lámparas
alimentadas con grasa de salamandras gigantes. También se instaló
un mecanismo de ballestas para evitar robos: si alguien entrase
en la tumba, moriría atravesado por las flechas. Todas las doncellas
del palacio imperial que no habían dado a luz fueron enterradas
vivas en la tumba, al igual que los artesanos que habían instalado
el mecanismo de ballestas.
Qin Shi Huang quería decir “primer emperador de la
dinastía Qin, puesto que éste confiaba en que el trono imperial
se transmitiría de generación en generación. Sin embargo, un
año después de su muerte, un levantamiento masivo de campesinos
encabezado por de Chen Sheng (?-208 a.n.e.) y Wu Guang (?-208
a.n.e.) derrocó a Hu Hai, el segundo emperador de la dinastía
Qin, poniendo así fin a esta dinastía.