DICIEMBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


El milagro del ferrocarril Qinghai-Tíbet

Por nuestra reportera ZHANG HUA

Las montañas nevadas, los prados y los yaks componen un paisaje inconfundible

La primera vez que los trabajadores encargados de la construcción del ferrocarril llegaron a la meseta Qinghai-Tíbet quedaron maravillados ante la majestuosidad del paisaje nevado. Debido a su aislamiento del mundo exterior, todo lo de esta meseta, las montañas cubiertas de nieve, las praderas, los banderines de oraciones, el Palacio de Potala y los Tíbetanos que viven a 4.000 o más metros de altitud, está rodeado de una aura de misterio.

Tíbet es una región muy bella, pero anda a la zaga de otras áreas de China. La insuficiencia de las infraestructuras de transporte obstaculiza su desarrollo económico, ya que en la actualidad solamente puede accederse a esta región por carretera o por vía aérea. Ello es achacable, en cierta medida, a las rigurosas condiciones climáticas y geográficas de la meseta. De todas maneras, es evidente que si Tíbet quiere desarrollarse y alcanzar a las demás regiones de China necesita una línea férrea.

Teniendo esto en cuenta,  el Ministerio de Ferrocarriles pidió a varios expertos de la Academia China de Ciencias, el Buró Estatal de Sismología, el Ministerio de Comunicaciones y la Academia China de Geología que discutieran la viabilidad de la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet.

En el año 2000, Fu Zhenhuan, Ministro de Ferrocarriles, presentó al Presidente Jiang Zemin un informe sobre la construcción de dicha línea férrea. El Presidente Jiang Zemin respondió escribiendo tres páginas de instrucciones en las que señalaba que la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet impulsaría el desarrollo de las comunicaciones y el turismo de Tíbet, y fomentaría los intercambios culturales y económicos entre esta región y el resto del país. La decisión final sobre la construcción de esta importante vía férrea debería tomarse al comenzar el nuevo siglo.

La línea férrea Qinghai-Tíbet, cuya construcción se inició el 29 de junio del 2001 en Golmud, provincia de Qinghai, cruzará la “tierra de nadie” de Hoh Xil y el paso de la cordillera Kunlun, (situado a 4.767 metros sobre el nivel del mar), entrará por el norte de la meseta de Tíbet y proseguirá hasta Lhasa, capital de la región autónoma de Tíbet. De los 1.142 kilómetros que tendrá esta vía férrea, 960 kilómetros se encontrarán a más de 4.000 metros de altitud y 550 kilómetros se tenderán en zonas de suelo helado. Entre las 30 estaciones que se construirán destaca la del monte Tangula, que será la estación ferroviaria situada a mayor altura del mundo. Cuando finalice la construcción de este ferrocarril, podrá irse de Beijing a Lhasa en sólo 48 horas.

La construcción de la línea férrea Qinghai-Tíbet llevará seis años y exigirá una inversión de 26.200 millones de yuanes. La ejecución de este proyecto se enfrenta con dificultades sin parangón en lo que respecta al terreno y la protección del medio ambiente.

El tendido de esta vía férrea, que será la situada a mayor altura del mundo y que discurrirá por una zona de suelo helado, no tiene precedentes en la historia de la construcción de ferrocarriles.

Por otra parte, será una prueba del desarrollo científico y tecnológico de China y marcará un hito en la exploración científica de la meseta Qinghai-Tíbet.

Los peligros ocultos bajo el suelo helado

Nada mejor que una buena dosis de oxígeno para combatir el soroche

Al principio, para hacer llegar el ferrocarril hasta Tíbet los científicos propusieron cuatro itinerarios, que partían respectivamente de las provincias de Qinghai, Sichuan, Yunnan y Xinjiang.

Finalmente se decidieron por el que se originaba en Qinghai, no sólo por la cuestión del suelo helado, sino porque este itinerario era con mucho el más conveniente de los cuatro por lo que respecta al peligro de avalanchas y las dificultades que entraña franquear las zonas desérticas y pantanosas. No obstante, se trata de un proyecto sin igual por lo que hace al coste de la ingeniería, la duración de las obras y la capacidad de transporte.

Pocas veces se ha intentado la proeza de construir un ferrocarril sobre suelo helado. Hace un siglo, Russia lo hizo en Siberia, cerca del Polo Norte. Posteriormente, en Canadá, Estados Unidos y el nordeste de China se tendieron un total de 20.000 kilómetros de raíles sobre un terreno de características similares. Sin embargo, estos ferrocarriles se encuentran en altas latitudes, es decir, en zonas donde el suelo está helado pero es estable. En cambio, la línea Qinghai-Tíbet está construyéndose en una zona de baja latitud, donde el suelo helado es inestable debido a la fuerte insolación y la temperatura relativamente alta de la tierra. Por lo tanto, la construcción de este ferrocarril plantea unos retos ingenieriles y medioambientales a los que ningún otro país ha tenido que enfrentarse jamás.

Zhang Luxin, de 55 años, tutor de doctorandos del Instituto de Investigación Ingenieril y Medioambiental de las Zonas Frías y Áridas de la Academia China de Ciencias Sociales (ACCS), es el jefe de un grupo de expertos de la Oficina Central de la Construcción del Ferrocarril Qinghai-Tíbet. A los veintitantos años comenzó a trabajar en el Instituto de Glaciología y Criopedología de la ACCS. A partir de 1974, Zhang Luxin pasó cuatro años en la meseta Qinghai-Tíbet recorriendo penosamente 560 kilómetros de suelo helado para recoger datos de primera mano.

Según Zhang Luxin, el suelo helado se extiende entre tres y cinco metros por debajo de la superficie de la tierra y su dureza aumenta con la profundidad. Debajo del suelo helado se encuentra el permafrost; y encima una capa de hielo que se derrite periódicamente. Estas tres capas forman una especie de emparedado relleno de suelo helado. La parte de éste más cercana a la capa de hielo que se derrite periódicamente contiene más hielo; y en ciertas áreas, es una capa formada sólo por hielo, sensible también a los cambios de temperatura que experimenta la capa que se deshiela al llegar la estación templada. Por lo tanto, resulta obvio que esta última capa es de vital importancia para la conservación del suelo helado sobre el que va a construirse la línea Qinghai-Tíbet.

“La capa de hielo que se derrite periódicamente es como un edredón que cubre el suelo helado”, dijo Zhang Luxin. “Impide que el aire caliente de la superficie terrestre llegue al suelo helado, evitando así el hundimiento provocado por su descongelación. El meollo del problema está en cómo lograr mantener el suelo helado a una temperatura estable. En cierto sentido, proteger la capa de hielo que se derrite periódicamente equivale a proteger el suelo helado.”

El objetivo último que persiguen Zhang Luxin y sus compañeros científicos es reducir el calor procedente de la superficie terrestre para de esta forma incrementar las reservas de suelo helado. Para lograr la adecuación  a las diferentes características del suelo helado se están utilizando capas de balastro con diversos sistemas de ventilación: losas, tuberías, sombra y estilo puente. El sistema que está siendo más utilizado en el ferrocarril Qinghai-Tíbet es el de ventilación por losas, inventado por el propio Zhang Luxin

Tendiendo los raíles

Un verano de la década de 1990, Zhang Luxin llevó a cinco doctorandos a la meseta Qinghai-Tíbet para recoger losas que, después de transportar hasta una capa de balastro experimental de 15 metros de longitud, apilaron para formar un capa de un metro de profundidad. Encima de ésta pusieron tierra, traviesas y raíles, y a continuación, por una hendidura de las losas, introdujeron un termómetro para probar el efecto y la influencia en el suelo helado.

¿Por qué se decidió usar losas en lugar de grava? Según  Zhang Luxin, las losas dispersan el calor mejor que la grava; además una capa de losas de un metro de grosor mantiene los raíles aun más alejados del suelo helado. En las estaciones cálidas, el calor que desciende y se introduce en la capa de losas a través de las hendiduras se disipa más fácilmente; y en las estaciones frías, las losas aceleran la circulación del aire frío que desciende, protegiendo de esta forma el suelo helado. Este invento representa una contribución trascendental de la ciencia china a la investigación criopedológica.

Disponer una capa de balastro sobre una zona de suelo helado inestable resulta sumamente difícil y plantea problemas que durante mucho tiempo han desconcertado a los científicos. Las condiciones de esta zona impulsaron a Zhang Luxin a inventar su vía férrea estilo puente. Este diseño surgió ante la perspectiva del calentamiento global de las próximas décadas, fenómeno que incrementará la inestabilidad de la zona de suelo helado. Zhang Luxin dijo: “Podemos hacer que los trenes circulen sobre este 'puente', ya que la capa de cimentación se asienta directamente sobre permafrost, lo que facilita en gran medida la construcción de una capa de balastro fiable”. Las vigas necesarias para el tendido de este “puente”, producidas en la Fábrica de Vigas N.º 12 del Buró de Ingeniería Ferroviaria de China, cuestan 200 millones de yuanes. “Parece increíble”, comentó Zhang Luxin, “que hace tan solo algunas décadas un país económicamente débil no pudiese acometer un proyecto de esta envergadura”.

A fin de lograr la máxima eficacia en la fase experimental de la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet, en 1997 el Instituto N.º 1 de Prospección y Diseño, subordinado al Ministerio de Ferrocarriles, la Academia de Ciencias del Noroeste de China, la Universidad de Comunicaciones de Beifang, el Instituto Ferroviario de Shijiazhuang y el Instituto Ferroviario de Lanzhou escogieron la zona de Qingshuihe, cuyo suelo helado es rico en hielo, para testar la capa de balastro, el puente y la alcantarilla. En este tramo experimental de 400 metros de longitud, los especialistas probaron capas de balastro de distintos grosores y tipos: de ventilación por losas, de ventilación por tubería y de capa aislante. Los experimentos que se hicieron con los cambios de temperatura bajo la capa de balastro proporcionaron datos técnicos sobre la idoneidad de los diversos tipos de capa.

Las nuevas tecnologías y materiales utilizados despertaron también el interés del público. Por ejemplo, las tuberías de PVC (cloruro de polivinilo) usadas como sistema de ventilación forman parte de una nueva técnica y resultan ideales, puesto que el uso de este material está muy extendido. Por otra parte, su utilización ahorra los costes generados por la elaboración de nuevos materiales. No obstante, en la construcción del la línea férrea Qinghai-Tíbet también están empleándose numerosos materiales de reciente invención. 

Los científicos deben tener amplitud de miras. En la década de 1990, se formuló una teoría según la cual, en la meseta Qinghai-Tíbet las temperaturas subirían entre 2,2º y 2,6º C en los próximos 50 años, calentamiento que provocaría la descongelación del suelo helado. Esta teoría hizo necesario investigar los futuros cambios del suelo helado y su impacto en el trabajo ingenieril, más concretamente, en la estabilidad de la línea férrea. Teniendo esto en cuenta, Zhang Luxin ha estudiado la repercusión de las subidas de temperatura en el suelo helado de la meseta mediante pruebas simuladas con ordenador y ha buscado medidas preventivas.

La protección de la vida salvaje de la meseta

Los burros tibetanos sienten curiosidad por la construcción del ferrocarril

En el hostil entorno de la meseta Qinghai-Tíbet tienen su hábitat especies vegetales únicas y especies animales en peligro de extinción, como el antílope Tíbetano. Inevitablemente, la construcción del ferrocarril afectará su espacio vital, pero los científicos están haciendo todo lo posible por que el impacto sea mínimo.

Ran Li, ingeniero jefe del Instituto N.º 1 de Prospección y Diseño del Ministerio de Ferrocarriles, y encargado de los trabajos de prospección y diseño del proyecto, participó en la elaboración de un informe sobre el impacto medioambiental del ferrocarril Qinghai-Tíbet, cumpliendo así un requisito previo a su construcción. Según Ran Li, durante el tendido de la línea férrea se invertirán cientos de millones de yuanes en la protección del medio ambiente, sentando así un precedente en la historia de la construcción de ferrocarriles en China.

El ferrocarril Qinghai-Tíbet cruza Hoh Xil, una “tierra de nadie” considerada un paraíso de la vida salvaje. Todos los años, numerosas especies animales migran hasta aquí con el fin de aparearse. Teniendo esto en cuenta, los ingenieros han diseñado un paso de seguridad en forma de puente que se construirá en la depresión de Wudaoliang y sobre el que se extenderá estiércol para incitar a los animales a cruzarlo. Cuando pasen por esta zona, los trenes no podrán hacer sonar sus silbatos.

En el nacimiento de los tres ríos (el Yangtsé, el Amarillo y Lancang) se utilizarán perforadoras sin lechada para evitar la contaminación del agua.

Los 20.000 trabajadores que están construyendo el ferrocarril producen diariamente cinco toneladas de basura, lo que significa que dentro de seis años se habrán generado 7.000 toneladas. Los distintos tipos de basura deben tratarse por separado. La basura degradable que no contamina el agua se entierra in situ, mientras que las aguas residuales se esparcen para que se evaporen.

Sin embargo, cuando la línea se ponga en servicio surgirán nuevos problemas. En efecto, un tren puede llevar más de mil pasajeros, por lo que deberán tomarse medidas para resolver el problema planteado por la basura generada diariamente.

Según los expertos, los vagones del nuevo tren estarán cerrados y se prohibirá tanto abrir puertas y ventanas, como arrojar basura al exterior. Los desechos que pueden contaminar el agua serán transportados hasta Golmud o Lhasa para su tratamiento.

Las exigencias relativas a la protección del medio ambiente durante el tendido de la línea férrea Qinghai-Tíbet son las más estrictas que jamás se han planteado en la historia de la construcción de ferrocarriles en China. En palabras del Primer Ministro Zhu Rongji, el plazo de ejecución puede prolongarse, pero no se permitirá ampliar el área de construcción. Hay que proteger cada centímetro de zona verde.

En cuanto a la ecología de Tíbet, se ha divulgado otro punto de vista destacable. En opinión de algunos expertos, a largo plazo la construcción de este ferrocarril no perjudicará al medio ambiente, sino que favorecerá su protección. Ello es así porque, dada la escasez de carbón que padece esta región (hay unos 6 kilos per cápita), los costes de su transporte por la carretera Qinghai-Tíbet son enormes. El elevado precio del carbón genera una estructura de consumo energético irracional. En las zonas agrícolas y ganaderas los principales combustibles usados en la vida diaria son la madera y el estiércol. Pero los habitantes del norte de Tíbet se ven obligados a cortar los pinos que crecen en las laderas, cuyo maduración requiere años. La tala de árboles daña aun más a este ya de por sí frágil sistema ecológico. Una vez terminado el ferrocarril Qinghai-Tíbet, el petróleo y el carbón podrán llegar por tren hasta esta región. Ello modificará positivamente la estructura de consumo energético de Tíbet y frenará la tala de árboles, contribuyendo así a la protección del medio ambiente.

Beneficios del ferrrocarril

Los pastores del norte de Tíbet esperan ansiosos la llegada de la nueva línea férrea

Los Tíbetanos, que se muestran entusiasmados con la construcción de esta línea férrea, saldrán muy beneficiados. Losang Jungcun, alcalde de Lhasa, dijo: “La carretera Qinghai-Tíbet puso fin al aislamiento total de esta región; el ferrocarril Qinghai-Tíbet la introducirá en la civilización moderna e impulsará su desarrollo a pasos agigantados. El viejo dicho 'Es más fácil salir al extranjero que entrar en el Tíbet' pronto será un mito”.

Zhang Wansheng, director de la Oficina de Turismo de la Región Autónoma de Tíbet, se entusiasmó visiblemente al hablar de la construcción de la línea férrea. Zhang dijo que ésta abrirá una nueva ruta para recorrer Tíbet, uno de los destinos turísticos más solicitados del mundo. Actualmente, la principal vía de entrada y salida de Tíbet es la aérea, medio de transporte de capacidad limitada y altos costes. El ferrocarril Qinghai-Tíbet proporcionará un medio de transporte mucho más barato. Por otra parte, los pasajeros podrán disfrutar del paisaje y adaptarse gradualmente al clima y la altitud de la meseta. No cabe duda de que la construcción de este ferrocarril beneficiará notablemente a la industria turística Tíbetana.

Los expertos señalan que esta línea férrea marcará un hito en el fomento del desarrollo económico de Tíbet, ya que acelerará la integración de la economía de esta meseta con la del resto de China y promoverá los productos Tíbetanos en los mercados nacionales e internacionales. Del ferrocarril Qinghai-Tíbet se beneficiarán numerosos sectores, entre ellos la minería, la elaboración de bebidas verdes, la industria farmacéutica, los productos agropecuarios y la artesanía étnica.

Además, el ferrocarril potenciará el desarrollo de la depresión de Qaidam, provincia de Qinghai. De momento ya ha impulsado la ejecución y el desarrollo de múltiples proyectos de grandes y medianas dimensiones, como la Fábrica de Fertilizantes de Potasa Qinghai, la Mina de Plomo y Zinc de Xitieshan, la Fábrica de Aluminio de Qinghai, el Campo Petrolífero de Qinghai, la Refinería de Golmud, la Mina de Amianto de Mangya, la Central Hidroeléctrica de Longyangxia y la Central Hidroeléctrica de Lijiaxia. Más del 85 por ciento de los materiales con destino a Tíbet son transportados vía Golmud, de modo que el ferrocarril Qinghai-Tíbet incrementará notablemente la capacidad integral de transporte tanto de Qinghai como de Tíbet, lo que a su vez se traducirá en una mejora global de sus medios de transporte y su ambiente inversor.

           

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