NOVIEMBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Ningún niño sin escuela

—La dura tarea de Su Moying, maestra de una aldea montañosa

Por Che Shuming

Su Moying, directora y maestra de la escuela

Su Moying, una maestra no estatal de 48 años que lleva ya 20 dedicados a la enseñanza, vive en Sheke, un pueblo del distrito de Lanxian (provincia de Shanxi). El año pasado, fue nombrada maestra oficial. Recientemente, Su, maestra y directora de la escuela primaria de una aldea, se ha convertido en “madre” de seis niños, puesto que a sus seis alumnos no sólo les enseña, sino que les proporciona comida y alojamiento.

¿Por qué estos niños viven aquí?

A 15 kilómetros del pueblo de Sheke, se encuentra Beicuishan, una pequeña aldea con condiciones naturales muy duras. Su escuela primaria era una simple habitación que, además de utilizarse para dar clase, servía de dormitorio, cocina y comedor del maestro.  La precariedad de las condiciones han llevado a muchos maestros a abandonar esta escuela. En 1996, Su Moying tomó la iniciativa de trabajar en ella. A partir de entonces comenzó su vida de maestra y directora de la escuela de una aldea montañosa. Para ir a la escuela, se levantaba todos los días antes del amanecer, recorría siete kilómetros en bicicleta y, luego, después de guardarla en una casa situada al pie de la montaña, ascendía por un abrupto sendero de siete kilómetros. Su tarea consistía en impartir unas diez asignaturas distribuidas en tres cursos, pero por la noche, tenía que preparar las lecciones del día siguiente y corregir los deberes. Al hablar de los motivos que la llevaron a elegir esta forma de vida, Su dijo con toda franqueza: “Como yo también soy campesina, conozco muy bien las dificultades con las que tropiezan los niños campesinos que quieren estudiar. Nadie quería ir a trabajar allí porque se sufre mucho. De todos modos, los maestros siguen siendo necesarios, ya que ningún niño debe quedarse sin escuela. Eso fue lo que me decidió a ir”. En aquel entonces, Su tenía dos hijos que iban a la escuela, pero no le quedaba tiempo para ayudarlos en sus estudios; tampoco tenía tiempo para las faenas del campo. Posteriormente, se trasladó a vivir a su escuela para poder cuidar mejor a sus alumnos. De tal manera, se dedicó anóminamente a la enseñanza y, venciendo una dificultad tras otra, partió de su pueblo natal y se separó de sus familiares.

Todos los alumnos de Su Moying estudian con gran aplicación

Debido a la escasez de recursos económicos, los niños de Beicuishan temían que en primavera se viesen de nuevo obligados a interrumpir sus estudios. En otras ocasiones, Su había sido muy generosa con los alumnos que no tenían dinero para comprar libros ni cuadernos. Pero llevaba ya más de medio año trabajando sin cobrar nada. La situación se hizo insostenible y tuvo que regresar a su casa. Pero como no podía dejar de preocuparse por sus alumnos, después de pedir permiso a los padres, se llevó a seis de ellos a vivir a su casa y pidió una clase de la escuela de Sheke.

Pero Su no es la única maestra de esta región montañosa, ya que ha conseguido convencer tanto a su hijo, licenciado en filología inglesa, como a la novia de su hijo, para que trabajen en la escuela primaria del pueblo. Aunque su trabajo le ha acarreado bastantes sufrimientos, Su se siente orgullosa: “No hay nada malo en ser maestra rural; lo importante es hacer algo útil por nuestro país”.

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