Beijing
y el agua
Por
HUO JIANYING
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Embalse
del distrito de Miyun. El noroeste de Beijing es la zona
más abundante en agua |
El río Changpu pasa por el este de la Puerta de Tian´anmen
y junto al muro rojo de la acera norte de la avenida Chang´an.
A finales de la década de los 60 del siglo XX, sobre este río
se tendieron tablas para construir almacenes provisionales destinados
a guardar los instrumentos y aparatos utilizados en las grandes
celebraciones organizadas en la Plaza de Tian´anmen. A partir
de entonces, el río Changpu desapareció de la vista de los ciudadanos.
Dado que esto ocurrió durante la "Revolución Cultural",
excepto quienes vivían a sus orillas, nadie se percató de la
desaparición del río Changpu.
Con el paso de tiempo, la protección del medio ambiente
y la recuperación de la antigua fisonomía de la capital de China
fueron convirtiéndose en temas de candente actualidad. En vista
de ello, el gobierno municipal de Beijing decidió incluir en
su planes de construcción y desarrollo urbanos una serie de
medidas encaminadas a proteger las reliquias culturales de la
capital y a solucionar una serie de problemas relacionados con
su sistema fluvial. Fruto de la aplicación de tales medidas,
el pasado mes de agosto el río Changpu volvió a ver la luz del
día tras haber permanecido más de 40 años oculto bajo un oscuro
anonimato.
El sistema
fluvial de la familia imperial
De este a oeste, el río Changpu va desde el Hotel
Beijing hasta el Puente de las Aguas Doradas, situado frente
a la Puerta de Tian´anmen. Con una longitud de 510 metros, es
una pequeña corriente que forma parte del a su vez poco extenso
sistema fluvial de la capital. A pesar de ello, debido a su
especial posición geográfica, siempre ha despertado el interés
de los ciudadanos.
El río Changpu es conocido también como río de las
Aguas Doradas. Junto con su hermano gemelo, el río interior
de aguas doradas que fluye por el patio situado delante del
pabellón Taihe, la principal construcción de la Ciudad Prohibida,
constituye la vía fluvial a la que entre los siglos XIV y XX
la familia imperial otorgó mayor importancia.
Zhu Houzhao, emperador de la dinastía Ming, conoció
a la bella Li Fengjie en uno de sus viajes de incógnito, se
enamoró de ella y quiso tomarla como concubina. Cuando Li Fengjie
le preguntó de dónde venía, él le respondió que vivía en Beijing,
dentro de un círculo amarillo inscrito en otros dos círculos
mayores.
Zhu Houzhao describió la distribución de la ciudad
de Beijing refiriéndose a tres círculos concéntricos: el de
la Ciudad Prohibida (o Palacio Imperial); el de la ciudad imperial;
y el del casco urbano. Como todos los tejados de la Ciudad Prohibida
estaban recubiertos con tejas esmaltadas de color amarillo,
el emperador Zhu la llamó círculo amarillo. Este círculo también
se llamó Da Nei (gran interior), pues en él se hallaba la residencia
de la familia imperial (“nei” es un término de la arquitectura
china que designa las zonas privadas). La Ciudad Prohibida está
rodeada por un foso de 52 metros de ancho, por cuyo lado sur
pasa el río Changpu y por cuyos lados norte, este y oeste pasa
el río Tongzi. Estos ríos, reservados exclusivamente a la familia
imperia, han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación.
El foso
de la muralla--símbolo de la antigua ciudad de Beijing
Además de los ríos que circundan el Da Nei, hay otros
que rodean la ciudad imperial y el casco urbano. Este último
es conocido como foso de la muralla de Beijing.
En la antigüedad, las funciones de este foso no se
limitaban a suministrar y recoger el agua necesaria para la
vida cotidiana, puesto que también se utilizaba para el esparcimiento,
el transporte de mercancías y la defensa de la ciudad. La mayor
parte de lo que hoy vemos del foso de la muralla de Beijing
se construyó hace 500 años, en tiempos de la dinastía Ming.
El primer emperador Ming estableció la capital en
Nanjing, ciudad situada a orillas del río Yangtsé. Pero su hijo
Zhu Di, después de subir al trono gracias a un golpe de estado,
la trasladó a Beijing, puesto que esta ciudad formaba parte
del territorio que se le había conferido muchos años atrás y
en ella tenía un fuerte respaldo económico y militar. Sin embargo,
siendo como era originario del sur, tenía un profundo apego
al poético paisaje meridional, caracterizado por sus “pequeños
puentes, claras aguas y casas junto al agua”, razón por la cual
fomentó la construcción del sistema fluvial de Beijing. En 1371,
Zhu Di decidió desplazar hacia el sur la muralla construida
por la dinastía precedente, la Yuan, para poder utilizar el
río Gaoliang y el lago Jishuitan como foso de la parte norte
de la ciudad imperial. En 1419, mandó prolongar los fosos de
la dinastía Yuan hacia el este y el oeste para comunicarlos
con el nuevo foso que ordenó excavar en el sur. Más tarde, cuando
se construyó la muralla exterior de Beijing (la muralla circular
que rodeaba el caso urbano), ordenó asimismo excavar un foso
exterior y construir canales que condujesen las aguas de todos
los fosos hasta el río Tonghui, que corre por el este de Beijing.
Así fue como en aquel entonces se formó la estructura urbana
de Beijing, caracterizada por la estrecha relación entre las
murallas y los fosos. Los fosos llenos de agua y los muros que
rodean la ciudad de Beijing, junto con los ríos y lagos que
se entrecruzan en ella, forman una tupida red fluvial.
Obras
hidrálicas antiguas
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La
calle de Suzhou, construida durante el período Qianlong
de la dinastía Qing (1736-1795), imita los paisajes acuáticos
del sur de China |
Durante las dinastías feudales, Beijing fue un embarcadero
muy animado. Cuando en el siglo XIII la dinastía Yuan estableció
la capital en Beijing, la población de esta ciudad comenzó a
experimentar un crecimiento vertiginoso. En aquella época, Beijing
llegó a tener 16 distritos subordinados y una población de 400.000
habitantes, número que alcanzaba el millón si se contaba a los
funcionarios del gobierno, los soldados acreditados y la población
flotante. Dado que los centros cerealícolas más importantes
estaban en el sur, el grano debía transportarse hasta Beijing
por el Gran Canal Beijing-Hangzhou. El embarcadero de la capital
se encontraba en Zhangjiawan, distrito de Tongzhou.
Situado en el sur de dicho distrito, Zhangjiawan
era un embarcadero muy importante, por lo que confluían en él
numerosas vías fluviales y terrestres. Durante las dinastías
consecutivas Yuan, Ming y Qing, los barcos procedentes del sur
anclaban aquí formando una línea de varios kilómetros. En la
parte sur de Zhangjiawan se levantaba un gigantesco granero,
en cuyo centro había mercados donde se vendían verduras, cerdos,
caballos, mulas, paja y todo tipo de productos. Las pequeñas
tiendas se reunieron en el callejón de Huajia, que se convirtió
en una de las calles comerciales más prósperas de aquella época.
En la dinastía Yuan, Beijing, centro político, económico
y cultural de China, se enfrentó a dos grandes retos relacionados
con las obras hidráulicas: el primero era el de incrementar
sus reservas de agua; y el segundo, el de excavar un canal que
uniera el embarcadero de Zhangjiawan con la ciudad de Beijing,
para que los cereales y otras mercancías pudieran llegar directamente
hasta la capital.
El funcionario al que se encargó la ejecución de
estas dos obras se llamaba Guo Shoujing (1231-1316), famoso
astrónomo e ingeniero hidráulico.
Tras llevar a cabo repetidas prospecciones topográficas
e hidrológicas, Guo Shoujing descubrió una nueva fuente para
el suministro de agua: el manantial de Baifu, en la montaña
de Nanshen. A raíz de este descubrimiento, en el noroeste de
Beijing se construyó una presa de 30 kilómetros de largo para
conducir el agua del manantial de Baifu desde el distrito de
Changping hasta Beijing. Posteriormente, Guo Shoujing aprovechó
antiguos cauces para llevar el agua hacia el este hasta el Gran
Canal a su paso por el distrito de Tongzhou. Esta vía fluvial,
cuya longitud era de 80 kilómetros, exigió el trabajo de 20.000
obreros durante más de un año. El primer emperador de la dinastía
Yuan se mostró muy satisfecho al ver los barcos anclados en
el lago Jishuitan y llamó a esa nueva vía fluvial “río Tonghui”
(río que llega hasta Tongzhou). Gracias a las obras de restauración llevadas a cabo en los dos últimos
años, los habitantes de Beijing
pueden ahora recorrer algunos tramos del Tonghui en cómodas
y modernas embarcaciones turísticas.
De área
inundable a pueblo fluvial
Debido a la escasez de agua potable, los beijineses
desean que el proyecto consistente en “trasladar el agua del
Sur al Norte” se ejecute lo antes posible y que las aguas del
río Yangtsé lleguen a Beijing. Pero por otro lado, todos los
años participan en los ejercicios que forman parte de un simulacro
de inundación. El problema de la escasez de agua ha surgido
en los últimos años. Las inundaciones han azotado la capital
de China durante siglos, tanto es así que aún hoy los beijineses
permanecen alerta. El río que ha provocado más inundaciones
es el Yongding. Según los registros históricos, durante los
834 años que van desde la dinastía Jin hasta 1949, el río Yongding
rompió sus diques en 140 ocasiones. Durante los 268 años que
duró la dinastía Qing, este río se desbordó por término medio
una vez cada cuatro años.
A pesar de todo, Beijing dejó de ser un poblado para
transformarse en una metrópoli gracias en buena parte al ríoYongding.
Los beijineses tomaban el agua de este río, agua utilizada también
para regar las grandes extensiones de tierras de cultivo situadas
en las afueras de la capital. De hecho, casi todos ríos de Beijing
son afluentes del Yongding. Gracias a este río, más allá de
las puertas de Desheng y Xizhi se veían antiguamente paisajes
típicos de las aldeas acuáticas del sur, bandadas de pájaros
que se posaban y volvían a alzar el vuelo, cañaverales que se
perdían en el horizonte y peces que nadaban por entre flores
y hojas de loto. Junto a sus orillas pueden verse aquí y allá
templos, quioscos, jardines y chalets.
Recuperación
de antiguos paisajes
Si se examinan los viejos planes urbanísticos elaborados
para el desarrollo y la construcción de Beijing, se constata
que las obras hidráulicas han permanecido largo tiempo olvidadas.
Debido a una serie de cambios climáticos, en los últimos cien
años muchos de los ríos de la capital han desaparecido. En los
años 60 del siglo XX, el foso de la muralla de la Ciudad Prohibida
se transformó en subterráneo. A principios de la década de los
70, se cubrieron las partes sur, este y oeste del foso que rodea
la ciudad imperial para construir casas o calles. En la actualidad,
sólo son visibles un tramo del foso norte y otro del foso sur,
cuya longitud total no llega a la mitad de la longitud original,
así como un dique reconstruido con cemento, material que no
contribuye en nada a restablecer su antigua fisonomía. Una encuesta
indica que el 80 por ciento de los habitantes de Beijing desea
recuperar los fosos.
Es un consuelo saber que la protección del sistema
fluvial de la capital ha sido incluida por primera vez en el
Plan para la Protección del Patrimonio Histórico y Cultural
de la Ciudad de Beijing elaborado por el Gobierno.
El objetivo de este plan es controlar y proteger
los ríos vinculados con el medio ambiente y la evolución histórica
de la ciudad, así como hacer todo lo posible por recuperar los
cursos y las extensiones de agua que posean valor histórico.
Según dicho plan, poco a poco irán recuperándose los fosos de
la ciudad y los ríos Yihe, Changpu y Qianmen. En la actualidad,
están llevándose a cabo algunos de estos proyectos, mientras
que otros están siendo objeto de una consideración más detenida.
Desde 1998, el gobierno municipal de Beijing ha invertido
1.000 millones de yuanes en la mejora del sistema fluvial de
la capital. De momento ya han finalizado las tareas de dragado
y la construcción de diques en el río Tongzi y los lagos Beihai
y Shishahai. Estas mismas obras están realizándose actualmente
en los ríos Qingshui, Bahe y Liangshui. En el 2005, el gobierno
invertirá 545 millones en el mantenimiento de otros más de 20
ríos de Beijing. La capital de China no tardará en recuperar
sus antiguos paisajes.