OCTUBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Beijing y el agua

Por HUO JIANYING

Embalse del distrito de Miyun. El noroeste de Beijing es la zona más abundante en agua

El río Changpu pasa por el este de la Puerta de Tian´anmen y junto al muro rojo de la acera norte de la avenida Chang´an. A finales de la década de los 60 del siglo XX, sobre este río se tendieron tablas para construir almacenes provisionales destinados a guardar los instrumentos y aparatos utilizados en las grandes celebraciones organizadas en la Plaza de Tian´anmen. A partir de entonces, el río Changpu desapareció de la vista de los ciudadanos. Dado que esto ocurrió durante la "Revolución Cultural", excepto quienes vivían a sus orillas, nadie se percató de la desaparición del río Changpu.

Con el paso de tiempo, la protección del medio ambiente y la recuperación de la antigua fisonomía de la capital de China fueron convirtiéndose en temas de candente actualidad. En vista de ello, el gobierno municipal de Beijing decidió incluir en su planes de construcción y desarrollo urbanos una serie de medidas encaminadas a proteger las reliquias culturales de la capital y a solucionar una serie de problemas relacionados con su sistema fluvial. Fruto de la aplicación de tales medidas, el pasado mes de agosto el río Changpu volvió a ver la luz del día tras haber permanecido más de 40 años oculto bajo un oscuro anonimato.

El sistema fluvial de la familia imperial

De este a oeste, el río Changpu va desde el Hotel Beijing hasta el Puente de las Aguas Doradas, situado frente a la Puerta de Tian´anmen. Con una longitud de 510 metros, es una pequeña corriente que forma parte del a su vez poco extenso sistema fluvial de la capital. A pesar de ello, debido a su especial posición geográfica, siempre ha despertado el interés de los ciudadanos.

El río Changpu es conocido también como río de las Aguas Doradas. Junto con su hermano gemelo, el río interior de aguas doradas que fluye por el patio situado delante del pabellón Taihe, la principal construcción de la Ciudad Prohibida, constituye la vía fluvial a la que entre los siglos XIV y XX la familia imperial otorgó mayor importancia.

Zhu Houzhao, emperador de la dinastía Ming, conoció a la bella Li Fengjie en uno de sus viajes de incógnito, se enamoró de ella y quiso tomarla como concubina. Cuando Li Fengjie le preguntó de dónde venía, él le respondió que vivía en Beijing, dentro de un círculo amarillo inscrito en otros dos círculos mayores.

Zhu Houzhao describió la distribución de la ciudad de Beijing refiriéndose a tres círculos concéntricos: el de la Ciudad Prohibida (o Palacio Imperial); el de la ciudad imperial; y el del casco urbano. Como todos los tejados de la Ciudad Prohibida estaban recubiertos con tejas esmaltadas de color amarillo, el emperador Zhu la llamó círculo amarillo. Este círculo también se llamó Da Nei (gran interior), pues en él se hallaba la residencia de la familia imperial (“nei” es un término de la arquitectura china que designa las zonas privadas). La Ciudad Prohibida está rodeada por un foso de 52 metros de ancho, por cuyo lado sur pasa el río Changpu y por cuyos lados norte, este y oeste pasa el río Tongzi. Estos ríos, reservados exclusivamente a la familia imperia, han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación.

El foso de la muralla--símbolo de la antigua ciudad de Beijing

Además de los ríos que circundan el Da Nei, hay otros que rodean la ciudad imperial y el casco urbano. Este último es conocido como foso de la muralla de Beijing.

En la antigüedad, las funciones de este foso no se limitaban a suministrar y recoger el agua necesaria para la vida cotidiana, puesto que también se utilizaba para el esparcimiento, el transporte de mercancías y la defensa de la ciudad. La mayor parte de lo que hoy vemos del foso de la muralla de Beijing se construyó hace 500 años, en tiempos de la dinastía Ming.

El primer emperador Ming estableció la capital en Nanjing, ciudad situada a orillas del río Yangtsé. Pero su hijo Zhu Di, después de subir al trono gracias a un golpe de estado, la trasladó a Beijing, puesto que esta ciudad formaba parte del territorio que se le había conferido muchos años atrás y en ella tenía un fuerte respaldo económico y militar. Sin embargo, siendo como era originario del sur, tenía un profundo apego al poético paisaje meridional, caracterizado por sus “pequeños puentes, claras aguas y casas junto al agua”, razón por la cual fomentó la construcción del sistema fluvial de Beijing. En 1371, Zhu Di decidió desplazar hacia el sur la muralla construida por la dinastía precedente, la Yuan, para poder utilizar el río Gaoliang y el lago Jishuitan como foso de la parte norte de la ciudad imperial. En 1419, mandó prolongar los fosos de la dinastía Yuan hacia el este y el oeste para comunicarlos con el nuevo foso que ordenó excavar en el sur. Más tarde, cuando se construyó la muralla exterior de Beijing (la muralla circular que rodeaba el caso urbano), ordenó asimismo excavar un foso exterior y construir canales que condujesen las aguas de todos los fosos hasta el río Tonghui, que corre por el este de Beijing. Así fue como en aquel entonces se formó la estructura urbana de Beijing, caracterizada por la estrecha relación entre las murallas y los fosos. Los fosos llenos de agua y los muros que rodean la ciudad de Beijing, junto con los ríos y lagos que se entrecruzan en ella, forman una tupida red fluvial.

Obras hidrálicas antiguas

La calle de Suzhou, construida durante el período Qianlong de la dinastía Qing (1736-1795), imita los paisajes acuáticos del sur de China

Durante las dinastías feudales, Beijing fue un embarcadero muy animado. Cuando en el siglo XIII la dinastía Yuan estableció la capital en Beijing, la población de esta ciudad comenzó a experimentar un crecimiento vertiginoso. En aquella época, Beijing llegó a tener 16 distritos subordinados y una población de 400.000 habitantes, número que alcanzaba el millón si se contaba a los funcionarios del gobierno, los soldados acreditados y la población flotante. Dado que los centros cerealícolas más importantes estaban en el sur, el grano debía transportarse hasta Beijing por el Gran Canal Beijing-Hangzhou. El embarcadero de la capital se encontraba en Zhangjiawan, distrito de Tongzhou.

Situado en el sur de dicho distrito, Zhangjiawan era un embarcadero muy importante, por lo que confluían en él numerosas vías fluviales y terrestres. Durante las dinastías consecutivas Yuan, Ming y Qing, los barcos procedentes del sur anclaban aquí formando una línea de varios kilómetros. En la parte sur de Zhangjiawan se levantaba un gigantesco granero, en cuyo centro había mercados donde se vendían verduras, cerdos, caballos, mulas, paja y todo tipo de productos. Las pequeñas tiendas se reunieron en el callejón de Huajia, que se convirtió en una de las calles comerciales más prósperas de aquella época.

En la dinastía Yuan, Beijing, centro político, económico y cultural de China, se enfrentó a dos grandes retos relacionados con las obras hidráulicas: el primero era el de incrementar sus reservas de agua; y el segundo, el de excavar un canal que uniera el embarcadero de Zhangjiawan con la ciudad de Beijing, para que los cereales y otras mercancías pudieran llegar directamente hasta la capital.

El funcionario al que se encargó la ejecución de estas dos obras se llamaba Guo Shoujing (1231-1316), famoso astrónomo e ingeniero hidráulico.

Tras llevar a cabo repetidas prospecciones topográficas e hidrológicas, Guo Shoujing descubrió una nueva fuente para el suministro de agua: el manantial de Baifu, en la montaña de Nanshen. A raíz de este descubrimiento, en el noroeste de Beijing se construyó una presa de 30 kilómetros de largo para conducir el agua del manantial de Baifu desde el distrito de Changping hasta Beijing. Posteriormente, Guo Shoujing aprovechó antiguos cauces para llevar el agua hacia el este hasta el Gran Canal a su paso por el distrito de Tongzhou. Esta vía fluvial, cuya longitud era de 80 kilómetros, exigió el trabajo de 20.000 obreros durante más de un año. El primer emperador de la dinastía Yuan se mostró muy satisfecho al ver los barcos anclados en el lago Jishuitan y llamó a esa nueva vía fluvial “río Tonghui” (río que llega hasta Tongzhou). Gracias a las obras de  restauración llevadas a cabo en los dos últimos años, los habitantes de Beijing  pueden ahora recorrer algunos tramos del Tonghui en cómodas y modernas embarcaciones turísticas.

De área inundable a pueblo fluvial

Debido a la escasez de agua potable, los beijineses desean que el proyecto consistente en “trasladar el agua del Sur al Norte” se ejecute lo antes posible y que las aguas del río Yangtsé lleguen a Beijing. Pero por otro lado, todos los años participan en los ejercicios que forman parte de un simulacro de inundación. El problema de la escasez de agua ha surgido en los últimos años. Las inundaciones han azotado la capital de China durante siglos, tanto es así que aún hoy los beijineses permanecen alerta. El río que ha provocado más inundaciones es el Yongding. Según los registros históricos, durante los 834 años que van desde la dinastía Jin hasta 1949, el río Yongding rompió sus diques en 140 ocasiones. Durante los 268 años que duró la dinastía Qing, este río se desbordó por término medio una vez cada cuatro años.

A pesar de todo, Beijing dejó de ser un poblado para transformarse en una metrópoli gracias en buena parte al ríoYongding. Los beijineses tomaban el agua de este río, agua utilizada también para regar las grandes extensiones de tierras de cultivo situadas en las afueras de la capital. De hecho, casi todos ríos de Beijing son afluentes del Yongding. Gracias a este río, más allá de las puertas de Desheng y Xizhi se veían antiguamente paisajes típicos de las aldeas acuáticas del sur, bandadas de pájaros que se posaban y volvían a alzar el vuelo, cañaverales que se perdían en el horizonte y peces que nadaban por entre flores y hojas de loto. Junto a sus orillas pueden verse aquí y allá templos, quioscos, jardines y chalets.

Recuperación de antiguos paisajes

Si se examinan los viejos planes urbanísticos elaborados para el desarrollo y la construcción de Beijing, se constata que las obras hidráulicas han permanecido largo tiempo olvidadas. Debido a una serie de cambios climáticos, en los últimos cien años muchos de los ríos de la capital han desaparecido. En los años 60 del siglo XX, el foso de la muralla de la Ciudad Prohibida se transformó en subterráneo. A principios de la década de los 70, se cubrieron las partes sur, este y oeste del foso que rodea la ciudad imperial para construir casas o calles. En la actualidad, sólo son visibles un tramo del foso norte y otro del foso sur, cuya longitud total no llega a la mitad de la longitud original, así como un dique reconstruido con cemento, material que no contribuye en nada a restablecer su antigua fisonomía. Una encuesta indica que el 80 por ciento de los habitantes de Beijing desea recuperar los fosos.

Es un consuelo saber que la protección del sistema fluvial de la capital ha sido incluida por primera vez en el Plan para la Protección del Patrimonio Histórico y Cultural de la Ciudad de Beijing elaborado por el Gobierno.

El objetivo de este plan es controlar y proteger los ríos vinculados con el medio ambiente y la evolución histórica de la ciudad, así como hacer todo lo posible por recuperar los cursos y las extensiones de agua que posean valor histórico. Según dicho plan, poco a poco irán recuperándose los fosos de la ciudad y los ríos Yihe, Changpu y Qianmen. En la actualidad, están llevándose a cabo algunos de estos proyectos, mientras que otros están siendo objeto de una consideración más detenida.

Desde 1998, el gobierno municipal de Beijing ha invertido 1.000 millones de yuanes en la mejora del sistema fluvial de la capital. De momento ya han finalizado las tareas de dragado y la construcción de diques en el río Tongzi y los lagos Beihai y Shishahai. Estas mismas obras están realizándose actualmente en los ríos Qingshui, Bahe y Liangshui. En el 2005, el gobierno invertirá 545 millones en el mantenimiento de otros más de 20 ríos de Beijing. La capital de China no tardará en recuperar sus antiguos paisajes.

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