OCTUBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


La tráquea artificial más parecida a la humana

Por nuestro reportero ZHANG XIWEN

Zhao Fengrui durante una operación

Tres meses después de la operación en la que implantaron una tráquea artificial, Mi Aiyun ya podía respirar normalmente y se había restablecido lo suficiente como para trabajar en el campo entre tres y cuatro horas. El 26 de julio del 2002, Zhao Fengrui, cirujano jefe y diseñador la tráquea artificial, anunció que la prótesis que había diseñado era la primera del mundo que podía integrarse por completo con la tráquea humana. 

Hace seis años, a Mi Aiyun, una campesina de 48 años de la provincia de Henan, se le diagnóstico un tumor maligno en la tráquea. Su médico le dijo que el tumor, una vez extirpado, probablemente no proliferaría, a pesar de lo cual se negó a operarla y le aconsejó que se sometiera a un tratamiento de laserterapia. Cuatro años después del tratamiento, el tumor reapareció. Durante los dos años siguientes, Mi Aiyun se desplazó a las grandes ciudades en busca de un doctor, pero no encontró a ninguno que aceptara su caso. Cuando finalmente encontró a Zhao Fengrui, un conocido cirujano del Hospital de la Amistad Sino-Japonesa de Beijing, el tumor de Mi Aiyun se había extendido al 80 por ciento de la tráquea. Su respiración era tan dificultosa que podía oírse desde dos metros de distancia. Cada respiro era una batalla y sus labios estaban amoratados debido a la falta de oxígeno.

Zhao Fengrui bautizó su invento con el nombre de “tráquea artificial Zhao” y la describió como un “emparedado”. Su parte exterior está formada por músculos y pedículos vasculares. En su centro hay una malla de una aleación dotada de memoria parecida al cartílago de la tráquea humana. La única diferencia entre la tráquea humana y esta tráquea artificial radica en que el interior de la segunda está recubierta con piel, no con una membrana mucosa. Zhao declaró que la suya es la prótesis más parecida a la tráquea humana diseñada hasta la fecha, razón por la cual es también la que mejor se une a ésta.

El éxito de Zhao fue una de las noticias más importantes emitidas por la CCTV y mereció sinceras felicitaciones de sus colegas chinos y extranjeros. Muchos cirujanos torácicos de gran prestigio calificaron este logro de solución a “un grave problema” de la medicina moderna. J.D. Cooper, del Colegio de Medicina de la Universidad de Washington, llamó a Zhao para felicitarle por su “brillante innovación”.

El éxito de Zhao bien merece tal elogio. En las últimas décadas se han realizado con éxito transplantes de corazón, riñón, hígado, bazo e intestino delgado, así como implataciones de prótesis de dichos órganos. Sin embargo, el transplante y la reconstrucción de la tráquea ha seguido siendo el mayor escollo con el que han tropezado los cirujanos torácicos tanto chinos como extranjeros.

La resección de la tráquea siempre ha constituido una pesadilla para los cirujanos torácicos, tanto es así que incluso los más experimentados se han mostrado reacios a practicarla. Por lo general, resulta muy difícil ligar los extremos de dos segmentos de tráquea que midan más de cinco centímetros. Después de suturar ambos extremos, el cirujano debe coser y fijar el mentón del paciente al esternón, y utilizar un soporte de escayola para mantener la cabeza en esta posición. En cierta ocasión, un paciente pudo por fin volver a mover la cabeza libremente tras haberla mantenido inclinada sobre el pecho durante un mes. Desgraciadamente, a los pocos días el paciente sufrió un pequeño accidente automovilístico y la herida de la tráquea se abrió de golpe. Cuando la tráquea ya no puede mantenerse ligada, debe practicarse una intubación, lo que obliga al paciente a llevar una cánula durante el resto de su vida. Si se espera que el segmento alcance más de cinco centímetros de longitud, los médicos suelen negarse a operar y recomiendan una terapia conservadora. El segmento de Mi Aiyun medía seis centímetros de longitud.

Los médicos llevan muchos años explorando formas de reemplazar la tráquea. Ha habido quienes han recomendado el transplante de tráqueas de personas recién fallecidas. Esta solución se halla todavía en fase experimental y hasta la fecha no se ha aplicado con éxito. Otros médicos se han concentrado en las prótesis. Se han probado e investigado diversas prótesis traqueales, pero siguen sin poder resolverse tres problemas fundamentales: el suministro de sangre, el recubrimiento de la parte interior con el mismo tejido y la integración orgánica de la prótesis con los dos extremos segmentados.

Cuando Mi Aiyun fue a ver a Zhao Fengrui, éste llevaba ya dos años probando sus prótesis con animales. El esfuerzo que le costaba a esta paciente cada respiración impulsó a Zhao a convertirla en su primer receptor humano. Primero, le insertó bajo la piel de la parte inferior del cuello una malla fabricada con una aleación de níquel y titanio dotada de memoria. En los últimos años, este material, utilizado originariamente en la construcción de aviones y naves espaciales, viene siendo empleado en el campo de la medicina. Se trata de una típica aleación con memoria de forma. Si se le da forma de tubo, mantiene esta forma y el diámetro interior. Otra de las ventajas de esta aleación es su alto grado de elasticidad. Si se dobla para formar un tubo, la prótesis puede balancearse tanto lateral como longitudinalmente. Ninguna de las anteriores prótesis había podido cumplir esta función.

Tras la inserción de la malla, los músculos y los vasos sanguíneos se adhieren a la misma y crecen por entre sus agujeros. Tras numerosos ensayos, Zhao descubrió que los agujeros demasiado grandes restaban consistencia a la malla, mientras que si eran demasiado pequeños, los músculos y otros tejidos no crecían con la suficiente firmeza. Al principio pidió a una empresa de Beijing que le fabricase una malla de aleación, pero la muestra que le proporcionaron le decepcionó. Entonces se dirigió a una empresa de Shanghai, cuya habilidad técnica le satisfizo más.

En teoría, unos 20 días después de haber insertado la malla, se realiza una segunda fase de la operación para extirpar el tumor y transplantar la malla junto con la piel, los músculos y los vasos sanguíneos que se han extendido por toda ella. La malla se dobla en forma de tubo y se asegura con hilo de acero inoxidable. Siempre que el autoabastecimiento de sangre sea suficiente, la prótesis se integra bien con los tejidos corporales circundantes y se convierte en parte de la tráquea de un modo casi ciento por ciento natural.

No obstante, Zhao no pudo operar a Mi Aiyun por segunda vez como estaba programado. Anteriormente, sólo había realizado esta segunda fase de la operación con perros y, si bien no se había producido ningún rechazo, con frecuencia el largo pelo de estos animales había causado infecciones de la piel. Después de haber operado a Mi Aiyun por primera vez, Zhao se convirtió en blanco de las críticas de quienes en un principio lo habían apoyado. Al enterarse de los inconvenientes surgidos en las pruebas con animales, lo tacharon de irresponsable, por lo que la segunda fase de la operación tuvo que aplazarse. Mi Aiyun regresó a Henan.

Dadas su experiencia y habilidad, Zhao era perfectamente consciente de la gravedad del estado de Mi. Habiendo llegado a la conclusión de que en el postoperatorio no se produciría infección alguna, ya que en el cuerpo humano no hay pelos largos, decidió seguir adelante. La segunda fase de la operación se llevó a cabo secretamente en el Hospital Popular Nº. 5, en Shangqiu, provincia de Henan. A fin de eximir a Zhao Fengrui de toda responsabilidad, antes de la operación Mi Aiyun firmó un acuerdo de descargo con dicho hospital.

Uno de los puntos decisivos de la operación consistió en asegurarse de que los músculos externos y los tejidos internos que habían ido formándose sobre la malla de aleación, en especial los diminutos capilares, no se rompiesen durante la implantación. Debido a su gran dificultad en respirar, a Mi Aiyun le costaba mucho permanecer tumbada, por lo que la etapa inicial de la operación transcurrió con la paciente medio incorporada. Tras extirpar el tumor, Zhao introdujo un catéter traqueal en la tráquea distal para que Mi pudiese respirar.

Un día después de la operación, Mi se levantó de la cama e hizo un poco de ejercicio. Pasados quince días, le sacaron el catéter traqueal y Mi pudo volver a respirar normalmente. Y al cabo de otros 18 días, fue dada de alta. No hubo complicaciones. En una revisión efectuada tres meses después, Zhao descubrió un foco de granulación que no planteó problema alguno. Estaba entusiasmado: la operación había sido un éxito rayano en la perfección.

Zhao siempre ha trabajado en su clínica y su laboratorio con callada diligencia, pero en esta ocasión decidió convocar una rueda de prensa. Quería, en primer lugar, que la gente supiese que la cirugía torácica china se halla a la altura de la más avanzada del mundo. Antes de este éxito, la cirugía torácica china no había experimentado ninguna innovación, limitándose a seguir el ejemplo de Occidente.

En segundo lugar, quería dar a conocer la elevada reputación del Hospital Jiangong, su actual lugar de trabajo. Este hospital, financiado con inversiones privadas, es producto de las reformas del sistema sanitario llevadas a cabo por China. Sus altos sueldos atraen a médicos cualificados y experimentados. Cuando visité este hospital, al ver sus plantas y sofás, y oír la música de fondo de Richard Clayderman, me sentí como si estuviese en el vestíbulo de un hotel. El doctor Zhao lleva mucho tiempo deseando establecer en dicho hospital el mejor centro de cirugía torácica de China.

En tercer lugar, Zhao Fengrui quería mostrar a la opinión pública sus conocimientos técnicos. No deja de ser irónico que los periodistas asistentes a la rueda de prensa estuviesen más interesados en saber si su prótesis era la primera del mundo que en averiguar su verdadero valor como la tráquea artificial más parecida a la humana. Esto último era lo único que importaba a Zhao.

Zhao Fengrui dijo que el rápido desarrollo científico y tecnológico le había proporcionado la inspiración que finalmente lo condujo al éxito: una inspiración que la humanidad llevaba 60 años esperando.

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