Feroz competencia y sincera
preocupación
El mercado laboral de China,
cuya población se acerca ya a los 1.300 millones de habitantes,
lleva largo tiempo sometido a una fuerte presión. En los últimos
años, en nuestro país han vuelto a registrarse pequeños aumentos
de la tasa de paro. A fines del 2001, dicha tasa aumentó del
3,1 al 3,6 por ciento, hecho que polarizó la atención mundial.
Las causas de este fenómeno hay que buscarlas no
sólo en los datos demográficos, sino también en la transformación
de la economía planificada en una economía de mercado; el reajuste
del mercado laboral, que de basarse en una abundante mano de
obra ha pasado a depender de los recursos financieros y técnicos;
y las reducciones de plantilla llevadas a cabo por algunas empresas
con el fin de afrontar con mayores garantías los desafíos planteados
por la incorporación de China a la OMC (Organización Mundial
del Comercio).
Wei Jie, prestigioso economista chino y profesor
del Instituto de Administración Económica de la Universidad
Qinghua, manifestó en una rueda de prensa que no hay que exagerar
la gravedad de este problema. A pesar de que en los últimos
años la demanda laboral ha descendido, Wei animó a los ciudadanos
a prestar atención a las nuevas oportunidades de empleo surgidas
al margen de las entidades y organizaciones estatales.
Lo más importante es que, gracias a los esfuerzos
desplegados por el Gobierno chino en la adopción de medidas
eficaces, de los 25,5 millones de desocupados, 16,8 millones
han encontrado un nuevo puesto de trabajo.
De todos es sabido que hoy en día bastante gente
pierde su trabajo a consecuencia de la feroz competencia. Sin
embargo, en China, país donde el pueblo es el dueño, el Gobierno
trata a los parados con sincera preocupación, razón por la que
ve en este problema una cuestión de gran trascendencia estratégica
para el desarrollo económico y social de la nación.
Desde los años de 80 del siglo XX, China viene estableciendo
y perfeccionando una serie de servicios relacionados con el
mundo del trabajo, como son la puesta en contacto de ofertantes
y solicitantes de empleo, la organización de cursos de capacitación
laboral y la creación de seguros de desempleo y agencias de
colocación, creando de este modo una sistema de servicios laborales
muy completo. El año pasado, el Ministerio de Trabajo y Seguro
Social publicó un librito de autoayuda con el fin
de que los desocupados conozcan por sí mismos las políticas
y los servicios laborales. Al mismo tiempo, el Gobierno central
puso en marcha un plan para capacitar a diez millones
de desocupados en tres años, prueba evidente de los esfuerzos
realizados para crear oportunidades de empleo.
Las medidas adoptadas para crear puestos de
trabajo al margen de las entidades estatales y erradicar la
pobreza establecida por China ha sido elogiada por la
OIT (Organización Internacional del Trabajo).
En vista de la creciente ralentización del crecimiento
económico mundial y la incorporación de más de 10 millones de
trabajadores al mercado laboral chino, lo más probable es que
la presión a la que actualmente está sometido dicho mercado
se prolongue bastante tiempo. Con todo, estamos plenamente convencidos
de que si China trabaja con tesón, conseguirá resolver el problema
del desempleo.