Los dibujos animados chinos
Por ZHOU YANG
Li Wanzhuo, una mujer de 34 años, sale de su oficina
a las cinco de la tarde. Tras cruzar en bicicleta la mayor parte
de la ciudad bajo el húmedo calor veraniego llega por fin a
su casa, que se encuentra en el sur de Beijing. Lo primero que
hace al llegar es preparar la cena. Después de cenar, se arrellana
en el sofá de la sala de estar para mirar con su hijita la telenovela
japonesa de dibujos animados titulada La niña cerecita .
La telenovela gira entorno al crecimiento de una
niña de siete años. Después de dos semanas mirando esta telenovela,
la vida nocturna de Li se ha hecho más ordenada y su hija, alumna
de cuarto grado de la escuela primaria, dice: “Ahora mi madre
no está de tan malhumor y me trata más como a una amiga”. La
niña cerecita se ha convertido para Li y sus colegas
de la oficina en tema diario de conversación. Muchos consideran
que su humor es lo que más atrae a los telespectadores, que
también saben apreciar su contenido filosófico.
Aunque esta telenovela de dibujos animados ya se
ha emitido cinco veces, todavía son muchos los telespectadores
que piden su reposición. Muchos de ellos son adultos, hecho
que ha sorprendido a los responsables de las cadenas de televisión.
En China se creía que los dibujos animados sólo gustan
a los niños y durante mucho tiempo han escaseado las producciones
de calidad. En respuesta al creciente interés de los adultos
por los dibujos animados, las caricaturas y los tebeos, varios
sitios web ofrecen canales de dibujos animados, mientras que
los periódicos y las revistas publican historietas.
Debido a la saturación de sus respectivos mercados
nacionales, EE.UU. y Japón han puesto sus ojos en el mercado
chino, donde promueven sus dibujos animados con unos precios
tan reducidos que pueden llegar a los 5 yuanes por minuto. Por
ejemplo, la serie estadounidense El robot transformable ,
cedida gratuitamente a la cadena china CCTV, ha generado unos
beneficios de casi 5.000 millones de yuanes gracias a la venta
de productos relacionados con la serie. La llegada de las productoras
foráneas, que acaparan el 95 por ciento del mercado chino, valorado
en 1.000 millones de yuanes, ha tenido un fuerte impacto en
nuestro país, sobre todo porque el mercado chino de dibujos
animados se encuentra en plena transición de la economía planificada
a la economía de mercado.
La Compañía Cinematográfica de Dibujos Animados de
Shanghai, la más renombrada de China, se ha esforzado mucho
por hacerse un lugar en el mercado. En la promoción de su película
La linterna de los lotos adopató una nueva
estrategia consistente en poner en venta artículos relacionados
con dicha producción, entre ellos CDs, VCDs, libros ilustrados
y cuadernos. Su última película, El cantante fanático ,
ha logrado cierto éxito comercial. Lo que se hizo fue dar publicidad
a la película antes de su estreno por medio de la venta de productos
inspirados en ella, como libros y CDs, lo que generó dos tercios
de los beneficios recaudados. Sin embargo, la mercadotecnia
del sector cinematográfico chino todavía dista mucho de la aplicada
por las productoras foráneas. En efecto, con una inversión de
sólo 45 millones de dólares, la producción hollywoodiense de
dibujos animados El rey león obtuvo unos
beneficios de 750 millones de dólares entre la recaudación en
taquilla y la venta de productos inspirados en la película.
La película El cantante fanático
se rodó pensando en los alumnos de secundaria. Algunos críticos
censuraron su acusada influencia japonesa, evidente tanto en
el dibujo, el argumento y los productos derivados, como en el
nombre de la distribuidora, TAISEI, de fonética claramente nipona.
Kong, gerente de dicha distribuidora, dijo al respecto que a
los jóvenes de ahora les gusta todo lo que tenga sabor japonés,
de modo que si se quiere obtener ganancias hay que tener en
cuenta sus preferencias. De ahí precisamente el pesimismo de
algunos críticos chinos, que ven en esta actitud un camino equivocado.
Otro de los problemas con los que se enfrenta la
industria china de los dibujos animados es la piratería. La
preocupación por este fenómeno llega a tal extremo que muchas
editoriales renuncian a publicar libros de historietas y algunas
instituciones culturales no se atreven a invertir en la producción
de películas de dibujos animados. En consecuencia, la situación
del mercado es cada día más comprometida y existe el temor de
que los mejores dibujantes se vayan al extranjero.
Zhizhi, secretaria general de la Asociación de Dibujos
para Niños y Adolescentes de Guangzhou, dijo: “A los artistas
de Guangzhou les resulta difícil publicar sus dibujos, puesto
que casi nadie se arriesga a invertir. En China, no es nada
fácil ganarse la vida solamente con los dibujos animados”. Pese
a su entusiasmo por la creación, Zhizhi es prudente y evita
concentrar todos sus esfuerzos en esta actividad.
Ante
este cúmulo de dificultades, unos 300 dibujantes han decidido
trabajar para compañías foráneas. A Li Yi, gran amante de la
libertad, lo que más le gusta es plasmar sus impresiones sobre
la vida y el mundo en historietas que formen un diario. Empezó
dibujando tiras humorísticas, pero luego pasó a dedicarse a
la ilustración de libros. Este cambio se debió a
que, en su opinión, el mercado chino de los dibujos animados
y las historietas no está tan ordenado como el mercado foráneo,
y carece tanto de raíces culturales como de una coordinación
eficaz de los canales de comercialización, los medios de comunicación
y las empresas de publicidad. Li tiene mucha experiencia en
la creación de historietas, actividad que a veces le exigía
trabajar hasta altas horas de la madrugada. Con sólo 25 años,
Li se ha vuelto más realista y busca un equilibrio entre su
vocación y las exigencias de la vida real.
Para muchos de sus viejos amigos y colegas, dedicados
ahora al cine y a la publicidad, dibujar historietas se ha convertido
en un simple pasatiempo. Li dice que las historietas destacan
la importancia de los hechos y que su objetivo es explorar un
nuevo terreno caracterizado por la combinación del dibujo y
el diseño artesanal.
Según un entendido en la materia, “los dibujos animados
japoneses tienden a representar comportamientos violentos y
sentimientos amorosos, mientras que los estadounidenses se inclinan
por el heroísmo individual. Si los dibujos animados chinos quieren
sentar las bases de un desarrollo sólido y duradero, deben crear
un estilo propio”.
En 1996, el Gobierno chino hizo pública la Obra
5115 , un proyecto destinado a promover un nuevo modelo
de dibujos animados. Ren Qian, director de la oficina de administración
de programas televisivos del Buró Estatal de Cine, Radio y Televisión,
reconoció la necesidad de producir dibujos animados a gran escala.
De momento, en China no se permite producir dibujos animados
con inversiones exclusivamente foráneas. Garantizado así el
control de esta industria por parte del capital estatal, todas
las fuerzas sociales se unirán para transformarla. La CCTV (Televisión
Central de China) y el Grupo Cinematográfico de Dibujos Animados
están construyendo sus propios estudios de producción, que se
gestionarán con mecanismos modernos. En la actualidad, el Estado
aplica a este mercado políticas proteccionistas, una de las
cuales consiste en que los dibujos animados importados no representen
más del 40 por ciento de los emitidos en televisión.
Entre las actividades de este pujante sector destacan
la Feria Internacional de Dibujos Animados, organizada por el
Buró Estatal de Cine, Radio y Televisión, el Salón de Historietas,
organizado por la revista Dibujos animados de Beijing ,
y la Feria Internacional de Historietas y Dibujos Animados de
Shanghai, organizada por la revista El rey de los dibujos
animados.