SEPTIEMBRE  2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Los dibujos animados chinos

Por ZHOU YANG

Li Wanzhuo, una mujer de 34 años, sale de su oficina a las cinco de la tarde. Tras cruzar en bicicleta la mayor parte de la ciudad bajo el húmedo calor veraniego llega por fin a su casa, que se encuentra en el sur de Beijing. Lo primero que hace al llegar es preparar la cena. Después de cenar, se arrellana en el sofá de la sala de estar para mirar con su hijita la telenovela japonesa de dibujos animados titulada  La niña cerecita .

La telenovela gira entorno al crecimiento de una niña de siete años. Después de dos semanas mirando esta telenovela, la vida nocturna de Li se ha hecho más ordenada y su hija, alumna de cuarto grado de la escuela primaria, dice: “Ahora mi madre no está de tan malhumor y me trata más como a una amiga”.  La niña cerecita  se ha convertido para Li y sus colegas de la oficina en tema diario de conversación. Muchos consideran que su humor es lo que más atrae a los telespectadores, que también saben apreciar su contenido filosófico. 

Aunque esta telenovela de dibujos animados ya se ha emitido cinco veces, todavía son muchos los telespectadores que piden su reposición. Muchos de ellos son adultos, hecho que ha sorprendido a los responsables de las cadenas de televisión.

En China se creía que los dibujos animados sólo gustan a los niños y durante mucho tiempo han escaseado las producciones de calidad. En respuesta al creciente interés de los adultos por los dibujos animados, las caricaturas y los tebeos, varios sitios web ofrecen canales de dibujos animados, mientras que los periódicos y las revistas publican historietas.

Debido a la saturación de sus respectivos mercados nacionales, EE.UU. y Japón han puesto sus ojos en el mercado chino, donde promueven sus dibujos animados con unos precios tan reducidos que pueden llegar a los 5 yuanes por minuto. Por ejemplo, la serie estadounidense  El robot transformable , cedida gratuitamente a la cadena china CCTV, ha generado unos beneficios de casi 5.000 millones de yuanes gracias a la venta de productos relacionados con la serie. La llegada de las productoras foráneas, que acaparan el 95 por ciento del mercado chino, valorado en 1.000 millones de yuanes, ha tenido un fuerte impacto en nuestro país, sobre todo porque el mercado chino de dibujos animados se encuentra en plena transición de la economía planificada a la economía de mercado.

La Compañía Cinematográfica de Dibujos Animados de Shanghai, la más renombrada de China, se ha esforzado mucho por hacerse un lugar en el mercado. En la promoción de su película  La linterna de los lotos  adopató una nueva estrategia consistente en poner en venta artículos relacionados con dicha producción, entre ellos CDs, VCDs, libros ilustrados y cuadernos. Su última película,  El cantante fanático , ha logrado cierto éxito comercial. Lo que se hizo fue dar publicidad a la película antes de su estreno por medio de la venta de productos inspirados en ella, como libros y CDs, lo que generó dos tercios de los beneficios recaudados. Sin embargo, la mercadotecnia del sector cinematográfico chino todavía dista mucho de la aplicada por las productoras foráneas. En efecto, con una inversión de sólo 45 millones de dólares, la producción hollywoodiense de dibujos animados  El rey león  obtuvo unos beneficios de 750 millones de dólares entre la recaudación en taquilla y la venta de productos inspirados en la película.

La película  El cantante fanático  se rodó pensando en los alumnos de secundaria. Algunos críticos censuraron su acusada influencia japonesa, evidente tanto en el dibujo, el argumento y los productos derivados, como en el nombre de la distribuidora, TAISEI, de fonética claramente nipona. Kong, gerente de dicha distribuidora, dijo al respecto que a los jóvenes de ahora les gusta todo lo que tenga sabor japonés, de modo que si se quiere obtener ganancias hay que tener en cuenta sus preferencias. De ahí precisamente el pesimismo de algunos críticos chinos, que ven en esta actitud un camino equivocado. 

Otro de los problemas con los que se enfrenta la industria china de los dibujos animados es la piratería. La preocupación por este fenómeno llega a tal extremo que muchas editoriales renuncian a publicar libros de historietas y algunas instituciones culturales no se atreven a invertir en la producción de películas de dibujos animados. En consecuencia, la situación del mercado es cada día más comprometida y existe el temor de que los mejores dibujantes se vayan al extranjero.

Zhizhi, secretaria general de la Asociación de Dibujos para Niños y Adolescentes de Guangzhou, dijo: “A los artistas de Guangzhou les resulta difícil publicar sus dibujos, puesto que casi nadie se arriesga a invertir. En China, no es nada fácil ganarse la vida solamente con los dibujos animados”. Pese a su entusiasmo por la creación, Zhizhi es prudente y evita concentrar todos sus esfuerzos en esta actividad.

Ante este cúmulo de dificultades, unos 300 dibujantes han decidido trabajar para compañías foráneas. A Li Yi, gran amante de la libertad, lo que más le gusta es plasmar sus impresiones sobre la vida y el mundo en historietas que formen un diario. Empezó dibujando tiras humorísticas, pero luego pasó a dedicarse a la ilustración de libros. Este cambio se debió a  que, en su opinión, el mercado chino de los dibujos animados y las historietas  no está tan ordenado como el mercado foráneo, y carece tanto de raíces culturales como de una coordinación eficaz de los canales de comercialización, los medios de comunicación y las empresas de publicidad. Li tiene mucha experiencia en la creación de historietas, actividad que a veces le exigía trabajar hasta altas horas de la madrugada. Con sólo 25 años, Li se ha vuelto más realista y busca un equilibrio entre su vocación y las exigencias de la vida real.

Para muchos de sus viejos amigos y colegas, dedicados ahora al cine y a la publicidad, dibujar historietas se ha convertido en un simple pasatiempo. Li dice que las historietas destacan la importancia de los hechos y que su objetivo es explorar un nuevo terreno caracterizado por la combinación del dibujo y el diseño artesanal.

Según un entendido en la materia, “los dibujos animados japoneses tienden a representar comportamientos violentos y sentimientos amorosos, mientras que los estadounidenses se inclinan por el heroísmo individual. Si los dibujos animados chinos quieren sentar las bases de un desarrollo sólido y duradero, deben crear un estilo propio”.

En 1996, el Gobierno chino hizo pública la  Obra 5115 , un proyecto destinado a promover un nuevo modelo de dibujos animados. Ren Qian, director de la oficina de administración de programas televisivos del Buró Estatal de Cine, Radio y Televisión, reconoció la necesidad de producir dibujos animados a gran escala. De momento, en China no se permite producir dibujos animados con inversiones exclusivamente foráneas. Garantizado así el control de esta industria por parte del capital estatal, todas las fuerzas sociales se unirán para transformarla. La CCTV (Televisión Central de China) y el Grupo Cinematográfico de Dibujos Animados están construyendo sus propios estudios de producción, que se gestionarán con mecanismos modernos. En la actualidad, el Estado aplica a este mercado políticas proteccionistas, una de las cuales consiste en que los dibujos animados importados no representen más del 40 por ciento de los emitidos en televisión.

Entre las actividades de este pujante sector destacan la Feria Internacional de Dibujos Animados, organizada por el Buró Estatal de Cine, Radio y Televisión, el Salón de Historietas, organizado por la revista  Dibujos animados de Beijing , y la Feria Internacional de Historietas y Dibujos Animados de Shanghai, organizada por la revista El rey de los dibujos animados.

  

 

 

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