Hangzhou, un paraíso terrenal
Por
ZHANG XUEYING
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Orilla
del lago en primavera |
No cabe duda de que los hangzhouneses son felices. Su felicidad está plenamente
justificada, puesto que en Hangzhou, ciudad apodada “paraíso
terrenal”, cuenta con el famoso lago Oeste, un buen medio ambiente,
un clima agradable y aire fresco. Desde antiguo ha sido “almacén
de arroz y pescado” y “tierra natal de la seda”. No es de extrañar,
pues, que los rostros de los hangzhouneses, libres de la preocupación
por la alimentación, rebosen de felicidad. En los últimos años,
muchos de quienes se han hecho ricos han comprado viviendas
en Hangzhou, hecho que explica la subida constante de los precios
dentro del sector inmobiliario.
Para visitar los más de treinta puntos pintorescos de Hangzhou, capital
de la provincia Zhejiang y famosa ciudad turística, son necesarios
siete días. La parte más bella de la ciudad es el lago Oeste,
en torno de cuyos 6 kilómetros cuadrados se apiñan la mayor
parte de los puntos de interés paisajístico. Los lagos de algunas
ciudades son artificiales, pero el lago Oeste es natural. Precisamente
por ello, los paisajes de este lago van cambiando conforme se
suceden las estaciones. Numerosos literatos compusieron versos
y poesías en alabanza de estos parajes; algunos, atraídos por
el lago Oeste, se establecieron en sus orillas. Los paisajes
son aquí tan hermosos que cualquier lugar sería apropiado para
presentarlo como una pintura tradicional china. Hay quienes
dicen que la auténtica belleza del lago Oeste está en su sabor
poético.
Los hangzhouneses siempre han considerado el lago Oeste parte de su vida.
Junto a él, comen, toman té, se divierten y pasean. Los restaurantes
y hoteles cercanos generalmente hacen buen negocio. A los hangzhouneses
les gusta deleitarse entre el agua y la montaña. En cualquier
época del año se ven lugareños paseando lentamente por los diques
de Baidi y Sudi. Cuando llega el fin de semana, parece que todos
los habitantes de esta ciudad se echen a la calle, pues son
tantas las familias que se dirigen a los puntos turísticos que
resulta difícil poder tomar un taxi o el autobús. Sentados a
orillas del lago, toman el sol primaveral, charlan, se divierten
y gozan de la vida.
Hangzhou es cuna de notables bellezas. Las jóvenes hangzhounesas son famosas
por su buena presencia, su ternura y su voz dulce y suave. Su
encanto se muestra sobre todo en las posturas que adoptan al
tomarse fotos: unas se sientan sobre el césped; otras se apoyan
en un árbol; y otras sostienen una rama con flores de melocotón.
Para salir bien en las fotos, se acicalan y se ponen bonitas
ropas, y a veces posan ante la cámara con un lindo parasol.
Los bellos paisajes y el buen temperamento de la ciudad han dado pie a
narraciones legendarias conmovedoras. La historia de Su Xiaoxiao
es considerada la Dama de las camelias china. Su Xiaoxiao, sorprendentemente
bella y talentosa, se enamoró de un caballero que, por cierto
motivo, tuvo que regresar a su casa. La joven no volvió a verlo
y murió de enfermedad a los 19 años. Posteriormente, mucha gente
ha visitado la tumba de Su Xiaoxiao, situada en el dique de
Baidi, para rendirle homenaje. Es difícil encontrar en China
una personalidad femenina tan respetada como esta joven.
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Tulipanes
en el parque |
Otra famosa leyenda trata de los amores entre el joven Xu Xian y el hada
serpiente. El matrimonio no soportó el acoso de quienes lo rodeaban
y tras amargas experiencias terminó en separación. A los hangzhouneses
les gusta el romanticismo. El lago Oeste es ahora un buen lugar
para las parejas de enamorados. Como sucede en la playa exterior
de Shanghai, al caer la noche las orillas del lago Oeste se
llenan de parejas.
El romanticismo de Hangzhou ha dado múltiples literatos y artistas. La
ciudad está sumergida en un ambiente artístico, sobre todo a
orillas del lago, donde las construcciones se caracterizan por
su finura y su sabor antiguo. En los parques de la Bahía del
Príncipe y la Montaña de la Soledad, se organizan con frecuencia
exposiciones de escultura moderna. Los ríos y montañas son fuentes
inagotables de inspiración artística. La famosa Academia China
de Bellas Artes, situada en el centro de Hangzhou, fue fundada
por artistas que volvieron a nuestro país tras haber estudiado
en Europa en la década de los 30. Se trata de la primera academia
de este tipo establecida en China. En ella tuvo lugar una revolución
en la historia de la pintura china, puesto que se introdujeron
las técnicas de la pintura occidental y se pintaron los primeros
desnudos. Esta famosa academia, en la que se han formado importantes
pintores chinos, se encuentra en la calle de Nanshan. Convertida
en una calle dedicada al ocio y la cultura, con galerías de
pintura, casas de té y bares, flota en ella un aire melancólico
que recuerda al París de los años 70. En tiempos de la dinastía
Song del Sur, Hangzhou fue la capital más próspera y animada
del mundo. La vida ociosa de los hangzhouneses viene de la abundancia
del lugar, de la que hoy son testimonio el té y algunas especialidades
culinarias famosas. En la antigüedad, el tomar té era un acto
elegante y ceremonioso que debía realizarse en el momento oportuno
utilizando agua, té y utensilios de la mejor calidad. Actualmente,
el beber té es considerado un simple pasatiempo. En las casas
de té situadas junto al lago puede degustarse esta infusión
acompañado de música china antigua. En los últimos años han
abierto numerosas cafeterías de estilo occidental que atraen
a los empleados de las empresas.
La cocina de Hangzhou es muy famosa por su delicadeza y suavidad, características
que comparte con el paisaje del lago Oeste. Sus platos más conocidos
son el pescado agridulce del lago Oeste, el pollo de mendigo,
el queso de soja con pescado, los camarones de Longjing, la
sopa de pescado de Songsao y la carne de Dongpo. Este último
debe su nombre a Dongpo, ilustre literato de la dinastía; en el pescado agridulce del lago Oeste
se combinan deliciosamente los sabores agrio y dulce; los camarones
de Longjing fueron inventado casualmente por un cocinero imperial
que, mientras preparaba camarones, vertió sobre ellos por descuido
té de Longjing; el sabroso pollo de mendigo posee la fragancia
del la hoja de loto; la sopa de pescado de Songsao es de sabor
agrio y un poco picante. Estos platos pueden degustarse en los
viejos restaurantes. El Louwailou, en la orilla norte del lago,
es el más famoso, pero resulta algo caro. El Zhiweiguan es renombrado
por sus platos ligeros, como las empanadas, la sopa de mariposas
y las tortas fritas. A veces acuden tantos clientes que no es
fácil encontrar sitio.
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Las
mujeres hangzhounesas son delicadas y sentimentales como
lo que nos impresionan el río y la montaña del lugar. |
Los hangzhouneses son comerciantes inteligentes. A los extranjeros les
encanta comprar sedas, pinturas chinas y antigüedades en la
calle de Wushan. Los precios difieren de un puesto a otro: una
bufanda de seda que en un puesto vale diez yuanes en otro cuesta
sólo cuatro. Al decir de los lugareños, es posible comprar los
productos que se ofrecen en esta calle por poco más de la mitad
del precio que suele pedirse. Pero eso no es válido para los
forasteros, quienes generalmente se fijan primero un precio
aceptable y luego regatean con el vendedor. Para los compradores
lo ideal es comprar los artículos de seda en los grandes almacenes
dedicados a la venta de este producto, ya que la calidad es
más confiable y la gama de colores más amplia, si bien los precios
son un poco más altos que en la calle de Wushan.
Guía
turística
Abril y octubre son los mejores meses para visitar Hangzhou. De los muchos
puntos turísticos situados en torno del lago Oeste dignos de
una visita destacamos los siguientes.
Primavera del dique de Sudi.
Construido por Su Dongpo, gran literato de la dinastía Song del Norte,
Sudi es un dique de 3.000 metros que cruza el lago de norte
a sur. A ambos lados del dique, que tiene seis puentes, se apiñan
los árboles. En primavera, el rojo de los melocotones y el verde
del sauce convierten este paisaje en el más bello de todos.
La nieve del puente quebrado
Conocido también como “puente del amor”, es un puente de piedra situado
en la juntura del dique de Baidi y la calle de Beishan. Según
la leyenda, este fue el escenario principal de los amores de
Xu Xian y el hada serpiente. En invierno, la nieve de la mitad
soleada del puente se derrite, mientras que la de la mitad umbría
permanece.
Los lotos del patio de Quyuan
En el patio de Quyuan se encontraban las destilerías y bodegas de la dinastía
Song del Sur. Las decenas de especies de loto que medran en
este patio ofrecen en verano un paisaje de singular belleza.
La luna otoñal del lago
En la confluencia del dique Baidi y la Montaña de la Soledad hay una estela
con los caracteres “Ping Hu Qiu Yue” (luna otoñal del lago),
escritos por Kang Xi, emperador de la dinastía Qing. La terraza
situada delante de la estela es un excelente lugar para contemplar
la luna.
Los peces del jardín de Huagang
Este antiguo jardín privado, renombrado por sus flores y peces, alberga
ahora un estanque con cerca de mil carpas rojas.
La luna del islote de Santan
El islote de Santan, el mayor del lago, es famoso por su jardín acuático
y por ser el lugar ideal para contemplar la luna de otoño. Las
tres pagodas cercanas erigidas a orillas del lago son emblemas
de este islote.
La campana Nanping
Al atardecer, se oye el tañido de la campana Nanping del templo de Jingci.
El té de Longjing (pozo del dragón)
Es uno de las tres variedades de té más famosas de Hangzhou. Los turistas
pueden saborear este té en la aldea del mismo nombre, hasta
donde pueden llegar con los autobuses 27 y 3.
El bosque de bambú
Situado al pie de la montaña Wuyun, este bosque es muy conocido por las
neblinas que lo rodean todo el año. Los emperadores Kang Xi
y Qian Long (de la dinastía Qing) lo visitaron varias veces.
La lluvia de laureles en Manlong
Todos los años, en octubre, Manlong celebra la fiesta del laurel. El laurel
de este lugar es muy apreciado.
El manantial del tigre
Los lugareños preparan el té con el agua de excelente calidad y rica en
minerales que brota de este manantial de la montaña de Daci.
También es recomendable visitar el monasterio de Lingyin, de 1.600 años
de historia y uno de los diez más famosos del budismo chino.
En su pabellón principal se halla la mayor estatua de Sakyamuni
(Buda) existente en China. Asimismo, este monasterio atesora
famosas esculturas de piedra, la mayoría de las cuales son de
la época de las cinco dinastías y las dinastías Song y Yuan.
Por último, vale la pena llegarse hasta Qinghefang, vieja calle que ha
conservado en buen estado su antiguo aspecto.