El
viejo y sólido puente entre el Perú y China
Por Humberto
Rodríguez Pastor
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El
doctor Humberto Rodríquez Pastor, experto en la emigración
de chinos al Perú |
DESDE
1849, entre el Perú y China ha existido un vínculo migratorio
que no se ha roto a lo largo de sus 152 años de existencia. Esta
emigración aumentó en el siglo XIX (1849-1874) con el desplazamiento
al Perú de unos 100.000 culíes chinos, provocado por varios acontecimientos
socioeconómicos que afectaron a una gran parte de la población
china: las guerras del Opio, la rebelión de Taiping, el establecimiento
de la colonia británica de Hong Kong y las intensas peleas (guerras)
entre los punti y los hakka .
Esta situación propició una salida masiva de chinos, la mayoría
de los cuales partían de Guangdong, hacia otros lugares del mundo.
En dicho período el éxodo chino llegó a su apogeo. En América,
el Perú y Cuba fueron los lugares que acogieron a más culíes,
quienes poco después llegaron a Estados Unidos y, finalmente,
a otros países. Sin embargo, el Perú es el único lugar donde este
flujo migratorio se ha mantenido hasta el 2002.
Los culíes
trabajaban en fincas dedicadas a productos para la exportación
(caña de azúcar y algodón), la extracción de guano depositado
en las islas que se exportaba a Europa, la construcción de líneas
férreas y en cientos de hogares peruanos como ayudantes domésticos.
Los emigrantes chinos, el 90 por ciento de los cuales realizaban
faenas agrícolas en las grandes haciendas del litoral, trabajaron
ocho años para sus señores. Este fenómeno migratorio del siglo
XIX estimuló el desarrollo de la producción agrícola en la costa,
la renovación de las haciendas, la modernización de las herramientas,
la llegada de nuevas tecnologías y la pujanza de la comercialización
internacional del azúcar y el algodón. Todo ello permitió la aparición
de una clase social adinerada, cuyo poder político y social ejerció
una poderosa influencia hasta 1969, año en el que en el Perú se
aplicó la Ley de Reforma Agraria.
Tras
cumplir los ocho años de servicios obligatorios estipulados en
sus contratos, los culíes tenían dos opciones: permanecer en el
Perú o regresar a China. Muchos de ellos decidieron abandonar
los campos y establecerse en las ciudades y pueblos peruanos.
Así fue como en Lima y otras ciudades surgieron los barrios chinos.
Al principio, su objetivo era ahorrar para regresar a China. No
obstante, ese objetivo se convirtió en algo difícil de lograr,
debido a los múltiples bucles que iban apareciendo y entrelazándose.
Por lo tanto, establecieron sus propios negocios, crearon familias
con mujeres peruanas y comenzaron a organizarse de muchas maneras,
actitud con la que se granjearon la aceptación y el reconocimiento
de los peruanos. De modo parecido, estrecharon sus vínculos con
sus familiares que permanecían en China, a quienes animaban a
emigrar al Perú como habían hechos ellos. Esa tendencia continuó
en generaciones sucesivas, fluctuando el número de emigrantes
de acuerdo con los acontecimientos que se producían en China y
el Perú.
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El
erudito peruano pronunciando una conferencia sobre sus investigaciones
en el Instituto de América Latina de la Academia China de
Ciencias Sociales |
Fueron
muchos los chinos que participaron en negocios lucrativos. Además,
una parte significativa de ellos tuvo hijos con mujeres peruanas,
mestizaje que dio lugar al surgimiento de un sector social totalmente
nuevo. Este mestizaje no fue sólo racial, sino también cultural.
Hoy
en día, varios millones de peruanos tienen sangre china. El Perú
es el país americano donde vive la colonia más numerosa de descendientes
de chinos. Los trasvases culturales hacia la sociedad peruana
fueron múltiples, siendo las costumbres culinarias el más destacado
de ellos. En realidad, muchos de los platos de origen chino se
preparan con frecuencia en los hogares peruanos. Por este motivo,
no deberíamos sorprendernos al encontrar tantos “chifas” (restaurantes
chinos) en Lima y otras grandes ciudades peruanas.
Este
puente tendido en pleno siglo XIX ha seguido su viaje a través
del tiempo hasta llegar al presente.
El profesor Rodríguez Pastor es director de Investigaciones de
Ciencias Sociales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
y profesor de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
HUMBERTO
RODRÍGUEZ PASTOR
Nacido
en Lima el 25 de abril de 1973, es casado y padre de cuatro hijos.
Es Licenciado en Etnología y Arqueología por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos y Doctor en Antropología por la misma universidad.
El
profesor Rodríguez Pastor ha desplegado el grueso de su actividad
en los ámbitos académicos y de investigación. Ha sido profesor
de antropología e historia en la Universidad de Ciencias y Tecnología,
la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, la Universidad
Nacional del Centro de Huancayo, la Pontificia Universidad Católica
del Perú y la Universidad Nacional Federico Villarreal.
Durante la
mayor parte de la década de los 70 estuvo al frente de la organización
del Archivo Agrario, que actualmente forma parte del Archivo General
Nacional. En este período, el profesor Rodríguez Pastor tuvo la
oportunidad de conocer y estudiar los documentos de las propiedades
que participaron en el sistema de cooperación estipulado por la
Reforma Agraria. En algunos de ellos constató que durante la segunda
mitad del siglo XIX la presencia de trabajadores chinos en las
grandes provincias costeras fue importante y significativa. Poco
a poco, y a lo largo de años de dedicación, ha sido capaz de
encontrar en los archivos de algunas de estas propiedades información
muy valiosa sobre los chinos.
En
la actualidad, el profesor Rodríguez Pastor es director de Investigaciones
de Ciencias Sociales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
y profesor de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
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