JULIO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Los eunucos de la dinastía Ming y sus templos

Por nuestro reportero HUO JIANYING

EN 1513, junto con la de varios otros templos esparcidos por la ciudad, concluyó la construcción del templo de Dahui en lo profundo de los bosques de las afueras occidentales de Beijing. El emperador Zhengde (dinastía Ming) en persona hizo una inscripción sobre una tablilla y se erigió una estela conmemorativa de este acontecimiento. Según  Relatos Breves de la Ciudad Imperial , obra publicada en 1788, dicho templo “se encontraba unos cinco kilómetros al norte de Xizhimen y fue mandado construir por el eunuco Zhang Xiong [...] La estatua de buda era de cobre y medía cinco  zhang  (unos 16 metros) de altura, por lo que las gentes del lugar también lo llamaban templo del Gran Buda”. 

Durante el reinado de Jiajing (1522-1567), emperador muy devoto del taoísmo, el eunuco Mai Fu mandó edificar alrededor del templo de Dahui dos abadías de esta religión: Yousheng, a la izquierda, y Zhenwu, en la montaña que está detrás del templo. Este complejo budisto-taoísta ocupaba una superficie de 28 hectáreas y estaba formado por 181 salas y construcciones.

Azote del pueblo y suplicantes de los dioses

El rosetón octogonal del Salón de la Gran Compasión, con incrustaciones que representan dragones enroscados

Según los registros históricos, la construcción de templos adquirió impulso durante la primera mitad de la dinastía Ming. A lo largo de este período, hubo en Beijing más de 1.000 templos de varios tipos. Detrás de este fenómeno se escondían los eunucos y su influencia excesiva dentro de la corte Ming.

Los eunucos llevaban gozando del favor imperial desde los primeros años de la dinastía, época en la que el emperador Yongle (1360-1424) tomó el poder con la ayuda de un motín promovido por los eunucos. Gracias a la acreditación del emperador, Zheng He, su eunuco y hombre de confianza, estuvo al frente de siete misiones a Occidente con una enorme flota, con las cuales se estableció la supremacía naval de China y se fomentaron los intercambios entre nuestro país y el resto del mundo. Pero la mayoría de los eunucos de la dinastía Ming abusaban de su poder. Se considera que fueron la principal causa del colapso de dicha dinastía, puesto que arruinaron el país y redujeron al pueblo a la miseria, por medio de la manipulación de los emperadores y el uso de sus influencias en beneficio propio.

En 1449, las fuerzas mongolas invadieron el territorio Ming penetrando por cuatro rutas. El eunuco Wang Zhen, que carecía por completo de experiencia y conocimientos militares, incitó primero al emperador Yingzong a dirigir personalmente una expedición militar, pero cuando tuvo noticia de una derrota menor en el frente, le hizo emprender la retirada a toda prisa. En el camino de regreso Wang Zhen insistió en dar una vuelta innecesaria y peligrosa por su ciudad natal, situada en la provincia de Hebei. Como era de esperar, las exhaustas y desprevenidas tropas Ming fueron atacadas por los mongoles en Tumubao (en el este de lo que hoy es el distrito de Huailai, provincia de Hebei) y sufrieron importantes bajas. En el fragor de la lucha el emperador fue capturado y Wang Zhen murió.

El hermano menor del emperador Yingzong le sucedió en el trono y ordenó inmediatamente la ejecución de todo el clan de Wang Zhen y la confiscación de sus propiedades. El emperor Yingzong recuperó su reino después de su inesperada liberación tras ocho años de cautiverio y un baño de sangre fraticida que debilitó aun más el poderío de la dinastía Ming. Wang Zhen construyó el templo de Zhihua (Distrito de Dongcheng, Beijing) con el dinero conseguido extorsionando al pueblo.

Liu Jin (1451-1510), eunuco que vivió durante el reinado del emperor Zhengde, era conocido popularmente como la Edad de Nueve Mil (uno de los nombres honoríficos del emperador era Edad Diez Mil), implicando con ello que su posición sólo estaba por debajo de la del emperador. Liu no se limitó a dominar el poder administrativo y la aplicación de la ley en la corte imperial, sino que además mandó a sus agentes secretos, Dongchang, Xichang, y Neixingchang, que eliminasen sumariamente a todos los disidentes. Liu Jin incitó al emperador a entregarse a los placeres mundanos y a desentenderse de los asuntos del estado. Bajo su despótico gobierno, miles de militares y civiles fueron perseguidos hasta la muerte. Liu también saqueó tierras de cultivo de propiedad privada so pretexto de establecer feudos imperiales. La tiranía de este eunuco provocó un descontento y una indignación generalizados. Terminó siendo acusado de traición y ejecutado.

Wei Zhongxian (1568-1627) fue el personaje más infame de la dinastía Ming. En connivencia con el ama de cría del emperador Xizong, Wei dominó los asuntos del estado, eliminó a todos los que se le opusieron, formó su propia camarilla e infiltró a sus agentes en diversos departamentos de los gobiernos central y local. En su búsqueda de la aprobación divina, Wei emprendió un gigantesco proyecto nacional consistente en la erección de santuarios dedicados a sí mismo, algunos de los cuales custodiaban estatuas de Wei en oro. Sólo en Kaifeng, se derribaron 2.000 edificios civiles para lograr el espacio necesario. Todo aquel que se negaba a mostrar lo que se consideraba el debido respeto era ejecutado. Finalmente, sin embargo, Wei recibió su merecido castigo.

Poco después de que en 1627 ascendiese al trono, el joven y ambicioso emperador

Chongzhen ordenó ejecutar a Wei Zhongxian y terminó con sus partidarios. No obstante, ya era demasiado tarde para salvar a la moribunda dinastía Ming, derrocada una década más tarde por un levantamiento de campesinos encabezado por Li Zicheng.

Divinidades custodias en diversas posturas y atavíos

Los eunucos de la época construyeron tan elevado número de templos con un doble fin. Con ello, no sólo aplacaban a los dioses, sino que también intentaban granjearse el favor de los emperadores, la mayoría de los cuales profesaban el budismo o el taoísmo. La inmensa escala de la construcción de templos se convirtió en un azote para el pueblo. Según un estudio realizado por Shen Bang, magistrado del distrito de Wanping, en dos décadas, las tierras de cultivo se redujeron en más de 4.200 hectáreas, o una sexta parte, si bien no todas las tierras incautadas se utilizaron para construir templos. Según documentos históricos, “Todos los campos cercanos a las Colinas del Oeste que se hallaban en lugares con una geomancia beneficiosa fueron destinados a la construcción de templos, residencias de funcionarios, tumbas y haciendas privadas. En un radio de unos 160 kilómetros alrededor de la capital, cada palmo cuadrado estaba ocupado por templos, mausoleos y las haciendas de príncipes, princesas, familiares del emperador, funcionarios con méritos y patricios”.

El dinero recaudado para levantar templos y mantener al elevado número de monjes que vivían en ellos procedía del sudor y la sangre de las masas. Según Shen Bang, “los templos son magníficos y suntuosos, y hay en ellos altas pagodas, salas y columnas. Sólo la estatua de Buda del templo de Wanshou vale 1.000 taeles de oro. Los monjes y las monjas, con sus túnicas resplandecientes y costosas cuentas de rezos, ocupan una elevada posición y llevan una vida lujosa”.

El templo del Buda Gigante

Zhang Xiong, que fue quien tuvo la idea de construir el templo del Buda Gigante, era un eunuco de alto rango de la Directiva del Ceremonial, órgano importantísimo de la corte imperial Ming. Los eunucos de este departmento anotaban las instrucciones del emperador en tinta roja antes de transmitirlas a los ministerios pertinentes, donde se convertían en edictos imperiales. Durante el mandato del emperador Wuzong, a cuyo servicio se hallaba Zhang, la Directiva del Ceremonial se encargaba de los secretos de estado y los informes que los funcionarios presentaban al emperador. Su poder efectivo superaba al del primer ministro. 

Por lo tanto, no es de extrañar que Zhang Xiong tuviera autoridad suficiente como para erigir una estatua de Buda en cobre de 16 metros de altura en el interior de la Sala de la Gran Compasión, que es la única parte del templo del Buda Gigante que ha llegado hasta nuestro días. La sala, levantada sobre cimientos de piedra, está orientada al sur. Guarnecido con aleros de doble fila, tiene un techo a cuatro faldones, cuyas tejas acanaladas están adornadas con motivos zoomórficos. Decorado con pinturas deslumbrantes, su rosetón octogonal lleva incrustaciones que representan dragones enroscados y en el extremo de las vigas hay pintadas figuras de deidades. 

Tras ir envejenciendo a lo largo de siglos, el buda de cobre fue destruido por los agresores japoneses en los años 40. Posteriormente, los lugareños erigieron en su lugar tres estatuas pintadas: la de Sakyamuni, la del Bodhisattva de la Sabiduría y la del Bodhisattva de la Benevolencia Universal.

En un intento por proteger el valioso buda de cobre, Zhang Xiong colocó 28 esculturas de divinidades custodias a lo largo de los faldones de la sala. Estas esculturas sobrevivieron a la guerra de los años 40, ya que en lugar de estar hechas con el cobre tan codiciado por los invasores japoneses eran de arcilla.

No es fácil encontrar un templo que por sí solo atesore tanta esculturas de divinidades custodias de un nivel artístico y artesanal tan elevado. De más de tres metros de altura, estas esculturas muestran diversidad de aspectos, expresiones faciales y posturas. A pesar de su edad, el dios de la montaña de Taishan, con sus carrillos hundidos, pómulos prominentes y dientes de gamo, sigue inspirando terror. Armado de pies a cabeza, y con barba y cabello pelirrojos, el Devarajas Meridional aparece ladeado con una actidud de supremo desdén. En cambio, la deidad del Árbol Pippala, se muestra sonriente y amable. Los trajes que llevan son de diversos estilos y sus adornos dorados brillan hoy con el mismo esplendor de siempre.

En las paredes de detrás de estas esculturas hay una serie de pinturas chinas tradicionales que narra la historia de un hombre que alcanza la inmortalidad en recompensa a toda una vida de benevolencia. La brillantez de sus colores y el realismo de los retratos indican que este mural fue obra de maestros de la dinastía Ming.  ,

Como muestra de la arquitectura, la escultura y la pintura de la dinastía Ming, en la Sala de la Gran Benevolencia, bajo protección municipal desde 1957, Beijing tiene su cámara del tesoro de las artes budistas.

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