Grandes inversiones--Una buena solución
para los problemas de la agricultura
Por
WANG ZHIPENG
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Las
grandes inversiones promueven la industrialización de la
agricultura, como bien han demostrado la Corporación Vinícola
Gran Muralla y la Corporación Zhangyu. |
China es todavía un país eminentemente agrícola, como lo demuestra el hecho
de que dos tercios de su población vivan de la agricultura.
Desde el inicio de la reforma y la apertura hasta el año 2000,
el valor global de la producción agrícola ha ido creciendo rápidamente
y ha llegado a ser 3,3 veces superior al valor de la producción
de 1978, registrando el mayor crecimiento mundial. Sin embargo,
a mediados de los años 90 del siglo pasado, los ingresos de
los campesinos no sólo vieron frenada su tendencia al aumento,
sino que en ocasiones experimentaron descensos, circunstancia
que vino a agrandar aun más las diferencias entre el nivel de
vida del campo y el de la ciudad. Por motivos históricos, el
sector agrícola no se configuró de forma adecuada y se produjo
un desequilibrio entre el desarrollo urbano y el rural. Los
problemas de la agricultura se han convertido en foco de la
atención social. En el Informe sobre la Labor del Gobierno Central,
la solución de los problemas de la agricultura figuró como la
segunda tarea más urgente. No hay que olvidar, además, que la
incorporación de China a la OMC ejerce nuevas presiones sobre
la agricultura china, haciendo aun más necesaria la pronta solución
de dichos problemas y la elevación de los ingresos de los campesinos,
el sector más débil de la sociedad.
Entre las soluciones, destaca la utilización de grandes inversiones para
promover la industrialización de la agricultura.
El desarrollo de la agricultura depende de factores tan importantes como
son la tierra, la mano de obra y el capital. Lo que realmente
falta en China es capital, por lo que su captación resulta de
suma importancia. El sistema de responsabilidad por contrato
familiar, que comenzó a aplicarse en los inicios de la reforma
y la apertura, movilizó la iniciativa de los campesinos y favoreció
el posterior desarrollo de la agricultura china. Pero en los
últimos años, la dispersión de la producción ha provocado algunos
inconvenientes, el mayor de los cuales es que a los campesinos
les resulta muy difícil mantenerse al corriente de la situación
del mercado, por lo que a veces caen en una producción a ciegas.
Este es uno de los fenómenos que en la actualidad frenan el
aumento de los ingresos del campesinado.
La inversión de grandes sumas surtirá buenos efectos y permitirá, en primer
lugar, coordinar las tierras separadas y llevar a cabo una administración
unificada de la producción; y, en segundo lugar, introducir
la tecnología punta necesaria para explotar al máximo los recursos
agrícolas y establecer un gran mercado para afrontar los riesgos
con mayores garantías e incrementar la productividad. Además,
las grandes inversiones acelerarán el proceso de urbanización
de las zonas rurales. Las empresas contribuirán a la construcción
de infraestructuras locales mediante el mejoramiento de los
medios que garantizan la rentabilidad de las inversiones, es
decir, con la construcción de instalaciones de telecomunicaciones,
el tratamiento de las tierras cultivables y el perfeccionamiento
de otros servicios. La industria de procesamiento de productos
agrícolas absorbe la mano de obra sobrante y alivia la tensión
largamente existente en el campo generada por la poca tierra
disponible.
Por todo ello, la introducción de grandes inversiones puede contribuir
no sólo a solucionar de raíz el problema del paro y de los bajos
ingresos del campesinado, sino a optimizar la configuración
de la agricultura. De esta manera, las tres partes (los campesinos,
las empresas y el Gobierno) saldrán beneficiadas.
El papel de las grandes inversiones en el fomento de la industrialización
de la agricultura cuenta con precedentes. Uno de ellos es la
asociación entre el capital de la industria vinatera y los viticultores.
Mediante la roturación de tierras y montañas, la Corporación
Vinícola Gran Muralla logró reunir 150.000 mu
(15 mu equivalen a 1 hectárea) de viñedos,
lo que suscitó el rápido desarrollo de los dos distritos vecinos.
La cooperación no sólo suministra a la empresa materias primas,
sino que protege los intereses de los campesinos. La industrialización
ha contribuido a la prosperidad de los campesinos. El establecimiento
de este importante centro vinícola ha mejorado el medio ambiente
local y ha creado un nuevo atractivo turístico, lo que para
la población representa una fuente de ingresos adicional.
No obstante, no estamos del todo satisfechos con la marcha de las inversiones
destinadas a la industrialización de la agricultura. Los ejemplos
de este tipo de cooperación siguen siendo escasos y, además,
ésta suele ser de pequeña magnitud, fenómenos que se hacen más
evidentes en las regiones atrasadas del centro y el oeste del
país, que son precisamente las más necesitadas de inversiones.
Las singulares condiciones climáticas de estas regiones obstaculizan
el desarrollo de la agricultura en general, pero son favorables
a la explotación de ciertos cultivos, sobre todo en la fruticultura,
la silvicultura y las actividades agropecuarias, todas ellas
con un gran potencial de desarrollo. Si las empresas participan
en el desarrollo de cultivos especializados en las regiones
del centro y del oeste, éstas podrán salir de su atraso, los
ingresos de los campesinos aumentarán y la brecha que las separa
de las regiones orientales disminuirá.
En los últimos años, el Gobierno ha potenciado las ayudas a la agricultura.
Una de las medidas consistió en incrementar las inversiones
destinadas a la construcción de infraestructuras en las zonas
rurales para mejorar el medio ambiente y las condiciones de
vida de sus habitantes. Ello puso los cimientos para
las posteriores inversiones en agricultura. Al tiempo que estimula
la inversión de capitales privados en la agricultura, el Gobierno
chino elabora una serie de políticas preferenciales encaminadas
a atraer capitales foráneos, capitales que contribuirán a “la
transformación de la agricultura tradicional, el desarrollo
de la agricultura moderna y la promoción de la industrialización
de la agricultura”.
Tras la incorporación de China en la OMC, nuestra agricultura está más
abierta al mercado internacional, lo que sin duda atraerá nuevas
inversiones. Estamos plenamente convencidos de que la búsqueda
de ganancias y el apoyo del Gobierno conducirán gran cantidad
de capitales hacia la agricultura y que los problemas de ésta
se solucionarán satisfactoriamente, para bien tanto de las empresas
como de los campesinos.
WANG ZHIPENG es doctorando en economía del Colegio
de Economía y Administración de la Universidad Qinghua