La familia de Ga Se
Por ZHANG
XUEYING
 |
La familia de Ga Se |
GA SE, trabajador autónomo, vive detrás de la conocida Avenida Baguo (Lhasa,
Región Autónoma del Tíbet), en una calle aislada y tranquila.
Allí tiene también su puesto, no tan próspero como los de la
calle principal, ya que la mayoría de los clientes son del vecindario.
La avenida Baguo es el conjunto de calles que se entrecruzan tomando como centro
el Templo de Jokhang (ch. Dazhao ).
Su cercanía al templo la convierte en la avenida principal,
flanqueada de puestos en los que puede encontrarse toda clase
de souvenirs y detrás de los cuales se apiñan otras tiendas.
Estamos en la zona comercial más concurrida de Lhasa. El comercio
es la principal actividad económica de la gente de los alrededores.
Y lo que resulta más esperanzador, esta zona comercial está
expandiéndose y atrayendo a un número creciente de comerciantes
tanto locales como tibetanos residentes en el extranjero y chinos
han de Sichuan, Zhejiang e incluso Beijing.
Ge Sang, esposa de Ga Se, es quien suele estar al frente del puesto, que se
abre a las nueve de la mañana y se cierra a las seis de la tarde.
En él se venden unas cestas de bambú que no pueden encontrarse
en otros puestos. Se trata de cestas urdidas por artesanos sichuaneses
que Ga Se adorna con cosidos de cuero de vistosos colores. Sus
paisanos aprecian mucho este tipo de cestas, que utilizan para
guardar ciba y fruta. Ga Se se sienta a la
luz del sol y es feliz cosiendo sus adornos, en compañía de
su té de manteca y la charla amable de vecinos y viejos amigos.
Ga Se era miembro de un equipo distrital de prospección geológica, pero tuvo
que jubilarse por razones de salud cuando tenía solamente 40
años. Ge Sang, que como la mayoría de las tibetanas es diligente
y cariñosa, era maestra de la escuela normal del distrito, pero
también se jubiló anticipadamente para poder cuidar mejor a
su marido. Ge Sang habla muy bien puntonghua
(chino mandarín), puesto que en la Universidad del Tíbet recibió
una formación bilingüe. Con las clases nocturnas de chino que
daba a algunos niños, Ge Sang aumentaba su contribución al mantenimiento
de la familia.
 |
Ge Sang con la cesta adornada al estilo tibetano |
Al principio todo iba bien, pero cuando su única hija fue admitida por la Escuela
Secundaria de la ciudad de Nantong (provincia de Jiangsu), ambos
empezaron a preocuparse por el dinero. Sin embargo, estaban
contentísimos, ya que, según lo estipulado, a los estudiantes
tibetanos procedentes de zonas ganaderas que se desplazan a
escuelas secundarias de otros lugares de China, el Gobierno
les paga la totalidad de los gastos escolares, mientras que
a los estudiantes procedentes de la ciudad se limita a entregarles
una subvención. Por lo tanto, Ga Se y Ge Sang tienen que pagar
unos 700 yuanes al año.
Empujados por el florecimiento comercial de la avenida Baguo y animados por
el Gobierno, la pareja decidió vender la vivienda que les había
asignado su antigua entidad y juntar el dinero así obtenido
con sus ahorros para establecer un puesto. Todas las noches,
Ge Sang sigue enseñando chino a los niños del vecindario.
Su casa está en los dos primeros pisos de un edificio de cuatro plantas con
patio. El primer piso, de 17 metros cuadrados, cuenta con cocina,
comedor y un pequeño almacén. El Gobierno ha instalado energía
eléctrica, pero todavía es un poco oscuro. Las dos habitaciones
del segundo piso no son muy grandes, pero sí muy soleadas. Ge
Sang dijo que si tuviera más dinero su casa sería más grande.
Recientemente el Gobierno también les ha instalado un desagüe,
con lo cual el agua de lluvia procedente de la calle ya no se
acumula en su patio hasta llegar a la rodilla.
En el patio vimos a una muchacha de la provincia de Sichuan lavando ropa. Ge
Sang nos explicó que son muchos los sichuaneses que vienen a
hacer negocios y alquilan casas aquí. Si tuvieran más habitaciones,
añadió, su alquiler supondría una nueva fuente de ingresos.
Su única hija, que lleva ya dos años sin volver a casa porque el viaje resulta
bastante caro, todavía no ha visto esta casa. Cuando supieron
que le podríamos hacer llegar una foto, Ga Se y Ge Sang se apresuraron
a mudarse de ropa y a arreglar su habitación lo mejor posible.
Finalmente, se colocaron debajo de la foto que les había enviado
su hija y se tomaron una foto solemnemente.