JULIO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Cinco años extraordinarios

Por LU PING

Deng Xiaoping (segundo por la izquierda) se entrevistó con Fuk Ying Tung (segundo por la derecha), Lee Ka Shing (primero por la derecha) y otras personalidades de Hong Kong. El primero por la izquierda es Lu Ping, autor del presente artículo

¡La RAEHK (Región Administrativa Especial de Hong Kong) ya ha cumplido cinco años! Estos cinco años no han sido como otros, puesto que en su transcurso no sólo se ha aplicado el principio de “un país, dos sistemas”, formulado por Deng Xiaoping, sino que se ha puesto plenamente en práctica el de “los hongkongneses gobiernan Hong Kong con un alto grado de autonomía”. La Ley Fundamental de la RAEHK estipula lo siguiente: Hong Kong cuenta con poderes administrativos y legislativos propios, facultades judiciales y tribunales de última instancia independientes, así como con autonomía financiera; Hong Kong mantiene su viejo sistema capitalista y su estilo de vida; los derechos, las libertades y la propiedad privada de los hongkongneses están protegidos por las leyes. Estas y otras estipulaciones se han cumplido al pie de la letra, con lo que se ha demostrado que el principio de “un país, dos sistemas”, no sólo no ha sido pura ilusión, sino que es perfectamente aplicable en Hong Kong, Macao e incluso Taiwan.

Recuerdo que en una reunión anterior a 1997, un amigo mío de Hong Kong dijo: “Cuando la mañana del primero de julio de 1997 despierten de su sueño, los habitantes de Hong Kong descubrirán que todo sigue igual. En la avenida de Shanghuan seguirá habiendo mucho tráfico; la gente por las calles se apresurará camino de su trabajo, como siempre, y los funcionarios seguirán atareados en las mismas mesas; como es habitual, en los paneles electrónicos de la bolsa las cifras seguirán cambiando sin parar; como hasta ahora, los miércoles por la noche y los sábados por la tarde los hipódromos estarán llenos; y en la calle de bares de Languifang se verán por todas partes turistas de cabello rubio y ojos azules”. Aunque estas palabras fueron recibidas con afectuosos aplausos, más tarde no pocas personas me comentaron en privado que nada más se las creían a medias. A pesar de que en dicha Ley Fundamental el Gobierno Central había determinado de forma concluyente las políticas que debían aplicarse en Hong Kong tras su retorno, pocos creían que éstas pudiesen realmente ponerse en práctica: unos pensaban que la política de “un país, dos sistemas” era sólo una medida provisional y que la Ley Fundamental iba a quedarse en mera letra muerta; otros opinaban que la política en cuestión era inviable, simplemente porque nunca antes en la historia habían coexistido dos sistemas sociales diferentes en un mismo país. En 1995, una revista de fama internacional publicó un editorial titulado  Hong Kong se muere , donde se afirmaba con la mayor arbitrariedad que el 1 de julio de 1997 comenzaría la agonía de Hong Kong. En aquellos años, la falta de confianza en el futuro de este territorio provocó un gran aumento de la emigración de los hongkongneses, muchos de los cuales se trasladaron con toda su familia para “comprar un porvenir seguro”. Este fenómenos nos obligó a trabajar con el mayor tesón. Aprovechamos todas las posibilidades y todos los medios para divulgar las políticas gubernamentales y darlas a conocer no sólo a los hongkongneses, sino también a los países americanos, europeos y del resto de Asia. En cierta ocasión que fuimos a Washington para explicar dichas políticas a los diputados estadounidenses, algunos de ellos nos dijeron que creían que la Ley Fundamental era sólo un artículo incluido para la galería que jamás entraría realmente en vigor. Les contestamos que la elaboración de la misma nos exigió cuatro años y ocho meses de intensa investigación y numerosos trabajos detallados, lo cual nos permitió reunir opiniones representativas de todos los círculos de Hong Kong. No se sabe cuántas veces modificamos el texto ni cuánto dinero y energía invertimos en esa labor. No es exagerado decir que cada letra de la Ley Fundamental vale mil lingotes de oro. ¿Hacíamos todo eso simplemente para guardar las formas? Nos dimos cuenta incluso de que algunos diputados encargados de los asuntos asiáticos desconocían por completo la Ley Fundamental. Cuando les explicamos que, según lo estipulado, la independencia financiera de la RAEHK exime a su gobierno del pago de impuestos al Gobierno Central y éste no tiene facultades para establecerlos en dicha región, los diputados estadounidenses sintieron curiosidad y no pudieron evitar preguntar suspirando: “¿Es eso cierto?”

Tung Chee Hwa (izquierda) y Lu Ping

Nosotros siempre hemos tenido plena confianza en el futuro de Hong Kong, porque la concepción de “un país, dos sistemas” no nació de la nada,  sino que fue fruto de numerosos estudios e investigaciones. Deng Xiaoping recibió muchas visitas de grupos de personalidades representativas de los diversos círculos de Hong Kong, a las que pedía consejo en persona. Deng sabía muy bien que el principio de “un país, dos sistemas” era una concepción sin antecedentes históricos, circunstancia que justificaba la desconfianza de los hongkongneses, e insistió en que el futuro demostraría su aplicabilidad y en que el problema de la falta de confianza se resolvería con el tiempo.

La tercera generación de los dirigentes del Gobierno Central, encabezada por Jiang Zemin, ha subrayado siempre que después de 1997 la política de “un país, dos sistemas” debe seguirse al ciento por ciento. La Ley Fundamental de la RAEHK es una ley de rango nacional aprobada por la Asamblea Nacional Popular de China. Exige la observación de Hong Kong, pero también de todos las demás divisiones administrativas del país cuando tratan asuntos relacionados con Hong Kong. Debemos confiar en la capacidad de los hongkongneses para administrarse adecuadamente y el Gobierno Central no debe intervenir en los asuntos que son competencia de la RAEHK.

Lo sucedido en estos últimos cinco años ha demostrado que el principio de “un país, dos sistemas”, no es una quimera sino una realidad científica. Ahora en Hong Kong, ya no se expresan dudas sobre la Ley Fundamental ni críticas contra el principio de “un país, dos sistemas”. Muchos de quienes, preocupados por el mantenimiento de la libertad, emigraron al extranjero antes de 1997, hace ya tiempo que comenzaron a regresar. En realidad, entrar y salir de Hong Kong resulta ahora más fácil que antes. La praxis es la única verificación de la verdad teórica. Como predijo Deng Xiaoping, transcurridos estos cinco años, el problema de la desconfianza de los hongkongneses se ha desvanecido.

Pero el camino recorrido por la RAEHK a lo largo de este último lustro no ha sido ni llano ni fácil. En efecto, poco después de su establecimiento, la RAEHK se vio sorprendida por la tempestad financiera de Asia. Muchos sectores, en especial, el inmobiliario y el bursátil, sufrieron duros golpes. Pero gracias a los esfuerzos de su gobierno y de sus habitantes, la flamante región acabó capeando el temporal y su economía fue recuperándose poco a poco. Esta crisis financiera puso en evidencia las desastrosas consecuencias de la “burbuja” que había ido formándose en la economía de Hong Kong durante el dominio británico. Como quedó dicho más arriba, por aquel entonces estábamos analizando de forma meticulosa todos los problemas que podrían surgir tras la fundación de la RAEHK. Lo que más nos preocupaba no era lo político, sino lo económico. La metrópoli siempre había considerado Hong Kong un dominio “a plazo fijo”, por lo que había que obtener éxitos rápidos y beneficios inmediatos y no se consideraba necesario elaborar un plan de desarrollo económico a largo plazo. Lo que se hacía era seguir la política de los “tres máximos” (precio del suelo, salario y bienestar), a la cual siempre nos opusimos. El objetivo era concentrar el capital en los sectores bursátil e inmobiliario. Era precisamente de este último, de donde, por aquel entonces, provenía un elevado porcentaje de los ingresos financieros que el gobierno británico recaudaba en Hong Kong. Los créditos bancarios y más del 60 por ciento de las acciones emitidas se concentraban en el sector inmobiliario, lo que provocaba una deformación en el desarrollo del mismo. En realidad, Hong Kong reunía las condiciones para desarrollar técnicas y tecnologías avanzadas; pero debido a la cortedad de miras del gobierno británico, el desarrollo tecnológico de este territorio se encuentra a la zaga del de otros países y regiones asiáticos. Se trata de un ejemplo típico de economía de “burbuja”. Aunque la tempestad financiera de Asia no se hubiese producido, tarde o temprano la “burbuja” habría estallado. Al asumir el cargo de jefe ejecutivo de la RAEHK, Tung Chee Hwa, que había previsto este fenómeno con mucha antelación, empezó a poner en práctica una serie de medidas destinadas a mitigar los ataques a los que quedaría expuesta su economía una vez estallase la “burbuja”. Desafortunadamente, la tempestad financiera de Asia precipitó el estallido, y la economía de la RAEHK se encontró de pronto sin uno de sus pilares, el sector inmobiliario, pérdida cuyas negativas repercusiones se extendieron rápidamente a otros sectores, entre ellos el financiero y el de servicios. En la actualidad, el gobierno de la RAEHK anima a todos sus habitantes a consagrarse a la transformación económica. Seguro que los hongkongneses, con la dirección de su propio gobierno, sabrán aprovechar al máximo su sabiduría y laboriosidad, y construir apropiadamente su tierra natal.

Durante estos cinco años he mantenido contactos con muchos amigos hongkoneses. En nuestras conversaciones siempre terminamos hablando de la salida económica de la RAEHK. Todos creemos que su salida está en la forma de aprovechar las ventajas de esta región, la mayor de las cuales es su situación geográfica: de espaldas al continente y cara al sudeste de Asia y el resto del mundo. Esta ventaja no la tienen los otros tres “pequeños dragones de Asia”, ni tampoco Shanghai, Shenzhen y otras ciudades del interior del país.

Hay que reconocer que si la RAEHK se convirtió en un centro internacional de las finanzas, el comercio y el transporte aéreo, fue justamente por el lugar privilegiado que la naturaleza ha dado a esta región. Muchas corporaciones transnacionales establecen sucursales en ella, no porque cobren cariño al pequeño mercado local, sino porque confían en que desde allí podrán entrar en el continente con mayor facilidad. Entre la RAEHK y el resto de China existen numerosas similitudes culturales, lingüísticas y antropológicas, miles de vínculos humanos y comunicaciones excelentes.

Todas estas condiciones, imprescindibles para hacer negocios con China, son las que no reúnen estas corporaciones transnacionales. Por otro lado, como la RAEHK es superior en capital, información, administración, contactos con el exterior e introducción de tecnologías avanzadas, el resto del país tiene en esta región el trampolín que necesita para lanzarse al mercado internacional. En este sentido, la RAEHK tiende un puente para los negocios entre China y otros países.

Los vigorosos estudiantes universitarios llevan sobre sus hombros el futuro de Hong Kong

Algunos temen que ese papel de intermediario vaya perdiendo protagonismo a raíz de la incorporación de nuestro país a la OMC (Organización Mundial del Comercio). No comparto tal temor, ya que el ingreso de China en esta organización contribuirá a abrir el mercado chino y a desarrollar el comercio exterior más ampliamente; por otra parte, las ventajas con que cuenta la RAEHK siguen estando ahí y no cabe duda de que su importancia para el incremento del comercio exterior será cada vez mayor. La razón es muy simple: si bien el ingreso de China en la OMC facilita el establecimiento directo de negocios entre las corporaciones extranjeras y nuestro país, las diferencias lingüísticas, culturales y sociales siguen existiendo. La RAEHK, en cambio, cuenta con un sistema judicial más completo y conoce muy bien tanto la cultura china como la cultura empresarial y los métodos de administración occidentales. En vista de todo ello, creo que durante un largo tiempo por venir el comercio indirecto que pasa por Hong Kong no va a disminuir, puesto que tendrá un nuevo espacio para su expansión.

Tomemos como ejemplo el desarrollo de la tecnología punta. China cuenta con un elevado número de técnicos especializados y ha conseguido importantes resultados científicos, pero no sabe convertirlos en productos. Ese es precisamente uno de los puntos fuertes de RAEHK, al que debe añadírsele una serie de condiciones favorables a la fusión de capitales, el flujo de la información y las actividades mercantiles. Si las dos partes avanzan cooperando y ayudándose a subsanar sus respectivas deficiencias, se estará dando un gran impulso al avance tecnológico de la RAEHK y a la transformación de su estructura económica

En otro tiempo, el gobierno británico establecido en Hong Kong impuso no pocos obstáculos a las relaciones entre Hong Kong y el resto de China. Tales obstáculos deben desaparecer por completo incluso de la mente, desaparición que exige tiempo y una aplicación más profunda del principio de “un país, dos sistemas”. “Permanecer con el continente a las espaldas” no significa trasladar a la RAEHK las políticas que se han aplicado en el resto del país, ni tampoco, como algunos creen, la “globalización económica”, sino que la RAEHK saque partido de su superioridad geográfica para aprovechar, junto con el continente, la oportunidad histórica brindada por el ingreso de China en la OMC.

Estoy seguro de que esta perla oriental será cada día más brillante y de que su éxito ejemplar contribuirá a la resolución satisfactoria del problema de Taiwan y la unificación de la patria.

 

LU PING, exjefe de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao y antiguo redactor subjefe de  China Reconstruye  (actual  China hoy)

 Las fotos no firmadas son cortesía de Lu Ping

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