Cinco años extraordinarios
Por
LU PING
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Deng
Xiaoping (segundo por la izquierda) se entrevistó
con Fuk Ying Tung (segundo por la derecha), Lee Ka
Shing (primero por la derecha) y otras personalidades
de Hong Kong. El primero por la izquierda es Lu Ping, autor
del presente artículo |
¡La
RAEHK (Región Administrativa Especial de Hong Kong) ya ha cumplido
cinco años! Estos cinco años no han sido como otros, puesto
que en su transcurso no sólo se ha aplicado el principio de
“un país, dos sistemas”, formulado por Deng Xiaoping, sino que
se ha puesto plenamente en práctica el de “los hongkongneses
gobiernan Hong Kong con un alto grado de autonomía”. La Ley
Fundamental de la RAEHK estipula lo siguiente: Hong Kong cuenta
con poderes administrativos y legislativos propios, facultades
judiciales y tribunales de última instancia independientes,
así como con autonomía financiera; Hong Kong mantiene su viejo
sistema capitalista y su estilo de vida; los derechos, las libertades
y la propiedad privada de los hongkongneses están protegidos
por las leyes. Estas y otras estipulaciones se han cumplido
al pie de la letra, con lo que se ha demostrado que el principio
de “un país, dos sistemas”, no sólo no ha sido pura ilusión,
sino que es perfectamente aplicable en Hong Kong, Macao e incluso
Taiwan.
Recuerdo que en una reunión
anterior a 1997, un amigo mío de Hong Kong dijo: “Cuando la
mañana del primero de julio de 1997 despierten de su sueño,
los habitantes de Hong Kong descubrirán que todo sigue igual.
En la avenida de Shanghuan seguirá habiendo mucho tráfico; la
gente por las calles se apresurará camino de su trabajo, como
siempre, y los funcionarios seguirán atareados en las mismas
mesas; como es habitual, en los paneles electrónicos de la bolsa
las cifras seguirán cambiando sin parar; como hasta ahora, los
miércoles por la noche y los sábados por la tarde los hipódromos
estarán llenos; y en la calle de bares de Languifang
se verán por todas partes turistas de cabello rubio y
ojos azules”. Aunque estas palabras fueron recibidas con afectuosos
aplausos, más tarde no pocas personas me comentaron en privado
que nada más se las creían a medias. A pesar de que en dicha
Ley Fundamental el Gobierno Central había determinado de forma
concluyente las políticas que debían aplicarse en Hong Kong
tras su retorno, pocos creían que éstas pudiesen realmente ponerse
en práctica: unos pensaban que la política de “un país, dos
sistemas” era sólo una medida provisional y que la Ley Fundamental
iba a quedarse en mera letra muerta; otros opinaban que la política
en cuestión era inviable, simplemente porque nunca antes en
la historia habían coexistido dos sistemas sociales diferentes
en un mismo país. En 1995, una revista de fama internacional
publicó un editorial titulado Hong Kong se muere ,
donde se afirmaba con la mayor arbitrariedad que el 1 de julio
de 1997 comenzaría la agonía de Hong Kong. En aquellos años,
la falta de confianza en el futuro de este territorio provocó
un gran aumento de la emigración de los hongkongneses, muchos
de los cuales se trasladaron con toda su familia para “comprar
un porvenir seguro”. Este fenómenos nos obligó a trabajar con
el mayor tesón. Aprovechamos todas las posibilidades y todos
los medios para divulgar las políticas gubernamentales y darlas
a conocer no sólo a los hongkongneses, sino también a los países
americanos, europeos y del resto de Asia. En cierta ocasión
que fuimos a Washington para explicar dichas políticas a los
diputados estadounidenses, algunos de ellos nos dijeron que
creían que la Ley Fundamental era sólo un artículo incluido
para la galería que jamás entraría realmente en vigor. Les contestamos
que la elaboración de la misma nos exigió cuatro años y ocho
meses de intensa investigación y numerosos trabajos detallados,
lo cual nos permitió reunir opiniones representativas de todos
los círculos de Hong Kong. No se sabe cuántas veces modificamos
el texto ni cuánto dinero y energía invertimos en esa labor.
No es exagerado decir que cada letra de la Ley Fundamental vale
mil lingotes de oro. ¿Hacíamos todo eso simplemente para guardar
las formas? Nos dimos cuenta incluso de que algunos diputados
encargados de los asuntos asiáticos desconocían por completo
la Ley Fundamental. Cuando les explicamos que, según lo estipulado,
la independencia financiera de la RAEHK exime a su gobierno
del pago de impuestos al Gobierno Central y éste no tiene facultades
para establecerlos en dicha región, los diputados estadounidenses
sintieron curiosidad y no pudieron evitar preguntar suspirando:
“¿Es eso cierto?”
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Tung
Chee Hwa (izquierda) y Lu Ping |
Nosotros siempre hemos tenido plena confianza
en el futuro de Hong Kong, porque la concepción de “un país,
dos sistemas” no nació de la nada, sino que fue fruto de numerosos
estudios e investigaciones. Deng Xiaoping recibió muchas visitas
de grupos de personalidades representativas de los diversos
círculos de Hong Kong, a las que pedía consejo en persona. Deng
sabía muy bien que el principio de “un país, dos sistemas” era
una concepción sin antecedentes históricos, circunstancia que
justificaba la desconfianza de los hongkongneses, e insistió
en que el futuro demostraría su aplicabilidad y en que el problema
de la falta de confianza se resolvería con el tiempo.
La tercera generación de los
dirigentes del Gobierno Central, encabezada por Jiang Zemin,
ha subrayado siempre que después de 1997 la política de “un
país, dos sistemas” debe seguirse al ciento por ciento. La Ley
Fundamental de la RAEHK es una ley de rango nacional aprobada
por la Asamblea Nacional Popular de China. Exige la observación
de Hong Kong, pero también de todos las demás divisiones administrativas
del país cuando tratan asuntos relacionados con Hong Kong. Debemos
confiar en la capacidad de los hongkongneses para administrarse
adecuadamente y el Gobierno Central no debe intervenir en los
asuntos que son competencia de la RAEHK.
Lo sucedido en estos últimos
cinco años ha demostrado que el principio de “un país, dos sistemas”,
no es una quimera sino una realidad científica. Ahora en Hong
Kong, ya no se expresan dudas sobre la Ley Fundamental ni críticas
contra el principio de “un país, dos sistemas”. Muchos de quienes,
preocupados por el mantenimiento de la libertad, emigraron al
extranjero antes de 1997, hace ya tiempo que comenzaron a regresar.
En realidad, entrar y salir de Hong Kong resulta ahora más fácil
que antes. La praxis es la única verificación de la verdad teórica.
Como predijo Deng Xiaoping, transcurridos estos cinco años,
el problema de la desconfianza de los hongkongneses se ha desvanecido.
Pero el camino recorrido por
la RAEHK a lo largo de este último lustro no ha sido ni llano
ni fácil. En efecto, poco después de su establecimiento, la
RAEHK se vio sorprendida por la tempestad financiera de Asia.
Muchos sectores, en especial, el inmobiliario y el bursátil,
sufrieron duros golpes. Pero gracias a los esfuerzos de su gobierno
y de sus habitantes, la flamante región acabó capeando el temporal
y su economía fue recuperándose poco a poco. Esta crisis financiera
puso en evidencia las desastrosas consecuencias de la “burbuja”
que había ido formándose en la economía de Hong Kong durante
el dominio británico. Como quedó dicho más arriba, por aquel
entonces estábamos analizando de forma meticulosa todos los
problemas que podrían surgir tras la fundación de la RAEHK.
Lo que más nos preocupaba no era lo político, sino lo económico.
La metrópoli siempre había considerado Hong Kong un dominio
“a plazo fijo”, por lo que había que obtener éxitos rápidos
y beneficios inmediatos y no se consideraba necesario elaborar
un plan de desarrollo económico a largo plazo. Lo que se hacía
era seguir la política de los “tres máximos” (precio del suelo,
salario y bienestar), a la cual siempre nos opusimos. El objetivo
era concentrar el capital en los sectores bursátil e inmobiliario.
Era precisamente de este último, de donde, por aquel entonces,
provenía un elevado porcentaje de los ingresos financieros que
el gobierno británico recaudaba en Hong Kong. Los créditos bancarios
y más del 60 por ciento de las acciones emitidas se concentraban
en el sector inmobiliario, lo que provocaba una deformación
en el desarrollo del mismo. En realidad, Hong Kong reunía las
condiciones para desarrollar técnicas y tecnologías avanzadas;
pero debido a la cortedad de miras del gobierno británico, el
desarrollo tecnológico de este territorio se encuentra a la
zaga del de otros países y regiones asiáticos. Se trata de un
ejemplo típico de economía de “burbuja”. Aunque la tempestad
financiera de Asia no se hubiese producido, tarde o temprano
la “burbuja” habría estallado. Al asumir el cargo de jefe ejecutivo
de la RAEHK, Tung Chee Hwa, que había previsto este fenómeno
con mucha antelación, empezó a poner en práctica una serie de
medidas destinadas a mitigar los ataques a los que quedaría
expuesta su economía una vez estallase la “burbuja”. Desafortunadamente,
la tempestad financiera de Asia precipitó el estallido, y la
economía de la RAEHK se encontró de pronto sin uno de sus pilares,
el sector inmobiliario, pérdida cuyas negativas repercusiones
se extendieron rápidamente a otros sectores, entre ellos el
financiero y el de servicios. En la actualidad, el gobierno
de la RAEHK anima a todos sus habitantes a consagrarse a la
transformación económica. Seguro que los hongkongneses, con
la dirección de su propio gobierno, sabrán aprovechar al máximo
su sabiduría y laboriosidad, y construir apropiadamente su tierra
natal.
Durante estos cinco años he
mantenido contactos con muchos amigos hongkoneses. En nuestras
conversaciones siempre terminamos hablando de la salida económica
de la RAEHK. Todos creemos que su salida está en la forma de
aprovechar las ventajas de esta región, la mayor de las cuales
es su situación geográfica: de espaldas al continente y cara
al sudeste de Asia y el resto del mundo. Esta ventaja no la
tienen los otros tres “pequeños dragones de Asia”, ni tampoco
Shanghai, Shenzhen y otras ciudades del interior del país.
Hay que reconocer que si la
RAEHK se convirtió en un centro internacional de las finanzas,
el comercio y el transporte aéreo, fue justamente por el lugar
privilegiado que la naturaleza ha dado a esta región. Muchas
corporaciones transnacionales establecen sucursales en ella,
no porque cobren cariño al pequeño mercado local, sino porque
confían en que desde allí podrán entrar en el continente con
mayor facilidad. Entre la RAEHK y el resto de China existen
numerosas similitudes culturales, lingüísticas y antropológicas,
miles de vínculos humanos y comunicaciones excelentes.
Todas estas condiciones, imprescindibles
para hacer negocios con China, son las que no reúnen estas corporaciones
transnacionales. Por otro lado,
como la RAEHK es superior en capital, información, administración,
contactos con el exterior e introducción de tecnologías avanzadas,
el resto del país tiene en esta región el trampolín que necesita
para lanzarse al mercado internacional. En este sentido, la
RAEHK tiende un puente para los negocios entre China y otros
países.
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Los
vigorosos estudiantes universitarios llevan sobre sus hombros
el futuro de Hong Kong |
Algunos temen que ese papel
de intermediario vaya perdiendo protagonismo a raíz de la incorporación
de nuestro país a la OMC (Organización Mundial del Comercio).
No comparto tal temor, ya que el ingreso de China en esta organización
contribuirá a abrir el mercado chino y a desarrollar el comercio
exterior más ampliamente; por otra parte, las ventajas con que
cuenta la RAEHK siguen estando ahí y no cabe duda de que su
importancia para el incremento del comercio exterior será cada
vez mayor. La razón es muy simple: si bien el ingreso de China
en la OMC facilita el establecimiento directo de negocios entre
las corporaciones extranjeras y nuestro país, las diferencias
lingüísticas, culturales y sociales siguen existiendo. La RAEHK,
en cambio, cuenta con un sistema judicial más completo y conoce
muy bien tanto la cultura china como la cultura empresarial
y los métodos de administración occidentales. En vista de todo
ello, creo que durante un largo tiempo por venir el comercio
indirecto que pasa por Hong Kong no va a disminuir, puesto que
tendrá un nuevo espacio para su expansión.
Tomemos como ejemplo el desarrollo
de la tecnología punta. China cuenta con un elevado número de
técnicos especializados y ha conseguido importantes resultados
científicos, pero no sabe convertirlos en productos. Ese es
precisamente uno de los puntos fuertes de RAEHK, al que debe
añadírsele una serie de condiciones favorables a la fusión de
capitales, el flujo de la información y las actividades mercantiles.
Si las dos partes avanzan cooperando y ayudándose a subsanar
sus respectivas deficiencias, se estará dando un gran impulso
al avance tecnológico de la RAEHK y a la transformación de su
estructura económica
En otro tiempo, el gobierno
británico establecido en Hong Kong impuso no pocos obstáculos
a las relaciones entre Hong Kong y el resto de China. Tales
obstáculos deben desaparecer por completo incluso de la mente,
desaparición que exige tiempo y una aplicación más profunda
del principio de “un país, dos sistemas”. “Permanecer con el
continente a las espaldas” no significa trasladar a la RAEHK
las políticas que se han aplicado en el resto del país, ni tampoco,
como algunos creen, la “globalización económica”, sino que la
RAEHK saque partido de su superioridad geográfica para aprovechar,
junto con el continente, la oportunidad histórica brindada por
el ingreso de China en la OMC.
Estoy seguro de que esta perla
oriental será cada día más brillante y de que su éxito ejemplar
contribuirá a la resolución satisfactoria del problema de Taiwan
y la unificación de la patria.
LU PING, exjefe
de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao y antiguo redactor
subjefe de China Reconstruye (actual China
hoy)
Las
fotos no firmadas son cortesía de Lu Ping