La
quinta generación de cineastas entra en el mercado
Por TANG YUANKAI
EL reencuentro de antiguos
alumnos celebrado por la clase de 1978 del Instituto Cinematográfico
de Beijing ha sido probablemente la reunión de su género que
ha despertado mayor interés y ha tenido un carácter más palpablemente
comercial.
 |
Foto
de graduación en 1982 de la Facultad de Directores
del Instituto Cinematográfico de Beijing
|
En dicha reunión, celebrada
en febrero de este año durante la Fiesta de la Primavera, participaron
cineastas de la quinta generación, entre ellos Chen Kaige, Zhang
Yimou y Tian Zhuangzhuang, que en 1982 se graduaron en el mencionado
instituto. Los periodistas siguieron de cerca a estos conocidos
personajes y la cadena de televisión que había obtenido los
derechos de informar en exclusiva sobre este acto hizo todo
lo posible por impedir que otras cadenas invadieran su “territorio”,
para “proteger los intereses de nuestros patrocinadores”.
La primera vez que la quinta
generación de cineastas atrajo la atención del público, parecía
que éstos se esforzaban por demostrar su desprecio hacia el
mercado. Ahora, sin embargo, las principales figuras de esta
generación representan una de las fuerzas predominantes en el
fomento de la adopción general de las leyes del mercado.
Ello no deja de ser irónico
si recordamos que, a mediados de los 80, la quinta generación
de cineastas se preocupaba poco por el “mercado” o quizás no
tenía idea de lo que era. En aquella época, sus obras atraían
sólo a un público reducido y el interés de estos cineastas se
concentraba en el valor artístico y la expresión humanística
de sus películas. La mayoría de ellos rechazaban el estilo melodramático
contemporáneo y, en cambio, recalcaban los aspectos esenciales
de la luz y del color, así como el encanto de las imágenes.
El énfasis en el diálogo y la trama fue sustituido por la habilidad
cinematográfica; y, decididos a lograr efectos basados en el
realismo, ellos y sus equipos “volvieron a la naturaleza”, donde
los paisajes reales reemplazaron los decorados.
 |
El
director Chen Kaige |
Cuando Chen Kaige, Zhang Yimou
y sus compañeros estudiaban en el Instituto Cinematográfico
de Beijing, la “revolución cultural” (1966-76) acababa de terminar
y empezaba a iniciarse la emancipación espiritual. El comienzo
de la reforma y la apertura no sólo fue para ellos una fuente
de inspiración, sino que les ofreció oportunidades de demostrar
su talento. Con sus cámaras crearon un tipo de esplendor nunca
visto que eclipsó a las anteriores generaciones de cineastas.
Siendo estudiantes, no siguieron el plan de estudios recomendado,
sino que escudriñaron, criticaron y poco a poco fueron encontrando
su estilo cinematográfico preferido. Tras su graduación, aprovecharon
todas las oportunidades que se les presentaron para crear nuevos
conceptos, revolucionando con ello en su conjunto las técnicas
de dirección cinematográfica. Las películas que hicieron siguen
gozando de gran prestigio en todo el mundo.
Las películas de la quinta
generación son, de hecho, productos directos de una tragedia
histórica: la “revolución cultural” y el “movimiento de la juventud
instruida”.
Este fenómeno
dejó huella en su joven conciencia, puesto que fue durante su
adolescencia, cuando una mañana de verano una multitud de Guardias
Rojos ocupó las hasta entonces tranquilas calles y todo lo que
hasta entonces había sido aceptado como normal cambió, y de
la noche a la mañana los amables y respetados vecinos fueron
etiquetados de “enemigos de clase”.
Las experiencias
que vivieron durante la “revolución cultural”, el sufrimiento
de sus familias y las adversidades a las que tuvieron que enfrentarse
durante su juventud no sólo cambiaron sus vidas, sino que predeterminaron
sus destinos. Tras una brusca partida de la escuela secundaria,
se convirtieron en campesinos o trabajadores rurales de brigadas
de construcción, y la vida que llevaban se transformó posteriormente
en una fuente de inspiración, tal como se refleja en las películas
que hicieron durante los 10 o 15 años siguientes a su graduación
en el Instituto Cinematográfico de Beijing. Las películas de
la quinta generación constituyen un monólogo serio y afligido
de los años 80. En su momento, éstas supusieron una voz completamente
diferente dentro del mundo cinematográfico chino, voz que marcó
una clara línea divisoria entre los cineastas de distintas generaciones,
con respecto tanto a la ideología política y la conciencia cultural,
como a la manera de pensar, la estética y los valores. Los directores
de la quinta generación perseveraron en su exploración artística
y mantuvieron las características de su estilo.
Luego,
en un abrir y cerrar de ojos, o en lo que pareció serlo, maduraron
y entraron en su apogeo. Sus conceptos innovadores y su espíritu
de exploración contribuyeron activamente a las tendencias estéticas
internacionales y no tardaron en ganarse el aplauso de todo
el mundo. La obtención de prestigiosos galardones, como la Palma
de Oro de Cannes, el León de Oro de Venencia y el Oso de Oro
de Berlín, confirmaron y premiaron los éxitos de esta generación
de cineastas.
 |
Escena
de Primavera en la pequeña ciudad, producida
por Tian Zhuangzhuang |
Si bien las “películas de escritores”
de los directores de la quinta generación tienen importancia
estética y un potencial valor mercantil, durante cierto tiempo
fueron rechazadas por “academicistas”. Basando sus críticas
en algunas de las primeras películas de la quinta generación,
donde se hacía hincapié en el simbolismo en detrimento de una
intriga discernible, hubo incluso quienes acusaron a estos directores
de carecer por completo de técnica narrativa y de no haber estudiado
jamás películas clásicas, hechas en Hollywood o donde fuera.
Zhou Chuanji y Ni Zhen, profesores
de la quinta generación de cineastas, no están de acuerdo con
este punto de vista. En opinión del profesor Zhou, sus antiguos
alumnos son maestros del lenguaje audiovisual y han explorado
seria y eficazmente el tiempo y el espacio cinematográficos,
tanto es así que su capacidad narrativa está fuera de toda duda.
El profesor Ni señala que durante
los cuatro años que estudiaron en el Instituto Cinematográfico
de Beijing, los alumnos de esta generación tuvieron un acceso
casi ilimitado a las técnicas narrativas empleadas en las películas
tradicionales y clásicas.
Sus asignaturas obligatorias
incluían clásicos chinos, de Hollywood y de la antigua Unión
Soviética, y ejercieron una influencia fundamental en sus obras
posteriores.
Según el plan de estudios del
Instituto Cinematográfico de Beijing, los alumnos debían ver
cuatro películas a la semana, por lo que al finalizar sus cuatro
años de estudios habrían visto como mínimo 1.000 películas,
algunas de carácter más bien comercial. Al principio se sintieron
cautivados por las técnicas de la trama y la narración, “pero
después del segundo curso, nuestro interés se desvaneció”, ha
confesado más de un director de la quinta generación.
En su primera época, estos
desafiantes cineastas de la quinta generación, quienes veían
en el cine un vehículo para lograr sus ideales y, por lo tanto,
una parte integrante de sus vidas, fueron deliberadamente no
convencionales sólo para ser diferentes. El estilo narrativo
de esas películas era el propio del director y difería de las
normas aceptadas, pese a lo cual seguía exisitendo.
A juicio de Ni Zhen, aunque
los cineastas de la quinta generación han seguido dirigiendo
películas y han desarrollado sus estilos distintivos, como movimiento
artístico de unas circunstancias y un tiempo determinados, la
época de las películas de dicha generación terminó en 1999.
Entre dichas películas figuran Uno y ocho (director Zhang
Junzhao, cámara Zhang Yimou), Tierra amarilla (director
Chen Kaige, cámara Zhang Yimou), El rey de los niños
(director Chen Kaige, cámara Gu Changwei), Sorgo rojo
(director Zhang Yimou, cámara Gu Changwei), Cazadero
(director Tian Zhuangzhuang), Ladrón de caballos (director
Tian Zhuangzhuang), Llamada al atardecer (director Wu
Ziniu) y Cantando al andar (director Chen Kaige). Cantando
al andar fue la última película de este tipo, mientras que
Judou y El farol rojo, ambas de Zhang Yimou, señalaron
el principio de la combinación cinematográfica de la industria
y el arte. Las nuevas películas de Zhang son muy diferentes
de las anteriores producciones de la quinta generación.
Al mismo tiempo que las películas
de la quinta generación eran más y más conocidas en el extranjero,
el número de espectadores chinos descendía espectacularmente.
En los años 90, dicho número, que en 1984 fue de 29.300 millones,
fue descendiendo a razón de 1.000 millones al año.
Ese fenómeno se debió por una
parte a factores sociales y por otra a la propia industria cinematográfica.
Durante la economía planificada, las compras y las ventas estaban
monopolizadas por el Estado. Además, la industria del cine se
resintió de la popularización de la televisión y la llegada
de películas extranjeras, circunstancias que se combinaron para
dispersar el interés de los espectadores chinos. Pero con la
llegada de la economía de mercado, se espera que la industria
cinematográfica china se convierta en un “mercado” de películas.
Habiéndose dado cuenta de la capacidad crítica de este, ahora
los directores chinos se muestran implacables ante las producciones
de escasa calidad, sin importarles que el director y los actores
sean famosos o no. La economía de mercado significa competencia,
pero también imparcialidad, de modo que sólo las películas de
calidad pueden triunfar en el mercado y, por lo tanto, entre
el público. Tras el ingreso de China en la OMC y la promulgación
de nuevos reglamentos sobre la administración del cine, el primer
reto al que deben enfrentarse los cineastas chinos es el mercado:
una cuestión de vida o muerte para la industria cinematográfica
china. Al mismo tiempo, gracias a la introducción de películas
extranjeras de calidad, los directores chinos han obtenido nuevos
conocimientos acerca de la industrial cinematográfica internacional,
en lo concerniente al nivel creativo, las tendencias artísticas,
la tecnología punta, la ecología del mercado y las formas de
funcionamiento, todo lo cual les ha permitido construir un marco
de referencia amplio y realista.
Parece ser que inconscientemente
los directores de la quinta generación han tomado un nuevo rumbo.
Tras la maduración de su creatividad y la internacionalización
de su campo de visión, poseen una comprensión más clara de la
esencia y la función del cine, y siguen explorando e innovando
con el fin de encontrar vías para satisfacer los gustos del
pueblo. Ahora conceden mayor atención a la descripción de los
personajes y de su psicología, y han sustituido el énfasis excesivo
en el simbolismo que caracterizaba sus primeras obras por una
narración detallada y completa.
Antes, Chen Kaige no hacía
mucho caso del éxito de sus películas en la taquilla, pero tras
el estreno de Jing Ke asesina al rey de Qin la revisó
por su propia cuenta, siendo uno de sus objetivos el de orientarla
al mercado. De Adiós, mi concubina a Jing Ke asesina
al rey de Qin los argumentos de sus películas fueron ganando
en interés, sin que ello perjudicase su contenido filosófico.
Zhang Yimou también cambió su estilo para adecuarlo a las preferencias
del público y a las tendencias del mercado cinematográfico.
El gran eunuco Li Lianying (dirigida por Tian Zhuangzhuang)
y “Colorete rojo” (de la directora Li Shaohong) también tienen
argumentos mucho más interesantes que sus obras anteriores.
Por otra parte, Jiang Wen,
He Ping y Feng Xiaogang, a pesar de no ser graduados de 1982,
pertenecen también a la quinta generación de cineastas y se
han esforzado a conciencia para combinar el valor artístico
y el contenido ideológico.
 |
Siguiendo
los dictados del cine, la directora Li Shaohong produjo
una exquisita telenovelaCuentos en el Palacion DaMing
|
Desde mediados de los 90, el
sistema de mercado y el desarrollo social han ido perfeccionándose
gradualmente y ahora los cineastas de la quinta generación saben
cómo funciona el mercado. Zhang Yimou, Tian Zhuangzhuang, Li
Shaohong y Chen Kaige han empezado a explorar proyectos personales
y a entrar en operaciones comerciales. Han Gang, contemporáneo
suyo del departamento de Bellas Artes que ha ganado varios premios
por sus películas Consiga un premio en la lotería y El
viejo Ge, ha continuado haciendo incursiones en la televisión.
Sus obras teatrales televisivas El primer ministro jorobado
Liu (una comedia), Padres (sobre la ética familiar)
y Cómo se templan el hierro y el acero batieron récords
de audiencia y le valieron varios premios a la calidad artística.
La búsqueda de un valor artístico recompensado con ganancias
es ahora un modo de creatividad y de existencia para la quinta
generación de cineastas.
Actualmente Chen Kaige está
rodando una película de temática moderna titulada Junto a
ti, en la que su esposa interpreta uno de los papeles principales.
En su reparto hay un buen número de actores y actrices extranjeros,
y Chen recurrirá a la cooperacion internacional para su distribución,
en un intento por determinar su valor en el mercado tanto nacional
como foráneo.
Chen Kaige afirma que el arte
y el comercio no son contradictorios, y pone como ejemplo Tierra
amarilla, título emblemático de la quinta generación de
gran mérito artístico y no menor valor comercial, ya que su
distribución internacional ha reportado pingües beneficios a
la Corporación China del Cine.
Según Zhang Yimou, el director
debe ser responsable no sólo ante los artistas, sino también
ante el público y los inversores. En la actualidad está rodando
Héroes, película en la que combina el estilo de Tigre
y dragón y el reparto de Ganas de amar (dirigida
por Wong Kar-wai). En esta su primera película convencional
ha recurrido a un deslumbrante conjunto de estrellas de cine,
una extraordinaria inversión y una gestión internacionalizada.
Se trata de una película comercial de acción y, al mismo tiempo,
de una nueva exploración en su estilo personal. Zhang se muestra
muy confiado: “Creo en el atractivo de las estrellas y en la
eficacia de una gestión comercial”.
Cuando se le preguntó que opinaba
sobre el bache en que se halla el cine chino, Zhang Yimou dijo
en tono optimista: “Todos los directores chinos, y no sólo los
de la quinta generación, deben adaptarse a las tendencias actuales
y fomentar el interés del público por las películas chinas.
Mediante el esfuerzo de las sucesivas generaciones de directores
es posible que recuperemos el público perdido. No debemos valorar
nuestros resultados dentro de cuatro o cinco años, ni siquiera
dentro de cuatro o cinco décadas. Estoy convencido de que es
tan imposible que a los chinos no les gusten las películas chinas
como que no les guste la comida china”.