JUNIO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


La salud psicológica de nuestros niños y jóvenes

 

Por nuestra reportera ZHANG HUA

EL 23 de febrero del 2002, el país entero se estremeció al oír la noticia de que en el Zoo de Beijing alguien había lesionado deliberadamente a unos animales. Ese día, Liu Haiyang, alumno de la Universidad Qinghua, echó vitriolo sobre los osos negros que viven en la Colina de los Osos del Zoo de Beijing. Uno de ellos sufrió graves y grandes quemaduras, y el otro quedó completamente ciego. Liu, que fue detenido inmediatamente, justificó su acción diciendo que quería probar la sensibilidad de los osos al ácido sulfúrico.

Este incidente, así como la frialdad y la indiferencia mostradas por Liu al ser entrevistado, encolerizaron a millones de telespectadores. Todos ellos condenaron su cruel comportamiento. Posteriormente, varios sociólogos, pedagogos, psicólogos y criminólogos comentaron el suceso y expusieron sus opiniones. Si bien es cierto que se habían producido casos de delincuencia juvenil, como agresiones en los campus, violaciones, ausencias sin permiso y fugas del hogar, nada desató tal controversia como el frío sadismo de Liu, comportamiento muy alejado del que suele asociarse a los alumnos de la universidad más prestigiosa de China.

Sin embargo, había más casos en la lista de espera y las malas noticias comenzaron a llegar una tras otra. Un universitario de Beijing, al que tras repetidos suspensos su centro le había aconsejado que dejase los estudios, se suicidó, pero antes mató a su padre y a su abuela para ahorrarles la pena por su muerte. Una muchacha de 13 de años de la provincia de Sichuan escapó de su casa recientemente en busca de su estrella favorita y desde entonces no se ha vuelto a saber de ella. La gente empieza a preguntarse: ¿Qué les pasa a nuestros jóvenes? ¿Qué va mal en la educación china?

El respeto por la educación constituye una tradición china secular. Los antiguos chinos valoraban así su importancia: “Sólo cuando una persona es instruida, puede su familia considerarse honrada; sólo cuando las familias son honradas, puede mantenerse el orden en el país; y sólo cuando se mantiene el orden en el país, hay paz bajo el Cielo”. Un antiguo dicho popular chino describe a la gente instruida del país como sus “columnas sustentantes”.

Esta máxima de Fan Zhongyan, un erudito de la dinastía Song (960-1279), es la que mejor expresa el elevado espíritu de los intelectuales chinos: “Sé el primero en preocuparte por los problemas del mundo y el último en disfrutar de la felicidad mundana”. Al darse cuenta de que lo que impedía el desarrollo de China era su atraso científico y tecnológico, muchos intelectuales modernos fueron a estudiar a países occidentales. A finales de los años 70, China reimplantó sus exámenes de acceso a la universidad y desde entonces ha preparado a un elevado número de expertos y profesionales para la construcción del país. Las numerosas historias de éxitos alcanzados gracias a los conocimientos especializados han reforzado aun más la creencia generalizada en la importancia de adquirir conocimientos por medio de la educación.

Hoy en día, las futuras madres emprenden su programa de educación fetal tan pronto como se confirma su embarazo. Cuando el bebé nace, inventan todo tipo de métodos para desarrollar su capacidad mental mediante la música, los números, las imágenes e incluso las lenguas extranjeras. El desarrollo precoz de la inteligencia ha contribuido a crear muchos niños prodigio. A medida que un número creciente de estudiantes chinos sobresale en las olimpiadas de matemáticas, la comunidad internacional va reconociendo la eficacia de la educación básica china.

Ideas educativas erróneas

No obstante, toda moneda tiene su cara y su cruz. Si por una parte se admite mayoritariamente la función indispensable desempeñada por la educación en el fomento del progreso social y la vitalización de la mente y el espíritu humanos, por otra parte se concede gran importancia a su utilidad inmediata, actitud que de manera inevitable conlleva problemas. 

Primera idea errónea: el utilitarismo

La educación actual hace menos hincapié en la formación ética, el cultivo de sí mismo y las obligaciones y deberes sociales que la educación tradicional. Ello es particularmente cierto en la actualidad, momento en que China se halla en plena transición económica y las normas morales, la responsabilidad social y los valores, antes tan firmemente observados, parecen estar desintegrándose. Unos se han enriquecido rápidamente, mientras que otros han sido despedidos y siguen en el paro. Esta situación social ha introducido el utilitarismo dentro tanto de las familias como de la educación académica y social, de suerte que en algunos casos se han producido inquietantes perturbaciones de la naturaleza humana.

Cabe decir que Liu Haiyang es una víctima de dicho utilitarismo. Criado en una familia monoparental, es una encarnación de todo el amor y todas las esperanzas de su madre. La única manera en que ésta podía ayudarlo a alcanzar el éxito era obligándolo a estudiar más y mejor que sus compañeros. Por lo tanto, la madre hacía girar toda su vida en torno de los estudios de su hijo, hasta el punto de elaborarle diariamente su horario e indicarle el camino más rápido hasta su escuela. También fue ella quien decidió las asignaturas que Liu debía cursar en la universidad. Bajo su íntima tutela, el niño se transformó en un joven bueno y obediente. Durante sus estudios de secundaria ganó varios premios en concursos municipales y nacionales de matemáticas y física, y a juicio de la mayoría de quienes lo conocían era un buen chico.

Desgraciadamente, la mayoría de los estudiantes y padres siguen un camino muy parecido al de Liu y su madre. Se ha descuidado el objetivo primordial de la educación: enseñar a los niños a sobrevivir, a fomentar las buenas relaciones interpersonales y a impulsar el progreso de la civilización humana.

Segunda idea errónea: el éxito en los exámenes

Al igual que en muchos países, en China el personal se selecciona atendiendo a los resultados de los exámenes. No cabe duda de que los exámenes desempeñan un papel de primer orden en el impulso del progreso social. El sistema de exámenes de acceso a la universidad aplicado en China estimula a los estudiantes a trabajar duro y a adquirir conocimientos en beneficio de la sociedad; pero la inmensa población de China y su subdesarrollo económico impiden a las instituciones educativas aceptar a todos aquellos que desean estudiar en la universidad. Por lo tanto, para asegurarse de que podrán entrar en una universidad o en un centro de estudios superiores, a los niños se les obliga desde muy tierna edad a estudiar muy duro. Además, la educación china está demasiado escorada hacia la superación de los exámenes.

Sin embargo, no todos los jóvenes que van a la universidad triunfan. Los sociólogos y los pedagogos han estudiado muchas historias de “éxito” y han descubierto que la mayoría de tales estudiantes experimentan sensaciones de frustración y autorrenuncia. Ello es así porque durante muchos años el “éxito” ha sido el único indicador de su valor, lo que ha distorsionado y debilitado su capacidad de aquilatar sus cualidades inherentes. Además, su formación exclusivamente libresca les has privado de oportunidades para lograr su autoestima psicológica y entender y aplicar habilidades sociales prácticas. Este tipo de estudiantes se desempeñan adecuadamente en circunstancias favorables, pero si sufren una frustración o caen en la adversidad, pueden reaccionar tomando “contramedidas” desproporcionadas.

Tercera idea errónea: la división entre ciencias y humanidades

Durante varias décadas, los exámenes de acceso a la universidad se han dividido en dos grandes especialidades: ciencias y humanidades. Por consiguiente, para superar dichos exámenes los estudiantes se ven obligados a concentrarse en unas u otras. Por lo tanto, la comprensión y los conocimientos científicos de los alumnos de humanidades son muy limitados, tanto como lo son los conocimientos humanísticos de los alumnos de ciencias. Tal sistema impide a los estudiantes el acceso a un saber integral.

Falta de orientación psicológica

Habiéndose detectado en la educación actual este conjunto de ideas erróneas, prejuicios y lagunas, existe un acuerdo unánime en que lo que los niños y los jóvenes chinos necesitan con mayor urgencia es educación psicológica. Se calcula que en China hay actualmente 30 millones de jóvenes con problemas psicológicos. Los escolares de primaria y secundaria que se enfrentan a dificultades psicológicas representan entre el 21,6 y el 32 por ciento del total, y la proporción de estudiantes universitarios con problemas de este tipo oscila entre el 16 y el 25,4 por ciento. Y ambos porcentajes van en aumento.

Fan Fumin, profesor del Instituto de Investigación Pedagógica de la Universidad Qinghua, y Wang Jianzhong, profesor titular de la Universidad de Aeronáutica y Astronáutica de Beijing, han dedicado bastante tiempo al estudio de la salud psicológica de los estudiantes universitarios. Los resultados de sus estudios realizados en el 2001 demuestran que los universitarios constituyen un grupo psicológicamente vulnerable. La sociedad les exige mucho, sus padres depositan en ellos grandes esperanzas y ellos mismos se fijan objetivos muy ambiciosos. Pero estos jóvenes no están psicológicamente maduros: carecen de experiencia social y dedican casi todo su tiempo al trabajo académico. Por consiguiente, les falta adaptabilidad y son psicológicamente frágiles e inestables. Este es el grupo social más proclive a padecer problemas psicológicos, tal como lo ratifican los índices de diversas áreas, mucho más altos que los de otros grupos.

De momento, en China no hay ninguna institución educativa que haya establecido un sistema de salud psicológica y en las escuelas primarias y secundarias la educación psicológica sigue siendo prácticamente inexistente. Por otra parte, los psicólogos y los analistas escasean. Por lo tanto, en la mayoría de los casos los niños deben recorrer a solas el camino de su desarrollo psicológico.

Echando una mano

Muchas personas están buscando maneras de ayudar a los niños. Ante la inexistencia de instituciones profesionales que proporcionen orientación psicológica a los niños, numerosos colegios y maestros experimentados se han ofrecido voluntariamente para llenar esa laguna. En una escuela primaria del distrito de Xicheng (Beijing), descubrí que la hora de “Reunión de la clase”, durante la cual los niños discuten con su maestro los problemas que han tenido, era la parte del programa de estudios que más gustaba a los alumnos. Éstos hacían preguntas como las siguientes: “¿Por qué soy lento en aritmética mental?” y “Si alguien me pega, ¿debería contraatacar?”. El maestro responde a las preguntas usando ideas sencillas que los niños pueden comprender. Una niña preguntó: “¿Por qué no se me da bien el bádminton?”; entonces, su maestra, de mediana edad, llevó a los niños al patio y comenzó a jugar a bádminton con ellos. Al ver que su maestra jugaba como uno más de ellos, los niños se sintieron más cerca de ella y empezaron a hablarle y a explicarle cosas aun con más ganas.

Una escuela secundaria rural ha organizado un “experimento de derrumbe” en el cual sus alumnos viven la experiencia psicológica de la vida y la muerte. En un entorno simulado, los alumnos experimentan personalmente la amenaza de la muerte y muchos dejan sus probabilidades de supervivencia en manos de otros. Una discusión seria sobre la vida y la muerte hace saltar las lágrimas a muchos alumnos. No obstante, después de este experimento psicológico clásico se ha observado que los alumnos son interpersonalmente más activos y psicológicamente más receptivos.

Tras reexaminar la educación psicológica, medioambiental y humana, Yuan Guiren, Viceministro de Educación, señaló que la familia, la escuela y la sociedad deben actuar como un todo, para hacer de los niños personas sanas y equilibradas. Muchos pedagogos y especialistas han ofrecido ideas tendentes a este fin. Recientemente, los expertos en educación familiar ha propuesto el concepto de “conciencia de sí mismo”, que ha sido ampliamente aceptado. La esencia de este concepto es que los niños deben aprender a concentrarse en sí mismos, es decir, en su salud, su crecimiento y su desarrollo. Para poder cuidar de su propio bienestar, deben no sólo adquirir hábitos de vida saludables y participar activamente en las actividades físicas, sino también aprender a entenderse, aceptarse, controlarse y adaptarse, así como a comunicarse con otros. Este concepto exige mucho de los padres, puesto que en el proceso de enseñar a sus hijos a cuidar de sí mismos, les están enseñando al mismo tiempo a ser responsables de sus propias vidas. 

Resulta alentador comprobar que la educación china, apoyándose en el estudio de experiencias y métodos foráneos de demostrada eficacia, está tomando medidas para rectificar sus ideas erróneas.

Dirección : 24, calle Baiwanzhuang, Beijing, 100037, China
Fax : 86-10-68328338
Sitio Web : http://www.chinatoday.com.cn
E-mail: chinahoy@chinatoday.com.cn
Todos los derechos reservados: China hoy