JUNIO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


El árbol tarda diez años en crecer y el ser humano cien años en madurar

NO hace mucho, un alumno de una de las universidades más prestigiosas de China arrojó ácido sulfúrico sobre dos osos del zoo de Beijing; varios adolescentes se han escapado de sus hogares; y algunos jóvenes han cometido actos delictivos. Todo ello ha suscitado gran preocupación en los diversos sectores sociales. Al hablar de esta problemática, es mucha la gente que manifiesta su desazón y se pregunta lo siguiente: “¿Qué les pasa a las nuevas generaciones?” y “¿Qué errores hemos cometido en nuestra labor educativa?”

Una refrán dice: “El árbol tarda diez años en crecer y el ser humano cien años en madurar”. Con ello se quiere dar a entender que a lo largo de su desarrollo tanto las plantas como los seres humanos deben superar duras pruebas. Gracias al rápido desarrollo económico experimentado por China en estos últimos 20 años de reforma y apertura, las condiciones de vida materiales y espirituales del pueblo chino han mejorado notablemente. Pero, inevitablemente, ese progreso ha venido acompañado de fenómenos negativos. Los jóvenes, por ejemplo, suelen manifestar su cansancio ante la enconada competencia entregándose alegremente al disfrute de las mejores condiciones de vida; algunos de ellos no son capaces de controlarse porque sus familias no han sabido enseñarles a hacerlo, resultando exacerbado su mal comportamiento por los aspectos menos favorables de la sociedad moderna. Según datos proporcionados por el departamento correspondiente, de los 340 millones de jóvenes chinos de menos de 17 años, 30 millones tienen problemas relacionados con su estudios, su vida afectiva y su comportamiento; entre el 21,6 y el 32 por ciento de los alumnos de primaria y secundaria tienen problemas psicológicos en los ámbitos de las relaciones humanas, los sentimientos y los estudios; en cuanto a los estudiantes universitarios, entre el 16 y el 25,4 por ciento tiene problemas de este tipo, que suelen manifestarse en ansiedad, neurosis y agresividad. Quizá lo más preocupante es el hecho de que en China hay menos de cien psiquiatras y psicólogos para tratar a 30 millones de niños y jóvenes con problemas psicológicos.

El problema de la salud mental no es exclusivo de nuestro país. En 1997, la Organización Mundial de la Salud (OMS) convocó una reunión especial para abordar esta problemática. En ella se llegó a la conclusión de que una quinta parte de los niños y los jóvenes tienen problemas psicológicos que afectan negativamente a sus estudios, sus creencias religiosas, sus relaciones humanas y sus vidas, y que pueden incluso empujarles al alcoholismo, la drogadicción, los comportamientos sexuales irregulares, el embarazo no deseado, la fuga del hogar, la delincuencia, el suicidio y la violencia. En vista de todo ello, los gobiernos y las organizaciones de todo el mundo deben prestar suma atención a la salud psicológica de los niños y los jóvenes.

El Gobierno chino ha concedido siempre especial atención a la formación de los niños y los adolescentes, como lo demuestra la adopción de numerosas medidas tendentes a prevenir y resolver sus problemas psicológicos. Entre dichas medidas figuran la reducción de los deberes escolares de los alumnos de primaria, la modernización de los métodos pedagógicos, la combinación de la educación escolar y la familiar, así como la organización de campamentos de verano y otras actividades adecuadas para los niños y los jóvenes. Una semana después de la sádica agresión a dos osos negros del zoo de Beijing, varios diputados de la Asamlea Popular Nacional y representantes de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino presentaron una moción para llamar la atención de todos los sectores de la sociedad sobre la importancia de la educación de las jóvenes generaciones, sobre todo en lo que atañe a su formación humana y su salud psicológica.

Si bien los niños y los jóvenes deben enfrentarse a duras pruebas, los tristes sucesos protagonizados recientemente por algunos jóvenes deben servirnos de advertencia y hacernos reflexionar.

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