MAYO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


La fiebre del inglés llega a China

Por nuestro reporter LI XIA

La fiebre por el inglés, que comenzó en la década de los 70, está alcanzando su máxima intensidad en este nuevo siglo. Toda la nación, niños y mayores, estudiantes y militares, está como loca por el inglés.

Quienes hablan inglés pueden ganar divisas y las habilidades lingüísticas se han convertido en distintivo de posición social.

Para recibir, primero hay que dar. Los negocios relacionados con el inglés son auténticas máquinas de hacer dinero.

LAS puertas de China, cerradas a cal y canto desde 1949, empezaron a entreabrirse a raíz de la visita que el presidente Nixon efectuó a nuestro país a principios de los años 70. En 1972, los EE.UU., país que dos décadas atrás había cortado todos sus lazos con China, comenzó a buscar la reconciliación con este coloso oriental. La llegada del president Nixon señaló el inicio de una nueva época en las relaciones entre ambos países.

Por aquel entonces, las escuelas de lenguas extranjeras de las grandes ciudades, como Beijing, Shanghai y Tianjin, habían comenzado a reclutar a adolescentes escogidos de entre familias de trabajadores de fábricas, de campesinos y de otras familias “políticamente confiables”. En 1977, momento en que después de 10 años de suspensión se restablecieron los exámenes de acceso a la universidad, fueron precisamente estos adolescentes mejor orientados los que lograron ingresar en las universidades de lenguas extranjeras y quienes a mediados de los años 80, formando parte de la “marea de ir al extranjero”, fueron a estudiar a países occidentales. Muchos de ellos regresaron a China con el primer grupo de compradors que representaban a los países desarrollados. No obstante, a principios de la década de los 70, el estudio del inglés no era en absoluto una actividad que se fomentase entre el pueblo y había quienes lo aprendían clandestinamente escuchando la Voice of America y la BBC, emisoras de radio consideradas por aquel entonces bastiones de la propaganda enemiga.

En 1978, China echó a andar por el camino de la reforma y la apertura, camino que ha seguido recorriendo a una velocidad insospechada. Un ansia muy extendida de estudiar en el extranjero y de trabajar en compañías foráneas provocó una fiebre por el inglés, que en un principio afectó a los universitarios.

En 1979, el Estado seleccionó de entre la nueva hornada de estudiantes a algunos de los especializados en ciencias naturales que habían obtenido más de 70 puntos en la prueba de inglés del examen de acceso y los envió a estudiar a diversos países europeos y americanos. Ello espoleó a numerosos estudiantes a aplicarse seriamente al aprendizaje del inglés. Desde entonces, la fiebre del inglés no ha hecho sino agudizarse.

Clase de inglés para amas de casa en el vecindario

Esta fiebre alcanzó su punto culminante tras una serie de hechos memorables ocurridos en el 2001. Ese año, se produjo el triunfo de la candidatura de Beijing a la organización de las Olimpíadas del 2008 y la capital celebró admirablemente la XXI Universiada; China ingresó en la OMC; y, tras décadas de espera, la selección nacional masculina de fútbol se clasificó para la fase final de los Mundiales de Fútbol. El orgullo y la confianza nacionales aumentaron y el deseo de aprender inglés se avivó, en buena medida a causa del ejemplo dado por los dirigentes chinos al utilizar esta lengua en los grandes acontecimientos internacionales. Algunas provincias empezaron a pedir solicitudes para la plaza de subgobernador encargado de las relaciones internacionales, plaza para la que el dominio del inglés era una condición necesaria. En la actualidad, no tener un dirigente que sepa hablar inglés sería humillante para cualquier provincia, sobre todo si se trata de una provincia desarrollada.

Por otra parte, el inglés se usa extensamente en las grandes ocasiones. La reunión de la APEC celebrada en Shanghai en octubre del 2001 se organizó de tal modo que el inglés se uso ampliamente, tanto en las conferencias y comunicados de prensa como en los documentos de la reunión. Algunos periodistas chinos desprevenidos se quejaron de ello, pero el portavoz de la organización explicó que, tratándose de una reunión internacional, en cualquier otra parte del mundo también se habría celebrado en inglés.

Los Juegos Olímpicos del 2008 han proporcionado una justificación sin precedentes para la fiebre del estudio del inglés: que China sea un buen anfitrión. La “epidemia” se ha propagado a los policías, los taxistas e incluso las mujeres entradas en años comprometidas en los servicios comunitarios. En las principales librerías pueden encontrarse gran variedad de materiales de enseñanza, como Inglés para policías e Inglés para ciudadanos. A todos los policías se les exige hablar inglés y los diversos rangos del cuerpo policial deben alcanzar niveles apropiados de competencia, para que cuando lleguen los Juegos Olímpicos sean perfectamente capaces de ofrecer su ayuda y sus servicios a los visitantes extranjeros, y tratar con los delincuentes.

Uno de los pocos que han puesto en duda la racionalidad de la fiebre del inglés es Hong Huang, cuya madre fue intérprete de inglés de los máximos dirigente en la década de los 70. Hong, que de joven estudió en los EE.UU., se pregunta por qué China debe tomarse la molestia de animar a señoras ya mayores a estudiar inglés, en lugar de aprovechar los Juegos Olímpicos para promocionar la cultura china. A su parecer, el entusiasmo por el inglés ha alcanzado niveles de obsesión.

Los líderes de la locura por el inglés

A lo largo de las dos últimas décadas, la locura por el inglés ha creado cuatro ciudades sobresalientes en la enseñanza de lenguas extranjeras y cinco profesores de inglés célebres. Las cuatro ciudades son Beijing, Shanghai, Guangzhou y Xiían, donde se ven centros de enseñan de lenguas extranjeras por todas partes.

Siendo como es la capital, Beijing es la que más se beneficia tanto de los intercambios culturales y educativos entre China y los demás países, como de la concentración de embajadas y consulados de países de habla inglesa. Todo ello contribuye a hacer de Beijing la principal ciudad de lenguas extranjeras. A fin de que los Juegos Olímpicos del 2008 se desarrollen con el mínimo de problemas, la capital, considerada el lugar más idóneo para estudiar inglés, ha lanzado una campaña con el objetivo de que 10 millones de ciudadanos aprendan esta lengua.

Shanghai, a la que en los años 30 los occidentales pusieron el apodo de “paraíso de los aventureros”, es la ciudad más internacional y activa de China. Hoy en día, su continuada prosperidad precisa de personas diestras en el uso del inglés. Al igual que sus antedecesores, el actual alcalde de Shanghai habla en inglés correctamente. Por otra parte, dado que ésta es la ciudad china es la que alberga al mayor número de empresas foráneas, en ella se ven extranjeros y trabajadores no manuales hablantes de inglés por todas partes.

Guangzhou es otra de la tres ciudades chinas que figuran a la cabeza de laenseñanza del inglés. En los últimos años, en sus principales universidades se han divulgado materiales originales para la enseñanza de este idioma, que es ahora la lengua vehicular de muchas asignaturas.

En la temporada alta, la ciudad de Xiían recibe diariamente la visita de 10.000 turistas. A principios de los años 80, los vendedores establecidos en los lugares turísticos comenzaron a pregonar sus mercancias a los extranjeros en un inglés muy elemental; hoy en día, esta ciudad cuenta con vendedores, policías de tráfico, conductores y cobradores de autobús que hablan inglés.

Los cinco profesores de inglés célebres han sido seleccionados mediante la Internet por la influencia que han ejercido en la enseñanza del inglés en China durante las últimas dos décadas. El primero de ellos es Xu Guozhang, editor jefe de la serie de cuatro libros de texto que llevan su nombre y que dominaron en la enseñanza universitaria del inglés durante 39 años. Según informaciones internas, gracias a su confiabilidad, en el período de luchas políticas Xu fue escogido especialmente para elaborar libros de texto que subrayaban la lucha de clases y las ideas revolucionarias. Aunque sus libros de texto contradicen muchos aspectos de la cultura occidental, siguen estando muy arraigados entre los estudiantes de inglés.

El segundo profesor seleccionado como más influyente es L. G. Alexander, editor jefe de New Concept English. Esta colección de libros de texto ha sobrevivido las dos últimas décadas y sigue siendo ampliamente utilizado en la enseñanza del inglés. La Editorial de Investigación y Enseñanza de Lenguas Extranjeras ha reeditado dicha colección 19 veces y ha imprimido 780.000 ejemplares.

Li Yang creó el método Crazy English (Inglés a lo loco) como el antídoto más eficaz para el método de estudio chino llamado despectivamente “inglés tonto”. Li Yang incita a sus alumnos a tomarle el gusto a “perder la cara” (perder prestigio) haciéndoles gritar en inglés, con el fin de que venzan los obstáculos psicológicos que les impiden aprender a hablar.  Comparado con el estilo de los profesores convencionales, el de Li Yang se parece más al de un agitador de masas. Mucha gente lo rechaza porque no tiene una formación universitaria ni ha estudiado en el extranjero. Su extravagante método de enseñanza ha sido descalificado por numerosos profesionales, pero fuera de los recintos universitarios goza de gran aceptación.

Yu Minhong, director de la Escuela Nuevo Oriente, es el editor del un vocabulario enciclopédico para el GRE y el TOEFL. Durante el boom de los estudios en el extranjero que se produjo en los años 90, multitud de estudiantes chinos se convirtieron en hechura de estos dos famosos exámenes de inglés, gracias a ese nuevo “libro rojo” (“el libro rojo” era el nombre con el que se conocía popularmente la obra Citas del Presidente Mao). Yu ha convertido los cursos de inglés de corta duración en una empresa educativa.

El quinto profesor seleccionado ha sido Bo Bing, autor de la Gramática inglesa Bo Bing, uno de los libros de inglés más vendidos de los últimos años.

Estos 20 años de fiebre del inglés ha desembocado asimismo en la generalización de dicha lengua como asignatura obligatoria para los alumnos de tercer grado en adelante. Beijing ha organizado dos concursos infantiles de inglés y tiene previsto que en otoño del 2003 se impartan cursos de inglés a todos los escolares a partir del primer grado. Aparte de asistir a las clases obligatorias, los niños pueden estudiar inglés fuera del horario escolar en cualquiera de los centros de enseñanza de este idioma existentes en Beijing. Todos los años, decenas de miles de niños se presentan al examen Cambridge Childrenís English Test.

Los objetivos de Shanghai son aun más ambiciosos. Además de enseñar inglés a los niños a partir del primer grado, esta ciudad pretender establecer 100 colegios bilingües, con el fin de que cuando los alumnos finalicen la enseñanza secundaria sean capaces de comunicarse en inglés. Shanghai espera llegar en el año 2005 al nivel de dominio del inglés alcanzado por los países moderadamente desarrollados.

El Departamento Provincial de Educación de Guangdong está estudiando la posibilidad de cooperar con el British Cultural Council y la Universidad de Leeds University en la aplicación de un programa de formación de tres años. El objetivo es capacitar a 25.000 profesores de inglés para la enseñanza primaria e impartir cursos de perfeccionamiento a otros 15.000.

Sea por razones de interés público, sea por motivos personales, el Estado y algunos ciudadanos están trabajando conjuntamente para que en las escuelas de primaria el inglés sea una asignatura obligatoria. Alguien advirtió recientemente que, habiéndose iniciado la era de la OMC, los chinos nos sentiríamos avergonzados si no supiesemos hablar inglés.

Sin inglés no hay oportunidades

Cecilia es una agente de servicios generales que trabaja para una compañía de seguros  de capital estadounidense establecida en Shanghai. Su jefe es estadounidense y sus compañeras son filipinas. Sus clientes son “nuevos shanghaineses” de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y otros países. El inglés es su lengua de trabajo.

Muchas son las cosas que durante estos últimos años han cambiado para Cecilia: su nivel cultural, su trabajo, su sueldo, su matrimonio, su aspecto, su estilo de vida y, sobre todo, su conocimiento del inglés. Hace unos pocos años trabajaba de profesora de inglés en su Anhui, su provincia natal. Posteriormente, se matriculó en un máster y después encontró un trabajo en Shanghai. Desde entonces ha cambiado de empleo varias veces, yendo en cada ocasión a una nueva compañía extranjera. Cecilia es actualmente la única agente general local nombrada por esta compañía estadounidense, cuyas sucursales están repartidas por todo el mundo. Tras su éxito profesional, su estado civil también ha cambiado, puesto que se ha divorciado del hombre con el que se había casado en Anhui y ahora tiene novio.

Cecilia se valora a sí misma diciendo: “Lo único que se me da bien es el inglés oral”. Los servicios de su compañía están orientados a los extranjeros que trabajan en China y su trabajo requiere habilidad en las relaciones interpersonales. Su inglés fluido le permite atender a los extranjeros con desenvoltura y seguridad en sí misma.

Si se trabaja en una empresa foránea, el dominio del inglés oral facilita la comunicación con el jefe, tanto es así que el ascenso es entonces solamente una cuestión de tiempo. La correspondencia entre el dominio del inglés y las buenas perspectivas de futuro no se limita a las empresas extranjeras. Xiao Wang es un joven taxista beijingnés que ha aprendido inglés de forma autodidacta. Un día tuvo ocasión de practicar su inglés al ir al Aeropuerto la Capital a recoger a dos turistas estadounidenses de mediana edad. Condujo a las dos señoras a su hotel y las llevó a los lugares turísticos, los restaurantes famosos y los centros comerciales de Beijing. Los dos días siguientes les hizo de taxista, de guía turístico y algunas veces incluso de mozo. Las dos señoras le estaban tan agradecidas que le pagaron una cantidad que doblaba o triplicaba sus ganancias mensuales. Y, lo que es más importante, las dos señoras le presentaron a nuevos clientes, quienes a su vez le recomendaron a otros y así hasta hoy en día.

La señora Yang, de 50 años, trabaja de limpiadora en un bloque de oficinas y gana unos 20.000 yuanes al año. Recientemente se ha matriculado en un curso de inglés cuyo precio superar en mucho sus ingresos anuales. ¿Por qué inglés? Las historias de éxitos logrados gracias a esta lengua han hecho comprender a los chinos que el dominio del inglés significa oportunidades, riqueza y buenas perspectivas de futuro. 

El inglés no sólo brinda oportunidades a los chinos, sino también a los hablantes nativos de esta lengua. Las estadísticas indican que en Beijing hay actualmente 200.000 personas que pagan de su bolsillo cursos de inglés y que el número de expertos extranjeros que trabajan en escuelas, centros de formación, medios de comunicación y otras instituciones culturales de la capital es de unos 1.000. Al parecer, el número de profesores de inglés resulta insuficiente para el inmenso mercado chino. Un joven americano llamado David vino a China para viajar, pero para pagarse la manutención y el alojamiento ha firmado un contrato de medio año con un centro de formación de Beijing para dar clases de inglés oral. David está muy contento con este arreglo, ya que le permite obtener unos ingresos y aun le queda tiempo para visitar la capital y hacer amistades.

Una máquina de hacer dinero

La fiebre nacional del inglés ha convertido rápidamente la enseñanza de este idioma en una empesa educativa. Los éxitos más conocidos son los de la Nueva Escuela Oriental (que ahora es un grupo) y la EIELE (Editorial de Investigación y Enseñanza de Lenguas Extranjeras).
La Nueva Escuela Oriental de Beijing fue fundada en octubre de 1993 con plena capacidad, cuatro empleados y alrededor de una docena de estudiantes. Hoy en día es el mayor y más conocido centro chino de preparación para exámenes orales, básicos, universitarios y, sobre todo, nacionales y extranjeros. Segœn datos incompletos, desde su establecimiento esta escuela, que también instruye en el uso del ordenador, ha enseñado inglés a 250.000 personas, entre ellas decenas de miles que han superado el examen GRE con más de 2.000 puntos y más de 30.000 que aprobado el TOEFL con más 610 puntos. En los últimos años, varios de los participantes en el GRE que han conseguido la máxima puntuación mundial habían estudiado en este centro y en cada convocatoria del TOEFL docenas de estudiantes de la Nueva Escuela Oriental consiguen la nota máxima (677 puntos). La mitad de los estudiantes que están cursando la licenciatura en gestión empresarial habían concluido el programa GMAT de dicho centro, el cual ha habierto sucursales en grandes ciudades chinas, como Shanghai y Guangzhou, y en Toronto (Canadá).
En el año 2001 la Nueva Escuela Oriental contrató los servicios de la Price Waterhouse Consulting Company para diseñar su reestructuración financiera, fiscal y organizativa; en agosto de ese mismo año se fundó el Grupo Ciencia y Tecnología Educativa Nuevo Oriente de Beijing; el 1 de enero del 2002, Yu Minhong, director de la Nueva Escuela Oriental de Beijing, se convirtió en presidente del nuevo grupo. La reestructuración de la la Nueva Escuela Oriental dio como resultado una mayor solidez profesional. La nueva junta directiva, integrada por expertos en gestión educativa y cuestiones legales, así como por licenciados de la Universidad de Yale, administra la escuela con la máxima seriedad.
La Nueva Escuela Oriental ha reajustado no sólo su funcionamiento, sino también sus servicios, puesto que ha reducido en gran medida los cursos de preparación de exámenes. Con ello pretende potenciar su faceta académica y subrayar la elevación del nivel de inglés de la nación entera, más que crear genios de los exámenes de esta lengua. Como es obvio, la Nueva Escuela Oriental se ha beneficiado de la fiebre del inglés.
La EIELE, anexa a la Universidad de Lenguas Extranjeras de Beijing, se fundó en 1969. Esta editorial publica principalmente libros de texto de lenguas extranjeras, diccionarios, materiales de lectura, obras de referencia, estudios académicos, libros de texto y materiales auxiliares para el aprendizaje del chino, así como productos electrónicos. En los œltimos 20 aóos ha publicado más de 300 millones de libros, cifra que la convierte en la mayor editorial de lenguas extranjeras de China.
El Edificio EIELE, apodado "Edificio Editorial N. 1 de China", fue construido por esta editorial con inversión de 120 millones de yuanes y está equipado con modernos ordenadores, calefacción central y un sofisticado sistema de seguridad. En sus 17.000 metros cuadrados tienen cabida la publicación, la distribución, la producción de cintas de audio y de vídeo, y servicios de catering, alojamiento y recreo. Este edificio marrón oscuro que se alza imponente en el tramo occidental del primer cinturón de Beijing nos recuerda que el inglés es una estupenda máquina de hacer dinero.

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