La
fiebre del inglés llega a China
Por nuestro reporter
LI XIA
La
fiebre por el inglés, que comenzó en la década de los 70, está
alcanzando su máxima intensidad en este nuevo siglo. Toda la
nación, niños y mayores, estudiantes y militares, está como
loca por el inglés.
Quienes hablan inglés pueden ganar divisas
y las habilidades lingüísticas se han convertido en distintivo
de posición social.
Para recibir, primero hay que dar. Los negocios
relacionados con el inglés son auténticas máquinas de hacer
dinero.
LAS puertas de China, cerradas a cal y canto desde
1949, empezaron a entreabrirse a raíz de la visita que el presidente
Nixon efectuó a nuestro país a principios de los años 70. En
1972, los EE.UU., país que dos décadas atrás había cortado todos
sus lazos con China, comenzó a buscar la reconciliación con
este coloso oriental. La llegada del president Nixon señaló
el inicio de una nueva época en las relaciones entre ambos países.
Por aquel entonces, las escuelas de lenguas extranjeras de las grandes
ciudades, como Beijing, Shanghai y Tianjin, habían comenzado a reclutar a adolescentes
escogidos de entre familias de trabajadores de fábricas, de
campesinos y de otras familias “políticamente confiables”. En
1977, momento en que después de 10 años de suspensión se restablecieron
los exámenes de acceso a la universidad, fueron precisamente
estos adolescentes mejor orientados los que lograron ingresar
en las universidades de lenguas extranjeras y quienes a mediados
de los años 80, formando parte de la “marea de ir al extranjero”,
fueron a estudiar a países occidentales. Muchos de ellos regresaron
a China con el primer grupo de compradors
que representaban a los países desarrollados. No obstante, a
principios de la década de los 70, el estudio del inglés no
era en absoluto una actividad que se fomentase entre el pueblo
y había quienes lo aprendían clandestinamente escuchando la
Voice of America y la BBC, emisoras de radio consideradas por
aquel entonces bastiones de la propaganda enemiga.
En 1978, China echó a andar por el camino de la reforma y la apertura,
camino que ha seguido recorriendo a una velocidad insospechada.
Un ansia muy extendida de estudiar en el extranjero y de trabajar
en compañías foráneas provocó una fiebre por el inglés, que
en un principio afectó a los universitarios.
En 1979, el Estado seleccionó de entre la nueva hornada de estudiantes
a algunos de los especializados en ciencias naturales que habían
obtenido más de 70 puntos en la prueba de inglés del examen
de acceso y los envió a estudiar a diversos países europeos
y americanos. Ello espoleó a numerosos estudiantes a aplicarse
seriamente al aprendizaje del inglés. Desde entonces, la fiebre
del inglés no ha hecho sino agudizarse.
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Clase de inglés para amas
de casa en el vecindario |
Esta fiebre alcanzó su punto culminante tras una
serie de hechos memorables ocurridos en el 2001. Ese año, se
produjo el triunfo de la candidatura de Beijing a la organización
de las Olimpíadas del 2008 y la capital celebró admirablemente
la XXI Universiada; China ingresó en la OMC; y, tras décadas
de espera, la selección nacional masculina de fútbol se clasificó
para la fase final de los Mundiales de Fútbol. El orgullo y
la confianza nacionales aumentaron y el deseo de aprender inglés
se avivó, en buena medida a causa del ejemplo dado por los dirigentes
chinos al utilizar esta lengua en los grandes acontecimientos
internacionales. Algunas provincias empezaron a pedir solicitudes
para la plaza de subgobernador encargado de las relaciones internacionales,
plaza para la que el dominio del inglés era una condición necesaria.
En la actualidad, no tener un dirigente que sepa hablar inglés
sería humillante para cualquier provincia, sobre todo si se
trata de una provincia desarrollada.
Por otra parte, el inglés se usa extensamente
en las grandes ocasiones. La reunión de la APEC celebrada en
Shanghai en octubre del 2001 se organizó de tal modo que el
inglés se uso ampliamente, tanto en las conferencias y comunicados
de prensa como en los documentos de la reunión. Algunos periodistas
chinos desprevenidos se quejaron de ello, pero el portavoz de
la organización explicó que, tratándose de una reunión internacional,
en cualquier otra parte del mundo también se habría celebrado
en inglés.
Los Juegos Olímpicos del 2008 han proporcionado
una justificación sin precedentes para la fiebre del estudio
del inglés: que China sea un buen anfitrión. La “epidemia” se
ha propagado a los policías, los taxistas e incluso las mujeres
entradas en años comprometidas en los servicios comunitarios.
En las principales librerías pueden encontrarse gran variedad
de materiales de enseñanza, como Inglés para policías e Inglés
para ciudadanos. A todos los policías se les exige hablar inglés
y los diversos rangos del cuerpo policial deben alcanzar niveles
apropiados de competencia, para que cuando lleguen los Juegos
Olímpicos sean perfectamente capaces de ofrecer su ayuda y sus
servicios a los visitantes extranjeros, y tratar con los delincuentes.
Uno de los pocos que han puesto en duda la racionalidad
de la fiebre del inglés es Hong Huang, cuya madre fue intérprete
de inglés de los máximos dirigente en la década de los 70. Hong,
que de joven estudió en los EE.UU., se pregunta por qué China
debe tomarse la molestia de animar a señoras ya mayores a estudiar
inglés, en lugar de aprovechar los Juegos Olímpicos para promocionar
la cultura china. A su parecer, el entusiasmo por el inglés
ha alcanzado niveles de obsesión.
Los líderes de la locura
por el inglés
A lo largo de las dos últimas décadas, la locura
por el inglés ha creado cuatro ciudades sobresalientes en la
enseñanza de lenguas extranjeras y cinco profesores de inglés
célebres. Las cuatro ciudades son Beijing, Shanghai, Guangzhou
y Xiían, donde se ven centros de enseñan de lenguas extranjeras
por todas partes.
Siendo como es la capital, Beijing es la que más
se beneficia tanto de los intercambios culturales y educativos
entre China y los demás países, como de la concentración de
embajadas y consulados de países de habla inglesa. Todo ello
contribuye a hacer de Beijing la principal ciudad de lenguas
extranjeras. A fin de que los Juegos Olímpicos del 2008 se desarrollen
con el mínimo de problemas, la capital, considerada el lugar
más idóneo para estudiar inglés, ha lanzado una campaña con
el objetivo de que 10 millones de ciudadanos aprendan esta lengua.
Shanghai, a la que en los años 30 los occidentales
pusieron el apodo de “paraíso de los aventureros”, es la ciudad
más internacional y activa de China. Hoy en día, su continuada
prosperidad precisa de personas diestras en el uso del inglés.
Al igual que sus antedecesores, el actual alcalde de Shanghai
habla en inglés correctamente. Por otra parte, dado que ésta
es la ciudad china es la que alberga al mayor número de empresas
foráneas, en ella se ven extranjeros y trabajadores no manuales
hablantes de inglés por todas partes.
Guangzhou
es otra de la tres ciudades chinas que figuran a la cabeza de
laenseñanza del inglés. En los últimos años, en sus principales
universidades se han divulgado materiales originales para la
enseñanza de este idioma, que es ahora la lengua vehicular de
muchas asignaturas.
En la temporada alta, la ciudad de Xiían recibe
diariamente la visita de 10.000 turistas. A principios de los
años 80, los vendedores establecidos en los lugares turísticos
comenzaron a pregonar sus mercancias a los extranjeros en un
inglés muy elemental; hoy en día, esta ciudad cuenta con vendedores,
policías de tráfico, conductores y cobradores de autobús que
hablan inglés.
Los cinco profesores de inglés célebres han sido
seleccionados mediante la Internet por la influencia que han
ejercido en la enseñanza del inglés en China durante las últimas
dos décadas. El primero de ellos es Xu Guozhang, editor jefe
de la serie de cuatro libros de texto que llevan su nombre y
que dominaron en la enseñanza universitaria del inglés durante
39 años. Según informaciones internas, gracias a su confiabilidad,
en el período de luchas políticas Xu fue escogido especialmente
para elaborar libros de texto que subrayaban la lucha de clases
y las ideas revolucionarias. Aunque sus libros de texto contradicen
muchos aspectos de la cultura occidental, siguen estando muy
arraigados entre los estudiantes de inglés.
El segundo profesor seleccionado como más influyente
es L. G. Alexander, editor jefe de New Concept English. Esta colección de libros de texto ha sobrevivido
las dos últimas décadas y sigue siendo ampliamente utilizado
en la enseñanza del inglés. La Editorial de Investigación y
Enseñanza de Lenguas Extranjeras ha reeditado dicha colección
19 veces y ha imprimido 780.000 ejemplares.
Li Yang creó el método Crazy English (Inglés a
lo loco) como el antídoto más eficaz para el método de estudio
chino llamado despectivamente “inglés tonto”. Li Yang incita
a sus alumnos a tomarle el gusto a “perder la cara” (perder
prestigio) haciéndoles gritar en inglés, con el fin de que venzan
los obstáculos psicológicos que les impiden aprender a hablar.
Comparado con el estilo de los profesores convencionales,
el de Li Yang se parece más al de un agitador de masas. Mucha
gente lo rechaza porque no tiene una formación universitaria
ni ha estudiado en el extranjero. Su extravagante método de
enseñanza ha sido descalificado por numerosos profesionales,
pero fuera de los recintos universitarios goza de gran aceptación.
Yu Minhong, director de la Escuela Nuevo Oriente,
es el editor del un vocabulario enciclopédico para el GRE y
el TOEFL. Durante el boom de los estudios en el extranjero que
se produjo en los años 90, multitud de estudiantes chinos se
convirtieron en hechura de estos dos famosos exámenes de inglés,
gracias a ese nuevo “libro rojo” (“el libro rojo” era el nombre
con el que se conocía popularmente la obra Citas del Presidente Mao). Yu ha convertido los cursos de inglés de
corta duración en una empresa educativa.
El quinto profesor seleccionado ha sido Bo Bing,
autor de la Gramática
inglesa Bo Bing, uno de los libros de inglés más vendidos
de los últimos años.
Estos 20 años de fiebre del inglés ha desembocado
asimismo en la generalización de dicha lengua como asignatura
obligatoria para los alumnos de tercer grado en adelante. Beijing
ha organizado dos concursos infantiles de inglés y tiene previsto
que en otoño del 2003 se impartan cursos de inglés a todos los
escolares a partir del primer grado. Aparte de asistir a las
clases obligatorias, los niños pueden estudiar inglés fuera
del horario escolar en cualquiera de los centros de enseñanza
de este idioma existentes en Beijing. Todos los años, decenas
de miles de niños se presentan al examen Cambridge Childrenís
English Test.
Los objetivos de Shanghai son aun más ambiciosos.
Además de enseñar inglés a los niños a partir del primer grado,
esta ciudad pretender establecer 100 colegios bilingües, con
el fin de que cuando los alumnos finalicen la enseñanza secundaria
sean capaces de comunicarse en inglés. Shanghai espera llegar
en el año 2005 al nivel de dominio del inglés alcanzado por
los países moderadamente desarrollados.
El
Departamento Provincial de Educación de Guangdong está
estudiando la posibilidad de cooperar con el British Cultural
Council y la Universidad de Leeds University en la aplicación
de un programa de formación de tres años. El objetivo es capacitar
a 25.000 profesores de inglés para la enseñanza primaria e impartir
cursos de perfeccionamiento a otros 15.000.
Sea por razones de interés público, sea por motivos
personales, el Estado y algunos ciudadanos están trabajando
conjuntamente para que en las escuelas de primaria el inglés
sea una asignatura obligatoria. Alguien advirtió recientemente
que, habiéndose iniciado la era de la OMC, los chinos nos sentiríamos
avergonzados si no supiesemos hablar inglés.
Sin inglés no hay oportunidades
Cecilia es una agente de servicios generales que
trabaja para una compañía de seguros
de capital estadounidense establecida en Shanghai. Su
jefe es estadounidense y sus compañeras son filipinas. Sus clientes
son “nuevos shanghaineses” de Alemania, Francia, Italia, Reino
Unido y otros países. El inglés es su lengua de trabajo.
Muchas son las cosas que durante estos últimos
años han cambiado para Cecilia: su nivel cultural, su trabajo,
su sueldo, su matrimonio, su aspecto, su estilo de vida y, sobre
todo, su conocimiento del inglés. Hace unos pocos años trabajaba
de profesora de inglés en su Anhui, su provincia natal. Posteriormente,
se matriculó en un máster y después encontró un trabajo en Shanghai.
Desde entonces ha cambiado de empleo varias veces, yendo en
cada ocasión a una nueva compañía extranjera. Cecilia es actualmente
la única agente general local nombrada por esta compañía estadounidense,
cuyas sucursales están repartidas por todo el mundo. Tras su
éxito profesional, su estado civil también ha cambiado, puesto
que se ha divorciado del hombre con el que se había casado en
Anhui y ahora tiene novio.
Cecilia se valora a sí misma diciendo: “Lo único
que se me da bien es el inglés oral”. Los servicios de su compañía
están orientados a los extranjeros que trabajan en China y su
trabajo requiere habilidad en las relaciones interpersonales.
Su inglés fluido le permite atender a los extranjeros con desenvoltura
y seguridad en sí misma.
Si se trabaja en una empresa foránea, el dominio
del inglés oral facilita la comunicación con el jefe, tanto
es así que el ascenso es entonces solamente una cuestión de
tiempo. La correspondencia entre el dominio del inglés y las
buenas perspectivas de futuro no se limita a las empresas extranjeras.
Xiao Wang es un joven taxista beijingnés que ha aprendido inglés
de forma autodidacta. Un día tuvo ocasión de practicar su inglés
al ir al Aeropuerto la Capital a recoger a dos turistas estadounidenses
de mediana edad. Condujo a las dos señoras a su hotel y las
llevó a los lugares turísticos, los restaurantes famosos y los
centros comerciales de Beijing. Los dos días siguientes les
hizo de taxista, de guía turístico y algunas veces incluso de
mozo. Las dos señoras le estaban tan agradecidas que le pagaron
una cantidad que doblaba o triplicaba sus ganancias mensuales.
Y, lo que es más importante, las dos señoras le presentaron
a nuevos clientes, quienes a su vez le recomendaron a otros
y así hasta hoy en día.
La señora Yang, de 50 años, trabaja de limpiadora
en un bloque de oficinas y gana unos 20.000 yuanes al año. Recientemente
se ha matriculado en un curso de inglés cuyo precio superar
en mucho sus ingresos anuales. ¿Por qué inglés? Las historias
de éxitos logrados gracias a esta lengua han hecho comprender
a los chinos que el dominio del inglés significa oportunidades,
riqueza y buenas perspectivas de futuro.
El inglés no sólo brinda oportunidades a los chinos,
sino también a los hablantes nativos de esta lengua. Las estadísticas
indican que en Beijing hay actualmente 200.000 personas que
pagan de su bolsillo cursos de inglés y que el número de expertos
extranjeros que trabajan en escuelas, centros de formación,
medios de comunicación y otras instituciones culturales de la
capital es de unos 1.000. Al parecer, el número de profesores
de inglés resulta insuficiente para el inmenso mercado chino.
Un joven americano llamado David vino a China para viajar, pero
para pagarse la manutención y el alojamiento ha firmado un contrato
de medio año con un centro de formación de Beijing para
dar clases de inglés oral. David está muy contento
con este arreglo, ya que le permite obtener unos ingresos y
aun le queda tiempo para visitar la capital y hacer amistades.
Una máquina
de hacer dinero
La fiebre nacional del inglés ha convertido
rápidamente la enseñanza de este idioma en una
empesa educativa. Los éxitos más conocidos son
los de la Nueva Escuela Oriental (que ahora es un grupo) y la
EIELE (Editorial de Investigación y Enseñanza
de Lenguas Extranjeras).
La
Nueva Escuela Oriental de Beijing fue fundada en octubre de
1993 con plena capacidad, cuatro empleados y alrededor de una
docena de estudiantes. Hoy en día es el mayor y más
conocido centro chino de preparación para exámenes
orales, básicos, universitarios y, sobre todo, nacionales
y extranjeros. Segn datos incompletos, desde su establecimiento
esta escuela, que también instruye en el uso del ordenador,
ha enseñado inglés a 250.000 personas, entre ellas
decenas de miles que han superado el examen GRE con más
de 2.000 puntos y más de 30.000 que aprobado el TOEFL
con más 610 puntos. En los últimos años,
varios de los participantes en el GRE que han conseguido la
máxima puntuación mundial habían estudiado
en este centro y en cada convocatoria del TOEFL docenas de estudiantes
de la Nueva Escuela Oriental consiguen la nota máxima
(677 puntos). La mitad de los estudiantes que están cursando
la licenciatura en gestión empresarial habían
concluido el programa GMAT de dicho centro, el cual ha habierto
sucursales en grandes ciudades chinas, como Shanghai y Guangzhou,
y en Toronto (Canadá).
En el año 2001 la Nueva Escuela Oriental contrató
los servicios de la Price Waterhouse Consulting Company para
diseñar su reestructuración financiera, fiscal
y organizativa; en agosto de ese mismo año se fundó
el Grupo Ciencia y Tecnología Educativa Nuevo Oriente
de Beijing; el 1 de enero del 2002, Yu Minhong, director de
la Nueva Escuela Oriental de Beijing, se convirtió en
presidente del nuevo grupo. La reestructuración de la
la Nueva Escuela Oriental dio como resultado una mayor solidez
profesional. La nueva junta directiva, integrada por expertos
en gestión educativa y cuestiones legales, así
como por licenciados de la Universidad de Yale, administra la
escuela con la máxima seriedad.
La Nueva Escuela Oriental ha reajustado no sólo su funcionamiento,
sino también sus servicios, puesto que ha reducido en
gran medida los cursos de preparación de exámenes. Con
ello pretende potenciar su faceta académica y subrayar
la elevación del nivel de inglés de la nación entera,
más que crear genios de los exámenes de esta lengua.
Como es obvio, la Nueva Escuela Oriental se ha beneficiado de
la fiebre del inglés.
La EIELE, anexa a la Universidad de Lenguas Extranjeras de Beijing,
se fundó en 1969. Esta editorial publica principalmente libros
de texto de lenguas extranjeras, diccionarios, materiales de
lectura, obras de referencia, estudios académicos, libros
de texto y materiales auxiliares para el aprendizaje del chino,
así como productos electrónicos. En los ltimos 20 aóos
ha publicado más de 300 millones de libros, cifra que
la convierte en la mayor editorial de lenguas extranjeras de
China.
El Edificio EIELE, apodado "Edificio Editorial N. 1 de
China", fue construido por esta editorial con inversión
de 120 millones de yuanes y está equipado con modernos
ordenadores, calefacción central y un sofisticado sistema
de seguridad. En sus 17.000 metros cuadrados tienen cabida la
publicación, la distribución, la producción
de cintas de audio y de vídeo, y servicios de catering, alojamiento
y recreo. Este edificio marrón oscuro que se alza imponente
en el tramo occidental del primer cinturón de Beijing
nos recuerda que el inglés es una estupenda máquina
de hacer dinero.