Por
DING WENXIN
DE
no haber sido por el ingreso en la OMC, el año 2001 no merecería
ninguna mención en lo referente a la economía, puesto que el
Gobierno no propuso grandes reformas ni imprimió viraje alguno
a la economía nacional.
Sin
embargo, el 2001 fue un año de veras especial y lleno de expectación
ante la incorporación de nuestro país a la OMC.
A
medida que iban dándose a conocer las condiciones de nuestro
ingreso en la OMC, las discusiones y las conjeturas sobre las
ventajas y los inconvenientes que ello reportaría a China fueron
asentándose sobre bases bien definidas. Al analizar lo sucedido
tras nuestra entrada en la OMC, muchos olvidan o pasan por alto
el hecho de que se trata de una decisión política de carácter
general que no obedece exclusivamente a motivos económicos.
Si el resultado se limitase a un cambio, fácilmente calculable,
en las dimensiones del mercado, China no habría tardado más
de diez años en recorrer, a menudo con vacilaciones, el camino
que la ha conducido a la OMC.
El golpe de mazo dado en Doha no terminó con el suspense, sino que
lo avivó. Habrá que esperar cinco o más años para despejar las
actuales incógnitas. Las empresas e industrias chinas tendrán
que decidir si aprovechan la entrada en la OMC o sucumben ante
ella.
Reorganización
estructural
Con
la política de reforma emprendida hace años, China demostró
su voluntad de prepararse para las repercusiones de un eventual
ingreso en la OMC. Ello ha sido especialmente perceptible en
los sectores más importantes, entre ellos la agricultura, las
finanzas (bancos, seguros, bonos y acciones), la industria automovilística
y las telecomunicaciones.
El
proyecto de división y reorganización de la industria china
de las telecomunicaciones ha salido recientemente a la luz tras
años de vacilaciones y acalorados debates. La ejecución de este
proyecto anuncia que China no tardará en llevar a la práctica
otros proyectos de reforma incubados durante largo tiempo. Todos
ellos tienen en común lo siguiente: la creación, mediante el
reajuste de la estructura interna del sector, de un plantel
de empresas e industrias altamente competitivas, capaces de
impulsar el desarrollo de la industria nacional y de defender
el mercado chino ante la acometida de sus rivales extranjeras,
misión que les han encomendado tácitamente el Gobierno y el
pueblo.
En
los próximos años, las palabras “división”, “reorganización”
y otras expresiones vinculadas con la OMC se utilizarán con
frecuencia creciente.
La
extinción de los “dinosaurios”
En
la industria de las telecomunicaciones hay lo que en China ha
dado en llamarse “dinosaurios”, empresas de gran envergadura,
cuya falta de vigor y competitividad las obligará a fragmentarse
en varias empresas que se enfrentarán para alzarse con la mayor
cuota del mercado.
El
11 de diciembre del 2001, es decir, un día después de la incorporación
de China a la OMC, se anunció públicamente que el Consejo de
Estado había aprobado el proyecto de división de China Telecom.
Según dicho proyecto, los bienes y equipos que este grupo empresarial
posee en las diez provincias del norte del país se transferirán
a las empresas estatales China Netcom y Jitong, que se unirán
para formar el grupo China Net Telecom (en adelante, CNT), mientras
que los que posee en el sur permanecerán en sus empresas actuales,
las cuales formarán una nueva corporación que seguirá llamándose
China Telecom. De esta manera, el mercado chino de las telecomunicaciones
presentará una nueva estructura en la que seis grandes
empresas iniciarán su andadura desde el mismo punto de partida,
lo cual significará el fin del monopolio ejercido por China
Telecom durante décadas.
En
cuanto a algunos detalles de tales proyectos, como es el de
la distribución de los bienes y del personal, será el Ministerio
de Industria de las Tecnologías de la Información quien velará
por su correcto cumplimiento. Desde este mes de febrero China
asiste a un imparable proceso de creación de empresas y de reorganización
de las ya existentes.
El
30 por ciento de la red nacional de comunicaciones de larga
distancia y la red de comunicaciones locales de las diez provincias
septentrionales pertenecen ahora al grupo CNT. Por lo tanto,
en China hay actualmente cuatro empresas de telecomunicaciones
capaces de ofrecer una completa gama de servicios, y no pasarán
muchos años antes de que otras empresas sean autorizadas a entrar
en este sector. China Telecom perderá así sus privilegios y
entre las empresas de telecomunicaciones de nuestro país se
establecerá una verdadera competencia.
La
división promueve el desarrollo
|
“Supermercado” de teléfonos celulares |
Al
dirigir una mirada retrospectiva a los cambios de estos últimos
años, saltan a la vista la determinación demostrada por el Gobierno
chino a la hora de reestructura el sector de las telecomunicaciones,
así como los éxitos cosechados en tal empeño. En 1998, año en
que comenzó a hablarse de dividir China Telecom, el pueblo le
puso el mote de “dinosaurio”, clara expresión de su deseo de
terminar con ese monopolio.
Por
aquel entonces China Telecom copaba prácticamente el mercado
chino de las telecomunicaciones: teléfonos convencionales, teléfonos
celulares, buscapersonas, comunicaciones vía satélite, etc.
Dicho de otro modo, era un auténtico monopolio. Por otra parte,
la mala calidad de sus servicios y su falta de recursos provocaban
con frecuencia las quejas de los ciudadanos.
En
el 2000, el sector de los teléfonos celulares, los buscapersonas
y las comunicaciones vía satélite se abrió a empresas de telecomunicaciones
de reciente creación, de lo cual el pueblo no tardó mucho en
beneficiarse. Al año siguiente, la intensificación de la competencia
propició sucesivas reducciones de las tarifas de conexión, tanto
para la telefonía fija y móvil, como para la navegación por
la Internet. En todas partes se veían anuncios de tarjetas telefónicas
con descuento y de servicios preferenciales. Las ofertas se
sucedían tan velozmente que en ocasiones algunas empresas acusaron
a sus rivales de practicar una competencia desleal basada en
un recorte ilegal de los precios. Se llegó a tal punto que el
correspondiente departamento gubernamental se vio obligado a
intervenir, algo que en un principio habría resultado inimaginable.
Se
prevé que, una vez concluida la actual reestructuración, las
tarifas desciendan con mayor rapidez y la industria china de
las telecomunicaciones experimente un desarrollo sin precedentes.
Resistir
los ataques
El
ingreso en la OMC traerá a China más oportunidades, pero también
más presiones. Lo más probable es que en el sector de las telecomunicaciones
las presiones sean más numerosas que las oportunidades.
China
debe prepararse a fondo para evitar que las empresas de dicho
sector sucumban a los ataques de sus rivales foráneas. Ello
exige, en primer lugar, acabar con la situación de monopolio
y revitalizar este sector aprovechando la competencia en el
mercado; y, en segundo lugar, esforzarse por ayudar a las empresas
chinas a alcanzar la competitividad necesaria para hacer frente
a sus homólogas extranjeras.
No
es difícil comprobar que la reestructuración del sector de las
telecomunicaciones está realizándose al hilo de dichas exigencias.
Tras su fraccionamiento, China Telecom, cuyo capital fijo es
de más de 600.000 millones de yuanes, suplirá con sus abundantes
recursos técnicos y financieros las carencias de las nuevas
empresas, potenciando con ello su competitividad y reduciendo
el peligro de que éstas sean absorbidas por el capital extranjero.
Dada la trascendencia de las telecomunicaciones, el Gobierno
se ha mostrado siempre muy prudente con respecto a la entrada
de capital foráneo en este sector. Pero al mismo tiempo, éste
se ha sentido desconcertado ante una escasez de fondos que lo
empuja a captar capital procedente del exterior. La reestructuración
en curso viene no sólo a resolver esta contradicción, sino también
a conceder a las empresas tanto chinas como extranjeras márgenes
más amplios para su desarrollo.
Las
acciones de China Unicom y China Mobile, dos de las empresas
de telecomunicaciones existentes actualmente en nuestro país,
cotizan en las bolsas internacionales. El 11 de diciembre, un
día después de la incorporación de China a la OMC, el Ministro
de Industria de las Tecnologías de la Información anunció la
abolición de dos políticas que restringían las inversiones extranjeras.
Unos días más tarde se promulgaron los Nuevos Reglamentos sobre
la Administración de Inversiones Extranjeras en el Sector de
las Telecomunicaciones, uno de los primeros conjuntos de disposiciones
legales elaboradas ajustándose a las condiciones incluidas en
el acuerdo sobre el ingreso de China en la OMC.
Esa
rapidez ha sorprendido a mucha gente. En realidad, tal prontitud
revela no sólo que China está cumpliendo su promesa de abrir
al exterior un sector tan importante como es el de las telecomunicaciones,
sino también que las empresas del mismo se han preparado adecuadamente
para afrontar los retos derivados del ingreso de nuestro país
en la OMC.
El
incentivo de la OMC
|
China
Telecom ha decido dividirse y reorganizarse para afrontar
la competencia foránea con mayores garantías |
La
entrada en la OMC no repercute solamente en el sector de las
telecomunicaciones, por lo que éste no es el único que está
acelerando el ritmo de su reestructuración.
No
se sabe si consciente o inconscientemente, cuando la expresión
“ru shi” (que significa ingresar en la OMC) comenzó a popularizarse
entre los chinos, las numerosas reformas económicas que China
estaba llevando a cabo pusieron rumbo hacia una eventual incorporación
de nuestro país a dicha organización. Se creía que China no
podría sobrevivir al período de transición posterior a su ingreso
en la OMC sin realizar reformas.
Evidentemente,
la realidad es muy otra. Aunque la incorporación de China a
la OMC planteaba grandes desafíos, ninguno de ellos suponía
una amenaza de muerte. Nuestro país lleva más de 20 años aplicando
una política de reforma y apertura, gracias a lo cual la transición
hacia una economía de mercado es ya irreversible y tanto la
economía basada en los capitales extranjeros como la basada
en los capitales colectivo-estatales representan cada una la
tercera parte del mercado nacional. Es obvio que todo ello no
se ha hecho exclusivamente para poder acceder a la OMC.
Lo
cierto es que si la economía china se ha internacionalizado
y hoy en día se halla más cercana a la economía de libre mercado,
ello se debe, por una parte, a la profundización incesante de
la reforma económica emprendida por nuestro país hace ya más
de veinte años; y por otra, al hecho de que tanto los sectores
económicos más vulnerables, entre ellos el financiero y el de
las telecomunicaciones, como los sectores considerados pilares
de la economía nacional hayan abierto sus puertas a la administración
colectiva y la foránea. Estos procesos constituyen una etapa
de la reforma acometida por China con independencia de su ingreso
en la OMC.
No
obstante, también es verdad que en muchos casos dicha reforma
logró avanzar con mayor rapidez y vencer obstáculos con mayor
facilidad debido al acicate que representaban el ingreso en
dicha organización y, más concretamente, los subsiguientes ataques
a los que podía quedar expuesta nuestra economía. Veamos un
ejemplo. Cuando se anunció la división de China Telecom, fueron
muchos quienes expresaron su temor de que tal decisión supusiera
el ocaso de la única empresa china de telecomunicaciones capaz
de competir con las grandes empresas del resto del mundo, tanto
más cuanto que precisamente en este momento otros países tratan
de reforzar las empresas de este sector mediante fusiones y
anexiones. De no ser por el ingreso en la OMC, ese temor estaría
plenamente justificado. No obstante, los hechos nos dicen claramente
que si no se procediese a dividir China Telecom y a inculcarle
la necesidad de competir, esta empresa sería siempre un “dinosaurio”.
Es decir, una empresa gigantesca, inerte y absolutamente incapaz
de competir en el mercado internacional, que, además, consumiría
una cantidad extraordinaria de recursos y frenaría el desarrollo
de empresas mucho más dinámicas.
Aquí
es donde entra en juego nuestro ingreso en la OMC, el cual ha
señalado el inicio de una nueva etapa tanto para la industria
china de las telecomunicaciones, como para la reforma y el desarrollo
económico de China.
Referencias
Las
seis principales empresas chinas de telecomunicaciones
---
China Telecom:
El
grupo China Telecom es una empresa estatal mastodóntica cuya
esfera de negocios comprende las redes fijas e instalaciones
de telecomunicaciones tanto nacionales como internacionales
(incluidas las redes de radio local); todos los servicios de
sonido, imagen, datos y comunicaciones por Internet a través
de redes fijas; la explotación tecnológica y los sistemas integrados
relacionados con la información y las comunicaciones; y otros
servicios autorizados por el Gobierno.
---
China Netcom
China
Netcom, una de las empresas más importantes de este sector,
ya ha concluido y puesto en funcionamiento la primera fase de
la CNCnet (banda ancha de China). La segunda fase del tendido
del cable submarino internacional C2C convertirá a China Netcom
en la única empresa nacional, aparte de China Telecom, que dispondrá
de esta vía de transmisión. Los siete principales servicios
ofrecidos actualmente por esta empresa son: conexión a Internet,
conexiones de banda ancha, suministro de datos administrativos,
servicios vía satélite, servicios telefónicos y conexión de
banda ancha para viviendas.
---
China Mobile
El
grupo China Mobile se estableció con fondos y recursos de las
telecomunicaciones móviles del antiguo Buró Estatal de Correos
y Telecomunicaciones. Tiene sucursales en 25 provincias, ciudades
y regiones, y es el único propietario del grupo China Telecom
Hong Kong. Sus actividades se centran en las telecomunicaciones
móviles (incluidos sonido, datos e Internet), los sistemas integrados,
la administración de las cuentas de la telefonía celular, la
explotación tecnológica y otros servicios relacionados con las
telecomunicaciones móviles.
---
China Unicom
Fundada
el 19 de julio de 1994, China Unicom S.A. cuenta en la actualidad
con más de 300 sucursales repartidas por todo el país. En junio
del 2000 sus acciones empezaron a cotizarse en las bolsas de
Nueva York y Hong Kong. Entre sus servicios figuran la telefonía
celular (incluidos GSM y CDMA), la telefonía local y de larga
distancia, y las comunicaciones digitales (incluidas Internet
y la telefonía IP). El Consejo de Estado ha encargado a China
Unicom el establecimiento y la gestión de las telecomunicaciones
móviles CDMA. Las redes de los ejércitos ya han sido transferidas
oficialmente a esta empresa.
---
China Railcom
La
empresa Telecomunicaciones de los Ferrocarriles de China S.A.
se creó el 7 de enero del 2002 con fondos del Ministerio de
Ferrocarriles, el accionista holding, y de los 14 burós que
éste tiene distribuidos a lo largo de su red nacional de ferrocarriles.
Dispone de sucursales en cuatro municipios directamente subordinados
al Gobierno Central y en 25 capitales provinciales. Cuenta con
un capital de 13.600 millones de yuanes y se dedica principalmente
a la telefonía fija, la Internet, las comunicaciones digitales
y la telefonía IP. Su red de comunicaciones, que dispone de
42.000 kilómetros de cable de fibra óptica, así como
de 4.593 kilómetros de microondas digitales, se extiende por
todo el país a lo largo de 65.000 kilómetros de vía férrea y
de 120.000 kilómetros de carreteras.
---
TVSC
El
grupo Telecomunicaciones China Vía Satélite comenzará a funcionar
a finales de este año. Se trata de una empresa estatal de gran
envergadura, organizada en compañías dedicadas a los servicios
vía satélite y financiada con inversiones del antiguo Ministerio
de Correos y Telecomunicaciones, conforme al proyecto de reestructuración
del sector elaborado por el Consejo de Estado. Sus integrantes
principales son: la Compañía de Radiodifusión China Vía Satélite
de, la Compañía de Servicios de Traducción de Correos y Telecomunicaciones
de China, la Compañía Chinasat de China Telecom Hong Kong, Telecomunicaciones
Móviles Vía Satélite Zhongyu S.A. y Telecomunicaciones China
Vía Satélite Oriente S.A. Se dedicará a las telecomunicaciones
vía satélite y ha sido autorizada además a prestar servicios
de conexión internacional a Internet, telefonía IP, etc.