ABRIL 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Introducción histórica a las leyes chinas (y III)

Un funcionario honesto respetado por el pueblo

Por HUO JIANYING

Baozheng, personaje de la ópera de Pekín con el rostro maquillado de negro y una luna, símbolos de su carácter justiciero

HOY en día, para elogiar la honestidad de un funcionario de la administración de justicia suele decirse de él que es un “Baogong moderno”, elogio considerado, tanto en la antigüedad como en la actualidad, el máximo honor alcanzable en el terreno del derecho.

Baogong (999-1062), apellidado Bao y de nombre de Zheng, pertenecía a una familia de Hefei (provincia de Anhui). Funcionario de alto rango de la dinastía Song, fue jefe de distrito y prefecto provincial.

Durante el ejercicio de su cargo de funcionario, Bao Zheng fue respetado por su dedicación permanente a la supremacía de la ley y a la reducción de los impuestos, todo lo cual le granjeó las simpatías del pueblo. Su labor judicial se caracterizó por la honestidad. Según se dice en los Registros históricos: “Su firme aplicación de políticas adecuadas disuadió a los funcionarios proclives a la corrupción y dio a conocer sus éxitos a todo el mundo”.

Durante los últimos mil años su fama no ha hecho sino aumentar, convirtiéndose en el funcionario honesto por antonomasia. Es comprensible, pues, que Bao Zheng haya sido alabado en varias obras teatrales y que se haya transformado en una figura legendaria protagonista de numerosos relatos, en los encarna todas las virtudes de los antiguos funcionarios.

Durante mucho tiempo, ante la proliferación de funcionarios corruptos, el pueblo no tuvo otro consuelo más que el de venerar a Bao Zheng como a una divinidad, ya que éste vivió consagrado al servicio de aquél.

No quedan muchos datos históricos sobre los casos juzgados por Bao Zheng. El proceso más conocido es uno de los que presidió cuando era jefe del distrito de Tianchang (provincia de Anhui).

Un mañana un campesino descubrió que alguien le había cortado la lengua a su buey de labranza y que el pobre animal yacía en el suelo. El campesino se dirigió a la administración de justicia para pedir que se investigara lo sucedido.

Bao Zheng dijo al campesino: “No diga nada a nadie, vuelva a su casa y mate al buey”. En la dinastía Song, el matar un buey de labranza era considerado delito.

Al ver al buey agonizando, el campesino no puedo sino matarlo.

A la mañana siguiente alguien acudió a la administración de justicia para acusar al campesino de haber matado un buey. Después de hacer algunas preguntas al denunciante, Bao Zheng dijo muy serio y en voz alta: “¿Cuáles eran sus intenciones al cortar primero la lengua del buey y acusar luego a su dueño de haberlo matado? Cuando el acusador oyó estas palabras quedó pasmado y confesó su crimen.

La historia registra asimismo la rigurosidad de Bao Zheng en el ordenamiento de la demolición de las construcciones ilegales levantadas por funcionarios corruptos en el yacimiento de control de inundaciones.

Escena de la sala del tribunal situada en el patio de la tumba de Baozheng donde éste aparece presidiendo un juicio

Según la leyenda, Bao Zheng, un ser divino en el mundo humano, tenía el poder sobrenatural de ponerse en contacto con el más allá, lo que le ayudaba a resolver casos y a descubrir a los culpables. Decidido a defender los intereses del pueblo, se enfrentó enérgicamente con la corte imperial y los poderosos, proceder que de vez en cuando le colocaba en situaciones peligrosas. A través de Bao Sheng, el pueblo expresó su deseo de lograr un sistema judicial transparente y de alcanzar la igualdad ante la ley.

En la mayoría de las obras teatrales se representan causas judiciales. En la antigua sociedad feudal, el pueblo, oprimido por la corte imperial y los poderosos, forjó un personaje llamado Bao Zheng como símbolo de la justicia y la fuerza, en un intento por manifestar su indignación ante las desigualdades existentes. En la obra teatral Zhazhaowang se ejecuta al hermano del emperador; en Zhameian, a su yerno; en Zhizhanluzhailang, a uno de sus parientes. Todas estas obras ensalzan el triunfo de la ley sobre la prepotencia de la clase dominante, la salvaguardia de la dignidad de la ley y la administración de justicia en beneficio de los pobres.

Zhapanguan (en la que se ejecuta a un funcionario del gobierno local) y Zhabaomian (en la que se ejecuta a su sobrino) son obras de teatro cuyo argumento gira en torno a funcionarios corruptos que infringen la ley para favorecer a sus familiares y amigos.

En Daluanjia y Dalongpao se critica abiertamente a la autoridad suprema, el emperador, y a su madre. Dado que era imposible ejecutar, ni siquiera sobre la escena, a personajes de tan alto rango, en estas obras se destroza el palanquín de la emperatriz y se sacude el abrigo del emperador, acciones que simbolizan el castigo de sus faltas. En la época feudal, tales escenas traspasaban el límite de lo permisible.

 A lo largo de los siglos, la tumba de Baozheng, situada en la ciudad de Hefei (provincia de Anhui), ha recibido innumerables visitantes

En escena se decían palabras como éstas: “Presido el tribunal, ejerzo el poder, ordeno ajusticiar a los funcionarios corruptos, elimino a los malvados y reparo las injusticias cometidas contra el pueblo”. “No puedo perdonarlos, aunque sean hijos y nietos del emperador”, dice Bao Zheng haciéndose eco del clamor popular contra la sociedad feudal.

Además de Bao Zheng (de la dinastía Song), a lo largo de la historia de China ha habido numerosos funcionarios honestos muy respetados por el pueblo, como Hai Rui (de la dinastía Ming) y Yu Chenglong (de la dinastía Qing). Todos ellos se caracterizaron por su probidad, su lealtad a la corte imperial y su consagración al servicio del pueblo, virtudes que les hicieron dignos de los elogios tanto de éste como de aquéllos. Gracias a su eficaz labor, la sociedad se mantenía estable, la economía se desarrollaba y el poder se fortalecía.

En tiempos de la dinastía Song, Zhao Yiguang, el emperador Taizong (939-997), redactó una lema compuesto por 16 caracteres chinos que ordenó grabar en una lápida para advertir a los funcionarios de los diversos rangos contra la corrupción.

Ese lema, usado hasta los tiempos de la dinastía Qing, se inscribió posteriormente en un pórtico erigido en el exterior del palacio de justicia, para que los funcionarios pudiesen verlo claramente mientras juzgaban un caso. En su reverso se grabaron los caracteres chinos correspondientes a la expresión gong sheng ming, de ahí que actualmente se conozca como Pórtico Gongshengming. El lema acuñado por el emperador Taizong todavía puede verse en la fachada de los palacios de justicia de Baoding (provinca de Hebei) y Huozhou (provincia de Shanxi).

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