Introducción histórica
a las leyes chinas (y III)
Un
funcionario honesto respetado por el pueblo
Por
HUO JIANYING
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Baozheng, personaje de
la ópera de Pekín con el rostro maquillado de negro y una
luna, símbolos de su carácter justiciero |
HOY
en día, para elogiar la honestidad de un funcionario de la administración
de justicia suele decirse de él que es un “Baogong moderno”,
elogio considerado, tanto en la antigüedad como en la actualidad,
el máximo honor alcanzable en el terreno del derecho.
Baogong (999-1062), apellidado Bao y de nombre de Zheng,
pertenecía a una familia de Hefei (provincia de Anhui). Funcionario
de alto rango de la dinastía Song, fue jefe de distrito y prefecto
provincial.
Durante el ejercicio de su cargo de funcionario, Bao
Zheng fue respetado por su dedicación permanente a la supremacía
de la ley y a la reducción de los impuestos, todo lo cual le
granjeó las simpatías del pueblo. Su labor judicial se caracterizó
por la honestidad. Según se dice en los Registros
históricos: “Su firme aplicación de políticas adecuadas
disuadió a los funcionarios proclives a la corrupción y dio
a conocer sus éxitos a todo el mundo”.
Durante los últimos mil años su fama no ha hecho sino
aumentar, convirtiéndose en el funcionario honesto por antonomasia.
Es comprensible, pues, que Bao Zheng haya sido alabado en varias
obras teatrales y que se haya transformado en una figura legendaria
protagonista de numerosos relatos, en los encarna todas las
virtudes de los antiguos funcionarios.
Durante mucho tiempo, ante la proliferación de funcionarios
corruptos, el pueblo no tuvo otro consuelo más que el de venerar
a Bao Zheng como a una divinidad, ya que éste vivió consagrado
al servicio de aquél.
No quedan muchos datos históricos sobre los casos juzgados
por Bao Zheng. El proceso más conocido es uno de los que presidió
cuando era jefe del distrito de Tianchang (provincia de Anhui).
Un mañana un campesino descubrió que alguien le había
cortado la lengua a su buey de labranza y que el pobre animal
yacía en el suelo. El campesino se dirigió a la administración
de justicia para pedir que se investigara lo sucedido.
Bao Zheng dijo al campesino: “No diga nada a nadie, vuelva
a su casa y mate al buey”. En la dinastía Song, el matar un
buey de labranza era considerado delito.
Al ver al buey agonizando, el campesino no puedo sino
matarlo.
A la mañana siguiente alguien acudió a la administración
de justicia para acusar al campesino de haber matado un buey.
Después de hacer algunas preguntas al denunciante, Bao Zheng
dijo muy serio y en voz alta: “¿Cuáles eran sus intenciones
al cortar primero la lengua del buey y acusar luego a su dueño
de haberlo matado? Cuando el acusador oyó estas palabras quedó
pasmado y confesó su crimen.
La historia registra asimismo la rigurosidad de Bao Zheng
en el ordenamiento de la demolición de las construcciones ilegales
levantadas por funcionarios corruptos en
el yacimiento de control de inundaciones.
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Escena de la sala del
tribunal situada en el patio de la tumba de Baozheng donde
éste aparece presidiendo un juicio |
Según la leyenda, Bao Zheng, un ser divino en el mundo
humano, tenía el poder sobrenatural de ponerse en contacto con
el más allá, lo que le ayudaba a resolver casos y a descubrir
a los culpables. Decidido a defender los intereses del pueblo,
se enfrentó enérgicamente con la corte imperial y los poderosos,
proceder que de vez en cuando le colocaba en situaciones peligrosas.
A través de Bao Sheng, el pueblo expresó su deseo de lograr
un sistema judicial transparente y de alcanzar la igualdad ante
la ley.
En la mayoría de las obras teatrales se representan causas
judiciales. En la antigua sociedad feudal, el pueblo, oprimido
por la corte imperial y los poderosos, forjó un personaje llamado
Bao Zheng como símbolo de la justicia y la fuerza, en un intento
por manifestar su indignación ante las desigualdades existentes.
En la obra teatral Zhazhaowang se ejecuta al hermano del emperador; en Zhameian, a su yerno; en Zhizhanluzhailang, a uno de sus parientes.
Todas estas obras ensalzan el triunfo de la ley sobre la prepotencia
de la clase dominante, la salvaguardia de la dignidad de la
ley y la administración de justicia en beneficio de los pobres.
Zhapanguan
(en la que se ejecuta a un funcionario del gobierno local) y
Zhabaomian (en la que se ejecuta a su sobrino)
son obras de teatro cuyo argumento gira en torno a funcionarios
corruptos que infringen la ley para favorecer a sus familiares
y amigos.
En Daluanjia
y Dalongpao se critica
abiertamente a la autoridad suprema, el emperador, y a su madre.
Dado que era imposible ejecutar, ni siquiera sobre la escena,
a personajes de tan alto rango, en estas obras se destroza el
palanquín de la emperatriz y se sacude el abrigo del emperador,
acciones que simbolizan el castigo de sus faltas. En la época
feudal, tales escenas traspasaban el límite de lo permisible.
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A
lo largo de los siglos, la tumba de Baozheng, situada en
la ciudad de Hefei (provincia de Anhui), ha recibido innumerables
visitantes |
En escena se decían palabras como éstas: “Presido el
tribunal, ejerzo el poder, ordeno ajusticiar a los funcionarios
corruptos, elimino a los malvados y reparo las injusticias cometidas
contra el pueblo”. “No puedo perdonarlos, aunque sean hijos
y nietos del emperador”, dice Bao Zheng haciéndose eco del clamor
popular contra la sociedad feudal.
Además de Bao Zheng (de la dinastía Song), a lo largo
de la historia de China ha habido numerosos funcionarios honestos
muy respetados por el pueblo, como Hai Rui (de la dinastía Ming)
y Yu Chenglong (de la dinastía Qing). Todos ellos se caracterizaron
por su probidad, su lealtad a la corte imperial y su consagración
al servicio del pueblo, virtudes que les hicieron dignos de
los elogios tanto de éste como de aquéllos. Gracias a su eficaz
labor, la sociedad se mantenía estable, la economía se desarrollaba
y el poder se fortalecía.
En tiempos de la dinastía Song, Zhao Yiguang, el emperador
Taizong (939-997), redactó una lema compuesto por 16 caracteres
chinos que ordenó grabar en una lápida para advertir a los funcionarios
de los diversos rangos contra la corrupción.
Ese lema, usado hasta los tiempos de la dinastía Qing,
se inscribió posteriormente en un pórtico erigido en el exterior
del palacio de justicia, para que los funcionarios pudiesen
verlo claramente mientras juzgaban un caso. En su reverso se
grabaron los caracteres chinos correspondientes a la expresión
gong sheng ming, de ahí que actualmente se conozca como
Pórtico Gongshengming. El lema acuñado por el emperador Taizong
todavía puede verse en la fachada de los palacios de justicia
de Baoding (provinca de Hebei) y Huozhou (provincia de Shanxi).