MARZO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Cuentos históricos de China

Confucio y sus discípulos

DICEN que el gran pedagogo Confucio (551-479 a.n.e.) tuvo tres mil discípulos, de los cuales hubo un grupo, conocido como los setenta y dos sabios, que se destacó por su erudición.
Uno de ellos, Yan Hui, fue el más fiel seguidor y continuador de la doctrina confuciana. Refiriéndose a él, Confucio dijo: "Dudo que pueda encontrar a otra persona que preste tanta atención y sea tan diligente y serio en sus estudios como Yan Hui. Se alimenta a base de comidas frugales, sólo bebe agua y vive en una callejuela angosta. Todo esto sería deprimente para cualquiera; mas no para él. Siempre está alegre y estudia con perseverancia, como de costumbre. ¡Qué espíritu tan maravilloso!"
Zi Lu fue el alumno más leal a su maestro. Cuando Confucio viajaba por todos los reinos, e incluso cuando era víctima de ataques y persecuciones, su discípulo estaba siempre a su lado. Aunque fue criticado por sus excesos de franqueza, Zi Lu nunca cambió su sentimiento de lealtad inquebrantable hacia Confucio. En cierta ocasión, el maestro cayó enfermo. Con el fin de levantarle el ánimo, Zi Lu dirigió una "comedia" en la que pidió a sus compañeros que se hicieran pasar por sirvientes que cuidaban al maestro, no sin algo de pompa. Al ver aquello, Confucio se enojó y censuró a Zi Lu diciéndole: "¿A quién pretendes embaucar? ¿Al Cielo? ¡Este es el estilo de un hipócrita!". Después de la reprimenda, Zi Lu, en lugar de contradecir a su maestro, se comportó respetuosamente. Aparte de los dos discípulos mencionados, los que más se distinguieron por su fidelidad a la doctrina de Confucio y por su diligente entrega al estudio de sus obras fueron Zi Gong, Zai Wo y Zi Xia.
En términos generales, las enseñanzas de Confucio estaban integradas por tres elementos: la poesía, la música y los ritos. El creador del confucianismo opinaba que la poesía era un medio para cultivar la bondad de sus alumnos. De ahí que utilizara con fines didácticos su adaptación de El Libro de las odas, una recopilación de canciones populares. Por otro lado, consideraba que la música era indispensable para desarrollar en sus discípulos un carácter amable. Siempre que salía de viaje, prefería pasar hambre antes que dejar de tocar el qin (un instrumento de cuerda), de cantar o de explicar los ritos a sus alumnos. También enseñó política e historia, y abogó por dar prioridad al cultivo de la personalidad de los alumnos.
Confucio educó a sus alumnos de acuerdo con el carácter y el talento de cada uno. Por ejemplo, en repetidas oportunidades recomendó a Zi Lu, cuyo carácter era violento e irreflexivo, que fuera más prudente. En cierta ocasión, Zi Lu preguntó deliberadamente a su maestro: "Si tuviera que dirigir un ejército, ¿a quiénes llevaría al campo de batalla?" Confucio respondió: "Ciertamente no llevaría a quienes sueñan con vencer a un tigre con las manos vacías; tampoco llevaría a quienes no hacen ningún preparativo antes de cruzar un río; llevaría a quienes se comportan con cuatela y prudencia al tratar un problema". Aunque era un buen discípulo, Yan Hui se mostraba demasiado sumiso al maestro y no se atrevía a expresar su propia opinión sobre un problema, razón por la cual Confucio le criticó: "No es bueno para mí ni para tí que te sometas a todos mis mandatos". A Zai Wo le gustaba dormir. Confucio lo amonestó seriamente diciéndole: "Un madero podrido no sirve para tallar una escultura y en una pared de tierra cuarteada no se puede pintar un hermoso fresco. ¿Acaso crees que podrás alcanzar el éxito si sigues con tu pereza?"
Pero entre las cosas más interesantes que se cuentan de Confucio es que daba una respuesta diferente a la misma pregunta, dependiendo del carácter de su interlocutor. Por ejemplo, cierto día Zi Lu le preguntó: "Si me hacen una buena propuesta, ¿debo ponerla en práctica de inmediato?". El maestro le contestó: "Primero debes consultar a alguien que tenga más experiencia que tú". Cuando Ren You le hizo la misma pregunta, la respuesta fue distinta: "Debes ponerla en práctica inmediatamente". Otro discípulo, movido por la curiosidad, le preguntó a Confucio por qué había respondido de distinta manera a la misma pregunta. Éste le dijo: "Ren You es un hombre de carácter vacilante y por eso debo estimularlo. Y como Zi Lu es irreflexivo y precipitado, mi deber es advertirle que sea más prudente". Como la metodología pedagógica de Confucio era correcta, sus discípulos lograron grandes progresos en sus campos respectivos. Por ejemplo, Yan Hui sobresalió por su bondad y moralidad; Zi Lu, en la política; Zi Gong, en la elocuencia; y Zi Xia, en la literatura.
Confucio, que apreciaba con toda sinceridad a sus discípulos, les prestaba la ayuda oportuna siempre que tropezaban con dificultades. Por ejemplo, cuando Gong Yechang fue encarcelado, Confucio sostuvo que el cargo era infundado y, en un gesto de aprecio, declaró abiertamente que estaba dispuesto a ofrecerle como esposa a una de sus hijas. Cuando Zi Lu fue al reino de Wei para servir de funcionario, encontró que allí imperaba el caos. Al enterarse de ello, Confucio afirmó lo siguiente ante sus alumnos: "Zi Lu ha dejado de existir", pues sabía que su discípulo, a pesar de ser muy leal y honrado, de ningún modo vacilaría ante las dificultades. En efecto, al poco tiempo llegó la noticia de que Zi Lu había muerto en el campo de batalla, hecho que entristeció al maestro. La muerte de Yan Hui lo desconsoló aun más. Cuando alguien le aconsejó que cuidara de su salud, Confucio dijo: "Me he olvidado de mí por la tristeza que me embarga".
Confucio falleció a los 73 años de edad. Sus discípulos, afligidos por la pérdida del maestro, llevaron luto más de tres años. Uno de ellos, Zi Gong, permaneció allí seis años. Cuando Confucio cayó enfermo y vio que se acercaba su fin, escribió la siguiente canción:
El monte Tai se desmorona,
La gran viga se rompe,
Y el viejo sabio se marchita.

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