MARZO 2002

 

 

 

 

 

 

 

 


Las mujeres chinas y el matrimonio

Por CHEN XINXIN

LAS formas de concebir el matrimonio son actualmente muy diversas, sobre todo en las ciudades, donde entre los jóvenes conviven las concepciones tradicional y contemporánea, no sin cierta confusión. En la cada vez más compleja vida social, la multiplicidad de ideas sobre el matrimonio está repercutiendo en las relaciones conyugales.

Características del los matrimonios chinos

En China, las ideas sobre el matrimonio también están cambiando. Hasta ahora lo habitual ha sido creer que "los jóvenes deben casarse tan pronto como sean casaderos". Sin embargo, cada vez es más frecuente que la decisión sobre cómo, cuándo y con quién casarse se tome ateniéndose a las circunstancias concretas de cada persona. Ello explica en parte una serie de nuevos fenómenos: el matrimonio se contrae a edades cada vez más avanzadas; el número de divorcios va en aumento; y cada vez son más las parejas que deciden no tener hijos. A todo ello hay que añadir

Boda con elementos orientales y occidentales

la extensión de situaciones hasta ahora inexistentes o muy limitadas, como las relaciones homosexuales, la soltería, las relaciones y la convivencia prematrimoniales, las familias monoparentales y las costumbres feudales de "ocultar a una segunda mujer" y "buscar una favorita".
La decisión de casarse, hasta hace poco basada exclusivamente en razones económicas y la necesidad de tener descendencia, se fundamenta cada vez más en los sentimientos, la satisfacción sexual y la compatibilidad psicológica. Dicho de otro modo, lo que se busca en el matrimonio es un espacio armonioso en el que los cónyuges puedan mostrarse su cariño y expresar su alegría. No obstante, muchas personas siguen llegando al matrimonio impulsadas por motivos escasamente sentimentales, como es el deseo de mejorar su situación económica.
Hay quienes, considerando que el matrimonio es un asunto privado que nada tiene que ver con la estabilidad social, rechazan la unión matrimonial sin amor y defienden el derecho a la felicidad personal.
En los últimos años, la tasa de casamientos ha ido descendiendo: en 1998 había registradas 8,918 millones de parejas; en 1999 esa cifra era de 8,888 millones; y el año siguiente, de 8,480 millones.
La felicidad conyugal se ha convertido en el factor clave de la continuidad de la vida matrimonial. Por otra parte, se ha puesto en entredicho la concepción de que "la familia es la célula básica de la sociedad, dentro de la cual le corresponde desempeñar una función estabilizadora", y la mayoría de los ciudadanos considera que el divorcio no debe ser mal visto y es un asunto puramente personal. Por lo tanto, no es de entrañar que la tasa de divorcios haya ido aumenta sin cesar: en 1998 había en China 1,191 millones de parejas divorciadas (es decir, el 13,36 por ciento de las parejas registradas); en 1999, su número era de 1,203 millones (es decir, el 13,54 por ciento de las parejas registradas); y en 2000, de 1,210 millones (es decir, el 14,27 por ciento de las parejas registradas).

Una pareja de recién casados se fotografía en la Plaza de Tian´anmen (Beijing) durante su luna de miel

La concepción de virtud matrimonial también ha cambiado. Antes se esperaba de la mujer no sólo que se mantuviera fiel a su marido desde que se casaba hasta que moría, sino que cumpliera "las tres obediencias" (al padre antes de casada, al marido después de casada y al hijo después de la muerte del marido) y poseyera "las cuatro virtudes femeninas" (fidelidad, atractivo físico, decoro en el hablar y habilidad en las labores de aguja); pero de un tiempo a esta parte, se va imponiendo la mentalidad de que las mujeres no deben subordinarse a nadie ni ser consideradas meros objetos, que dentro del matrimonio tienen derecho a gozar de libertad de acción y conciencia, y que si en un matrimonio no hay amor, su continuación resulta inmoral. A todo ello cabe añadir un mayor tolerancia hacia la relaciones extramatrimoniales. La exigencia de que las mujeres lleguen vírgenes al matrimonio está siendo muy criticada, pero muchos hombres siguen insistiendo en ello.
En la actualidad, la mayoría de las mujeres admite que el matrimonio se va construyendo en la convivencia cotidiana, sobre la base del intercambio de ideas entre los cónyuges. Sin embargo, no son pocas las mujeres que, debido a su edad ya algo avanzada, la falta de recursos económicos, su escasa independencia y la preocupación por los hijos, depositan todas sus esperanzas en la fuerza de la Ley.
En una sociedad en plena transformación como la actual, coexisten concepciones del matrimonio progresistas y tradicionales .

Matrimonio tradicional

Las dificultades económicas, el bajo nivel cultural y la necesidad de sobrevivir que convergen en el matrimonio tradicional explican la desigualdad entre los cónyuges, desigualdad basada en un enraizado machismo.

Familia de tres miembros

Este tipo de matrimonio es el predominante en el campo y en las ciudades económicamente poco desarrolladas. Debido a las estrecheces económicas y la obligación de cuidar de los hijos, la parte femenina debe resignarse a desempeñar el papel de esposa virtuosa y madre cariñosa, y renunciar a todo tipo de recompensas sentimentales.
En la mayoría de los casos, son los hombres quienes toman la iniciativa en las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Éstas, sin embargo, no se consideran relaciones extramatrimoniales y no son criticadas por la sociedad, puesto que no hay en ellas sentimientos amorosos, sino que su único objetivo es satisfacer el apetito sexual, tal como sucede en el caso de los hombres que van con prostitutas o tienen secretamente otra mujer. Por todas estas razones, el matrimonio tradicional dista de ser satisfactorio.
Matrimonio progresista. Este tipo de matrimonio, poco frecuente en China, suele corresponder a jóvenes de las ciudades con elevados ingresos y un nivel cultural alto. Los dos miembros de la pareja aspiran a la igualdad, la libertad y la independencia. La relación conyugal o de pareja se sustenta exclusivamente en el amor. El enamoramiento es el único motivo que mantiene la relación entre los cónyuges o compañeros, y las dos partes gozan de libertad y privacidad. Por todo ello, este tipo de matrimonio resulta altamente satisfactorio desde los puntos de vista tanto material como espiritual.
Si uno de los cónyuges ha tenido una relación sexual con un tercero, el otro o bien procura entenderlo y perdonarlo, o pone fin rápidamente a la relación mediante el divorcio. En este último caso, ambas partes suelen proceder desapasionadamente y siguen siendo amigos.
Matrimonio de transición. Este tipo de matrimonio se encuentra entre los dos tipos anteriores, hallándose unas veces más próximo al primero y otras al segundo. Por lo general, ambos cónyuges cuentan con altos ingresos y una buena posición social. No obstante, la parte masculina sigue arrastrando el prejuicio, propio de la concepción tradicional del matrimonio, de que el hombre está por encima de la mujer.
Cuando se descubre que el hombre mantiene relaciones con otra mujer, el matrimonio no siempre termina en divorcio, puesto que aquél, encandilado como está con las nuevas relaciones, no se indispone con su esposa; ésta, por su parte, no se atreve a pedir el divorcio y se resigna por una serie de motivos: la posibilidad de que sus hijos pierdan al padre, las dificultades que conlleva el vivir sola, el problema de la vivienda, la esperanza de que el marido ponga fin a sus relaciones extramatrimoniales, etcétera. Ni que decir tiene que en tales circunstancias, este tipo de matrimonio resulta escasamente satisfactorio.
Por el contrario, muchas mujeres que tienen una buena posición social y elevados ingresos no vacilan en castigar la infidelidad de sus cónyuges presentando la demanda de divorcio. Tras una experiencia como esta, dejan de creer en los hombres y si se casan de nuevo no es tanto por amor, sino por mejorar su nivel de vida.

Encuesta sobre la felicidad matrimonial

Las mujeres, a quienes la vieja sociedad les prohibía comer sentadas, disfrutan ahora de ese derecho

Xu Anqi, investigador del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai, realizó una encuesta de ámbito nacional sobre la felicidad matrimonial. Tomando como parámetros los sentimientos, las condiciones materiales, las actividades de ocio, la vida sexual y la cohesión entre los cónyuges, obtuvo los siguientes resultados: de las 3.205 parejas encuestadas, el grado de felicidad matrimonial del 22 por ciento de ellas puede considerarse bajo; el del 75 por ciento, mediano; y el del 3 por ciento, alto. Es decir, la felicidad matrimonial de la mayoría de los cónyuges chinos alcanza un grado medio.
Según Xu, durante los últimos diez años la situación de las mujeres ha mejorado notablemente. En China, la felicidad matrimonial se fundamenta en la igualdad, la confianza y la armonía. Pero la encuesta también reveló algunos problemas, como el elevado número de matrimonios no basados principalmente en el amor, la falta del interés por la vida matrimonial y la calidad de la vida sexual.
Por otra parte, según una encuesta llevada a cabo conjuntamente por el Instituto de Sanidad Pública de la Universidad de Beijing y la Universidad China de Hong Kong , cuyos resultados se dieron a conocer en octubre de 2001, la salud psíquica de las mujeres de entre 22 y 55 años que viven y trabajan en las ciudades con buenas condiciones no es tan bueno como el de las mujeres de la misma franja de edad que viven en el campo.

Mujeres jóvenes de ciudad

Las empresas de capital extranjero emplean a más de 30.000 mujeres de entre 20 a 30 años, un tercio de las cuales son solteras. Debido a su alto nivel de estudios y a sus elevados ingresos, no les resulta fácil encontrar un novio adecuado. Este problema también se da entre la población femenina en general.
La fidelidad bajo sospecha. Todo el mundo elogia el amor de Romeo y Julieta, pero el número de divorcios y de relaciones extramatrimoniales no cesa de aumentar.
Una jefe de personal dijo que todavía no estaba enamorada porque había sufrido muchos desengaños amorosos y añadió que la posibilidad de casarse cada vez le entusiasmaba menos.
Nostalgia de la mujer ama de casa. Una profesora de secundaria altamente cualificada dijo: "Me gustaría quedarme en casa para cocinar, lavar y hacer las tareas del hogar; ahora llevo un vida agotadora, puesto que trabajo en casa y en la escuela".

Según una encuesta realizada recientemente por la Universidad de Beijing, la Universidad de Nankai y la Universidad de Tianjin, ha descendido el porcentaje de alumnas dispuestas a tomar parte en la competencia social y empresarial, porcentaje que hace unos años era del 85 por ciento. Algunos expertos consideran que la mayoría de las mujeres tienen aún muy arraigada la idea tradicional de que "el hombre es el centro", razón por la cual la liberación completa de las mujeres no resulta fácil y exige mucho tiempo.
Criterios para la elección de novio/a. Los hombres suelen buscan chicas bonitas con una buena figura, mientras que las mujeres buscan chicos altos, con buenos recursos económicos y un expediente académico brillante.
Un máster de 28 años de edad que gana más de 10.000 yuanes mensuales se hacía estas preguntas: ¿qué es más importante: el trabajo o el matrimonio?; ¿es éticamente correcto basar la elección de novio/a en las oportunidades de ascenso social? ¿qué problemas plantea la elección de novia?; ¿qué aspectos prácticos debe tomarse en consideración? ¿qué criterios son los más importantes? Para este joven, elegir novia no es nada fácil. Pero tampoco lo es para las empleadas jóvenes de las que hablábamos antes.

Mujeres de mediana edad

Cada vez son más las mujeres que piden el divorcio. De las 500 demandas de divorcio registradas entre enero y septiembre del 2001 en Jiang´an, zona subordinada a la ciudad de Wuhan, el 82 por ciento, es decir, 417, fueron presentadas por mujeres. Más de 300 eran de mujeres con estudios universitarios o especializados.
En cuanto a los hombres, unos tienen amantes, otros sólo son capaces de hacer las tareas del hogar y otros son "favoritos" de las mujeres.
El 64 por ciento de las 1.102 demandas de divorcio registradas en Beijing hasta el 20 de septiembre del 2001 fueron presentadas por mujeres. Según las encuestas, las mujeres cuya demanda fracasaba preferían suicidarse a vivir sin amor e insistían en poner fin a su insatisfactorio matrimonio.

Una pareja de edad avanzada dibujan su futuro de llegar juntos a la vejez, fin ideal del matrimonio tradicional chino

Algunos jueces consideran que esas mujeres se atreven a presentar peticiones de divorcio porque ya no pueden soportar la angustia en la que viven y no quieren renuncian al amor. El 42 por ciento de las mujeres que presentaron demandas de divorcio llevaban casadas de 10 a 20 años.
Según algunos expertos, las mejoras en la situación económica, social y familiar de las mujeres han puesto a los hombres en apuros, ya que ahora aquéllas exigen más a éstos.
Gracias al progreso social, las mujeres han aprendido a reflexionar sobre la naturaleza del matrimonio y las características de uno y otro sexo. Ello les ha permitido adaptar su mentalidad a las nuevas realidades sociales y comprender que una mujer psicológicamente sana no necesita apoyarse en otras personas y es capaz de afrontar adecuadamente los problemas surgidos en el matrimonio y el divorcio.

El sexo ya no es tabú

Antes, nadie se atrevía a hablar de sexo. Ahora, la gente no solamente discute cuestiones relacionadas con el sexo, sino que la compatibilidad en este aspecto es un importante criterio a la hora de elegir pareja. Además, la vida sexual insatisfactoria se considera causa suficiente para presentar una demanda de divorcio.
El problema sexual puede ser motivo de divorcio. Las causas más frecuentes de divorcio han venido siendo las discrepancias sobre la educación de los hijos, las disputas por los bienes, la incompatibilidad de caracteres, etc. Pero en los últimos años, la vida sexual insatisfactoria aparece con frecuencia creciente entre los motivos de divorcio, lo que parece indicar que no se está dispuesto a prolongar un matrimonio no basado en el amor. Según hemos averiguado en los tribunales, este motivo de divorcio, hasta no hace mucho desconocido, es ahora uno de los más comunes, incluso en parejas de avanzada edad.

Problemas matrimoniales de la tercera edad

Las mujeres constituyen el sector de población más débil. En un artículo titulado "La dura existencia de las ancianas de Beijing", se decía que las ancianas de la capital cuentan con escasos recursos económicos, se han jubilado temprano, gozan de pocos derechos en el hogar y viven más tiempo que sus maridos.
Según las estadísticas, de cada cuatro personas despedidas que encuentran un nuevo trabajo tres son hombres y sólo una mujer. La "Línea especial para las mujeres de la tercera edad" ha revelado que el 30 por ciento de las mujeres ha tenido problemas en su matrimonio; el 20 por ciento tienen dificultades en sus relaciones personales; y el 12,6 por ciento tienen problemas con la ayuda social. Se suele pensar que los matrimonios de edad avanzada son más estables que los jóvenes; sin embargo, lo cierto es que la presión social también afecta a los hombres ya mayores, sobre todo a aquellos cuyo éxito en el trabajo les incita a buscar una compañera más joven y bonita.
Una encuesta ha demostrado que no son pocas las mujeres de 60 años que, obligadas por sus escasos o nulos ingresos, dependen de su marido o sus hijos. La mayoría de los hombres minusvaloran los quehaceres domésticos.
Casi todos los viudos ya ancianos desean volverse a casar, aunque sólo sea por tener los "cuatro elementos": viejo hogar, viejos ahorros, viejo compañero y viejos amigos. Sin embargo, los ancianos que se casan de nuevo tropiezan con numerosas dificultades y sus relaciones matrimoniales suelen caracterizarse por ser "breves, sencillas y rápidas", con lo que se quiere decir que la nueva pareja se casa poco después de conocerse, lleva una vida sencilla y no tarda en divorciarse y volverse a casar. En los matrimonios contraídos durante la tercera edad, la tasa de divorcios se ha situado entre el 70 y el 80 por ciento, siendo pocos los casos los que la nueva pareja vive feliz y en armonía.

Las mujeres del campo

Campesina vendiendo bordados artesanales en Beijing

El programa establecido por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) para mejorar la salud de la mujer en el proceso de reproducción ha permitido conocer más a fondo la situación de las mujeres en el campo, sobre todo a través de las conferencias celebradas en las provincias de Heilongjiang, Sichuan, Gansu y Shaanxi La mayoría de ellas están satisfechas con sus condiciones de vida, aspiran a progresar material y espiritualmente, y se esfuerzan junto con sus cónyuges por proporcionar una buena educación a sus hijos.
En el campo también existen problemas, como la bajada del precio de los cereales, el fuerte incremento del coste de la educación y la asistencia médica, así como la precariedad de los empleos ofrecidos en las ciudades, problemas que las mujeres del campo intentan afrontar con una actitud abierta y entusiasta.
En resumen, las mujeres chinas incorporan a sus relaciones matrimoniales las conquistas del progreso social, en un proceso no carente de sufrimiento y angustia.

CHEN XINXIN, subinvestigadora del Instituto de Investigación Académica de la Federación de Mujeres de China

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