Calles especiales de Beijing
Por ZHANG HUA
LAS calles más frecuentadas por los beijineses
han sido tradicionalmente las de Wangfujing, Dong´an, Xidan,
Zhongbai y Zhuangsheng, calles de zonas comerciales y grandes
almacenes. Pero de un tiempo a esta parte, a éstas han
venido a sumárseles otras especializadas en restaurantes
y en la venta de té, de flores, de prendas de vestir y
de antigüedades. Dotadas de personalidad propia, la aparición
de estas calles ha añadido un nuevo encanto a la ciudad
de Beijing.
Laitai, la calle de las
flores
Situada en la parte este de los grandes almacenes
Beijing-Lufthansa, la calle de Laitai, cuya longitud es de unos
300 metros, sobresale por su marcado ambiente europeo. Las flores
se amontonan fuera de las floristerías, a través
de cuyos escaparates aparecen auténticos jardines. Incluso
en pleno invierno, cuando el frío es más intenso,
las flores muestran tal viveza y brillantez que las abejas revolotean
por encima de ellas y uno se siente transportado a un lugar alejado
de la ciudad y agraciado con un clima más benigno.
La variedad de especies florales no puede menos que llamar la
atención del viandante: rosas, lirios, crisantemos, nomeolvides,
girasoles, nardos y un largo etcétera. Una parte de las
flores que llegan por vía aérea proceden de la ciudad
china de Kunming, la capital de las flores, mientras que otras
vienen de las afueras de Beijing. Desde septiembre del 2001, fecha
en la que comenzó a atender a los compradores, la calle
de Laitai es el mayor centro de comercialización de flores
del norte de China.
Mientras preparaba un ramo, la dueña de la floristería
Ziteng nos dijo que en los días de mayor actividad llegaba
a vender flores por un valor de entre 4.000 y 5.000 yuanes. Esos
días son la Fiesta de la Primavera, la Fiesta del Medio
Otoño, el día de San Valentín, el Día
de la Madre y Navidad.
Sus clientes son tanto chinos como extranjeros. Los chinos suelen
preferir las rosas y los crisantemos, mientras que los extranjeros,
además de rosas, compran sobre todo girasoles y lirios.
La florista nos contó que los extranjeros también
son muy exigentes y saben regatear.
Siendo como son comerciantes hábiles, los dueños
de floristerías enseguida se dieron cuenta de la situación
privilegiada de la calle Laitai, muy cercana a un gran centro
comercial internacional y al barrio donde se apiñan embajadas
extranjeras, así como algunas escuelas internacionales.
Cuando hace solamente cuatro meses se abrió la calle de
las flores, la actividad no alcanzó el nivel que se esperaba,
pero los comerciantes que se han establecido en ella se muestran
optimistas sobre su futuro.
En las floristerías se venden flores frescas y flores artificiales.
Éstas resultan ideales para la decoración de bares
y restaurantes, donde realzadas por una buena iluminación
añaden un toque de distinción y romanticismo. Las
variedades artificiales de la flor de manzano y de la espiga de
maíz se utilizan generalmente para adornar restaurantes,
casas de té y grandes viviendas.
En la calle de Laitai también pueden encontrarse floreros
de diferentes materiales y calidades. Las macetas de estilo europeo,
hechas a mano, ofrecen asimismo gran diversidad de formas y su
precio oscila entre menos de 10 yuanes y 800 yuanes.
En algunas tiendas de esta calle se ven cosas sorprendentes, como
bordados tradicionales en un tienda de decoración y casas
de cisca para mascotas en el mercado de flores.
La floristería Xinxin parece una tienda de muebles antiguos.
En una de las paredes cuelga una talla de madera; una antigua
armadura sirve de florero; y sobre una silla de la dinastía
Qing descanza un *guzheng* (antiguo instrumento musical). Su propietaria
dijo que sólo se dedica de lleno a las flores durante los
períodos de gran afluencia de clientes; pero cuando tiene
poco trabajo, le encanta departir con los clientes sobre la conservación
de los muebles antiguos. En este ambiente relajado, al tomar el
té preparado por la dueña uno se siente transportado
al pasado y lejos del bullicio que reina en la calle.
La calle de la moda
A
una cuadra de la calle de las flores está la calle de la
moda. En este lugar, muy concurrido por las jóvenes que
buscan prendas de vestir y complementos modernos, se venden miles
de artículos diferentes. La mayoría de ellos vienen
de la provincia de Guangdong, Hong Kong, Taiwan y Corea del Sur.
Con sus más de 1.100 puestos de venta, la calle de la moda
es el mayor mercado de ropa existente en Beijing.
En comparación con otros grandes mercados de este género,
los productos que se venden en esta calle son de mejor calidad.
La calle de la moda se divide en tres sectores, siendo el sector
A el más frecuentado, tanto por la calidad del servicio
como por la diversidad de la oferta. A su vez, el sector A se
divide en dos niveles: el inferior, donde se venden prendas de
distintas marcas para las cuatro estaciones del año; y
el superior, donde se pueden comprar artículos para señoras,
como pelucas, cosméticos, zapatos y calcetines.
Los vestidos y trajes inspirados en la tradición china,
que se pusieron de moda hace dos años, figuran entre los
mas solicitados por los compradores.
En una tienda del sector A se muestran algunas chaquetas de corte
chino y *qipaos* (vestidos femeninos con cuello cerrado y aberturas
laterales), las prendas chinas más representativas. La
mirada de los transeúntes queda prendida de la clásica
belleza de una tela de seda bordada expuesta en un escaparate,
que, pese a su alto precio, no carece de compradores. Generalmente,
son las personalidades de los círculos culturales y artísticos
quienes compran prendas de inspiración china, tanto por
su elegancia como por su precio asequible (entre 200 y 300 yuanes).
En los últimos años, las canciones y los bailes
de Corea del Sur han tenido mucho éxito en China, y la
influencia de aquel país en las jóvenes generaciones
del nuestro se ha extendido a la peluquería, el maquillaje
y la ropa.
En Hanfeisi, una tienda dedicada exclusivamente a la moda coreana,
se vende ropa deportiva, de moda y formal que sienta muy bien
a las jóvenes agraciadas. Los colores predominantes son
el negro, el rojo y el blanco. Su dueña dijo que cuando
llegan nuevos modelos avisa a sus clientas más asiduas,
entre las que se encuentran modistas, actrices, azafatas, empleadas
e incluso propietarias de otras tiendas.
En el sector A hay una pasarela en la que todas las tardes se
organiza un desfile de modelos. Las modistas presentan sus propias
creaciones o muestran modelos proporcionados por las tiendas.
Es una buena forma de promoción, ya que una vez finalizado
el pase las espectadoras pueden comprar los modelos que más
les hayan gustado.
La calle de la moda es muy larga y el ir de tienda en tienda suele
resultar agotador. Junto a la pasarela de la moda hay un establecimiento
de comida rápida donde puede tomarse arroz, platos sencillos,
frutos secos y refrescos.
Malian, la calle del
té
En
la calle de Malian hay más de 600 tiendas de té.
Según los datos oficiales, en esta calle hay ocho almacenes
y las ventas anuales se aproximan a los 1.000 millones de yuanes,
cifra que representa una décima parte de lo que se vende
en toda China.
Los orígenes la calle de Malian se remontan a los años
50 del siglo XX, época en que se estableció en ella
la única empresa estatal de té, empresa que se encargó
de comercializar las hojas de esta planta en Beijing. A partir
de la década de los 90, algunos comerciantes de té
de las provincias de Fujian, Zhejiang y Guangxi se establecieron
también en dicha calle, por lo que la mayoría de
los venderores de té hablan con un acento peculiar.
La conocida como Ciudad del Té es un moderno edificio de
cuatro plantas, impregnado del aroma del té, que alberga
a más de 200 comerciantes de categoría nacional.
Aquí puede comprarse té procedente de diversas provincias
chinas (Fujian, Yunnan, Guangxi y Hainan) y de otros países,
como mate argentino, té negro de Sri Lanka y la India,
y té coreano. Los propietarios de los establecimientos
cuentan con sus propios centros de producción, lo que les
permite vender a unos precios entre un 30 y un 50 por ciento más
bajos.
Todas las tiendas ofrecen a los clientes una taza de té
y, lo que resulta más interesante, ponen a su alcance información
y libros recomendables sobre esta planta.
En la fiesta del Qingming, los amantes de esta infusión
no deben dejar escapar la oportunidad de probar el té fresco
cosechado en primavera, cuyas hojas se recogen de madrugada en
su lugar de origen y se transportan inmediatamente a la capital
en avión. Por la tarde, los maestros en el arte de preparar
té empiezan a revolver las nuevas hojas en una olla y al
poco tiempo ya está listo para ponerse en venta.
En la antigua China, el té no se tomaba de forma caprichosa.
Es más, el acto de beber té revestía gran
solemnidad. En Songyuan, tienda situada en el tercer piso de la
Ciudad del Té, se muestra todos los días la forma
tradicional de beber el té. De esta manera, los clientes
gozan de este elegante ambiente y, al mismo tiempo, adquieren
conocimientos sobre el té.
Al hablar de este producto, es obligado referirse a las teteras,
utensilio que también tiene su lugar en este paraíso
del té. Las más conocidas son las teteras de porcelana
fina de Jingdezhen, aunque las de Yixing, hechas con arcilla,
también son muy apreciadas.
En la Ciudad del Té hay un establecimiento de comida rápida
donde se ofrecen ravioles, empanadas y huntun preparada
con relleno de té. Como es natural, también puede
saborearse té de jazmín, té verde, té
negro, té Puer (de la provincia de Yunnan) y té
Wulong (de la provincia de Fujian), por un precio que va de los
10 a los 180 yuanes.
Donzhimen, la calle de
los restaurantes
Con
sus más de de cien restaurantes alineados a lo largo de
1,5 kilómetros, Donzhimen es la calle de Beijing en la
que se concentra el mayor número de restaurantes.
Cuando al atardecer se encienden los faroles rojos comienza la
parte más animada del día. Frente a los restaurantes
aparcan innumerables bicicletas y automóviles, y en su
interior se apiñan los clientes, señal inequívoca
de la elevación del nivel de vida de los chinos. En los
restaurantes de esta calle pueden degustarse especialidades de
todo el país, como cangrejo picante, langosta, pescado
al vapor, carne asada y algunos platos de las minorías
nacionales. El restaurante Chongqing es famoso por su cordero
a la mongola, uno de los manjares favoritos de los beijineses.
El pollo asado de sabor picante que se sirve en este restaurante
es delicioso, ya que en su preparación no se utilizan pollos
de criadero, sino de campo.
En la calle de Donzhimen se reúnen todos los platos populares
de Beijing. Una noche de invierno varios jóvenes estaban
comiendo en el restaurante Guangxi, cuya especialidad es el cangrejo
picante. Desafiando el intenso frío, habían venido
desde lejos sólo para degustar este plato. Uno de ellos
dijo: "Yo soy tartamudo, pero creo que dejaré de serlo
si como cangrejo picante, que a pesar de quemarte hasta las entrañas
está delicioso". Antes, este restaurante sólo
ofrecía tallarines típicos de Guangxi; pero después,
con la ayuda de excelentes cocineros de Shanghai, incluyó
este plato en su menú y vio como su clientela empezaba
a crecer. Al principio, el restaurante Guangxi tenía sólo
siete mesas, pero el aumento de clientes obligó a poner
cinco más. En verano, se sacan sillas para poder disfrutar
del aire libre mientras se come.
Un taxista dijo que en las horas de mayor concurrencia un automóvil
puede tardar hasta cuarenta minutos en recorrer los 1.500 metros
de esta calle.
Datos de referencia
El horario de las tiendas de la calle de las flores es
de 5 a.m. a 11 p.m.
El horario de las tiendas de la calle de la moda es de 9
a.m. a 9 p.m.
Para ir a estas dos calles puede tomarse uno de estos autobuses:
3, 707, 405, 416, 300, 302, 847, 831, 830.
A partir de las 10 a.m. y los días feriados no hay
lugar para aparcar automóviles.
En la calle de flores está el restaurante Mumaren,
establecimiento relativamente caro donde se sirven platos
del nordeste de China. También hay puestos de comida
rápida en los que se puede comer por 6, 8 o 10 yuanes.
En esta calle las flores frescas son más baratas,
pero la ropa es un poco más cara que en Wantong,
Guanyuan y el mercado del zoológico.
El horario de las tiendas de la calle del té es de
9 a.m. a 7 a.m.
Los autobuses que van hasta esta calle son el 609, el 414,
el 708 y el 339. En la Ciudad del Té hay 150 plazas
de aparcamiento, a las que hay que sumar las del aparcamiento
del supermercado Carrefour.
Los establecimientos de la calle de los restaurantes están
abiertos las 24 horas.
Puede irse a esta calle con los autobuses 107,106, 24, 116,
13 y 124, o tomando el metro hasta la estación de
Yonghegong (Monasterio Lamaísta). Por la noche se
permite el estacionamiento de vehículos.
Los restaurantes ofrecen al cliente la opción de
pedir medias raciones.
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