Yang Xiaoyang, un pintor en busca de la perfección

Por WEN CHUNYAN

Yang Xiaoyang, famoso pintor y director de la Academia de Bellas Artes de Xi´an.

LA palabra china jizhi (perfección) significa también apogeo y cúspide, y a veces se refiere a algo excelente, elegante y delicado. Aquí la utilizamos para calificar a Yang Xiaoyang, quien la merece por la generosidad, el talento artístico y el encanto personal de los que hace gala en su vida cotidiana.
Comencé a familiarizarme con el nombre de Yang Xiaoyang cuando en septiembre de 1997 visité el Museo de la Guerra Revolucionaria. En el salón dedicado a las antiguas guerras pude admirar un cuadro suyo titulado Las tropas de Huang Chao marchando hacia Chang´an, la obra de las que ví aquel día que me causó una impresión más profunda.
Mi primer encuentro con el pintor tuvo lugar la tarde del 20 de julio de1999, cuando acompañé a dos colegas míos a hacerle una entrevista. Todavía recuerdo claramente que aquel día, a pesar de no haberlo visto antes, lo identifiqué inmediatamente, puesto que era una persona muy diferente que sobresalía entre la multitud que se nos acercaba. Lo que más me llamó la atención fue su aspecto joven y vigoroso. Para prolongar nuestra conversación, nos invitó a sumarnos al banquete ofrecido en el Hotel Jiaoyu en honor de Zhong Zhenshan, director del Instituto de Arte de Malaisia.
Después de la cena, nos sentamos en el lobby del hotel y seguimos charlando con Yang. Atraídos por la rapidez de su mente y la lógica de sus palabras, hablamos con el pintor hasta la una de la noche sin notar cansancio alguno. En un ambiente agradable y alegre, nos contó su historia con una voz suave y pausada. Desde entonces, quedaron grabadas en mí su historia y su sonrisa. Al día siguiente, escribí un artículo titulado Yang Xiaoyang, el pintor más joven de China.
A pesar de que me gusta la pintura, no soy ni mucho menos un especialista, por lo que no me ha sido fácil conocer a fondo a un pintor como Yang. A través de las obras que cito a continuación podemos descubrir la energía creativa y la perfección que siempre ha perseguido este joven pintor: La ruta de la seda, lienzo de 64 metros de largo custodiado en el Museo de la Gran Muralla; El canto del antiguo palacio imperial Epang; obra presentada en el Hotel Noroeste; y otros muchos cuadros, como La familia de trabajadores, La virtud, La montaña de Zhongnan, El canto del río Huanghe, Bajo el sol y La boda persa.

Yang es un pintor que sorprender tanto por el volumen de su obra, como por la capacidad de plasmar escenas grandiosas en sus cuadros, cuyos temas suelen ser grandes acontecimientos históricos o culturales.
De pequeño, su familia le enseñó la pintura occidental, por la cual mostró sumo interés. Después, debido a la influencia de la literatura y la historia chinas, empezó a cultivar un estilo caracterizado por la mezcla de lo chino y lo occidental. En los más de 30 países que ha visitado, Yang ha contemplado varias obras maestras europeas de diversas épocas y estilos. La mezcla de los dos estilos ha dejado huella en sus obras, tanto en los temas como en la manera de plasmarlos. Hoy día, aún no está satisfecho con los éxitos logrados e intenta utilizar algo nuevo en el trabajo creativo. El coraje en la búsqueda de la perfección lo distingue notablemente de cualquier otro pintor.
Yang es tanto un artista como un educador de la nueva generación de las bellas artes. Como director de la academia, ha introducido nuevos conceptos en la educación y ha manifestado su deseo de convertirla en una de las mejores de China e incluso del mundo. Después de asumir su cargo, abrió un salón de Xi´an en París y estableció filiales en Shenzhen y Qingdao. Además, realizó una serie de reformas en la educación y puso en marcha algunas obras en la construcción del campus. Bajo la dirección de Yang, la fama de la academia se ha acrecentado y la gente ha mostrado su sorpresa ante la increíble capacidad de este joven director.

Navegando por el río Huanghe

Yang se caracteriza por la generosidad con los demás, la atención a los detalles y la tenacidad en el trabajo. Justamente éstas cualidades le han hecho perder muchas cosas y le han traído algunos problemas. Ahora él quiere apartarse del pasado y dedicarse exclusivamente al trabajo de creación. Ello exige simplificar la vida: una sencilla comida compuesta por un plato de carne y arroz, que termina generalmente en tres o cinco minutos; tampoco dedica mucho tiempo ni da importancia al vestido. El libro Laozi (Explicación de la ley universal), que tiene siempre junto a su almohada, ha sido su favorito durante los últimos diez años. Creo que a través de un proceso de práctica y reflexión continuadas alcanzará finalmente la perfección, proceso que constituye precisamente la esencia de la idea del viejo filósofo.