Dar a la gente la dicha de vivir
de su trabajo
--Comentario sobre la novela
El Río que te ha de llevar
Por XU SHICHENG
CON mucho interés y avidez he leído
la novela El Río que te ha de llevar, escrita por
el profesor Juan Morillo Ganoza y publicada en Lima en el 2000
por la Editorial San Marcos.
Desde los años 80 del siglo pasado, el profesor Juan Morillo
ha sido un buen amigo de nuestro Instituto y ha participado en
numerosas actividades académicas patrocinadas por el IAL
(Instituto de América Latina). En 1995, por ejemplo, participó
y presentó una disertación en el homenaje a José
Carlos Mariátegui que organizamos con motivo del centenario
de su nacimiento. El profesor Juan Morillo nunca escatima su ayuda
a los investigadores del IAL. En la década de los 60 empezó
a dedicarse a las actividades literarias, fundando Trilce y Narración,
dos importantes agrupaciones literarias. A finales de la década
de los 70 vino a trabajar a China. A lo largo de sus 23 años
en nuestro país, ha impartido clases en diversas universidades
y ahora trabaja en Radio Internacional de China.
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El professor Xu Shicheng hizo un interesante
comentario sobre la novela presentada |
El título de la novela, El Río
que te ha de llevar, es muy sugestivo. Parece una metáfora
que alude a la terrible lucha por la supervivencia; el río
al que se refiere es el río Marañón, uno
de los más importantes de Perú. El río Marañón
contribuye a la ambientación y el simbolismo de la novela.
En ella, el autor reitera que la vida es como el río Marañón
que se nos ha de llevar:
"Es el Marañón, un río,
un culebrón de aguas alborotadas y bravas que, fingiendo
estar dormido, brama mientras se va. Siempre es así: viene
y se va alborotando y enturbiando sus aguas sin darse el más
mínimo sosiego." (Pág. 11)
"Y era que le parecía que en esas viejas y alborotadas
aguas, jamás quietas, se pintaba el porfiado afán
de la vida." (Pág. 21)
"Carajo igual que las aguas del Marañón
que venían y se iban y visto de otro modo también
se quedaban, porfiando como la vida bajo las mismas intemperies."
(Pág. 22)
"¿O no será que ese río mañoso
te quiere encantar para luego teniéndote cerca arrastrarte
en sus aguas? Te ha echado el ojo, seguro que te quiere llevar."
(Pág. 29)
"La vida, río, caudal que avanza a ciegas"
(Pág. 329)
Este río de vida y de narración
constituye la columna vertebral de la novela. Es de señalar
que en la narrativa moderna hispanoamericana no pocas novelas
llevan como título o tema el río, entre ellas El
río oscuro, del argentino Alfredo Varela, y Los
ríos profundos, del peruano José Maria Arguedas
(Perú).
La novela se compone de doce jornadas y un epílogo ("Jornadas
con José Gordo"). ¿Por qué, en vez de
capítulos o partes, se emplea la palabra "jornada"?
La novela tiene dos ejes en torno a los cuales se desarrollan
los episodios principales; uno, en las vivencias del personaje
narrador: Zoila, una mujer ciega. Aquí, las "jornadas"
se refieren a los días en que Zoila ha escrito sus narraciones.
Zoila no es su nombre, sino su apodo, puesto que siempre que empieza
a contar una historia dice "Soy la que soy" (págs.
30, 333, 337 y pássim). De ahí le viene el apodo.
Hija de una familia pobre, cuando era joven, no era ciega, le
gustaba leer libros y aspiraba a ser maestra de escuela primaria.
A través de sus monólogos, Zoila nos cuenta su rica
y conmovedora vida interior, su impresionante pasión por
el joven carpintero José Gordo (Jornada VI, págs.
189-209). Al terninar la novela, el autor, a través de
Zoila, nos hace reflexionar.
"Les digo que soy la que soy y que en
este mundo, a menos que se abra el triste y hondo corazón
a los demás, nadie podrá saber jamás qué
cosas se revuelven en las aguas de los ríos que nos arrastran
y nos llevan porque, callando, caemos en la verdad de que nos
vemos las caras pero no los corazones y que nadie sabe lo de nadie."
(Pág. 488)
Otro eje (que considero el principal) está
en el núcleo de la familia de los Ponte, sobre todo en
sus dos protagonistas: Adán, el primogénito; y Adela,
su cuñada (esposa de su hermano menor). La historia de
la familia Ponte, contada en la novela por la boda de Zoila, abarca
tres generaciones y casi cincuenta años, y es también
la historia de Uchos, un pequeño poblado a orillas del
río Marañón, con pocos vínculos con
las ciudades más importantes del país. Hay dos espacios
temporales más o menos ubicables en la novela: el actual,
que corresponde a fines de los años cuarenta del siglo
XX; y el evocado, que se retrotae a fines del siglo XIX.
Las oposiciones centro-periferia y modernidad-tradición,
así como las ambiciones de las clases medias regionales,
se encarnan muy bien en Uchos, donde los sucesos de la historia
peruana (como la Guerra con Chile o las luchas internas por el
poder) se sienten sólo a través de la violencia
que sus pobladores padecen sin llegar a comprender.
En la novela hay una fuerte denuncia social. Los campesinos indios
son forzados a trabajar todo el año sin que cobrar nada.
En la novela, el autor ha creado un personaje rebelde y revolucionario:
Adela, hija de ricos hacendados que ha aprendido a amar a los
pobres a través del contacto con los sirvientes de su casa,
se rebela contra las injusticias, dirige a los campesinos en la
defensa de sus derechos y hasta participa en las luchas armadas
que buscan reividicaciones. La novela contiene bastantes pasajes
de denuncia social y nos cuenta el levantamiento de Atusparia
(pág. 322):
"Por primera vez iban [los campesinos]
dispuestos a decirles en su propia cara a las autoridades que
estaban desamparados y que la vida que llevaban era una vida peor
que la de los animales, eran forzados a trabajar todo el año
por las autoridades de las estancias y por los propios hacendados
y los curas sin que les pagaran nada." (Pág. 210)
"¿Es que no saben que tanto las autoridades del
gobierno como los curas de las iglesias y toda gente de tener
allá, en esas tierras de Ancash, abusa de los pobres de
las estancias, sobre todo, de los indios?" (Págs.
281-282)
El autor analiza las causas de los levantamientos
populares:
"Pero con la pobreza nunca se sabe,
un día de esos un pobre, cansado ya de maldecir la vida
en silencio, de repente abre los ojos y ve lo que ha visto siempre,
o sea, que ahí delante de él hay quienes tienen
de sobra, pero ahora siente cólera y sale con su palo o
con su piedra no a robar, sino a tomar lo que a él le corresponde."
(Pág. 282)
"robar a los que roban justicia es [...] devolver a la
gente lo que le han robado en su trabajo justicia es [...]que
a unos les sobre y a otros les falte, injusto es." (Pág.
408)
Por su estilo literario, la novela de Juan Morillo
ha heredado en forma creadora la novela picaresca española
y europea del siglo XVI, y la tradición de la narrativa
indigenista andina representada por escritores como los peruanos
Ciro Alegría (1909-1967, El mundo es amplio y ajeno)
y José Maria Arguedas (1911-1969, Los ríos profundos);
el boliviano Alcides Arguedas (1879-1946, Raza de bronce);
y el ecuatoriano Jorge Icaza (1906-1978, Huasipungo).
El éxito de la novela El Río que te ha de llevar
consiste en el excelente uso del monólogo interior y el
esmerado trabajo de composición psicológica y profundización
del personaje. El autor ha creado con gran destreza artística
varios personajes muy vivos, entre los que sobresalen la ciega
Zoila, Adán y Adela. Personalmente, considero que la descripción
psicológica de la pasión de Zoila por José
Gordo y la pasión de Adán por Adela constituyen
las partes más logradas de esta novela. Además,
esta obra describe una gran variedad de vívidos personajes
y escenarios sociales de la época, así como los
típicos paisajes andinos.
Por último, quisiera subrayar el mensaje que el autor nos
ofrece al finalizar su novela:
"La grandeza y la dicha no estaban en
levantar un lato cerco para vivir adentro olvidando cómo
malvivían los de afuera, sino en abrir todas las puertas
y hacer lo que era mandato de justicia: dar a la gente la dicha
de vivir de su trabajo." (Pág. 487)
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