Construir Beijing sin destruirla
Por nuestro reportero DENG SHULIN
TRAS ver los enormes
cambios operados en Beijing, un chino de ultramar de avanzada
edad que llevaba muchos años fuera del país exclamó
emocionado: "¡No puedo reconocerla!".
De forma parecida a este chino de ultramar, cuando regresan a
Beijing, muchísimos extranjeros que han trabajado en China
manifiestan su sorpresa ante los rápidos y múltiples
cambios que se han producido en la capital. Según sus habitantes,
la ciudad cambia de un día para otro.
 |
Torre de Flecha de la puerta delantera de
más de 500 años de historia, una de las construcciones
simbolizadas de Beijing, capital antigua |
Huang Yan, subjefe de la Comisión de
Planificación de Beijing, dijo: "A partir de 1949,
año en que se fundó la RPC, Beijing emprendió
la planificación de su construcción metropolitana.
Durante los años 50 a 60, el desarrollo urbanístico
de Beijing se guió por unas directrices bastante concretas
orientadas a la construcción de la nueva Beijing".
Una afinada planificación
urbanística
Construir bien la ciudad de Beijing, capital
de China, no es una tarea fácil. Desde la década
de los 50 del siglo XX, el gobierno de Beijing ha organizado numerosas
reuniones para elaborar diversos planes de construcción
urbanística. Dong Guangqi, antiguo subdirector del Instituto
de Investigación Urbanística de Beijing, ha participado
en todos los trabajos de planificación urbanística
de la capital. Dong dijo que el primer problema que tuvo que afrontarse
a comienzos de los años de 50 fue el de decidir como se
quería que fuese la capital de la nueva China; es decir,
el de definir detalladamente el camino que había de tomar
la construcción de la nueva capital.
En aquel entonces, el equipo de planificación urbanística
estaba integrado por unos pocos expertos que habían regresado
a China tras finalizar sus estudios en el extranjero, algunos
expertos rusos invitados por el Ayuntamiento de Beijing y un elevado
número de universitarios recién licenciados.
Teniendo en cuenta diversos problemas, como la alta cifra de desocupados,
el bajísimo nivel de vida del pueblo y otras dificultades
de los primeros tiempos de la nueva China, el Gobierno Central
decidió establecer el centro político, cultural
y económico no en una nueva zona, sino en la zona central
del casco antiguo de la ciudad. Influido por el modelo de Moscú,
a los largo de sus primeros 30 años el desarrollo de Beijing
tomó el camino de la industrialización. Posteriormente,
se cayó en la cuenta de que el desarrollo excesivo de la
industria dentro de las zonas urbanas acarreaba una serie de problemas,
entre ellos el del tráfico y el del suministro de energía
y agua, que obstaculizaban el buen funcionamiento de Beijing como
centro político y cultural. Por otra parte, la llegada
de nuevas técnicas trajo consigo la proliferación
de altos bloques de edificios, cuyo efecto estético no
armonizaba con la arquitectura de la vieja ciudad, de modo que
la protección de ésta se convirtió en una
tarea apremiante. Actuando en consecuencia, en 1983 la municipalidad
de Beijing elaboró una nueva planificación urbanística
en la que la capital se definía como centro político
y cultural de China, y como escenario de actividades internacionales.
Con esta decisión se desechó la idea de convertir
Beijing en una ciudad industrial.
Huang Yan dijo que en esa nueva planificación se concede
mayor importancia a la protección del casco viejo de la
ciudad y se tiene en cuenta su valor histórico y cultural.
Con el fin de adaptarse a las rápidas transformaciones,
en octubre de 1993 el Ayuntamiento de Beijing elaboró un
plan general de urbanización metropolitana para los siglos
XX y XXI.
En la presentación de dicho plan, Dong Guangqi destacó
dos aspectos del mismo: el primero era que el plan definía
lo que iba a hacerse no sólo en la última década
del siglo XX, sino también en la primera década
del siglo XXI; el segundo aspecto recalcado por Dong fue el hecho
de que era la primera vez que se trazaba un plan general teniendo
en cuenta las exigencias de la economía de mercado.
 |
La zona comercial del este de Beijing se desarrolla
rápidamente y en los próximos años experimentará
cambios considerables |
Según Huang Yan, este plan general contempla
dos grandes cambios estratégicos: el paso de la construcción
metropolitana del simple ensanchamiento de la ciudad a la consolidación,
el reajuste y la transformación de la construcción
urbanística; y el traslado del centro de gravedad de ésta
de las zonas urbanas a las afueras de la ciudad.
Durante los últimos 50 años, la municipalidad de
Beijing ha aplicado las medidas adecuadas de acuerdo con su propia
planificación urbanística. Tomando como centro la
plaza de Tian´anmen, la ciudad se divide en varias zonas
con distintas funciones: la zona urbana es el centro administrativo;
en el este se encuentra la zona industrial; en el sudeste, la
zona química y fabril; en el oeste, la industria metalúrgica
y de química pesada; en el nordeste, la industria electrónica;
y el noroeste, la zona universitaria (con unas diez universidades
y numerosos centros subordinados a la Academia China de las Ciencias).
Esta distribución se debe a la topografía de Beijing,
caracterizada por el relieve montañoso del noroeste y la
llanura del sudeste. En opinión de Huang Yan, licenciado
de la Facultad de Arquitectura del Instituto de Ingeniería
de Nanjing (actual Universidad del Sudeste), esta división
funcional de Beijing refleja la influencia de otras ciudades del
mundo.
¿Qué tipo
de ciudad quiere ser Beijing?
Muchos lectores quizás no comprenden
por qué Beijing se construyó tomando como centro
la plaza de Tian´anmen. Para explicar esta decisión,
es necesario presentar brevemente la historia de Beijing.
Beijing ha sido una de las siete grandes capitales de China durante
800 años. Cuando hoy hablamos de la ciudad antigua, nos
referimos a la parte correspondiente a las dinastías Ming
y Qing (1368-1911). Con sus 700.000 metros cuadrados y una superficie
construida de 150.000 metros cuadrados, el Palacio Imperial (conocido
también como la Ciudad Prohibida), es la mayor y más
completa residencia imperial del mundo. En reconocimiento de su
alto valor histórico, el Palacio Imperial, edificado hace
unos 600 años en el centro de la ciudad de Beijing tomando
como eje una línea que va de norte a sur, fue incluido
en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Desde los años 80 del siglo XX, Beijing viene dedicando
grandes esfuerzos a la resolución del problema del tráfico.
Pero a pesar de la construcción de multitud de calles,
autopistas, cruces a distinto nivel y vías rápidas
de circunvalación, y del ensanchamiento de muchísimas
avenidas y calles, el tráfico rodado sigue ocasionando
molestias a los habitantes de la capital.
Ante esta problemática, los ciudadanos se acuerdan de Liang
Sicheng, famoso arquitecto chino que desempeñó un
importante papel en la construcción metropolitana de Beijing.
Liang, diseñador del escudo nacional y del Monumento a
los Héroes del Pueblo alzado en la plaza de Tian´anmen,
se dedicó durante muchos años a la investigación
y la enseñanza de la arquitectura china antigua, terrenos
en los que hizo grandes contribuciones.
Uno de los puntos cruciales de la planificación urbanística
de la capital era la ubicación del centro administrativo
del Gobierno Central. En aquel entonces existían dos propuestas:
una de ellas, apoyada por algunos expertos rusos y los expertos
chinos Hua Nangui, Zhu Zhaoxue y Zhao Dongri, era la de situarlo
en la parte antigua; la otra, defendida por el mencionado Liang
Sicheng, Chen Zhanxiang y otros arquitectos, era la de situarlo
al oeste de la parte antigua, es decir, en el tramo comprendido
entre Yuetang y Gongzhufen.
Liang y Chen consideraban que la construcción de un nuevo
centro administrativo en la zona antigua presentaba dos dificultades.
En primer lugar, resultaba muy difícil construir un centro
administrativo de nueva planta que armonizara con el estilo arquitectónico
de la parte antigua de la ciudad. En segundo lugar, el espacio
disponible en dicha parte resultaba insuficiente.
Tanto Liang como Chen sostenían que la ubicación
del nuevo centro administrativo en las afueras orientales de Beijing
permitiría disponer de dos centros: uno en la ciudad antigua
y otro en la sede del Gobierno Central. Estos dos arquitectos
hicieron además una aportación de gran trascendencia
al construir una zona comercial en las afueras sureñas
de Beijing, lo que contribuyó a reducir la densidad de
población de la capital.
El debate entablado sobre este tema entre dirigentes y arquitectos
sigue abierto.
Finalmente, la construcción urbanística de Beijing
se llevó a cabo de acuerdo con la primera propuesta, es
decir, la consistente en situar el centro administrativo en el
casco antiguo de la ciudad.
Hay quienes opinan que el desorden urbanístico de Beijing
se debe al rechazo de la propuesta de Liang y Chen. Aunque no
les falta razón, también es cierto que tal desorden
tiene raíces históricas. En efecto, en los primeros
años de la nueva China la situación financiera del
Estado era muy precaria, el nivel de vida del pueblo era relativamente
bajo y muchos de quienes participaron en la elaboración
de la planificación urbanística eran partidarios
de concentrar los esfuerzos en el Palacio Imperial.
El 11 de octubre del 2001 un periodista de nuestra redacción
hizo un reportaje sobre dos conocidos personajes: Wu Liangyong,
miembro de la Academia China de las Ciencias, miembro de la Academia
China de Ingeniería y profesor de la Universidad Qinghua;
y Liu Xiaoshi, consejero de la municipalidad de Beijing y jefe
del Departamento Administrativo de Planificación Metropolitana
de Beijing. En dicho reportaje Wu, que había sido ayudante
de Liang, manifestó lo siguiente: "La construcción
y la protección constituyen una antítesis. El objetivo
último del proyecto de Liang y Chen era resolver dicha
antítesis, puesto que asignaba un lugar adecuado para el
establecimiento de un centro administrativo moderno y, al mismo
tiempo, tenía en cuenta la protección de la parte
antigua de la ciudad".
El académico Wu escribió recientemente este comentario:
"El fracaso de la propuesta de Liang y Chen obedeció
a muchas razones. La principal fue que el proyecto que presentaron
no despertó el interés de los ciudadanos y que los
argumentos esgrimidos en su defensa no estuvieron a la altura
de las circunstancias".
Liu, por su parte, dijo lo siguiente: "Sea como fuere, el
rechazo de la propuesta de Liang y Chen fue un error, ya que si
bien en aquel entonces los recursos económicos del Gobierno
eran escasos, éstos habrían bastado para construir
los edificios más necesarios, dejando para más tarde
la construcción de los restantes". A continuación,
Liu formuló la siguiente interrogación retórica:
en una época en la que China recibía el asesoramiento
de Rusia en diversos campos, ¿a quién iba a hacer
más caso: a un experto estadounidense, a uno británico
o a uno ruso?
La nueva Beijing y los
nuevos JJ.OO.
 |
El cruce a distintos niveles de Xizhimen,
reconstruido hace dos años |
La construcción urbanística de
Beijing avanza a un ritmo relativamente rápido, que con
la designación de la capital como sede de los Juegos Olímpicos
del 2008 no hará sino acelerarse.
Para la celebración de dichos Juegos serán necesarios
37 estadios y gimnasios, 32 de los cuales estarán en Beijing.
Ello obligará a la capital no sólo a construir ocho
nuevas instalaciones deportivas, sino a renovar las ya existentes.
Huang Yan, subjefe de la Comisión de Planificación
de Beijing, ha dicho que entre los años 2001 y 2005 el
Ayuntamiento de Beijing invertirá 180.000 millones de yuanes
(22.500 millones de dólares) en la construcción
de 11 nuevas autopistas y de la cuarta y quinta autovías
de circunvalación. En 2008, de los actuales 54 kilómetros
de vía férrea se habrá pasado a 200 kilómetros
distribuidos en 27 líneas. Huang aseguró además
que en el 2008 el tráfico habrá mejorado considerablemente.
En cuanto a la protección del medio ambiente, se construirán
plantas para el tratamiento de aguas residuales y se levantarán
barreras forestales. Las cuatro plantas de este tipo con las que
Beijing cuenta actualmente tratan el 40 por ciento de sus 2,5
millones de toneladas diarias de aguas residuales. Se prevé
que en el 2008 finalice la construcción de 12 nuevas plantas.
Por otra parte, la municipalidad de Beijing ha decidido levantar
una barrera forestal entre la cuarta y la quinta autovía
de circunvalación, cuya superficie será de 120 kilómetros
cuadrados, es decir, quintuplicará la del Palacio de Verano.
Tras 50 años de desarrollo urbanístico y elevadas
inversiones en estudios, los beijineses se han dado cuenta de
la importancia que reviste la protección del casco antiguo
de su ciudad, cuya importancia cultural se ha revalorizado a raíz
de la elevación del nivel de vida. Según Huang Yan,
el centro histórico de Beijing ocupa una extensión
de 62 kilómetros cuadrados. Si bien resulta imposible conservar
íntegramente el casco viejo, lo que sí es viable,
y necesario, es preservar la fisonomía original de la parte
antigua, el Palacio Imperial, los ejes del trazado de la ciudad,
el sistema de canales y 25 zonas de valor histórico y cultural.
Huang añadió que, con el fin de proteger el casco
antiguo, las industrias situadas dentro de los límites
marcados por la cuarta autovía de circunvalación
deberán trasladarse gradualmente a las afueras de la ciudad.
En los próximos años Beijing deberá afrontar
resueltamente el desafío que supone armonizar la modernización
y la expansión de la capital con la protección de
sus lugares de interés histórico y cultural.
En cuanto a las viviendas que amenazan ruina, los gobiernos de
los diversos niveles deben recabar las opiniones y sugerencias
de los ciudadanos, aprobar proyectos de construcción idóneos
y buscar un equilibrio entre la renovación urbanística
y la protección medioambiental.
La población de Beijing, que en 1949 era de 2,09 millones
de habitantes, llegó en el año 2000 a los 13,8 millones.
Con el fin de aliviar la presión demográfica, fomentar
un desarrollo saludable y proteger el casco antiguo, en los últimos
años la municipalidad de Beijing ha realizado redistribuciones
de la población urbana y ha planificado la construcción
de diez poblaciones urbanas laterales y 14 ciudades satélite,
cada una de las cuales cuenta con entre 250.000 y 400.000 habitantes.
Polémicas sobre
la construcción de Beijing
La construcción de la metrópoli
avanza con más rapidez que tino, ya que la altura, la ubicación
y el valor de algunos edificios nuevos son poco razonables. Aunque
se han levantado numerosas construcciones de gran altura y belleza,
no existen edificios que reúnan las condiciones que exige
la celebración de encuentros políticos y culturales
internacionales de alto nivel, como la cumbre de la Cooperación
Económica en la Región Asia-Pacífico (APEC,
en sus siglas inglesas) y el Foro Fortune. La construcción
de edificios modernos ha perjudicado en gran medida al casco antiguo
de Beijing y a su milenaria fisonomía original. Se trata
de una problemática que preocupa tanto a las autoridades
gubernamentales como a los ciudadanos comunes.
Aunque en algunos países desarrollados ya no se construyen
rascacielos, en Beijing hay arquitectos que siguen empeñados
en levantar edificios de 400 o 500 metros de altura. En la actualidad
existen diversas polémicas centradas en la Plaza del Este,
la Avenida de la Paz, la Calle de las Finanzas, el Gran Teatro
de China, etc.
La Plaza del Este, situada en la Avenida de la Paz Eterna, cerca
de la Tribuna de Tian´anmen, tiene una altura de entre 50
y 60 metros y una superficie construida de 750.000 metros cuadrados.
Esta construcción, grande como una montaña, perjudica
gravemente la armonía de la Plaza de Tian´anmen.
El Gran Teatro de China, diseñado por el arquitecto francés
Paul Andreu, ocupará una superficie de 180.000 metros cuadrados
situada en el lado occidental del Gran Palacio del Pueblo; en
el tendrán cabida un teatro de la ópera, un auditorio,
un pequeño teatro y otras instalaciones, todo ello bajo
una gigantesca cúpula de titanio y cristal. Hay quienes
consideran que la presencia de este coloso arquitectónico
en la Avenida de la Paz Eterna, cerca del Palacio del Pueblo,
no armoniza con el aspecto del casco antiguo de Beijing. Pero
los partidarios de dicho proyecto opinan que el original estilo
arquitectónico del Gran Teatro de China no supondrá
una amenaza para la armonía estética de la zona
y que quienes ahora lo rechazan poco a poco irán aceptándolo,
puesto que, al fin y al cabo, los beijineses se sienten atraídos
por lo extranjero.
Lo más estimulante es que el Ministerio de Construcción
de China ha aprobado el proyecto de convertir Beijing en una gran
metrópoli mundial en el siglo XXI, proyecto elaborado a
lo largo de dos años por más de cien profesores,
investigadores y expertos dirigidos por Wu Liangyong, miembro
de la Academia China de las Ciencias. Gracias a este proyecto,
Beijing podrá expandirse hacia las zonas no urbanizadas
de Beijing, Tianjin y el norte de la provincia de Hebei.
Una vez concluido dicho proyecto, Beijing se habrá convertido
realmente en una metrópoli mundial capaz de desempeñar
el papel que le corresponde en la celebración de actividades
políticas, económicas y culturales de nivel internacional.
|